El autobús de las sorpresas, me encantan las historias con mujeres maduras así como de exhibicionismo
Soy un asiduo lector de sus relatos, me encantan las historias con mujeres maduras así como de exhibicionismo y es por ello que quiero contarles lo que me pasó hace unos días.
Mi nombre es Eduardo, soy de Perú y tengo 25 años y quiero compartir esta historia con ustedes. Soy un asiduo lector de sus relatos, me encantan las historias con mujeres maduras así como de exhibicionismo y es por ello que quiero contarles lo que me pasó hace unos días.
Primero me debo describir mido 170 de, contextura normal, ojos pardo, gracias al trabajo que tengo me mantengo en buena forma, me dirigía a mi trabajo en autobús, en las mañanas viaja lleno lo cual es divertido porque se puede manosear a alguna que otra chica, ustedes saben todo de buena onda.
Sigo con mi relato y en el autobús, me doy cuenta que estaba una mujer muy bella por cierto a mi lado, tenía más de 36 años, bellos ojos, cabello marrón, pero muy suave, algo rellenita, pero sin abusar, lo que me llamó la atención fueron esos senos de más 100 de copa así con un par de nalgas que ya quisieran muchas chicas delgadas, además llevaba un traje del tipo que usan las secretarias ustedes entienden, y medía más o menos 150.
Para ella era difícil sostenerse en el pasamanos y su cuerpo lo acercaba sin querer a mi mano la cual sin querer tocó su seno izquierdo, pero fue casual, a mi me excitó esa situación y como había mucha gente me animé y como quien no quiere la cosa pasé un dedo muy despacio cerca de su seno, pero solo el contorno, me di cuenta que ella no decía nada así que tomé confianza y ahora eran dos, que no solo pasaban alrededor sino además la acariciaba, noté que ella sentía mis dedos que pasaban suavemente por su seno sin llegar al pezón como se ruborizaba, pero no se movía así que me acerqué más y comencé a acariciarlo con tres dedos y llegué a su pezón, estaba erecto que rico lo podía sentir durito…
No decía nada y yo estaba excitado, así que olvidándome de los demás con mi mano derecha sobe ese rico seno derecho desde atrás muy despacio, pero intenso y traté de que sintiera mi pene atrás de ella, así que le dije:
– Disculpe sabe ¿qué hora es? Si son las ocho de la mañana.
Maldición se me hace tarde, a la mierda el trabajo pensé esto no llega todos los días; así que ahora puse mi pene entre sus nalgas y ella ni se incomodó, es más sentí como inconscientemente se pegó a mi, ummm que rica esta. De todas maneras debía bajarme no sin antes dejarle mi número en un papel y escribiéndole que estaba buenísima, y bajé del carro. Iba a tomar otro carro para ir a mi trabajo porque me había pasado más de 20 calles además que era tarde, pero sorpresa la mujer bajó del ómnibus a una calle, me acerqué, la llevé al callejón sin salida, y sobre todo casi sin luz, la besé con pasión, con mis manos en sus pechos metí mi lengua hasta donde pude, ella gemía como loca, era verdad estaba muy excitada así que me quité el pantalón y le puse mi pene en su boca, ella me lo chupó con mucho fervor…
Lo que más me excitó fue que lamiera mi pene y luego se lo pasara por la cara como si fuera lo más preciado para ella. No aguanté así que le abrí las piernas, le rompí el calzón y se lo metí, que delicia, bombee lento, y luego más rápido hasta que ella gritara como una poseída, mientras yo le comía esas ricas tetas hasta que sentí que ella tenía un orgasmo, así que apresuré más mi ritmo, cuando sentí que terminaba se la saqué y la obligué a que se tomara todo y me dejó el pene muy limpio.
Le pregunté su nombre, pero no me lo quiso dar ya que así era más excitante, yo acepté, antes de irnos la follé dos veces más incluso por el ano cosa que me excitó por ese par de nalgas, pensar que era mío. Como premio me llevé su calzón blanco ya que me imaginaba que pensarían en su trabajo cuando se dieran cuenta que no llevaba calzón.
Desde ese día la he buscado varias veces más, pero no la he encontrado, así que estés donde estés sos un bombón y espero volver a repetirlo.