Descubrí que mi madre es una golfa y en parte es culpa mía y lo acepto. No me importa mas nada, solo el sexo y sentir placer
Mis estimados lectores, gracias por leerme y, aunque muchos crean que este es mi primer relato pues no es así, ya tenia otros bajo el nombre de deS4d3, desgraciadamente y por terribles acontecimientos perdí todos los pass, incluido los del mail, de esta y otras paginas.
Volveré a subir versiones nuevas de mis antiguos relatos bajo este nombre, además de la continuación de secuestro intergaláctico y las perversiones del abuelo (aunque esta estará difícil ya que, quien la haya leído se darás cuenta que se perderá mucho del morbo pero, ya veremos) espero les guste.
SOL DE VERANO
Como cualquier otro día, regresaba del instituto alrededor de las 3 pm.
Para ese momento el sol de media tarde se elevaba en el cielo causando un calor insoportable.
Ya había caminado las 7 agobiantes calles hasta mi vivienda y llevaba una sed de muerte, mi única meta era llegar al piso y beber un sumo de lo que fuese.
Ni bien subí los primeros escalones del hall del bloque de apartamentos cuando, de golpe me encontré con Lázaro, el vecino del 4-B saliendo del elevador.
— venga Luís – me dijo – te vienes a mi piso por unas birras?
— de lujo – respondí – llevó una sed que te cagas
— así disipas un poco, que tus padres han estado discutiendo todo el día
— y eso? – pregunté sorprendido, sin embargo tengo que decirlo, nunca me agrado mi papá, no sé porque pero, desde que tengo memoria me cayó en los huevos
— debe ser por la tía rubia que dejaba entrar los sábados, mientras ustedes estaban en el entrenamiento de tú hermana – dijo Lázaro abriendo la puerta de su vivienda
— hijo de puta, por eso me encontré un preservativo usado en el baño…y yo lo desaparecí
— sip – respondió Lázaro dirigiéndose a la cocina – ocultaste la evidencia de su romance
— y tú…por qué no me lo dijiste antes?
— No podía – respondió el vecino – no estabas en mis planes
— Espera…espera a que te refieres con eso? – pregunté – no dirás que tú. Tuviste algo que ver con que mi madre se enterara del amorío de mi padre?
— Y no fue fácil te diré
— Que cabronazo…y para que lo hiciste
— Para ayudarte a ti – respondió Lázaro – se que odias a tu padre y yo, me deshice de él por ti, claro, también me interesa tú mamá. No sabes como me pone
— Que? te la quieres tirar – pregunté
— No encuentro la hora
Lazaro es un hombre de 62 años que no los aparenta, mide 1.75 cm. aproximados, es delgado de tez blanca, atlético y tonificado por sus años en el gimnasio, rasgos largo y refinados, luce una sensual barba candado semi cana que hace juego con su cabello de igual color, largo y revuelto, articulado y bien vestido. Vamos un imán de mujeres.
Lo conozco hace 3 años cuando se mudó al condominio, es un tipo simpático y salido a más no poder.
Recuerdo un par de ocasiones donde Lázaro, me invitó a entrar en su casa cuando una de sus conquistas ocasionales salía del baño en pelota.
— Supongo que me darás tú bendición – dijo Lázaro ofreciéndome una cerveza
— Mi hermana no sé que dirá pero, yo no tengo problemas – dije entre risas – es más, te ayudaré a que te la folles
— Ese es mi amigo – respondió encendiendo el televisor
Eso último era broma, a mi madre le cayó mal desde el primer día que lo vio. Lo considero un viejo verde con complejo de Peter Pan, engreído y pedante.
Y a decir verdad lo es, pero a mi me agrada y yo a él, también tiene sus ventajas estar rondándole.
Las siguientes 2 horas la pasamos visionando un partido de fútbol, comentando entre risas y regañando al juez de línea.
— ya me voy – dije levantándome del enorme sillón de cuero rojo bermellón – ya habrán terminado de reñir, no quiero verle la cara a ese gilipollas infiel
— hey chaval – gritó Lázaro levantando una de sus elegantes cervezas Belgas – recuerda, cuando llegue el momento me ayudaras a afollarme a tú madre
Sonreí asintiendo con la cabeza, para luego cerrar la puerta del 4-B y caminar los metros necesarios para llegar a mi vivienda. Dude un instante, si abrir la puerta con mi llave ó tocar el timbre.
No quería interrumpir si continuaban riñendo, para eso esperé unos minutos detenido frente a la puerta y como no escuche ruido alguno, abrí lo más silencioso que pude.
Observe el pasillo, el comedor y parte del salón, como no advertí nada avancé mirando a mí alrededor. La lavandería y el pequeño baño de la planta baja estaban vacíos, al igual que la cocina de concepto abierto que estaba unida al; comedor, el salón y la terraza.
Debo mencionar que, en este condo cada piso es de 2 plantas, estando los cuartos de servicio abajo y los dormitorios arriba.
No quería pero, para salir de dudas me vi obligado a subir los escalones hasta la planta alta, me quede otra vez quieto en el pasillo dándome ánimo para avanzar hasta el dormitorio principal
— mamá – dije abriendo la puerta – estas aquí?
Si, allí estaba, dándome la espalda ordenando en silencio el armario.
— que ha pasado? – pregunté fingiendo no saber nada
— es tú padre, se ha ido ó mejor dicho, le he echado – guardo silencio – el muy cabrón me engañaba
— pero, que estas diciendo? – respondí
— lo que oyes, la muy zorra con la que andaba me llamó furiosa, que dejase de molestarle a ella y a su noviecito. Me puedes creer – lanzó una camisa del gilipuertas al otro lado del cuarto – esa puta me regañó a mí
— que cojones hizo Lázaro?- me pregunté
— en cuanto llegó le pedí explicaciones, dudó unos segundo pero, después me lo reconoció – suspiró – me confesó que tenia una relación hace 2 años…discúlpame pero en ese instante mandé sus cosas a volar y le ordené que se marchara
— mamá, no tienes que disculparte. Si el te engañó es tú decisión perdonarle ó darle pasaporte – me senté en la cama – yo te apoyaré en todo
— gracias hijo, no sabes cuan bien me hacen tus palabras
— bueno basta de depresión toma…
— mamá! Llegue! – gritó Verónica desde el pie de la escalera
— Vero – vociferé con fuerza – ven aquí, ayúdanos con esto
— Que sucede? Que hacen con la ropa de papá? – preguntó mi hermana desde la puerta, luego de subir los escalones corriendo
— Nos desharemos de esto – dije lanzando un pantalón por el aire
— Pero…y papá? – Inquirió consternada
— Se ha ido con su amante – respondí cortante
— Como? – Acotó perpleja
Se quedo unos minutos inmóvil, procesando la situación. Cogió un polo de papá que recién había lanzado y se marchó.
