Para mi cumpleaños me quede solo con mis dos compañeras de piso, me dieron un regalo muy especial, forzándome a comer de ellas

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ALIMENTACIÓN FORZADA

Antes de comenzar el relato me gustaría hacer una breve introducción sobre el significado de » Forced feeding » o » Alimentación forzada » : Se trata de una técnica de dominación o fetiche donde la parte dominante obliga a comer cualquier alimento a la parte sumisa. Puede obligar a comer una gran cantidad de comida al sumiso –  esclavo o bien obligarle a comer  algo completamente repugnante o bien combinar  ambas cosas dependiendo del nivel que quiera dar a esta técnica. Este relato lo trata de una forma light e incluso con un toque de humor este tipo de dominación. Encontrar un relato de dominación sobre alimentación forzada es verdaderamente difícil y por eso he querido escribir este pequeño relato.

En aquel entonces vivía en un piso de alquiler compartido con tres personas más. Estaba Juanma que se había convertido en uno de mis mejores amigos y  además compartíamos piso con otras dos mujeres, Begoña y Marta.  Se acercaba pronto mi cumpleaños y me tocaba pasarlo solo, mi mejor amigo Juanma se había marchado de vacaciones a ver a su familia durante dos semanas y no iba a estar para mi cumpleaños , las otras dos mujeres con las que compartíamos piso no eran fruto de mi agrado, nuestra relación no era todo lo buena que se podía esperar. Begoña y Marta  me habían cogido una manía especial debido a mis continuas bromas. Desde siempre me ha gustado mucho gastar bromas e incluso en algunos momentos pesadas  y puedo llegar a resultar realmente pesado con mis constantes bromas.

A mis compañeras de piso les encanta comer, demasiado diría yo, están algo o quizás demasiado  obesas , tienen unas grandes caderas y unos brazos y piernas anchas . Su sobrepeso ha sido motivo de mis continuas bromas hacia ellas. Me gusta ponerlas motes, realizar frases ingeniosas sobre su sobrepeso y la verdad que cuando gasto una broma no paro, pueden llegar a ser continuas.

La ultima broma que las gaste les sentó realmente mal. Estaban en el salón compartido y estaban comiendo un enorme trozo de tarta que habían preparado. Me acerque a ellas:

– ¿ Habéis dejado algo en la pastelería para los demás o os lo habéis comido todo ? – Les pregunté retóricamente y bromeando. Ambas mujeres me miraron con una cara de odio que no podían disimular .

Llego el día de mi cumpleaños, como he comentado iba a pasarlo solo, ya que mi amigo esta fuera. Estaba aburrido viendo la televisión cuando Begoña y Marta me llamaron desde la cocina pidiéndome por favor si podía ir un momento. Suspire irritado y me dirigí a la cocina a ver que querían. Entre en la cocina y me encontré con una tarta de bizcocho, chocolate , nata y muchas más cosas que la hacían terriblemente empalagosa.  Ambas mujeres me felicitaron por mi cumpleaños y  habían preparado una tarta como regalo  para darme una sorpresa . Me invitaron a sentarme en la silla junto a la mesa donde se encontraba situada la tarta, me puse muy contento ya que iba a poder celebrar mi cumpleaños, aunque no fuese con quien esperaba.

Me senté en la silla mientras Begoña y Marta me miraban fijamente con una gran sonrisa. Una de ellas metió su dedo en la tarta y lo acercó a mi boca para que saboreará la tarta. Este hecho de darme de comer de su propio dedo me pareció un poco extraño pero sin darle mayor importancia abrí la boca y deguste el diminuto trozo de tarta sobre su dedo: Mmmmm esta riquísima aunque un poco empalagosa para mi gusto, llevaba demasiado dulce. Mi otra compañera de piso hizo lo mismo, hundió su dedo en la tarta y lo acercó a mi boca, ya comenzó a disgustarme eso de que me dieran de comer la tarta con su dedo pero accedí nuevamente. Observé cómo iban a volver a meter el dedo en la tarta cuando las detuve:

– ¡¡Ya no quiero más, además se comer yo solo¡¡ – . Les dije de una forma abrupta mostrando mi enojo por la forma en que me trataban dándome de comer con sus dedos.

Marta y Begoña se abalanzaron sobre mi sin esperármelo y una de ellas agarró mis manos y las condujo a mi espalda, la otra mujer sacó unas esposas de metal que llevaba escondidas y las colocó sobre mis muñecas fuertemente, sujetándolas al respaldo de la silla. En un principio pensé que era una broma, me habían esposado las manos a la espalda y a un barrote del respaldo de la silla pero lo habían hecho de una forma muy fuerte. Las esposas me apretaban mucho mis manos , estaban duramente apretadas a mi piel y me hacían daño.

– Ahhhhh , ¿ Que hacéis ? , ¡¡ soltarme, me aprietan las esposas ¡¡ . Las reproché.

– No vamos a soltarte hasta que te comas toda la tarta – . Me recriminaron ambas mujeres.

– No pienso comerme la tarta – Volví a insistirlas. La tarta era grande y no me gustaba, demasiado empalagosa repleta de bizcocho y chocolate. No iba a hacer lo que ellas quisieran, no estaba dispuesto a obedecerlas.

– Claro que vas a comerte toda la tarta, no vas a dejar nada te lo aseguro –  Me reprochó duramente Begoña.

– No vas a volver a burlarte más de nosotras, te vamos a enseñar una buena lección –  Me amenazo  Marta.

