Complaciendo a mi marido de la mejor forma

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Al despertar al día siguiente me sentía bastante extraña. Aproveché que mis hijos estaban de fin de semana con los abuelos para poder descansar un poco. Había tenido una noche con muchas emociones y estaba bastante cansada. Mientras me despertaba me venía a la mente lo que había hecho la noche anterior. No me creia que al final fuese capaz de hacer eso. La sensación me estaba provocando que mi sexo se humedeciera. Lentamente, comence a tocarme mientras pensaba en aquellos hombres a los que les había dado sexo a cambio de dinero. No tardé en llegar al orgasmo y no entendía el motivo pero mi cuerpo me pedía más y más. Seguí masturbandome cada vez más rápidamente mientras me metia varios dedos hasta llegar nuevamente a otro orgasmo.

Cuando terminé me fuí a dar una ducha ya que desde la noche anterior no me había duchado y tenía un fuerte olor impregnado en mi cuerpo y en mi sexo. En la ducha mientras me pasaba el agua y el jabón volví a tener ganas y me puse nuevamente a masturbarme. Nunca me había tocado tantas veces seguida pero mi cuerpo me lo pedía, me suplicaba que le diera placer. No sé si fué la situación o el agua de la ducha pero me corrí de una manera que nunca me había sucedido. Parecia que me orinaba encima. Alguna vez había escuchado que hay mujeres que se corren de esa forma pero nunca me había sucedido.

Ya más relajada bajé a la terraza para aprovechar unas horas de sol antes de que mis suegros vinieran con los crios. Cuando bajé allí estaba mi marido, sentado tranquilamente en la terraza tomándose una cerveza y con un periódico.

– Hola cariño, que tal descansaste.

– Bien, estaba bastante cansada y necesitaba horas de sueño.

– Normal, después de la noche que tuviste. ¿sabes que te la jugaron?

– ¿por?

– Me dijo Fran que al principio las chicas se habian molestado por que fueras allí y para que se te quitara de golpe la curiosidad dejaron que muchos clientes se fueran contigo.

– Ya decía yo jajajaja. Ya viví la experiencia y ya está. Vino bien tantos clientes y así me quitaba la curiosidad.

Luis se quedó callado y me miro con una media sonrisa.

– Laura tu ya has tenido tu experiencia pero recuerda me me dijiste que harías lo que yo te pidiera.

– Si no me olvido cariño. Le dije acercandome y dándole un beso en la mejilla.

– Bueno Laura, nosotros empezamos esto con la curiosidad y por momentos siento que se nos va de las manos. No me arrepiento ya que hemos decubierto un placer que jamás pensabamos que tendríamos pero algún día tendremos que parar.

– Tienes razón, pero, cariño, ¿quieres dejar de acostarte con hombres? todavía no me has contado ni te he visto disfrutar de otro hombre y anoche tu amiga me enseño lo que te gusta.

– jajajaja que mala eres. Bueno que te voy a decir… cuando me dijiste una noche que querías descubir nuestra bisexualidad no te dije nada pero me encantó la propuesta. Llevaba bastante tiempo fantaseando con estar con otro hombre y no me arrepiento en nada de la experiencia. Es más, sin contar contigo jajajaja he disfrutado más que con otras mujeres.

– Luis es normal, existen muchos tabués en el sexo masculino y no eres el primero ni serás el último. una pregunta:

¿ te gusta que te penetren o te gusta penetrar?

– Me gusta ambas cosas pero penetrar ya te lo hago a ti. Sinceramente me gusta y me da más placer cuando me penetran. He llegado a correrme sin tocarme mientras me la meten y la sensación es muy placentera y diferente a lo que sientes con una mujer.

En ese momento sentí que mi entrepierna nuevamente se humedecía. Escuchar a mi marido, al padre de mis hijos contarme que le gusta que le hagan sexo anal me resultó muy erótico y muy sensual.

– Luis mira, yo no te puedo dar eso y tampoco te lo puedo quitar. Por mi parte puedes cuando quieras estar con otros hombres. Si te parece, me gustaría poder un día compartir la experiencia contigo. Yo en principio ya he cumplido mis fantasías pero eso me gustaría compartirlo contigo y bueno… también alguna vez me gustaría repetir con varios chicos si tu me dejas.

– Ves ya estas pidiendo otra vez jajajaja.

Le pusé morritos y le dí un beso. Así normalmente consigo de el lo que quiero pero en ese instante me dijo algo que me dejó helada.

– Laura, mira a mi no sé el motivo me encanta que disfrutes de tu sexualidad. Me gusta que estés con otros hombres y si puedo verlo mejor. Yo eso no puedo quitartelo si tu quieres hacerlo. ¿tu quieres seguir con este tipo de vida?

Por momentos pensé que era una trampa pero era tanto lo que estaba disfrutando que sentía que no podía dejarlo.