La atmósfera se mantuvo tensa por 3 meses. Mi hermana era la favorita de papá y sin él en casa, responsabilizaba a mamá por pedirle de buena manera que se fuese a la mierda, pensaba que; espantado por la tirana actitud de mamá, el pobre hombre estaba tan asustado que no podía venia a verla, ó eso creía, pues había pasado todo ese tiempo y papi ni siquiera le llamó al móvil para saber como estaba…como estábamos. Para él fue un alivio abandonar la casa, olvidándose de ella, de mamá, y de nosotros.
Afortunadamente el piso estaba pago y teníamos una pequeña cuenta de ahorro que, nos servia para subsistir un tiempo sin problemas. Como dije, 3 meses después de la separación, fue mi propia hermana quien se le ocurrió la idea que desencadenaría todo
— mamá – dijo Verónica recostada bocabajo en el sillón con las piernas flexionadas – estaba pensando, por que no hacemos una fiesta?
— Que buena idea – agregué
— Saben chicos…tienen razón – dijo mi madre levantándose de la silla en la que reposaba – haremos una fiesta, hoy es jueves, preparemos una para el sábado
— Bien me parece – dijo Verónica
— Puedo invitar a Lázaro – pregunté solo para molestar a mi madre, sabia que se negaría
— Por mi esta bien – respondió ella
Inmediatamente recordé la propuesta de Lázaro, y mi presta ayuda para que el vecino se follara a mi madre.
— no, si lo decía solo para molestarte, se lo mal que te cae el vecino
— es verdad pero, se lo migas que has hecho con él…por que no invitarle
— no, no te preocupes, no es necesario – dije sudando hasta los cojones, sabia que, si lo invitaba me presionaría para que cumpliera con el acuerdo
— ya esta dicho – dijo mamá cabreada – si no lo invitas, lo haré yo
— no es necesario – dijo mi hermana – ya le enviado un mensaje
— mierda – pensé
— y como es que tienes su número? – preguntó mamá
— es parte del grupo de vigilancia del condo – respondió ella
— gracias…ves que fácil era Luís, ahora lo que sigue
Mi madre no quería dar la impresión de tristeza o depresión por el abandono del gilipolla por lo que, nos llevó todo el viernes afinar hasta el último detalle. Todo ese tiempo me la pasé entre una dicotomía de dediciones…follar o no follar?
LA FIESTA
Irremediablemente la noche del sábado llegó, y con ella la esperada e infame celebración, a la fiesta asistieron unos cuantos amigos de mamá y los pocos amigos de ambos que tuvieron la valentía de asistir, todos con la muletilla de “nunca imaginé que Pablo hiciese eso”.
La fiesta del fin de depresión inició a las 7.30 pm, ya pasaban las 9.45 pm y como Lázaro no aparecía, comencé a respirar mas aliviado, creí que se le olvidaría ó estaría en otros menesteres. Que equivocado estaba
— disculpe por llegar tan tarde – oí decir desde la puerta.
Mi respiración se detuvo y un sudor frió recorrió mi espalda
— buenas noches señora Isabel, no sabe lo honrado que estoy de encontrarme en su encantador hogar –dijo Lázaro ceremoniosamente
— gracias, pero llámeme Isabel a secas
— encantado Isabel, traigo una pequeña ofrenda para esta celebración – dijo Lázaro entregando una fina y costosa botella de vino
— Gracias, la abriré más tarde…adelante
— Como guste…por cierto, esta muy bella esta noche – replicó el vecino adentrándose por el pasillo
Y era verdad, mi madre era una mujer muy atractiva. Su cabello castaño y ojos marrones realzaban su tez blanca. Aunque era bajita, sus voluptuosos senos, sus caderas anchas, su culo redondo y respingado, unido a su 1.60 de estatura, le otorgaban una figura de reloj de arena, deseablemente apetitosa. Más ahora, que lucía un vestido rojo hasta las rodillas y un generoso escote que, proporcionaba una espectacular vista del canalillo que dejaban sus tetas.
Nunca antes le había visto ese vestido, pensé que debió comprarlo para la ocasión ya que resplandecía con el, logrando hacer las delicias de los hombres y demostrando que estaba nuevamente disponible.
— hey amigo – dijo Lázaro sentándose junto a mi en la mesa
— ahora es cuando – susurrándome al oído
— vino? – preguntó mamá acercándose a nosotros
— por favor – respondió él
Mi madre se inclino para servirle vino a su copa, dándole la oportunidad para que el pervertido diera un buen vistazo a sus glándulas mamarias. No tenia espejo pero, puedo apostar que mi cara se volvió roja en fracción de segundo por el descaro de mi amigo.
Mamá se dio cuenta, y yo me di cuenta que mi mamá se dio cuenta. Ella haciéndose la desentendida se dirigió a la cocina, yo de inmediato corrí tras ella.
— mamá…mamá discúlpame
— por qué? – preguntó tomando unas copas
— por lo de Lázaro…le pediré que se vaya
— si eso – dijo mi madre muy seria – veras, cuando estaba casada con tu padre debía aparentar recato, pero la cosa es que, siempre me atrajo tu amigo
La imagen que llego a mi mente fue la de mamá, poniéndose cachonda cada vez que me regañaba por pasar todo el día en su piso ó cuando le veía por el pasillo y a regañadientes le saludaba. No lo podía creer, solo, no lo podía creer.
Sostuve con mi mano una de las bandejas que irían al salón y antes de mencionar palabra se me ocurrió un plan, tal vez no sea tan difícil hacerlos follar pensé.
— que coincidencia – dije en un tono suspicaz
— el que? – respondió
— él también me ha dicho que te encuentra muy buena…jejejeje
— hijo por dios – respondió con una risilla coqueta
— te ayudo con esto – exclamé cogiendo la bandeja.
