Me encanta bailar desnuda frente a mis hermanos mayores
TAMBIEN BAILO DESNUDA
Mi nombre es Anabell, tengo 22 años y soy asidua lectora de los relatos que se publican en esta extraordinaria pagina, es la primera vez que me atrevo a escribir un relato de mis experiencias personales estimulada por el relato publicado hace unos meses en esta web, en la categoría de Confesiones, bajo el titulo » Me Encanta Bailar Desnuda» de autora anónima.
En el relato referido narra situaciones con las que me identifico de manera asombrosa de tal suerte que bien pudiera ser mi historia, o que me lo estoy «fusilando», sin embargo existen algunas diferencias que a la vez lo hacen totalmente distinto, a mí también me encanta bailar desnuda, me excita sobre manera y me pone muy cachonda, deseosa de sexo, y me inspira a entregarme a los placeres de la carne con el primer hombre que aparezca en esos momentos.
Las diferencias principales que existen con el relato mencionado son, que yo no bailo desnuda en lugares públicos, aunque no es nada mala la idea de intentarlo, lo hago solo en mi casa. Mi audiencia no es numerosa o ante desconocidos, solo lo hago para dos personas, mis hermanos mayores, de 26 y 27 años respectivamente. No consumo «éxtasis» para reforzar mi lujuria, solo fumo la mariguana que acrecienta mi placer sexual. Aunque tengo deseos de hacerlo, no me entrego a los placeres con cualquier chico o chicos que conozca ocasionalmente, solo lo hago con mis hermanos y separadamente con mi novio en turno, quien por supuesto ignora que lo hago con mis hermanos y acostumbro cambiar de novio constantemente. Mi confidente no es mi prima sino una amiga que haca lo mismo con su hermano.
En fin que esta narración verídica empezó hace ya casi cuatro años, cuando descubrí que no les era sexualmente indiferente a mis hermanos y como en casi todas las familias ellos me espiaban cuando me bañaba o me cambiaba de ropa, y se hacían la ya tradicional masturbación con mi ropa intima sucia, me desnudaban con la mirada y no desaprovechaban cualquier oportunidad de mirarme las piernas y las pantaletas, que por cierto me fascina la lencería pequeñita y atrevida, todo eso me ponía muy caliente haciendo que me masturbara fantaseando que era cogida por ellos y en múltiples ocasiones me volvía a poner las pantaletas con las que ellos se habían frotado la verga para imaginar que tenia ésta entre mis piernas aprisionándola contra mi vulva, así que les facilitaba esas excitantes tareas dejándome ver y poniendo a su alcance mi ropa interior sucia fingiendo no darme cuenta de nada.
Como lo dije antes me fascina bailar desnuda y me pone caliente aunque siempre lo hacia a solas en mi recamara o al estarme bañando, pero cuando bailo en alguna fiesta o antro imagino que estoy desnuda, me pongo extremadamente cachonda y mojo las tanguitas. Cuando descubrí que era espiada por mis hermanos la excitación se acrecentó de manera incontenible y bailar desnuda ante su furtiva mirada me llevaba al orgasmo al saber que estaba siendo deseada sexualmente por ellos.
Un día que estaba sola puse música a todo volumen y bailaba con erotismo en la sala de la casa manteniendo los ojos cerrados fantaseando estar desnuda en un lugar publico, no me di cuenta cuando mis hermanos entraron y se dedicaban a verme sin hace ruido, cuando me di cuenta deje de bailar pero ellos insistieron en que continuara, ya estaba lo suficiente caliente y les complací sin dejar de mover mi cuerpo con lascivia, ellos me devoraban con la mirada seguramente imaginándome en ropa interior o encueradita, tal como acostumbraban a verme cuando me espiaban.
Esta situación se repitió de manera reiterada a petición expresa de ellos diciéndome que lo hacia muy bien y les gustaba verme para aprender algunos pasos, yo sabia que era mentira y que lo que realmente querían era verme moviéndome con lujuria y excitándose pues de reojo les veía con se formaba el bulto de su erección bajo sus pantalones, lo que me ponía muy deseosa y lo hacia con total complacencia e intención de excitarles tanto como yo lo estaba.
