Recibo la verga bien dura de Mr. Cuatro

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Mi nombre es Nathalia, tengo 20 años y estudio la universidad. Soy una chava como cualquiera, me gusta divertirme y salir con amigos. Físicamente soy delgada, mido 162 cm, mi cabello es castaño y mi piel es de color moreno claro. Tengo ojos de color café claro heredados por la familia de mi padre y unos pechos algo grandes por parte de mi madre que tiene sangre cubana.

Como ya mencione estudio la universidad, pero por ahora disfruto de mis vacaciones, sin embargo, para poder ayudar a mi madre tomé la decisión de empezar a trabajar para conseguir un poco de dinero. Por suerte mi madre encontró un buen trabajo limpiando casas y nos alcanza para vivir pero con otro ingreso más ahora nos podríamos dar un gusto extra.

Era una mañana de verano, el calor se estaba empezando a sentir y eso fue lo que me obligo a salir de mi cama. Hoy seria un día pesado, ya que saldría a dejar varias solicitudes a diferentes establecimientos para conseguir trabajo.

Salí de mi cuarto y baje a la sala, la casa estaba en completo silencio solo el sonido de mis pies descalzos con el piso macizo hacían sonar un poco de ruido. Mi madre, mi hermana pequeña y yo nos mudamos hace poco a esta ciudad por razones de trabajo y para buscar una mejor calidad de vida.

Al morir mi papá soy la que cuida de ellas y me encargo de hacer las compras, la comida y las cosas del hogar. Antes de empezar mi día desayuné e inmediatamente puse un poco de música rock y comencé con mis labores.

Cuando por fin termine de limpiar me fui a mi habitación y me dispuse a abrir mi ropero para ver que me podría para salir. Tome algunos conjuntos que ya tenía preparados y viéndome en el espejo me los ponía encima para ver cual me convencía. Como aun traía puesta mi pijama me saque unas selfies y subí una foto a mis redes sociales.

Me metí a la regadera y deje que el chorro de agua fresca me mojara completita. Puse un poco de shampoo en mis manos y comencé a frotar mi larga cabellera castaña, después seguí a enjabonar mis pechos, mi abdomen, mis piernas, mi colita y mi conchita recién depilada.

A la hora y media ya me encontraba arreglada, llevaba puesta una blusa roja a modo de top que dejaba ver un poco mí abdomen, un short de mezclilla corto de color blanco y unos deportivos rosas. Tome mi sombrilla y salí a la calle.

Fui a uno de los centros comerciales de mi ciudad, donde hay muchas tiendas de ropa entre otras cosas y fui dejando cada una de las solicitudes que había llenado la noche anterior. Como alrededor de las tres de la tarde ya regresaba a mi casa pero el calor era insoportable y el autobús no pasaba. Afortunadamente al cruzar la calle había un restaurant de comida rápida, donde un payaso es la mascota del restaurant. Como tenia mucha hambre decidí comer algo ahí y esperar a se me quitara el calor.

Cuando entre había mucha gente (en su mayoría niños) y la fila para ordenar era larga. Cuando por fin llego mi turno ordene un paquete tres. Mientras esperaba a que me trajeran lo que ordene pude ver que todos trabajaban muy apurados y en eso escuché que decían

–ya nos hace falta mas personal, tienen que contratar a alguien mas para que atienda la caja. –dijo uno de los empleados.

Cuando por fin me trajeron mi orden le pregunté a la cajera:

– ¿Necesitan empleados? Yo ando buscando empleo. –la muchacha se me quedó viendo y me dijo que cuando terminara volviera a la caja para ver si me podrían contratar. Disfrute mi comida y a los cuarenta minutos volví con la muchacha.

Rápidamente me llevó a un cuarto donde se encontraba el gerente del restaurant y salió dejándonos solos.

–Buenas tardes, siéntate –me dijo- así que te gustaría trabajar con nosotros. ¿Cómo te llamas? -Me llamo Nathalia –le contesté.

Después de varias preguntas relacionadas con el empleo, me dijo que desafortunadamente necesitaban gente con experiencia y que yo no llenaba ese requisito a lo que le contesté.