Los pocos metros cuadrados del comedor y el salón, dejaban un tanto ajustados a los 25 ó 30 invitados que teníamos, todos ellos charlaban animados al compás de la suave música, las copas de vino que no paraba de fluir y los canapés que desaparecían en forma constante.
Rodee una pequeña encimera que separaba la cocina del comedor, y me abrí camino entre los invitados repartiendo los canapés que llevaba en la bandeja de plástico imitación madera.
Todo ello mientras buscaba a mi amigo para darle la buena noticia y explicarle cual era mi plan.
Me lo encontré en el balcón charlando muy animado con Roció, una amiga de mamá. La mujer ronda los 45 años, de figura atlética, cabello largo color miel. Ojos verdes y unas piernas kilométricas pero, lo más destacable es que, se ha casado 4 veces y siempre anda en busca de su 5º marido.
Luego de recuperar a Lázaro de las garras del matrimonio. Lo conduje al pasillo, el lugar más vació del piso.
No demoré en contarle mi malevo plan, el cual entendió de inmediato, se que era muy simple pero, a él le apremiaba retozar entre las piernas de mi progenitora.
— donde esta Verónica? – preguntó mi madre, apareciendo de improviso a nuestras espalda
— se fue a acostar – respondió Lázaro sin alterarse – estaba algo achispada
— esa niña, me va a escuchar – dijo mi madre subiendo las escaleras
No se que ocurrió arriba con Verónica pero, mi madre bajó segundos después, creo que la vio dormida y tan solo bajó sin despertarla. La velada continúo sin mayores inconvenientes y los primeros invitados comenzaron a despedirse a eso de la 1:30 de la madrugada, ya para 2 am, la pareja rezagada se despedía de mi madre en la entrada del piso.
Fue mi oportunidad de tomar al vecino y dirigirlo por la escalera
— sube al baño de arriba – le dije indicado la planta alta – no bajes hasta que lo diga
— vale – dijo subiendo de puntillas
— deja eso, yo lo hago – exclamó mamá cerrando la puerta principal
— no, no, yo te ayudo – dije bajando raudo y haciendo que ordenaba la mesa de copas y restos de canapé
— y…donde esta Lázaro? – preguntó mamá
— creo que se fue – dije sin interés – dijo que primero pasaría al baño, eso fue hace rato, ya debe estar en su apartamento
— entiendo…ve a dormir yo termino –
— que yo te ayudo – respondí forcejeando con ella por unas copas de vinos
Una de las copas se encontraba media de vino tinto, y entre el tira y afloja la copa sorprendentemente se derramo sobre su nuevo vestido rojo. (Como se habrán dado cuenta, esto también era parte de mi plan) la tela humedecida por el fermento de uva dejo al descubierto un delicioso bulto que, sin duda era su pezón, la parte de mi madre sin sujetador no estaba en mi plan, eso me desconcertó unos segundo pensado ¿tampoco llevará bragas?
— pero tú estas tonto? – gruñó enfadada – lo estrené hoy y tú me lo manchas con vino
— lo siento mamá, tienes que lavarlo antes que la mancha ya no salga
— si lo sé – dijo mi mamá dirigiéndose al baño de invitados
— trae algo para ponerme – gritó cerrando la puerta
— enseguida – respondí aguantando la risa
corrí a la lavandería y tomé el albornoz de Verónica, lo escogí especialmente por ser tan pequeño que ni a mi hermana le queda bien, volví al baño y golpeando la puerta
— ma, tema – dije entregándole la prenda
— pero…esto es muy pequeño – dijo mamá intentando devolvérmelo
— es lo primero que encontré – alegué – ya no hay nadie, de que te preocupas además, quiero ir a dormir, ya apagué las luces mañana terminamos con los trastos
— esta bien – respondió a regañadientes
Subí a la planta alta, y entré sigiloso al baño haciendo un gesto con la cabeza, Lázaro me guiño un ojo y salio bajando los escalones en silencio, yo le seguí quedándome agazapado oculto en la penumbra de la escalera.
A los minutos mi madre salio del baño caminado por el pasillo pero, la luz que el vecino encendió en la cocina le llamó la atención
— no dijo que había apagado toda las luces? – farfullo molesta
— Isabel, estaba esperándola para abrir esta botella – dijo melosamente Lázaro aferrado a la costosa botella
— Pero no estoy…presentable – se excuso mamá
— Este es un Chateau LeBlanc del 82 y está en su temperatura justa, seria una lastima desperdiciarla ahora que esta abierta – concluyó Lázaro descorchando la botella
Mi madre contrariada con una mano intentaba, a duras penas cubrir sus enormes senos con la escasa y mullida tela, mientras con la otra, hacia lo propio con el largo de dicho albornoz ya que, con un estornudo se le vería hasta la matriz de corta que le quedaba.
— esta bien pero, solo un poco ya he bebido suficiente – dijo mamá roja de vergüenza
— descuida beberemos lo justo – respondió
Lázaro, aparentando no prestarle atención y haciendo gala de su pericia, sirvió el líquido de la orlada botella en el interior de las copas dispuestas en fila sobre la encimera. Una vez finalizado el vertido, le ofreció una copa mientras él olisqueaba la suya.
Mi madre, que se encontraba arrimada a la encimera pudo, sin que se viera nada, soltarse la falda del albornoz y recibir la copa. Bebió el contenido en 3 sorbos para luego depositarla en la base de granito
— esta buena no? – preguntó mi amigo
— si….pero no quiero más – respondió mamá
— venga, otra copa no te hará nada
— esta bien
La penumbra que envolvía el hueco de la escalera era perfecta para ocultarme. También desde allí podía ver claramente el salón pero, la cocina me era difícil por la pared lateral. Sin embargo, como se dijo en una vieja película “utiliza las superficies reflectantes”.
Gracias a la reflexión del ventanal, logré ver sin problema cuando Lázaro rellenó la copa de mi madre que ya estaba algo bebida y mientras hacia eso, deslizó descaradamente la solapa del albornoz, dejando semi descubierta la teta izquierda.
