Le bese primero los dedos y a continuación la mano derecha, le acaricie la cara y la conduje suavemente hacía la cama, ella se estiró vestida
Me encontraba en la ciudad de Madrid por cuestiones de trabajo y me alojaba en un hotel céntrico, cerca de la estación de metro de Nuevos Ministerios. Ahí sucedió todo, referente a sexo por supuesto
El último día llegué al comedor a cenar y me encontré con todas las mesas ocupadas. En un rincón observé que había una mesa de cuatro ocupada por una señora de unos 40 años, me acerqué y le pregunté si le importaba que me sentase, y ella me respondió que adelante.
Ella se dedicaba a la venta de vinos, por parte de una empresa bodeguera de una zona del norte de España, y sobre el tema de los vinos empezamos a conversar, ella me informó de la calidad de sus vinos y de los de su zona de denominación de origen.
Al acabar la cena salimos a dar una vuelta por la zona, ella se empeñó en que probara su vino, pero no tenían en el bar al que fuimos, y yo le planteé la posibilidad de probarlo con las muestras que tenía en la habitación, enseguida observe que se le brillaban los ojos, en parte por las bebidas que habíamos consumido y en parte por la propuesta encubierta que le estaba haciendo, ella comenzó a reír y aceptó mi propuesta.
Subimos a su habitación y abrió una botella de vino, me explicó que era la mejor de su bodega, y realmente estaba muy bien, para acompañarla abrimos una bolsa de almendras, cuando ya llevábamos media botella nuestras manos coincidieron en el plato de las almendras, y con suavidad comencé a acariciarle los dedos, no me rechazó, pero me comentó que le gustaba que fuera suave.
Le bese primero los dedos y a continuación la mano derecha, le acaricie la cara y la conduje suavemente hacía la cama, ella se estiró vestida, y comencé a besarle por encima de la ropa, lentamente le fui quitando la ropa, cuando solo le quedaba la ropa interior, ella me pidió que parase, me estiro sobre la cama y se puso a besarme el cuerpo por encima de la ropa. Cuando llegó a la entrepierna liberó al pajarito de su jaula, y comenzó una estupenda mamada, yo aprovechaba la situación para desnudarla, de tal manera que no tardó en colocarse encima de mí, en la posición del chino, con su cabeza a la altura de mis pies, la cabalgada acabo con un orgasmo por parte de ella, y los pantalones sucios. Yo me desnude rápidamente, y después de pasarle la lengua por su entrepierna y su clítoris, le abrí las piernas y la penetré, mi cabalgada acabó en un orgasmo mutuo, y le bañe sus entrañas con mi semen.
Estuvimos hablando un rato, me explicó que le habían ocurrido varias historias parecidas, y que yo le había gustado mucho, le pedí que me explicara estas historias.
Cuando acabó de explicarlas íbamos los dos muy calientes, y nos enzarzamos de nuevo, la sesión empezó con un 69, continuamos repasándonos el cuerpo con nuestras bocas, lenguas y manos, nuevamente ella se subió encima, y luego fuimos cambiando de postura, ella tuvo varios pequeños orgasmos, y ayudado por mis dedos uno fuerte, que coincidió con el mío, y esta vez le regué sus hermosos pechos.
Quedamos abrazados un rato, nos duchamos y prometimos volver a vernos, pero eso ya es otra historia.