–Sé que la experiencia es necesaria y al parecer les hace falta una cajera, si me da la oportunidad yo puedo ocupar ese puesto, soy buena con los números y con la caja.

El gerente se me quedo viendo y me dijo –Me caes bien, como últimamente ha habido muchos clientes, andamos muy desesperados así que confiare en ti, mañana empiezas.

Después me pasó a un cuarto y me dio el uniforme que usaría.

Cuando llegue a mi departamento me fui directo a mi habitación, lo primero que hice fue quitarme toda la ropa y probarme el uniforme.

El pantalón era de algodón y de un color azul marino, la blusa era de poliéster de color rojo con rayas amarillas verticales, la gorra era del mismo color del pantalón y con una M amarilla en el centro. Sin embargo, aunque la blusa era de mi talla me quedaba apretada lo que hacia que mis pechos resaltaran mucho.

Al día siguiente comencé de inmediato en la caja y en eso llega un cliente.

-Hola, bienvenido a ———- puedo tomar su orden –le dije a mi primer cliente. Se me quedo mirando fijamente por un rato hasta que me contesto

–Si deme el numero cuatro por favor.

– ¿algo más que desee agregar? Me seguía mirando detenidamente hasta que me contesto.

-¿eres nueva verdad? -A lo que le conteste- si, es mi primer día y usted es mi primer cliente.

El hombre que al parecer es de la adulta (45 a 50 años) esbozo una sonrisa dejando ver sus dientes amarillos y me dijo. –Es todo lo que quiero ordenar. Por ahora…

Me dio su dinero y le regrese su cambio. Mientras esperaba su orden en su mesa, podía sentir que me seguía mirando pero no le tome importancia ya que tenía otros clientes que atender.

El resto de la semana fue emocionante y agotador a la vez mi salario me lo pagaron completo y me lo gaste en ropa para variar. La siguiente semana estuvo muy tranquila, el mismo cliente de la semana pasada estuvo yendo a comer y siempre ordenaba en mi caja el mismo paquete. Mis compañeros le apodaban mr. Cuatro y decían que era cliente frecuente y al parecer se le notaba en la panza, sin embargo, siempre dejaba propina y muy buena, por lo que siempre lo consentían con alguna nieve o malteada gratis.

El sábado me quede a cerrar junto con otros tres compañeros, cuando estábamos apunto de cerrar el autoservicio llego un cliente. Como nunca había atendido el autoservicio uno de mis compañeros me dejo tomar la orden. Era el mismo procedimiento que en la caja así que no fue difícil, la persona del otro lado ordeno una nieve sencilla y le dije que pasara a la siguiente ventanilla.

Cuando bajo el vidrio era el mismo cliente que había atendido estos últimos días, mr. Cuatro. –Hola, buenas noches mr. … digo señor, aquí esta su orden –le dije.

-Vaya, pero si eres tu Nathalia –me dijo mr. Cuatro- ¿tan tarde y trabajando?

–si hoy me toca cerrar.

-Que bien, veo que ya atiendes ahora el autoservicio, eres muy inteligente –me decía mientras me miraba fijamente

-¿a que hora cierran? –me pregunto-

-cerramos dentro de 10 minutos (ósea a las 11 PM)

-Perfecto Nathalia, entonces nos vemos después, me dio gusto que me atendiera mi cajera favorita. Y sin decir más se retiro.

Terminamos saliendo a las 11:30 PM. Los demás como vivían cerca se fueron caminando y yo me fui a tomar un taxi a la parada del centro comercial. Para ser sábado por la noche la calle estaba un poco desolada y la ausencia de taxis hacia que me diera un poco de miedo. A los 10 minutos de estar esperando decidí marcarles a unas de mis amigas para que pasaran por mí, pero recordé que tenía un evento de su club de música y no se encontraba disponible.

De pronto escuche que pitaban del estacionamiento del centro comercial, cuando voltie vi que me hacían señas, pero decidí que era mejor ignorarlas. Después escuche que me gritaba una voz conocida – ¡Nathalia! ¿Qué haces ahí sola? Ven que yo te llevo. Cuando voltie era mr. Cuatro quien me gritaba. Fui caminando hacia su carro y me volvió a decir que el me llevaba a mi casa. Pensé en no aceptar su invitación pero tampoco quería estar ahí sola, así que acepte su invitación y me subí a su carro.