– Luis, yo quiero seguir. Me gusta lo que estoy haciendo y eso no influye en mi vida cómo madre y cómo esposa y trabajadora.

Por momentos el silencio se apoderó de la conversación hasta que Luis mirandome a los ojos me dió un beso en la frente y me dijo:

– Lo que tu quieras Laura, pero antes tendrás que cumplir lo que me habías prometido que cumplirias.

– Sí amor, lo que me pidas (con lo que me estaba diciendo cómo para no cumplir sus deseos).

– Laura esta noche te esperan en la casa nuevamente y durante el siguiente mes cada fin de semana irás. De lunes a viernes atenderas a tus hijos, tu trabajo la casa y tu marido y los fines de semana volveras a prostituirte.

No podía creer lo que mi marido me estaba pidiendo, estaba alucinando de que me pidiera algo así a pesar de que yo le había dicho que no lo repetiría.

– ¿Por qué me pides esto?

– No lo sé, tengo la necesidad de que muchos hombres te utilicen y te follen. Tengo la necesidad de sentirme totalmente humillado. Hoy me he sentido muy bien mientras dormías y sabía que anoche te habían follado por todos lados hombres que no te atraian físicamente. No sé, lo siento pero es lo que deseo.

No podía creer lo que me estaba pidiendo mi marido pero cada vez sentía un mayor ardor en mi cuerpo y notaba cómo estaba totalmente mojada. Sólo de pensarlo me estaba poniendo mala. Sin mediar palabra me acerqué a mi marido y me puse de rodillas y mientras lentamente le acariciaba me metí su polla en la boca. Notaba cómo crecía en cada lamida que le daba hasta que se corrió en mi boca.

Sin limpiarme la boca le miré a los ojos y le dije que haría lo que me pidiese y si tenía que empezar esa noche misma a lo que me respondió que sí.

Pasamos el día tranquilos hasta que me fuí a la casa tal y cómo me había dicho mi marido. Cuando llegué no sentí los mismos nervios que la noche anterior y ya me sabía el camino y la rutina. Al llegar al vestuario saludé a las chicas y entre risas me dijeron que si no tenía suficiente con lo de anoche. Me cambié de ropa y me fuí a la sala dónde tendría que esperar a los clientes. Los mayores nervios que tenía eran por si veía a alguién conocido pero eso ya no lo podía controlar.

Esa noche y el resto de días atendí a muchos menos clientes, ya no me cogieron de novata aunque alguno de ellos no había por donde cogerlos. Durante esos días descubrí lo duro que es ser prostituta aunque estes en un concepto de lujo pero también lo placentero que resulta ser.

Durante esos días rompí con cualquier tabú y mi mente no paraba de imaginarme situaciones que en la mayoria me sentía humillada y me daba placer.

Uno de los útlimos días me encontré con alguien que no me imaginaba ver ni en pintura. Allá sobre las 3 de la mañana llegó un grupo de chicos de unos 25 años y aunque ninguno me conocía habia uno de ellos que si me conocía y bien. Intenté eludirlo pero al final nos cruzamos. Estaba con dos copas de más y mientras los amigos se fueron decantando por las chicas el no eligió a ninguna. Se me acercó al oido y me dijo:

– tranquila, no voy a follarte pero me vas a chupar la polla hasta que me corra en tu boca o les digo quien eres.

Indignada le cogí del brazo y me lo fuí a llevar a la habitación pero me dijo que no, que quería que lo hiciera en uno de los sillones como otras chicas y que los demás la vean. Le bajé los pantalones y salió su polla como un resorte. La tenía bastante grande y tenía un sabor bastante fuerte mezcla de sudor y orina seguramente de toda la noche. Seguro que por el efecto del alcohol tardaba bastante en correrse y eso lo aprovechó para reirse con sus amigos que se habían quedado allí.

Por momentos no pensaba con quien estaba y por la situación humillante que estaba teniendo me estaba poniendo muy mojada. Al correrse me llenó toda la boca de su semen y aunque nunca me lo habia tragado con un cliente en ese caso no lo pensé.

– Bueno Laurita, me dijo al oido. El próximo domingo nos vemos en casa de mamá.

Se subió los pantalones mientras yo me incorporaba y sobresalía semen por la comisura de mi boca y se fué con sus amigos. No me lo podía creer, le había dado una mamada a mi propio hermano para que no me delatara. Me sentí lo más sucia del mundo y encima con mis bragas totalmente mojadas. En ese instante sentí que tenía que cambiar y dejar esto por completo pero no podía.

Cada día me encargaba de mis hijos y mi trabajo y durante los fines de semana de un mes me prostituia por petición de mi marido.

Cada noche al llegar a casa mi marido me esperaba y me pedía que me acostara sin ducharme y me lamia durante minutos mi coño usado por otros hombres.

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