Un buen día empezaron a palmear las manos y en son de broma decían «mucha ropa» o repetían «tubo, tubo, tubo» como si estuvieran ante una desnudista en un «table-dance», lo que me excitaba aun más y a ellos también pues su erección era mas que evidente, yo también fingiendo que era en son de broma me empezaba a levantar la ya de por sí corta falda o minivestido mostrándoles mis muslos casi en su totalidad y de vez en vez procuraba que me pudieran ver las pantaletitas o por la parte posterior una porción de mis nalgas pues como acostumbro usar tangas éstas me meten entre mis nalgas dejándolas al descubierto.
Semanas después, un día, ya de noche, llegué de casa de unas amigas en donde se había celebrado una fiesta y donde habíamos estado tomando licor y fumado mariguana, así que venia muy caliente con el deseo de que mis hermanos me pidieran que bailara frente a ellos, aprovechando que mis padres se habían ausentado y llegarían tarde. En efecto al llegar lo primero que hicieron mis hermanos fue pedirme que bailara para ellos, aun bajo los efectos de la droga accedí de inmediato, los gritos de » mucha ropa y tubo, tubo» no se hicieron esperar, estaba dispuesta a complacerlos y experimentar sus reacciones al dejarles ver mas de lo acostumbrado.
Pusieron música y se sentaron frente a mí, empecé el baile y de inmediato mis movimientos exteriorizaban mi cachondez, a medida que la música tocaba mis movimientos se volvían cada vez más frenéticos y provocativos, el ajustado minivestido que lucia se subía por mis muslos sin que yo hiciera nada por bajarlo, antes al contrario poco a poco lo iba subiendo mas de tal suerte que mis piernas estaban totalmente expuestas a su libidinosa mirada.
Las peticiones de «mucha ropa» se repetían sin cesar, ya sentía que mis pantaletas estaban muy húmedas y con la total desinhibición que me provocaban los efectos de la mariguana les advertí que me quitaría el vestido pero que «solo ver pero no tocar», ellos aceptaron jubilosos, el respectivo bulto que hacían sus vergas erectas bajo su vestimenta era por demás evidente y no trataban de ocultarlos, lo que acrecentaba aun más mi apetito venéreo.
Así que dejándome llevar por la lujuria que se había apoderado de mí, mi baile se hizo más erótico y me subía lentamente el vestido hasta la cintura dejándoles ver mis minúsculas pantaletas y nalgas a través de las pantimedias y momentáneamente pasaba las palmas de mis manos por mis muslos, nalgas y senos ante los comentarios de mis hermanos que me animaban a seguir adelante mientras que instintivamente se acariciaban sus vergas y las acomodaban dentro de su pantalón sin perder de vista mi cuerpo que seguía contoneándose con una carga de erotismo difícil de describir.
Me sentía al borde del orgasmo, y sin pensarlo mas me despoje del vestido quedando solo con el sostén de media copa, las pantaletitas ambos de color rojo y las pantimedias, luciendo mi candente cuerpo al compás de la música para deleite de mis hermanos que no perdían detalle y seguían acariciando su endurecido falo.
En el éxtasis de la lujuria me olvidé un poco de la música y me dediqué a exhibirles mi cuerpo con total descaro acercándome a ellos para que me pudieran apreciar a plenitud, el mayor de ellos aprovecho la cercanía y paso su mano por vez primera encima de mis nalgas, sin tratar de evitarlo y sin retirarme solo le repetí «ver pero no tocar» y seguí enseñándoles mi caliente humanidad forrada en mi ropa intima ante sus solicitudes para que me quitara las pantimedias.
Sentía que mis pantaletas escurrían de los flujos vaginales que emanaban de mi sexo y estuve muy, pero muy cerca del orgasmo, creo que si en ese momento me hubieran propuesto cogerme lo hubiera aceptado. Para nuestra desgracia en esos momentos escuchamos que se abría la puerta del garaje y entraba el auto de mi padre por lo que súbitamente terminamos la exhibición nos fuimos presurosos a nuestras respectivas recamaras en donde procedí a masturbarme soñando que mis hermanos me cogían, seguramente ellos estarían haciendo lo mismo.