El poco trayecto que duramos fue muy incomodo, ninguno de los dos hablaba y menos yo que no tenia mucha confianza. Hasta que paramos en un semáforo mr. Cuatro rompió el silencio.

–Me imagino que traes prisa de llegar a casa verdad, de seguro saldrás con tus amigos. Sin pensar mucho le conteste.

–No, para nada, no me invitaron a ningún lado.

–Enserio Nathalia, ni tu novio. –me preguntó mr. Cuatro.

–No tengo novio, hace meses que rompí con él –le contesté.

–Ya veo, que mal.

Y así seguimos conversando muy entretenidamente un buen rato hasta que sin darme cuenta llegamos a un lugar que no conocía. Mr. Cuatro detuvo el carro y antes que me dijera algo le pregunte.

-¿Dónde estamos? Se suponía que me llevaría a mi casa.

-No te preocupes, ahorita te llevo. Solo quiero que pases un buen sábado por lo menos. Trabajar tan duro y no descansar bien es muy malo. –me dijo. En eso apago el carro y se bajo del mismo. Como veía que no me bajaba abrió la puerta por donde yo venia y me invito a salir. Al no tener otra alternativa baje del auto y la briza del mar lleno mis pulmones.

Cuando pise el suelo pude sentir la arena debajo de la suela de mis zapatos. Me quite los zapatos que ya me molestaban un poco y deje que mis pies desnudos tocaran la arena de la playa. Aun se podía sentir lo caliente que estaba la arena pero no me molestaba. A lo lejos se escuchaban las olas del mar y rápidamente comencé a relajarme.

Mientras yo disfrutaba del ambiente de la playa, mr. Cuatro estaba en la cajuela haciendo algo. Cuando se acercó a mi me ofreció un vaso con refresco y nos sentamos en unas piedras grandes que habían en la arena. Al tener mucha sed me lo tome de un trago. Sin embargo, no era solo refresco, era refresco con tequila y muy fuerte por cierto. Cuando mr. Cuatro vio que me tome todo el refresco me dijo

–Veo que no te molesta el alcohol.

–no, desde muy joven tomaba de las botellas que tenia mi padre escondidas.

–Ya veo, aun así ya eres mayor de edad me imagino, ahora te has de comprar tus propias botellas.

–así es, sin embargo, aun no me creen cuando les enseño mi identificación.

Continuamos platicando acerca de mi y lo que me gustaba hacer, mr. Cuatro me seguía trayéndome vasos de refrescos cada vez que me los terminaba pero los últimos dos que me trajo eran tequila puro. Cuando ya andaba mareada deje de tomar y le pedí a mr. Cuatro que por favor me llevara a casa. Pero no me hacia caso.

De pronto sentí como ponía su mano en mi pierna y lentamente comenzaba a sobármela. Al darme cuenta me pare de inmediato y le pedí que me llevara a casa, pero por lo mareada que me sentía caí sobre mis pompis. De inmediato mr. Cuatro se puso de pie y se coloco detrás de mí para levantarme. Paso sus brazos por debajo de mis hombros y cuando estaba apunto de levantarme me agarro los pechos con sus manos y me levanto.

Cuando me encontraba de pie me voltie y le di una cachetada, la cual sonó muy fuerte. Mr. Cuatro, se llevo su mano a su mejilla y al instante me regreso la cachetada con su otra mano. Fue tan fuerte que volví a caer al suelo y la vista se me oscureció completamente.

Cuando desperté, pude notar que el ambiente estaba frio y el agua del mar se escuchaba mas cerca, había algunos pequeños árboles que impedían ver más lejos. Cuando mire a mí alrededor estaba completamente rodeada de plantas y matorrales. Cuando quise mover mis brazos descubrí que me encontraba atada de manos por detrás de espalda. De pronto escuche que alguien venia y de los matorrales salió mr. Cuatro.

–veo que ya despertaste Nathalia. Me había asustado, creí que te había pegado muy fuerte.