— Tienes hermosos senos
— Gracias – respondió mamá sorprendida y algo cachonda por el efecto del alcohol
— Siempre he pensado que tus pezones saben a fresas – exclamo Lázaro bebiendo un trago de vino
— Te…gustaría comprobarlo – dijo mamá abriendo ese lado del albornoz, dejando su pera a la vista del vecino en su totalidad
Quedé estupefacto, sabia que mi madre sentía una atracción por mi amigo pero, nunca creí que pudiese comportarse calentorra de esa manera, su pudor se había esfumado y me pregunté: Fue así siempre y se reprimía con mi padre o se volvió así luego del engaño de él?
Lázaro depositó la copa en la encimera y acercándose a mi madre, se introdujo la teta en la boca, succionando y mordisqueando el pezón. Ella suspiraba suavemente mientras el hombre mamaba ansioso.
Tras unos minutos de labor, Lázaro levantó a mi madre, liberándola por completo de la prenda que la cubría y asiéndola de las manos, la condujo al sillón.
El cual quedaba en perfecto ángulo de visión para mí.
Mi amigo la depositó suavemente sobre los cojines para luego quitarse la camisa, los pantalones y el calzoncillo, dejando al descubierto una poderosa tranca erecta y pulcramente depilada.
Apoyando una rodilla en el sillón, se posiciono sobre el pecho de la mujer, ofreciéndole el mástil de carne venosa y congestionada como si fuera un apetitoso caramelo.
Mi madre inclinándose lo cobijo dentro de su boca, se notaba la experiencia que tenia mamando pollas ya que, la chupaba con pericia lamiendo el venoso tronco, mientras sus labios cubrían el glande. Todo al tiempo que sus dedos acariciaban suavemente sus pesados cojones.
Lázaro tras un momento, cambio de posición atrayendo el culo de mi madre al apoya brazos, dejando su cadera levantada y colocando las torneadas piernas sobre sus hombros, dejando el camino libre para hundir su rostro en el chumino de mi madre.
Para cuando Lázaro acabó de comerle el coño, y ocupar con su polla el lugar que tan apetitosamente degustaba con su lengua, yo me encontraba con los pantalones abajo y pajeándome de maravilla, es más, estaba a puertas de un extraordinario orgasmo
ATRAPADO
— que estas haciendo guarro de mierda? – dijo la voz de Verónica tras de mi
Rápidamente me volteé, intentando calmar a mí hermana quien se acercaba descendiendo la escalera, todavía adormilada bajaba los escalones pesadamente, se le veían las bragas blancas entre la blusa mal abotonada color crema que usaba para dormir. Me acerque haciendo señas, intentando silenciarla pero, olvide que iba con la polla al aire
— aléjate de mi pervertido –
— shhhhhh…cállate, cállate por favor – suplique guardando mi pene dentro de los pantalones
— depravado le contaré a mamá –
— no podrás – susurre
— por qué? Donde esta? – dijo calmándose
— follando con Lázaro en el sillón
— como? – respondió incrédula
— Ven a ver si no me crees – dije ubicándome en la misma posición anterior
Verónica, que ya prestaba atención a los ahogados gemidos que emitía mi madre, tapándose la boca con el borde cubital de su mano. Se situó en la penumbra junto a mí.
Los dos nos quedamos en silencio, observando la actuación de mi amigo.
Ahora con las piernas de mi madre flexionadas sobre su pecho, hacia que las rodillas de mamá aplastaran sus tetas, dejando más expuesta la entrada a su chocho logrando penetraciones profundas.
Lázaro le envestía violentamente el coño sacudiéndola en cada empellón. Ella chillaba en cada acometida hundiendo su rostro en el tonificado pecho del hombre mientras, con lujuria le acariciaba desenfrenada la sudorosa espalda resbalando sus dedos hasta las nalgas, amasándolas y hundiendo sus uñas, le abría los glúteos dejando al descubierto para quien quisiera ver el agujero trasero de mi amigo.
Lázaro volteo a mí, ofreciéndome una risilla cómplice.
La verdad, no sé si nos veía observándoles como 2 voyeristas en la noche, ó fue simple coincidencia.
Las arremetidas en esa postura se mantuvieron por largos minutos, hundiendo incesante su tieso cipote en el conejo de mi madre.
Entonces Lázaro cambio de posición, acomodando las piernas de mi madre en sus flancos, tendiéndose sobre ella y abrazándola acercó su boca a la de ella para poder morrearse a gusto, mi madre respondía ávida ahogando con la lengua del vecino sus lujuriosos gemidos.
Disimulado observé como mi hermana estimulada por el espectáculo y los sinfónicos gemidos de la pareja, movía compulsivamente los dedos en forma circular sobre su braguita.
Ambos nos dejamos llevar hechizados por la morbosa visión y sin pudor comenzamos a masturbarnos uno frente al otro, era como si, a parte de la cachonda escena del salón, tuviéramos la propia a los pies de la escalera. Ya no sabía donde mirar, si a Lázaro taladrando el agujerito por donde nací ó, a Verónica castigando su clítoris, ya con las bragas en los tobillos dejándome ver claramente su monte de Venus cubierto por una delicada alfombrilla de sedosos vellos.
Yo hacia lo propio, subiendo y bajando la mano sobre mi pene ardiente y erecto.
Mi hermana se encontraba en mi misma situación ya que, pasaba del sillón donde retozaban los amantes, a mi verga enhiesta que apuntaba en su dirección.
Los suspiros de Verónica incrementaron en intensidad, al igual que los jadeos de mi madre que ya eran audibles donde nosotros estábamos. Tal vez era posible que los oyéramos desde nuestras habitaciones si estuviésemos allí.
Fue entonces cuando mi hermana apretó los ojos, quitó la mano de su vulva y se pegó a la muralla, un fuerte gemido escapó de sus labios. Estaba teniendo un orgasmo, se estaba corriendo, disfrutando ver como nuestra madre era follada por el hombre que decía despreciar.
Yo descaradamente solté mi polla y coloqué mi mano sobre su pubis, tantee su clítoris rígido y fuera de su capuchón, y continué castigándolo salvajemente, ocasionándole convulsivas contorsiones, Verónica estallo en un segundo orgasmo mientras con un dedo pringoso por sus jugos que, escurrían abundantes por sus piernas, lo introduje sin compasión dentro de su ardiente coñito, mi hermana cegada por la lujuria se lanzo sobre mi verga y con movimientos torpes siguió masturbándome.