Pasaron algunos días sin que se repitiera la experiencia y sin comentario alguno de lo sucedido, todo siguió «normal», me seguían espiando cuando me bañaba o me cambiaba de ropa, me seguían desnudando con la mirada y aprovechando mis «descuidos» al sentarme para verme las piernas y las breves pantaletas, así como el evidente manipuleo de mi ropa interior sucia.
Pero llegó el fin de semana y como de costumbre mis padres se irían a alguno de sus acostumbrados y aburridos eventos sociales, contra mi costumbre ese viernes por la noche no salí a ningún antro, mis hermanos tampoco, con ansiedad todos esperábamos la exhibición que esa noche habríamos de tener y para lo cual elegí la ropa más sexi que se me ocurrió, seria un coordinado de pantaletas tipo tanga y brassiere de media copa en color blanco totalmente trasparente, no llevaría pantimedias, un minivestido de lickra ajustable y una sandalias destalonadas confeccionadas en corcho sólido. Estaba cachonda solo de pensarlo y dispuesta a exhibirles a mis hermanos mi cuerpo desnudo y con ello hacer realidad uno de los sueños eróticos más deseados.
Esa noche aun antes de que mis padres se fueran empecé a coquetear con mis hermanos, contoneaba mi cuerpo de manera exagerada cuando pasaba frente a ellos, al sentarme permitía que el reducido vestido se subiera mostrándoles las piernas y separando un poco éstas les dejaba ver con descaro, al fondo de mi entrepierna, mis pantaletitas y a través de su transparencia mi abundante vellosidad pubica, todo ello acompañado de sonrisas picaras y miradas provocativamente lúbricas.
Mis padres se fueron y sin mayor tramite mis hermanos pusieron la música con el volumen alto, bajaron la intensidad de la luz y sirvieron unos tragos de ron, mientras ingeríamos el trago ellos me pedían que bailara y ensalzaban mis atributos físicos y la pretendida facilidad para el baile, me hice del rogar por unos minutos y luego fingiendo que me habían convencido les pedí que me esperaran un poco y me fui a mi recamara con un caminar extremadamente sensual dejándoles ver en mis nalgas el borde de las pantaletitas que se marcaban bajo el ajustado minivestido.
En mi dormitorio saqué un cigarrillo de mariguana y le di algunas fumadas, suficientes para ponerme «locamente cachonda» y volví a la sala en donde con ansiedad mis hermanos me esperaban desnudándome anticipadamente con la mirada, el bulto que formaban sus respectivos penes endurecidos bajo el pantalón me indicaban que ya están calientes y ello contribuía a mi propia cachondez.
Por fin me coloqué en el centro de la sala y empecé a bailar con erotismo desbordado, como ya se había hecho costumbre empezaron a repetir » mucha ropa y tubo, tubo», a consecuencia de mis sensuales movimientos el reducido vestido se me iba subiendo hasta el borde de mis nalgas poniendo a su vista la totalidad de mis desnudos muslos, momentos después pasaba mis manos por mis pierna subiéndolas por toda la extensión de los mismos y arrastrando el vestidito hasta la cintura en donde permanecía debido a lo ceñido que me quedaba.
Me di media vuelta quedando mis nalgas plenas a su vista ya que las pantaletitas estaban incrustadas entre mis glúteos, el movimiento de mi cadera invitaba a que acariciaran mis nalgas pero aun no me acercaba a ellos que incesantemente se frotaban la verga aun bajo su pantalón, seguían las manifestaciones de «mucha ropa» y en un movimiento decidido me saqué el minivestido arrojándolo al piso, mis hermanos enmudecieron al verme prácticamente desnuda ya que aun cuando todavía conservaba el sostén y la tanguita eran tan trasparentes que no dejaban absolutamente nada a la imaginación sobresaliendo el manchón negro de mis numerosos vellos pubicos, seguía bailando pero ya no muy de acuerdo a la música pues mas bien me dedicaba a posar para ellos exhibiéndoles mi cuerpo casi desnudo y mis partes intimas a través de la transparencia de mi ropa intima.
