Imaginaros tener a una chica, que se llame Julia, con un cuerpo perfecto a tu cargo con el uniforme del equipo ceñido a su cuerpo
Imaginaros tener a una chica, que se llame Julia, con un cuerpo perfecto a tu cargo con el uniforme del equipo ceñido a su cuerpo y no podéis hacerle ni decirle nada por ser su monitor de voleibol , estaríais todo el día cachondos… pues esta es mi historia.
Hacía tiempo que era entrenador de un equipo juvenil de balonvolea, chicas de la categoría juvenil es decir de 19 años, todas con su pantaloncillos azul marino ceñidos a sus culitos y camisetas muy ceñidas, con solo pensarlo se te pone dura, pero todas esas eran mis chicas.
Un sábado por la mañana y teníamos partido. El día era muy caluroso. Ellas llevaban puesta su equipación.
Cuando acabó el partido se fueron a las duchas mientras que yo recogía las pelotas y camisetas que me dejaban las chicas a la salida del vestuario para lavarlas y traerlas para el próximo partido.
Casi había terminado de recoger mis cosas cuando vi salir de su despacho a Fermín, Fermín es el médico del equipo.
– ¿ Que pasa Fermín?, creía que te habías ido.
– Yo no, tengo a Julia en la enfermería dice que tiene un dolor en la pierna, voy a coche a por linimento y luego voy a la comunión de mi sobrina.
– Oye, ¿ quieres que me ocupe yo? – le dije.
– No te importa?
– Claro que no, tio.
Fuimos al coche y me dio una pomada para Julia. Entré en el pabellón y cerré la puerta, las chicas se habían ido sólo quedabamos Julia y yo y en las gradas estaban mis cosas personales.
Llámame a la puerta.
– TOC TOC TOC, me han dicho que hay una mocosa que se ha hecho daño en la patita.- le dije al entrar siempre tenía esa clase de bromas con mis chicas.
Estaba sentada en la camilla con la rodillera derecha quitada aún con el uniforme sudado. Julia es una chica rubia de 1,70, atlética con unos pechos enormes es la que sin duda más tenía, y su culo se había formado en años de práctica de deporte y lo tenía redondo redondo y muy duro. además de todo esto Julia era la capitana del equipo, el alma una chica responsable y formal o al menos eso parecía.
– Si, me duele la rodilla, viejo pervertido – me respondió ella con el mismo tono de broma.
– Ja ja ja ja , no pasa nada me ha dicho Fermín que se tenía que ir pero que te pusiera este balsámico en el rodilla.
– vale – dijo ella
cogí la banqueta de la enfermería y me puse enfrente de ella y le dí conversación mientras le extendía la pomada
– ummmm, has jugado un buen partido –
– Shhh – dijo ella – si.
– Perdona ¿ está frío no? – le pregunté.
– Un poco – respondió yo calenté un poco las manos con la crema en mi manos y volvía a poner la crema en la rodilla.
– Si, hemos jugado bien y que lastima que hayamos perdido. – dijo ella
– Sí, bueno otra vez será si ganamos los tres próximos partidos estaremos clasificados para el campeonato de Andalucía.
Me estaba fijando en su cuerpo sudado encima de la camilla mientras le extendía la crema por la rodilla, y hablaba con ella, y seguía extendiendo la crema por su pierna,
Seguía hablando con ella del partido cuando ella me dijo.
– Esa no es la rodilla, entrenador – miré abajo y me di cuenta que le estaba acariciando el muslo casi podía tocar con la yema de mis dedos su coñito, pero ella no había dicho nada hasta ese momento y además me había abierto sus piernas, donde pude ver que entre ellas había una humedad, se había puesto caliente.
Me levanté y empecé a lavarme las manos
– Entrenador cree ¿que tengo un cuerpo sexy? – Me dijo mientras me secaba las manos.
– Si ¿nunca te lo dijeron? – le dije.
– Claro entrenador.… me lo dicen todo el tiempo, sobretodo las compañeras. Pero no ningún hombre, es más creo que ninguno puede resistirse al ver a una mujer con esta equipación
– Tienes razón… ningún hombre se resiste, y menos si esa mujer eres tú.- le dije mirándola a la cara.