No tarde mucho en correrme con un gruñido que estallo en mi garganta, un abundante chorro de lefa le salpico el rostro, un segundo y un tercero se estamparon contra su desgastada blusa.
Afortunadamente todos nuestros sonidos fueron opacados por los potentes gruñidos de Lázaro, que en un orgasmo descomunal se corría en el interior de mi madre.
— suelta tu leche dentro de mi – gruño mi mamá conteniendo como podía otro
fuerte orgasmo, sus dedos crispados por encima de su cabeza, se aferraban al apoya brazos del sillón, su espalda arqueada acompasaba a la pierna izquierda que no paraba de sacudirse trémula.
Lázaro de desplomo sobre sus tetas agotado. Ambos se quedaron inmóviles, tendidos uno sobre el otro reposando.
Esa era nuestra señal para largarnos de nuestro escondite. Solo sabía que Verónica me seguía, ascendiendo por la escalera de cerca pero, al voltearme la vi en tetas limpiándose la lefa de su rostro con la blusa.
— mejor nos acostamos – dijo Verónica
Asentí con la cabeza intentando apartar la vista de aquellos montes de ambrosia, sus senos eran mucho más pequeños que los de mamá, como del tamaño de mitades de cocos pero, firmes y respingones, sus areolas de un pálido rosa se hallaban coronadas por unos pezones tan pequeños que apenas eran visibles. Mi hermana se refugio en el baño, obsequiándome una mirada de morbosa confabulación.
A los minutos me dormí con la imagen de mi madre, suspirando eróticamente bajo mi amigo, soportando los enérgicos envistes de su verga.
EL ENORME SILLON ROJO
El replicar de mi móvil me despertó al rededor del medio día, no tenía ganas de nada. La pereza me tenia pegado a la cama sin querer moverme pero, el desagradable sonido me obligo a levantarme y responder
— Luís…ven en unos 20 minutos vale – dijo Lázaro desde el otro lado de la línea
— Esta bien – respondí
Conocía al degenerado del vecino y tenía una buena idea que tramaba, tomé unos instantes mientras discutía conmigo mismo por lo que quería realizar.
Al final venció la parte depravada en mí.
Corrí al cuarto de mi hermana golpeando la puerta un par de veces, como no respondió, abrí lentamente.
La chica no estaba, desalentado me dirigía a la planta baja cuando la veo salir del baño
— quieres ver algo divertido? – pregunté con una risilla malévola
— siempre – respondió de igual manera
— ven
— pero no estoy vestida – exclamó, era verdad, mi hermana a penas vestía una playera sin mangas rasgada, de esas que usa para dormir en verano lo que, le queda muy escotada y unas bragas color crema
— no importa, estas perfecta – respondí
Ambos salimos de nuestra vivienda y recorrimos el solitario pasillo hasta el piso de Lázaro. Como otras muchas veces antes, recogí las llaves bajo la alfombra y esperé a que el tiempo se completara
— cuando entremos, sígueme el juego – dije susurrando
— bien…pero de que se trata?
— Ya veras
Abrí la puerta, tan solo lo suficiente para dar un vistazo rápido. Allí estaba mi madre, completamente desnuda y tendida boca abajo sobre el gigantesco sillón rojo bermellón, su boca sensualmente abierta emitía ligeros gemidos y chillidos de placer, sus ojos cerrados y cejas arqueadas reflejaban éxtasis, sus dedos crispados se aferraban fuerte a la pata del mueble.
Lázaro acostado sobre ella, tenía una mano entre sus piernas y la otra estrujaba violentamente su teta derecha, mientras embestía con enérgicos movimientos de caderas, el culo del vecino como ariete subía y bajaba a una velocidad de vértigo.
— tío, has visto mi móvil por aquí – dije entrando raudo al piso
— si – dijo Lázaro sin dejar de follar a mi madre – lo dejé en la estantería de la biblioteca
— que haces aquí?, que vergüenza – chillo mamá intentando incorporarse pero, el peso de Lázaro junto a la embriagante sensación del orgasmo que emergía de su interior, la obligó a quedarse en la misma posición
— gracias, hola ma, pensé que estabas dormida – dije pasando a su lado
— no dios…no puede ser, no me veas…ah que gusto – exclamaba mamá entrecortado
— Veró, mamá esta aquí – grité hacia la puerta
— No, que no entre por Dios – replicaba ella
— Y que hace… – alcanzo a decir mi hermana mientras entraba al salón
Al cabo de unos momentos en donde Verónica quedó impávida viendo la situación, logro reaccionar, tal como yo y por supuesto mi amigo deseábamos
— Buenos días mamá – dijo mi hermana lo más natural posible, sentándose en el sillón frente a donde ellos follaban – veo que lo estas disfrutando
— No quiero que veas, por favor no me mires…así, así, sigue así – murmuraba mamá alcanzando un fuerte orgasmo
— Ya lo encontré – grité volviendo al salón
Allí encontré a Verónica, recostada en la butaca con las piernas escandalosamente abiertas mirando el culo de Lázaro subir y bajar.
Mi amigo, acciono un movimiento que solo él sabe hacer en un sillón grande como en el que estaban, levantó una pierna de mamá y le giró las caderas al tiempo que él se recostaba en el respaldo del mueble, con este movimiento dejó a mi madre de lado mostrándonos su chocho encharcado, sobre su pubis se dibujaba un pequeño triangulo de vello, mientras la polla de Lázaro entraba y salía lenta y profunda en el interior de mi madre.
Ella, con el rostro encendido nos miraba con una mezcla de vergüenza, lujuria y morbo.
Cuando noté que las bragas de mi hermana comenzaban a humedecerse, viendo alucinada el trozo de carne venosa y congestionada poseer el coño de mamá
— bueno, nos vamos, después me cuentas cuantos polvos has echado – dije levantándome
— nunca te contaré eso – susurraba agónica mamá
— le hablaba a Lázaro – respondí jalando a mi hermana y saliendo por la puerta principal
2 horas después, ya habíamos terminado de almorzar unas pastas recalentadas cuando, se habré la puerta e ingresa mi madre. Ella se sorprende, al vernos recoger la mesa aún en ropa interior, algo que nunca hacíamos y nosotros nos sorprendimos al verla entrar, tan desnuda como la última vez que la vimos.