–déjeme ir, le juro que se arrepentí… y de pronto me dio un beso en la boca. Me dio mucho asco, pude sentir como su lengua tocaba la mía y el sabor de tequila quedaba impregnado en mi boca.

De pronto pude sentir como su mano apretaba uno de mis pechos por encima de mi blusa y poco a poco iba bajando hasta mi colita. Cuando por fin se canso me empujo y caí sobre mis brazos en la arena.

Como estaba oscuro no podía verlo, pero escuchaba sus bufidos de desesperación. De pronto me dice –Te presento mi nidito de amor, preciosa. Serás la primera en estrenarlo. Así como yo fui el primer cliente que atendiste, tú serás la primera en estrenar este nidito.

De pronto sentí que me sujetaba de las caderas y jalaba de mi pantalón hacia abajo pero este no salía. Al advertir lo que planeaba comencé a moverme y a tirar patadas con la esperanza de asestarle una al muy desgraciado. Sin embargo, se sentó encima de mis piernas y comenzó a desabrocharme el pantalón y mientras lo hacía me dijo.

–Me muero de ganas por sentirte Nathalia. Eres una ricura de mujer a tus 20 años. Estuve mirando todas las fotos de tu red social y vaya que quede sorprendido. Que fotos tienes ahí mi amor, podía ver a una zorrita bien hecha mostrando unas piernitas bien ricas y tu colita… Uff que colita tienes loliita.

–Debes ser muy cuidadosa con tu red social, esta abierta al público y todo mundo puede ver tus fotitos mi amor –me decía mientras me sacaba el pantalón.

-¿Cómo fue que diste con mi web? –le pregunte.

–Fue fácil mi amor, solo puse tu nombre tal y como estaba en tu placa de empleada y te busque en la lista de todas las chavas que me aparecieron. Fue muy tedioso buscarte, pero cuando por fin te vi con esa blusita de color negra y tu mini falda blanca cortita, uff, valió la pena toda la búsqueda.

Al instante sentí como me jalaba mi tanguita y dejaba mi conchita expuesta. Puso sus dedos sobre ella y sentí lo ásperos que eran. Comencé a gritarle y a decirle miles de cosas cuando sentí como hundía su cabeza en mi entre pierna.

Sentía como su lengua se movía por todo mi coñito y de vez en cuando me daba una mordidita en mis labios.

–Que rico coñito tienes Nathalia, me encanta que te lo depiles –Me decía mientras me lo comía. Al no poder hacer nada solamente gritaba y sollozaba por la manera en que me encontraba.

–Basta por favor… deje de hacerme eso… aaahhhh!!! –le suplicaba, pero no me hacia caso.

Poco a poco sentía como su lengua se adentraba más y más en mi conchita y descubrí lo viscosa que era. En momentos se centraba únicamente en mi clítoris, lo presionaba con la punta de su lengua y hacia movimientos circulares sobre ella. No tarde mucho en comenzar en mojarme y sentirme húmeda.

De pronto deje de sentir su lengua y cuando estaba apunto de darle las gracias me tomo de las piernas y me las abrió, se recostó en la arena quedando su cabeza sobre mi entrepierna, con sus dedos abrió mi conchita y comenzó a mover su lengua a gran velocidad sobre mi clítoris una vez más.

La sensación que sentí, fue más intensa que hace unos momentos, sentí como si una descarga saliera de mi conchita y recorriera toda mi columna. Mr. Cuatro seguía moviendo su lengua sin tregua alguna mientras que yo me retorcía en la arena. A los pocos minutos mr. Cuatro dijo –veo que ya estás súper mojada putita… e inmediatamente comenzó a chupar mi coñito. Sentía como algo salía de mi conchita con cada succión. Y al sentirlo sentía mas intensas esas descargas. Los dedos de mis pies los contraían de tan intensos espasmos que tenía y sin darme cuenta comencé a gemir intensamente.

–uuummm… uuuummmmm… uuuummmmm… y al parecer a mr. Cuatro le gustaba escucharme gemir. –veo que te está gustando que te coma tu rajita ¿verdad?, está bien deliciosa. Al poco rato mr. Cuatro dejo de chupar mi coñito y me dejo tranquila un momento. –Vaya coñito que tienes zorrita, esta espectacular. Lo ignoré completamente y recosté mi mejilla sobre la arena.

