El profesor de mi novio se aprovecha de mi cuerpo
Después de mucho tiempo y esfuerzo, lo había conseguido. Mi novio había terminado la carrera de Ciencias Ambientales y yo le estaba acompañando en la ceremonia de graduación. Los últimos meses habían sido duros, enfrentandose a trabajos y exámenes nos habíamos visto poco y yo tenía la esperanza de poder pasar más tiempo con él una vez terminadas las épocas de estudio.
Nos encontrábamos en su universidad. Él iba realmente elegante, con una camisa blanca bajo una americana negra, con corbata y pantalones a juego. Todo el mundo estaba muy contento y sonreía mientras se hacían fotos, saludandose profesores y alumnos a la par.
Yo me encontraba acompañándole y hablando con su amigos y compañeros. Siendo el principio del verano me había puesto un vestido con falda abierta, no ajustada, típico de los vestidos de verano. Era de un color azul intenso que contrastaba bien con mi piel blanca y mi melena rubia hasta la mitad de la espalda.
Hubo un instante en el que me quedé sola y estuve esperando a ver a alguien para hablar, cuando un señor de uno 40 años se puso frente a mí. Sonriendo educadamente.
– Hola! Tu debes de Marina verdad? La novia de Alberto – dijo
– Sí, soy yo – respondí – ¿me conoce? –
– Si y no jaja te he visto alguna vez por el campus cuando has venido a verle. ¡No pasas desapercibida! – consetó sonriendo
El comentario no me hizo la mínima gracia pero no quería joderle el día a mi novio con problemas así que me tragué mi orgullo y contesté:
– jajaja bueno, muchas gracias –
– No me he presentado, me llamo Juan. Soy uno de los profesores de Alberto. La asignatura de Mecánica. ¿Te suena? –
Claro que me sonaba. Ese era el hijo de puta que suspendía año tras año al a inmensa mayoría de la clase. Buena parte de la culpa de que no pudiera pasar tiempo con mi novio erá por él. Por suerte todo eso había acabado.
– Sí, algo me suena – dije perdiendo la paciencia – En fin, un placer hablar con usted – contesté esperando poner fin a la conversación.
– Un segundo. Realmente quería hablar contigo. Verás ha habido un problema con su examen y tengo que hablar con él. Le he citado en mi despacho ahora mismo, ya debe estar esperándome, supuse que querrías estar con el. ¿Me acompañas?
Yo no me lo podía creer. ¿Un problema con su examen? ¿le iba a suspender el día de su graduación? Menudo cabronazo. Le dije que fueramos, seguro que Alberto estaba destrozado.
Una vez en el despacho, cerró la puerta. Alberto no estaba y no me gustaba la situación. Le pregunté que de que coño iba todo esto y me respondió:
– Verás, el examen de Alberto está suspenso, pero lo está porque yo quiero. Desde que te vimos con él un dia en la universidad todos los profesores hemos perdido la baba por follarte y esta es mi oportunidad de hacerlo. Si sales por esa puerta antes de que yo lo diga, tu novio se va a pasar un año más wn la universidad solo con mi asignatura. Y ya vermeos si la aprueba le año que viene. ¿Qué te parece?
Yo no me lo podía creer. ¡El cabrón me estaba chantajeando! Empecé a temblar mientras la información se agolpaba en mi cabeza. No podía dejar que ese tio me follara. ¡Un profesor de mi novio! Sería una gran humillación para él. Seguramente más que suspender ahora la asignatura… ¿o no? Yo sabía que se hundiría si suspende ahora. Al fin y al cabo sólo sería una follada. Nadie tendría por qué enterarse. Unos minutos más y todo el mundo estaría feliz.
– ¿Y bien? ¿aprueba o suspende?
– ¿Sólo…sólo un polvo? ¿Nada mas? ni besos ni caricias, lo más rápido posible – dije
– Claro preciosa – respondió sonriendo – Descálzate y quitate lo que lleves bajo el vestido. te voy a follar con él – me dijo mientras se desabrochaba el pantalón. – ¿Entonces va a ser aprobado?
– Si…
– ¿Cómo?
– A..aprobado – dije con un hilo de voz
– Perfecto. Pues arrodillate delante de mi.