— hijos, quería disculparme con ustedes por mi comportamiento – dijo pegada a la puerta, mirando al suelo – lo que han visto, es algo que nunca quise…
— mamá no te agobies, nos da gusto verte tan alegre y si es por follar con Lázaro, por mi esta bien
— si mamá el sexo es algo natural, no tiene nada de malo – dijo verónica – el pudor está sobreestimado
— gracias – una lagrima recorrió su mejilla, todavía intento averiguar que significó.
Mamá abrió la puerta dejando entrar a mi amigo
— entonces…no les molesta que folle con Isabel aquí? – dijo Lázaro abrazándola por la espalda y amasando su teta derecha
— no, para nada – respondí
— comieron algo ó se la pasaron follando como conejos? – dijo mi hermana
— ya comimos gracias – exclamó Lázaro – alimento digo, tú mamá comió otra cosa
— y a que sabe? – preguntó Verónica
— como si no supieras – respondió mamá pasando a su lado
— y por lo visto, su chochete sigue hambriento – mi hermana estaba desatada
— hagan todo el ruido que quieran – dije sonriendo
Cuando Lázaro avanzo por el pasillo hacia la escalera, noté que llevaba el pequeño bolso marrón. El bolso de las “vitaminas” como le llamaba, no sé que contendría solo sé que el mes pasado folló con 3 sobrecargos por 2 días seguidos, gracias al contenido de ese bolso. Pobre mamá pensé.
El agónico rechinar de la cama no tardó en oírse. Al igual que los bufidos, gemidos y chillidos y continuaron por un largo tiempo.
Aumentando su intensidad al punto que era audible en casi todo el piso.
Mi hermana y yo estábamos como motos sentados en el salón.
Ella guiñándome un ojo, deslizó suavemente las bragas por sus vigorosos muslos y cuando llegaron a las rodillas. Dejando su coñito sin protección, comenzó a frotarse suavemente, presionando poco a poco sus dedos sobre su perla.
Cerrando los ojos se dejó llevar por el placer.
Yo hice lo propio liberando mi polla que, para ese momento estaba en su máxima erección.
Cuando me estaba masturbando, Verónica abrió los ojos mirándome cachonda, entonces ambos nos pajeamos en una sintonía morbosa y pervertida, escuchando las lujuriosas entonaciones de mi madre.
Tal y como esperaba, el folleteo de mi madre duró un día, deteniéndose de vez en cuando para descansar, comer algo y tomar líquidos.
Con mi hermana, nos masturbamos las primeras ocasiones, después perdimos el interés y cada uno fue a hacer lo suyo.
Al cabo de ese tiempo, Lázaro regresó a su apartamento dando un escueto adiós chaval.
Mamá tomó su tiempo antes de abandonar la recamara, con un visible escozor en la entre pierna, se sentó junto a nosotros a desayunar
— la follada debió estar buena – dijo mi hermana demostrando un total descaro
— estuvo espectacular – dijo mamá riendo con cara de vicio
Los días subsiguientes resultaron ser tranquilos y apacibles.
Mi madre parecía haber vuelto a la normalidad, dejando atrás su veta desenfrenada y pervertida.
Y yo estaba cada vez menos preocupado por los acontecimientos post fiesta.
Verónica por su parte, continúo mostrando ese toque guarro e irónico que mostró anteriormente, hablando casi en todo momento en doble sentido.
Acostumbró a mantener la puerta de su cuarto siempre abierta, hasta cuando se cambia de ropa Incluso, en un par de ocasiones en la que pasé frente a su cuarto, pude verle masturbándose sobre su cama y deliberadamente seguía frotándose su cuevita, parecía que le ponía verme allí inmóvil, mostrándome como de su deliciosa grieta sexual emergían abundantes jugos viscosos empapando sus dedos.
Aún con ese comportamiento pensaba que, de los males el menor.
Al fin que Lázaro se había quitado la obsesión por mi madre y ella gozó con él, el final feliz deseado.
ILUSIONES ROTAS
No seria hasta dos semanas después. Cuando volvía del instituto y ni bien atravesé la puerta de mi vivienda, escuché sorprendido el agónico rechinar de mueble, de una cama para ser más preciso, de la cama de mi madre en su habitación si quieren una descripción perfecta.
Corrí frenético por la escalera hasta enfrentarme con su puerta, la cual abrí lentamente evitando hacer ruido.
Allí vi a mi mamá sobre la cama, a horcajadas galopaba cual vaquera sobre el rabo inhiesto de Lázaro, sus tetas se agitaban desordenadas en cada acometida mientras ella galopaba tensando sus músculos a causa del ejercicio, sin querer ver más les dejé allí y tal como llegué, me largué sin hacer el menor ruido.
Indignado y abatido salí del departamento escuchando el rechinar de la cama y los quejidos y resoplidos de mi madre, la broma ya había pasado, lo que ahora realizaban en esa cama era una total depravación.
Me senté el los sillones dispuestos en el hall del condominio a esperar que terminaran.
Un par de hora después volví a subir, y por suerte ó infortunio me encontré con mi amigo saliendo de mi piso
— pero que coños te pasa? – dije furioso – este no era el trato, dijiste que querías follártela en una oportunidad, no que fuera tu puta particular
— calma chaval, no fui yo el de la idea – respondió caminado a su vivienda – fue idea de tu madre
— a decir verdad – continúo – ella vino ayer a mi piso, dijo que se encontraba aburrida y, si yo podría pasar un día y…
— la puta de mi madre
— sip, así es
Segundos después que Lázaro ingresara en su casa llegó Verónica y tras de verme a la cara
— se follaron a mamá otras vez? – preguntó
— si
— mierda, y yo no estaba
— como te enteraste?
— tu expresión, tienes rostro de perro apaleado – respondió
— tan visible es? – dije cabizbajo
— si, de que te preocupas, ella quiere disfrutar del sexo, tu no tienes porque sentirte mal
— pero…creo que yo provoque esto
— emputecerla? dudo mucho, nuestra madre es una puta tienes que conformarte, a mi también me hubiera gustado tocar algo
— por eso querías estar aquí?