–nunca pensé que te fueras a mojar tan rápido, creí que estabas a acostumbrada al sexo. –Pero volví a ignorarlo una vez más.

–¡Oh mi cielo! Que puta eres… así que fuiste a trabajar sin brasier este día. Que caliente eres Nathalia. Sin embargo, lo que no sabia mr. Cuatro es que si había llevado brasier solo que me lo quite antes de salir del trabajo por que me molestaba.

Sin perder tiempo, mr. Cuatro me tomo ambos pechos con sus manos y comenzó a apretujármelos. –aush… noo… basta idiota, me está doliendo… -le gritabá.

–cielos putilla que ricas tetas tienes para tu edad. La primera vez que te vi usando esta playera roja, me quise morir con lo bien que resaltaban tus pechos. Por eso me gusta ir a comer ahí, por las chicas como tú. Lastima que corrieron a la que estaba antes de ti. Pero tú le ganas por mucho con tus ubres mi amor.

Sin decir mas comenzó a chuparme una de mis tetas y con su otra mano pellizcaba mi pezón. Sentía como cosquillas y la sensación era agradable. De vez en cuando cambiaba de un pecho a otro y hacia que la sensación aumentara más. Quería gemir, pero al saber que a mr. Cuatro le gustaba escucharme me reprimía. Mordí mi labio inferir y cerré mis ojos muy fuerte. Pero no pude aguantar más y solté un gran gemido.

–AAAAAHHH…HHAAAAA!!! –Mi gemido se escucho por todo el lugar y a la vez pude escuchar el aleteo de algunas aves que salieron de los arboles asustadas. Al escucharme mr. Cuatro me daba ligeras mordidas en mis pezones lo que hacia que me retorciera de placer, cuando ya me tenia dominada, dejo de morderlos y me puso de rodillas. No sabia que había pasado, solo sentía que mis pezones me dolían bastantes y punzaban a la vez, de pronto escuche el sonido de un cinto y mr. Cuatro dijo –Por fin es hora del plato fuerte.

No supe que fue lo que hizo, pero de un momento a otro él estaba recostado en la arena y yo estaba hincada y abierta de piernas sobre sus piernas. Sentí que con sus dedos buscaba mi conchita hasta que la encontró. Note que acomoda algo sobre mi conchita y de pronto sentí como entraba de golpe. Deje escapar un grito ahogado de dolor, pero después comencé a gritar a todo pulmón.

–AAAHHH!! AAAAHHHH!!! NOO!!! AAAAAAHHHHH!! –sentía con cada embestida que me daba como el interior de mi conchita era abierto por el pene de mr. Cuatro, era casi similar a los cólicos que me daban cada mes. Mientras mr. Cuatro estaba extasiado con mis gritos.

–grita Nathalia grita!! Me gusta escuchar como gritas mientras te penetro hasta adentro!! Y yo sin embargo no podía parar de gritar.

Alrededor de 10 minutos de puras embestidas, mr. Cuatro se fue cansando y yo me fui acostumbrando hasta que ya no me dolía. Pase de estar gritando como loca a estar callada como tumba. Solo se escuchaban los sonidos que hacían nuestros sexos al chocar.

Cuando por fin mr. Cuatro no podía mas, hizo una pausa y respirando difícilmente me dijo. –Cielos putita… que difícil… eres de complacer… por lo menos gime… un… poco… para… correrme…

Al ver que no le contestaba me tomo de las caderas y me dijo. –Te toca a ti mi amor, muévete un poco para seguir. Pero no le hacia caso.

–vamos preciosa, muévete o nos quedaremos toda la noches pegados. Aunque a mi no me molesta. –me dijo el muy cínico.

Como no me agradaba la idea de tener su cosa dentro de mí por toda la noche, comencé a moverme de mala gana. Al sentir que me movía mr. Cuatro comenzó a darme unas nalgadas como premio por haber hecho caso. Lo cual no me hacia gracia.

