Doncella Todo Servicio

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Era uno de tantos jóvenes Chilenos no profesional,cesante y presionado por mis padres a trabajar en lo que fuera.
Así fué cómo mi tía Mireya me recomendó para el puesto de conserje en el chalet de su pudiente cuñada.
En la entrevista,doña Roxana me aclaró que buscaba:una joven buena presencia,obediente y laboriosa,para la vacante de reemplazante de la doncella durante sus vacaciones.
Desesperado le llorisquié que necesitaba trabajar;entonces la elegante cincuentona demandó que me desvistiera completamente, para estudiarme y ver si pasaba la prueba como fémina.
Avergonzado así lo hice y cuando intenté cubrirme los genitales con las manos,la señora me pegó en las nalgas con una regla y al descubrirme de súbito,evidencié una erección.
Tras la revisión,doña Roxana dió su veredicto:»Te favorecen los razgos femeninos del rostro y silueta;por lo tanto te contrataría,si permites que te feminice física y sicologicamente para mis requerimientos laborales.»
Preocupado por aceptar afeminarme,pero agradecido por ser elegido entre las postulantes;firmé el contrato a popín pelado y ante la presencia de don Beto,su encachado marido;el cual me contemplaba lascivamente.
Entonces mi tía,asumió el rol de institutrís,la cual,el sábado por la mañana me llevó a sufrir a un salón de belleza con la depilación completa,rasurado de cabello y probatura de peluca tipo melena.
Por la tarde acudimos a una tienda de lencería a probarme:un corsés con copas rellenas,calzón con faja,portaligas,medias nylon y enagua.
Enseguida pasé a padecer a una zapatería a calzarme zapatos tipo puntilla con taco alto y tuve que aprender a equilibrarme con ellos.
De allí,fuimos a un local de confección de ropa de trabajo a probarme el uniforme rosa a cuadrillé,la toca y el blanco delantal,en cuya pechera llevaba bordada las iniciales de mi nombre.
Finalmente,asistimos a la consulta de un ginecólogo,quién tras examinarme,recetó tratamiento con estrogenos vía oral e inyección mensual y chequeos periódicos.
El domingo completo,la estricta institutrís me dió unas intensivas lecciones de cómo:hablar,caminar,sentarse,mirar,reirse,comer e ir al baño;cual señorita educada y sumisa.
El lunes tempranito llegué a trabajar.Mientras Rosa,la doncella a reemplazar me tomaba el tiempo;rápidamente pasé al baño de servicio;ganando minutos al llevar puesta la lencería,me puse el uniforme de trabajo,acomodé la peluca con toca en mi cabeza,calcé los tacones,me maquillé y perfumé.
Enseguida taconeé ligerito a la cocina y en un dos x tres preparé la charola con el desayuno y se lo serví a mis patrones en el comedor;con una reverencia y esbozando una sonrisa,ante sus aplausos.
Al oir la campanilla,me acerqué a la mesa para retirar las tazas y entonces la señora comentó:»Te haz convertido en toda una atractiva morenita,eficiente y obediente doncella todo servicio de nuestra propiedad.
En las siguientes semanas,me salía natural el sensual bamboléo de culo,al taconear para realizar cual baile los quehaceres domésticos,sintiéndome orgulloso de ser mujer,al recibir con agrado un palmetazo en el trasero por parte de doña Roxana o un pellizcón de su marido.
Cierto día me encontraba en la cocina lavando la vajilla y en eso se para detrás mío,don Beto;quién me abraza por la cintura y mordisquéa suavemente el lóbulo de mi oreja,susurrando:»Una de tus labores es complacer a vuestros superiores…lo dice la letra chica del contrato.»
Nervioso al safarme de su acoso,sin querer le mojé con lavaza la entrepierna del pantalón. Al instante y previniendo de que no me acusara con su esposa;procedí a encuclillarme para quitarle el jeans y secárselo.
Estando en esa posición me bloqueé,al ver saltar de su slip el miembro viríl,cuyo glande se posó sobre mi nariz.Abochornado,dejé que sus manos inclinaran mi cabeza y presionara los labios contra la palpitante cabezuela.
Así fué cómo tuve,que acatar su demanda de mamarle la creciente verga para no ahogarme;ya que él no la retiraría de mi boca hasta quedar satisfecho y que ni se me ocurriera intentar mordérsela para escapar,por que la pasaría mal.
Sintiendo entre susto y gusto,él decidió parar,al verme que apenas le succionaba el grueso pene.Alcancé a sorber un pichintún de su líquido preseminal para estimular la paralizada lengua;cuando don Beto me toma en brazos y procede a recostarme boca abajo sobre un mueble de cocina.
Quedando pasmado en esa pose;él levantó mis polleras,me sacó el calzón,separó mis nalgas y se puso a languetearme el ano y a dilatármelo con sus dedos untados en mermelada.El cosquilléo que me propinó en los encogidos testículos,provocó que riera de excitación y consintiera de que me penetrara.
Así fué qué,mientras don Beto se tendía boca arriba sobre la mesa con su mástil de carne erecto,yo me subí en la silla y empecé a desender el trasero,hasta rozar el ojete contra su glande .De ahí,él tomó mis caderas y me dejé caer,sintiendo dolor preliminar y luego goce al quedar sentado encima de su abundante escroto.
Estaba como hipnotizado,subiendo y bajando del balancín humano e intentando acallar un grito de placer;cuando de súbito se abre la puerta batiente y aparece doña Roxana frunciendo el ceño y murmurando entre dientes:»¿Parece que las iniciales en tu delantal significan otra cosa:Mi Ojete Traga Penes…?»
Avergonzado y sin poder justificarme o tratar de parar y bajarme de encima de su marido,atiné a cubrirme la cara con la pollera del uniforme;dejando a la vista cómo don Beto me manoseaba los sutiles pechos por debajo del corsés.
La señora,al oir a su cónyuge que bufeaba,en señal de que estaba eyaculando en mi interior;acotó:»Bueno…Me Obsesiona Tu Pico…tu deber ante todo,es no dejar inconclusas las tareas con tus patrones…»
Así fué cómo,al desacoplarme de don Beto,inmediatamente me agaché delante de él y anudándome una servilleta al cuello;procedí a abrir bien grande la boca y beber sin arcada su ácido y tibio pichí.
Tras asearle toda laverga con la lengua;acaté la orden de ponerme a gatas,sostener un vaso a la altura de mi recto,pujar,llenarlo con el espeso líquido y beberme el contenido sin dejar gotas.
Al percatarse doña Roxana,que la aguaité cuando se metía una mano dentro de la falda;ésta me dió un ultimátum:»Mi Ordeñadora Tulas Paradas…si no quieres volver con la cola entre las piernas a tu casita;te convertirás a nuestro antojo en una eficiente maraquita.»