— si
— descuida, Lázaro no se conformará con un par de polvos, volverá
y así fue, dos días después de ese evento, y mientras mi madre estaba en la cocina preparando la cena
— hey tío, vengo a follarme a tu madre – gritó Lázaro ingresando a nuestro apartamento
— como mierda abrió la puerta si estaba con cerradura? – pensé – quien le dio la llave?
— ma…el vecino quiere meterte la polla – grité desenfadado, ya no me importaba nada
— hijo lenguaje – exclamó mamá – Lázaro espérame arriba
— porque no te bajas las bragas y te sientas en la encimera – dijo el vecino
— pero…a la vista de…
— no te molestes por mí, ya te he visto follar – dije con un tono aburrido
— esta bien – respondió mamá extrañamente obediente
intenté no voltear a mira pero, el sonido me decía que, Lázaro se quitó los pantalones y luego penetro el chocho de mi madre (por el fuerte suspiro de ella) de inmediato vinieron el crujir del mueble, los resoplidos del hombre y los gemidos de mamá que duraron unos minutos
— que sucede allí abajo – dijo Verónica descendiendo el primer peldaño
— nada, solo están follando – respondí intentando que no se acercase
— ah que bien – respondió descendiendo rauda la escalera, para luego apoyándose en la encimera de granito, prácticamente al lado de mi ellos
mamá al ver a mi hermana allí, mirándoles con lujuria, intentó cubrirse avergonzada, incluso intentó incorporarse y escapar de la intensa monta pero, Lázaro la contuvo, incrustando una mano en la nalga y la otra en el hombro aumentando el mete y saca
— noo detente – gemía mamá – Victoria nos esta viendo
— y qué? Deja que nos vea – dijo Lázaro sin el más mínimo pudor, taladrándole vigorosamente el coño
mi mamá quedó de piedra, contemplando desconcertada como Victoria se calentaba con el espectáculo que ellos le proporcionaban. Lázaro sabía que mamá perdía los prejuicios y el pudor cuando se acercaba al orgasmo por lo que, aumentó las envestidas, provocando que mi madre gimiera y jadeara con ahínco, eso, y el sonido de los cojones de mi amigo golpear el perineo de ella, me ponían a mil, lo único que quería era machacármela ahí mismo pero, alguien debía mantener una pizca de decoro.
— más fuerte, más fuerte – gemía mamá ya sin importarle que mi hermana estuviese pegada a ellos
— te dije que nuestra madre era una golfa – gritó Verónica apartándose la blusa, dejando al descubierto una teta
Lázaro encorvándose, se aferró de su seno mamando con entusiasmo. Eso era todo lo que podía soportar.
Me encerré en mi cuarto, coloque los cascos, seleccione mi playlist y dejé que ACDC alejara mis pensamientos con los delicados y armoniosos acordes de Thunderstruck. Cuando Rammstein comenzó a tocar “te quiero puta” bajé a ver que hacían mis putas pero, todo estaba en extraordinaria calma. A parte de unas cuantas arañas que habían hecho de los rincones su hogar y un mosquito que revoloteaba por allí, estaba totalmente solo.
De inmediato sospeche que mi querido amigo trasladó la fiesta a su piso. Así que, fui a ver que tal se la llevaba pero, al buscar las llaves bajo la alfombra no las encontré.
No sé a que horas llegaron pero era de madrugada, las dos sin decir palabra, se encerraron en sus cuartos.
Ese fue mí quebré emocional, si todas las mujeres de mi familia eran unas furcias, pues entonces a la mierda con ellas, si les gusta follar por todos sus agujeros…follaran por todos sus agujeros.
Al día siguiente, hice guardia varias horas en el pasillo exterior, hasta encontrarme con mi “amigo” salir de su apartamento
— tío, tenemos que hablar – dije circunspecto
— mira, si es por…
— cierra esa bocaza tuya – dije adentrándome en su piso
— vamos colega, somos amigo
— si, por lo mismo diré esto lo más calmo posible – tomé aire – eres un hijo de puta, hicimos un trato y tú lo incumpliste, aún, si mi mamá quería verga, debías avisarme antes de armar una puta orgía
— entiendo Luís pero…
— calla coño, pero claro, el gilipollas soy yo al pensar que toda esa fantasía de follar con mi madre terminaría ahí, esa noche – continué – no sé quien es el más cabrón, si tú por enviciar todo, o yo por permitirlo…era solo una vez tío, pero tú te has pasado por la piedra incluso a mi hermana
— Luís – repitió
— la peor humillación de MI! amigo fue al quitarme la llave, por que lo hiciste tío?
— lo siento chaval pero, no fue idea mía, tú sabes que somos colegas hasta la muerte
— y de quien fue la idea?
— de tú hermana
— esa hija de puta – dije gruñendo entre dientes – quiero que me hagas un favor
— el que quieras colega
VENGANZA?
idee un par de días hasta completar mi maligno plan, eso no fue hasta el martes siguiente
— ma, Lázaro me dijo que, tiene una sorpresa para ti esta noche, si te animas
— en serio…que entretenido pero, vendrá acá?
— no – le dije malicioso – tengo que llevarte y prepararte yo
— prepararme? –
— tranquila, será divertido
— que travieso –respondió mamá con unas sonrisa picara
alrededor de las 9 pm la llevé al piso del vecino y la conduje a su habitación, sobre la cama se encontraba una pequeña caja de color rojo.
Senté a mamá sobre la cama y le pedí que se quitara el albornoz que cubría una tanga azul oscuro y un sujetador a juego
— de que te preocupas?, ya te he visto en pelotas más veces de las que quisiera – dije al notar como ella se ruborizaba quitándose el sujetador
noté como se molestó por mis palabras pero, sin decir nada continuó quitándose el bra y la tanga, una vez concluido, le pedí que se tendiera boca arriba sobre a cama, tomé la caja y de ella extraje una tira de tela roja
— que estas haciendo? – pregunto cuando le amarraba las muñecas con el trozo de tela aterciopelada
— son ordenes de Lázaro – respondí amarrando el cabo libre del cabecero de la cama
— esto es lo que quiere Lázaro? – pregunto temerosa intentando zafarse de la amarra
— no, quiere esto – exclamé cubriendo sus ojos con una veda de una suave goma
— pero…pero, no veo nada
— esa es la idea – respondió Lázaro ingresando al cuarto
— les dejo – dije retirándome
me quedé reclinado en el marco de la puerta, viendo como mi amigo morreaba a mi madre apasionadamente mientras, sus manos acariciaban sus turgentes tetas, frotando con vehemencia sus empitonados pezones para luego bajar hasta masajear su intimidad. Cuando Lázaro apartó las piernas de mamá obscenamente, se volteo y me miro dándome la señal. Por mi parte, me detuve un instante admirando el coñito de mi madre, el que ahora abría mi amigo separando sus engrosados labios vaginales, si soporto que yo saliera de ahí, soportará lo que viene pensé.