Comencé un vaivén lento y podía sentir que su verga comenzaba a ponerse dura otra vez. Poco a poco fui aumentando la velocidad hasta que escuche gemir por primera vez a mr. Cuatro. Fue más bien un bufido de animal lo que escuche pero continúe con lo mio. A los pocos minutos de estar meciéndome sobre su verga, mr. Cuatro estaba muy excitado y gemía cada vez más fuerte. Por otro lado yo aunque no lo quisiera también me encontraba excitadísima. Me sujeto fuertemente, a tal grado que me encajo sus uñas y eso ocasiono que comenzara a gemir junto con él.

Nuestros gemidos se mezclaba con los sonidos de la naturaleza y de pronto sentí algo caliente dentro de mí. Mr. cuatro comenzó a bufar demasiado fuerte y sentía como su pene se contraía dentro de mí. Con cada contracción sentía que algo salía disparado de su pene y me llenaba con algo caliente mi vagina. No sabia si seguir moviéndome o parar ahí mismo pero algo me decía que continuara y así lo hice. Mientras seguía, mr. Cuatro me tomo de las tetas de nuevo y comenzó a apretarlas demasiado fuerte ocasionando que me excitara mucho mas.

Después de gemir por un bue rato pude separarme de mr. Cuatro y me tire en la arena. Mientras estaba recuperándome de todas las sensaciones por las que pase, sentía que algo caliente salía de mi conchita. Quería tocar y sentir que era pero al estar amarrada de las manos no podía.

Después de unos cuantos minutos mr. Cuatro se acercó a mí y toco con sus dedos aquello que salía de mi conchita.

–veo que se desbordo todo mi semen Nathalia. Vaya que te mueves bien sobre una verga. De seguro es natural en ti. Y sin decir más embarro su semen en mi boca. Me dio tanto asco sentirlo en mis labio que lo escupí, sin embargo, el olor del mismo se me quedo en la nariz y comenzó a marearme del asco.

No estando conforme con haberme mancillado hace unos momentos, mr. Cuatro me desato las manos y comenzó a chuparme los pechos de nuevo. Y de nuevo comencé a excitarme, ahora más rápido que antes. Para ese entonces mis pechos estaban muy sensibles por lo que Mr. Cuatro logró que tuviera el primer orgasmo de mi vida chupándome los pezones y fue muy delicioso.

–ahaaa… mmnna… (Respiración cortada) fuaahh… aauahhaaa… hhhmmm… (Respiración cortada) aahh… uumm… (Respiración cortada) –gemía mientras me retorcía en la arena.

–que rico gimes zorrita, gracias a tus gemidos hiciste que reviviera el muerto. –y de pronto mr. Cuatro coloco su pene entre mis tetas.

– Pequeña, no sabes cuantas pajas me hice viendo tu foto de perfil, te imaginaba poniéndote mi verga sobre ese canal que se veía entre tus tetas y como me hacia una rusa con ellas. Dejaba tu imagen llena de leche en el monitor por tu culpa. Y de pronto me tomo una vez mas de mis pechos y comenzó a frotarlos contra su pene.

Una vez acostumbrada a la oscuridad podía ver como el pene de mr. Cuatro se perdía entre mis pechos mientras simulaba una penetración con ellos. De pronto comenzó a gemir pero no tan fuerte como antes y sentí como un chorro de semen golpeaba mi frente y escurría por mi ojo, después sentí que otro callo en mi mejilla, mi cuello, mis labios y así hasta llenarme la cara de semen.

Sentí un olor penetrante a pescado y comencé a dar arcadas por el nauseabundo olor. Mr. Cuatro me quito encima y se recostó en la arena. Rápidamente me quite los restos de semen de la cara con mis manos y los embarre sobre las hojas de los arboles. Duramos media hora mas en el lugar hasta que muy callados nos cambiamos y regresamos al auto. En el camino de la playa a mi casa ninguno de los dos hablo, solamente yo para indicarle que calles tomara para llegar a mi casa.

Cuando por fin llegamos me baje y no le dirigí la palabra. Entre a mi casa y me dirigí rápidamente a la bañera. Cuando me quite el uniforme me mire en el espejo, aun tenia restos de semen seco en la cara y en mis pechos. Me metí a la bañera y comencé a recordar todas las sensaciones que tuve esa noche.

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