Me pedían que me quitara el brassiere y las pantaletas, pero me animé a decirles que lo haría siempre y cuando ellos también me mostraran su órgano viril, más rápido de lo que lo escribo mi hermano mayor se sacó el pene en total erección y mi hermano menor de plano se bajo el pantalón hasta los tobillos dejándome ver su verga bien parada, ahora fui yo quien se quedó muda y momentáneamente inmóvil, me habían impresionado las vergas de mis hermanos, eran verdaderamente enormes, tal vez no tanto como la mas grande que haya tenido dentro de mi cuerpo, pero no hay duda están muy bien dotados mis hermanitos, en pocas palabras eran unas vergas divinas que ansiaba tener dentro de mí por alguno de mis orificios, ambas circundadas y cada una precedidas de enormes y sabrosos güevotes en los que, después sabría, almacenan gran cantidad de esperma.
Más cachonda que nunca ante la excitante presencia de las macanas de mis consanguíneos reanude el baile meneando morbosamente mi cuerpo con toda la lujuria de que soy capaz, me bajé los tirantes del brassiere con lo que permitía que se me viera la aureola que rodea mis pezones y amagaba con sacar de las copas del sostén mis senos, pero opté por empezar a bajarme las pantaletas muy lentamente y cuando éstas descubrían mis partes intimas las volvía a subir de un solo golpe, a petición reiterada de mis hermanos las dejé enrolladas en la parte superior de mis muslos y me acerqué a ellos pidiéndoles que me desabrocharan el brassiere, mi hermano mayor fue quien procedió a quitármelo mientras mi hermano menor me acariciaba las nalgas aun cuando le decía aquel estribillo de «ver pero no tocar», pero no hacia nada por evitarlo ya que me estaban fascinando las caricias de sus manos en mi trasero a consecuencia de la enorme calentura que en esos momentos estaba posesionada de mi cuerpo y mi hermanito me despojo por completo de las pantaletas dejándome totalmente encueradita.
Ya desnuda me separé de ellos y reanude el baile, pero ahora me dedicaba mas a exhibirles mis partes intimas que bailar al son de la música, abría las piernas y les enseñaba mi peluda vulva separando los labios de mi vagina, así como separándome las nalgas les mostraba mi culito, me tiraba en el suelo y adoptaba poses cual si me estuvieran cogiendo y de vez en vez me frotaba mis partes a manera de masturbación, ellos seguían atónitos viendo el espectáculo sin dejar de frotar sus excelentes camotes.
Me puse de pie y me acerqué nuevamente a ellos quienes se lanzaron sobre de mí, el mayor se dio a la tarea de chuparme las chichis mientras que el menor arrodillado me besaba las nalgas y metía su rostro entre ellas buscando con su lengua mi culito, por la pose en que estabamos solo le alcanzaba a sobar el pene a mi hermano mayor, era delicioso ser cachondeada por mis propios hermanos.
Me levantaron en vilo llevándome al sofá donde me recostaron, besaban y chupaban cada porción de mi cuerpo haciendo delicioso énfasis en mis partes erógenas volviéndome loca de placer, no supe en que momento les empecé a hacer la felación, cuando me dí cuenta ya les estaba chupando alternadamente el camote a mis hermanos mientras ellos disfrutaban con manos y boca de mi cuerpo, hasta que me llevaron a un intenso y delicioso orgasmo, y ellos eyacularon sobre mi cuerpo y rostro bañándome con su tibia y espesa leche.
Los tres fines de semana siguientes, incluyendo viernes y sábado, repetimos los actos cachondos de sexo oral incestuoso narrados, solo avanzamos en que eyaculaban en mi boca y yo golosa tragaba el semen de ambos, pero al cuarto fin de semana, el sexo oral entre mis hermanos y yo fue rebasado e inevitablemente me empezaron a coger entre los dos dándome la doble penetración en todas sus formas, boca-vagina, boca-culito y culito-vagina.
Desde entonces cada fin de semana soy cogida por mis hermanos, entre los dos o bien solo por uno de ellos, pero también entre semana recibo en mi recamara la fraterna visita de alguno de los dos que desea disfrutar de mi cuerpo y yo lo gozo como loca.