Yo lo hice con la mente en blanco. Intentando que aquello pasara como un mal sueño. Me hizo sacarle su miembro. Estaba bien duro, de tamaño normal y muy limpio. Lo cogí con la mano intentando que no se me notara mucho el asco que me daba. Me di cuenta de su dureza. Estaba muy excitado el cabrón. Supuse lo que quería y me lo metí en la boca. No sabía mal, pero la situación era excesivamente humillante. Empecé a mamarla con esmero, a ver si terminaba rápido, pero él tenía otros plantes. Me cogió del pelo y me levantó para tumbarme boca abajo contra la mesa. Los pies apenas me llegaban al suelo de puntillas. Mi cadera quedaba al altura de su polla dura. Se colocó detrás de mi y sobó mi culo. Cada mano sulla ocupaba una de mis naglas. Las abrió bien y restregó su polla húmeda contra mi coño. Yo cerraba los ojos fuerte esperando a recibir una estocada seca hasta el fondo. Sentía su polla subir y bajar por mi raja, separando los labios y mojándome con mi propia saliva. En uno de sus movimientos la cabeza de la pollá se colocó en mi agujero y empezó a empujar muy muy despacio. Notaba como mi vagina, sólo lubricada por mi abundante saliva, era dilatada a la fuerza. Sentía como entraba en lo más profundo mientras todos mis músculos se tensaban y yo me moría de vergüenza y humillación.
Llegó al fondo. Apretó bien, y sujetó mi cabeza y empezó a sacarla casi toda y a meterla entera una vez tras otra. Siempre despacio, disfrutando de mi reacción de rechazo. Poco a poco empezó a aumentar el ritmo mientras me recordaba lo mucho que lo había deseado. Yo intentaba no mostrar emoción alguna pero sentir esa polla dentro de mi y estar permitiendo que sucediera me estaba destrozando mentalmente. Oía cómo chocaba su cadera contra mis nalgas y cómo si muerpo entero se movía alante y atrás al ritmo de sus embestidas. Me daba nalgadas y me decía:
– Ojalá pudieras ver cómo está entrando mi polla dentro de ti –
Esa imagen venía a mi cabeza junto con la sensación de tenerla realmente dentro de mí. Hacía que se me saltaran las lágrimas de la humillación.
Al cabo de un rato sus embestidas fueron mucho más profundas. No rápidas pero cada una tenía una fuerza y una profundidad que me hacían gruñir para no gritar…y entonces sentí como paraba, dentro de mi, y cómo su polla vibraba junto con la invasión de su semen. Llevaba el depósito lleno el cabrón.
Yo ya no podía más. Le sentí salir de mi y como su semen resbalaba por mis piernas. El reía para sí mismo mientras me miraba. Yo estaba con la mirada perdida intentando encontrar fuerza de voluntar para salir de ahí. Me empecé a incorporar lentamente cuando Se abrió la puerta, y apareció otro hombre, un poco más mayor que mi violador. Al verme sonrió abiertamente. Cerró la puerta y vino hacia mí.
– ¿Qué coño pasa? ¿Qué es esto? – dije asustada mirando a Juan
– Ya te dije que todos los profesores perdíamos la baba por tí. Yo que tu me recostaría otra vez. Te has portado muy bien conmigo, ahora te toca repetir.
– No! No joder esto no era lo acordado! – Grité desesperada mientras el otro profesor se bajaba los pantalones y dejaba ver una polla más gránde que la que me llenaba hace un momento.
El hombre me sujetó sin decir una palabra.
– ¡NOOOO! ¡PARAD! ¡PARAAAAAD!
Me tumbó de nuevo en la mesa y sin mediar palabra, violentamente, me la clavó hasta el fondo. Ahí solté un grito de sorpresa. Lloraba mientras el hijo de puta me violaba y me sujetaba fuerte. Al cabo de un minuto, sacó su polla, escupió en mi ojete y me la empezó a meter por le culo sin parar, como una embestida sola embestida, pero no de un golpe. Nunca lo había hecho por ahí y de repente sentí como una polla de buen tamaño se habría paso sin pausa. Ahí intenté luchar. Mis piernas ya no tocaban el suelo, estaban encogidas intentando apartar el hijo de puta ese. Cada vez estaba más profundo. Yo gritaba y lloraba intentando empujarme con la mesa pero me tenía bien sujeta.
Al fin llegó al fondo. Notaba mi culo bien lleno. Palpitaba por le dolor, y notaba su polla extremadamente dura. Con las primeras embestidas, vi cómo se abría la puerta y aparecían otros dos profesores. Yo grité
– ¡Noo! ¡Noooooo! –
Mientras una polla me taladraba y la de uno de los profesores recién llegados ocupaba mi boca hasta la garganta…
Continuará…?