– Jajaja ¿enserio? Osea que… ¿tu tampoco te resistes? – dijo ella bajando de la camilla, cojeando
– Ja ja ja ja yo soy tu entrenador, te tengo muy vista. – dije acercándome a ella para ayudarla a andar.
– ¿has tenido alguna fantasía conmigo? – me dijo al oído mientras me pasaba el brazo por el cuello y yo la cogía de la cintura
– Julia, que soy tu entrenador.- le dije mirándola a la cara
– Pero también un hombre.- dijo ella mirándome a los ojos y a la boca
Hubo un momento de silencio donde sentí sus pulsaciones aceleradas, ella estaba nerviosa. Mis pulsaciones también se aceleraron. La miré los ojos y luego cambie la mirada a sus labios, me había calentado tanto, que sin pensarlo dos veces me lancé sobre ella y la besé mientras la subía a la camilla nuevamente y la despoje de su camiseta y su sujetador, ella abría sus nalgas con suavidad para que mi cuerpo entrara en medio y mis manos estaban en su trasero y con sus manos levantó mi camiseta haciendo que me la quitara.
Con su lengua recorrió mi boca, y después la pasó por mi cuello hasta llegar a mi oído, donde la introdujo haciendo movimientos ondulatorios.
– No sabes cuantas noches me he tocado pensando en ti, entrenador. – me susurró
Me arrodillé delante de ella en la enfermería, y tiré de su pantaloncillo azul marino hacia abajo para quitárselo junto con los botines, los calcetines y su otra rodillera.
Besé sus piernas mientras las acariciaba, llegué a su monte de Venus y con la otra mano agarraba uno de sus senos, ya duros y ardientes de pasión. Ella, por su parte acariciaba mi cabello y gemía de placer.
Me levanté y agarrándola de sus caderas con fuerza la pegué a mi, chocando mi polla en mis vaqueros contra su coño le dije
– Sabía que no eras la niña buena que haces ver…-
– ¿ eso te gusta? – me preguntaba ella agarrándome del cuello.
la miré de arriba a abajo sus labios, su cuello, su pechos, su coñito sus piernas y luego de abajo arriba quedándome mirándola a la cara –
Si – comencé a chupar, lamer, morder, pellizcar y apretar fuertemente sus duros pezones.
Luego bajé lentamente por su abdomen hasta llegar a su conchita húmeda y caliente. Le abrí los muslos e introduje mi lengua en su vagina.
- mmmmmmmmm que me gusta – dijo ella acariciando mi cabello.
Yo continuaba lamiendo su coñito mientras la escuchaba gemir de placer, le estaba comiendo el coño a una de mis niñas, y la muy guarra se estaba dejando. Empezó a tener un orgasmo tras otro y con cada orgasmo me llenaba la boca de sus jugos, eran deliciosos
– Folllaméééé Me gritaba conmocionada por su último orgasmo
Obedecí y en dos segundos ya me había bajado mi pantalón y mi calzoncillo a hasta las espinilla, me había puesto un condón y mi polla estaba lista para entrar en su húmedo y babeado coño, la jalé de las piernas acercándola a mi cuerpo y la penetre sin reparos. La estaba penetrando por su coño fuerte y rápidamente.
– aaahah… aaaaahh… siii… ummm…… pero… aahh… mas rápido… ooohh – decía ella.
– Te gusta, verdad guarrilla? – le respondía a ella que ya no podía besarme solo gemir de placer
– Más fuerte, aaahhh… aaahhh… siii…
Así estuvimos un buen rato; entre embestidas y embestidas. Luego me corrí todo en el condón.
Tras un rato para recuperar el aliento la cogí en brazos y nos dirigimos a las duchas y nos bañamos juntos. En las duchas ella me quitó el condón y me la estuvo mamando hasta me la volvió a poner dura luego se la metí por el culo hasta que me volví a correr
Salimos y sequé su cuerpo sensualmente mientras la besaba y la acariciaba me fijé que la pierna ya no le dolía pero ahora el dolor le venía de otros sitios, pero esos sitios se acostumbraron a mi polla en poco tiempo, pero eso es otra historia que os contaré en otro momento.