Las dos mujeres agarraron varias cuerdas y continuaron atándome a la silla aprovechándose de que no podía escapar al tener mis manos esposadas a la silla y a un barrote . Me ataron mis pies a las patas de la silla y pasaron otra cuerda alrededor de mi cintura y la silla ,anclándome a ella sin poder moverme. En un momento me inmovilizaron a la silla . Traté de escapar y soltarme pero era imposible, tanto mis esposas como las cuerdas estaban fuertemente apretadas a la silla, no podía moverme.

Begoña se dirigió a un armario y de el saco un par de guantes de goma domésticos  hasta los codos, eran los que usábamos para limpiar el wc dependiendo de a quien le tocase el turno. Agarró un par de guantes de goma y le tendió otro par a su amiga Marta. Comenzaron a enfundarse los guantes de goma en sus manos mientras yo observaba perplejo sin saber que pretendían. Fuera lo que fuese no me gustaría , aquellos guantes eran repugnantes y olían fatal, los habíamos usado cientos de veces para limpiar el wc.

Terminaron de enfundarse los guantes de goma a sus manos y comenzaron a reírse perversamente mientras una de ellas introdujo su mano enguantada en la tarta agarrando un pequeño trozo entre la palma de su mano enguantada. Cerró fuertemente su mano triturando y machacando el pequeño trozo de tarta hasta dejarlo completamente triturado . Acercó su mano sujetando el trozo de tarta triturado y me ordeno abrir la boca. Por supuesto  me negué, no tenía ninguna intención de abrir la boca, ya que pretendía introducirme el repugnante trozo de tarta machacado en mi boca proveniente de sus guantes  apestosos.

– ¿ no quieres abrir la boca ? – Comenzó a burlarse de mi Begoña mientras sujetaba el pequeño trozo de  tarta entre sus manos.

 

– No te preocupes, yo te ayudaré a abrir la boca –  Dijo Marta mientras se situaba detrás de la silla donde me encontraba atado y esposado.

Marta atenazo mi nariz entre sus dedos enguantados ,cerrándola impidiendo pudiese respirar por ella. No tuve más remedio que abrir la boca y fue cuando su amiga Begoña introdujo sus dedos en mi boca junto con el trozo de tarta triturado. Fue realmente repugnante, la tarta no sabía mal, estaba muy rica pero estaba completamente triturada con un aspecto desagradable y por supuesto saboreé sus guantes de goma dentro de mi boca ,lo que me produjo verdadero asco.  Rápidamente escupí el trozo de tarta de mi boca, algo que no debía de haber hecho.

PLAAAAAAAAFFFFFFFFFFF

Su mano enguantada se estrelló en mi cara de forma violenta, recibí un tremendo bofetón en mi rostro. Su mano enguantada choco contra mi cara duramente produciendo un sonoro chasquido en toda la cocina. Me ardía mi rostro, acababa de recibir un terrible bofetón, me sentía completamente humillado.

– No se te ocurra volver a escupirlo o tu cara lo lamentará – Me amenazo Begoña con su mano en alto.

Me sentía completamente indefenso y humillado a manos de mis compañeras de piso. Volvió a repetir el proceso introduciendo su mano enguantada en la tarta y machacándola hasta dejarla triturada. Acercó su mano a mi boca y Marta tras de mi volvió a taparme la nariz, abrí la boca y deguste un nuevo trozo de tarta. Puaggg era repugnante. Las dos mujeres se reían a carcajadas mientras se cobraban su venganza. No escupí el nuevo trozo pero tampoco lo tragué, hasta que Marta me tapo la nariz y la boca con sus manos y no tuve más remedio que tragarlo.

Estaban siendo realmente crueles , volvieron a repetir el procedimiento una y otra  vez mas, se reían a carcajadas mientras ambas aplastaban la tarta con sus manos y agarraban un trozo para introducirlo en mi boca obligándome a tragarlo. No cesaron en su empeño, yo estaba completamente empachado y no podía ni quería comer mas pero ellas insistían una y otra vez obligándome a abrir la boca e introducir un nuevo trozo de tarta machacado.

– Por favor no quiero más, estoy lleno – Las dije pero ellas hicieron caso omiso a mis suplicas.

 

– Todavía te queda mucha tarta, te la vas a comer entera –  Me recrimino riéndose de mi.

 

Una  hora más tarde conseguí comerme toda la tarta entera, no tuve otro remedio, mientras una me tapaba la nariz la otra mujer me introducía un nuevo trozo de tarta en mi boca , me tapaba la boca con su mano y no tenía más remedio que tragar una y otra vez. Los últimos trozos fueron realmente difíciles ,me sentía completamente humillado y empachado pero ellas pacientemente tapándome la boca esperaban a que tragase para continuar una y otra vez hasta que termine toda la tarta.

Antes de liberarme de mis ataduras y esposas se colocaron frente a mí y me hablaron muy seriamente:

– Espero que hayas aprendido la lección, si vuelves a burlarte de nuestro peso volveremos a atarte y la próxima vez no seremos tan benévolas, será algo mucho peor que una simple tarta – . Ambas mujeres comenzaron a reírse a carcajadas y a burlarse de mí , me abofetearon repetidas veces con sus guantes de goma hasta jartarse y humillarme por completo.

El resto del día lo pase encerrado en el baño con problemas estomacales debido a mi empacho mientras ellas se burlaban y reían a carcajadas desde la habitación contigua.

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