— su turno – dije a los 3 negros que esperaban desnudos en el salón
los tres avanzaron al cuarto pasando junto a mi, 2 de ellos eran del porte de mi amigo, musculazos y con pollas que rondarían los 19 o 20 cm, el tercero era más alto 1.80 o 1.90 tal vez, delgado casi huesudo pero, su polla alcanzaría fácil los 25 cm y tan gorda como mi muñeca, les acompañé de vuelta al cuarto para ver como Lázaro se apartaba de mi madre dejándole el espacio a uno de los hombres.
El negro se encaramo a mi madre que continuaba con las piernas abiertas y sosteniéndoselas a sus flancos la penetró bruscamente, enterrando todo el volumen de su miembro negro, venoso y duro como caño de plomería, mi madre resoplo fuertemente y se contorsiono intentando liberarse
— más despacio, más despacio Lázaro por favor – gruñía aguantando las violentas envestidas que el negro le proporcionaba
— silencio puta – le dijo mi amigo junto a su oído – o te daré más fuerte
— no, por favor solo trátame con cariño, hazme el amor
— otro día – dijo Lázaro – ahora follaremos
el negro plantándose en la cama arremetió taladrando con furor el encharcado chocho de mi madre, al final de cuentas estaba disfrutando de un poco de sexo salvaje.
Lázaro y yo nos dirigimos a la cocina, a refrescarnos mientras oíamos los chillidos y gemidos de mi madre desde la planta baja. Cuando volvimos a la habitación un segundo hombre había tomado la ubicación y en posición de perrito proyectaba toda su poderosa tranca dentro de la cavidad cada vez más abierta de mi progenitora.
Ya eran las 2 de la madrugada y cansado arrastré un pequeño sillón que mi amigo mantenía a los pies de la cama, y lo coloque junto a la muralla mirando hacia la acción, allí me recosté, creo haber cabeceado unos instantes pues cuando reaccione, el primer negro se follaba a mi madre de nuevo, esta vez de costado le sostenía la pierna derecha en alto mientras, mantenía un mete y saca a gran velocidad.
Sin interés de seguir viendo, me acomode y reanude mi confortable siesta oyendo los agradables gemidos de mamá.
De pronto un fuerte grito me despertó, abrí los ojos exaltado, viendo a mamá agitando bruscamente las amarras de las muñecas al cabecero de la cama
— no, no, no despacio, despacito por favor – suplicaba ella intentando incorporarse
el tío huesudo la mantenía de costado, sentado en cuclillas sobre la pierna derecha de mi madre mientras, la izquierda la acomodaba sobre su enjuto hombro, la mano zurda se agarraba con fuerza de la pierna en alto de la mujer, al tiempo que con la diestra enfilaba su tieso cipote contra la vulva de ella. Mi madre chillaba al sentir como las paredes esponjosas de su coño, se dilataban intentando albergar semejante obelisco de carne negra.
El hombre de unos 40 años, no tenía la mínima intención de detenerse, ni siquiera la compasión de enterrar pausadamente el venoso e hinchado falo.
Mi madre en esa posición, sin poder ver y atada a la cama, estaba tan perdida que aún le suplicaba consideración a Lázaro, por cierto, donde se encontraba mi amigo?.
Lo busqué por el cuarto sin resultados, de inmediato sospeche donde podría estar pero, no quise comprobarlo, no quería perderme el (nunca antes mejor dicho) empalamiento de mi madre. El negro siguió ensartando su enorme tranca dentro del chocho hiperextendido de mamá.
— detente cabrón, que me estas metiendo?, me estas rompiendo…me rompes el coño – bramó ella crispada – LAZAROOO
el grito de mi madre provino cuando el negro, irguiendo la cadera, ensartó todo el largo de su miembro en el adolorido chumino de mamá, sin duda llegando hasta su útero. Forzando al máximo el conducto vaginal, el hombre se acomodó en la cama y en el interior de ella, comenzando un vertiginoso mete y saca. Los bolsudos cojones del negro chocaban una y otra vez contra la pierna aprisionada de mamá quien, pasó de jadear y gemir sordamente, a bramidos histéricos cuando el negro incremento la velocidad de sus movimientos.
En ese momento ya no quise ver ó escuchar más
Me levante del pequeño sillón y acercándome a mi madre, le retiré la venda de acolchada goma que cubrían sus ojos. Ella tardo unos segundos en aclarar la vista y cuando al fin lo logro, me vio parado junto a ella, su expresión de asombro, cambió a horror luego de ver a aquel hombre color ébano perforando su sexo salvajemente.
Intentó articular palabra mientras encorvaba su cabeza para que diera un buen vistazo a la polla que entraba y salía rauda de su coño.
— espero que te guste follar – le dije – nunca pensé que podrías ser tan puta pero, visto lo visto…Lázaro y yo tenemos grandes planes para ustedes
salí del cuarto dejando a mi madre con semblante de desconcierto, terror y dolor.
En la planta baja me encontré con Lázaro bebiendo una de sus elegantes cervezas
— ya te vas – preguntó
— si, tengo sueño
— mejor, a estos tíos le queda para rato – dijo dando un sorbo a la botella
— tú te encargas?
— Descuida Luís, tengo a tú hermana en la misma posición en mi otro cuarto
— Le quedaran fuerzas a tus amigos?
— Están por llegar refuerzos – respondió acabando su birra
LA ÚLTIMA ESCENA
Esa fue la primera noche que dormí a gusto, todos ese agobio que me estresó por días luego de los preparativos de la dichosa fiesta, la angustia por obligar a mi recatada madre a follar con mi amigo, elucubrando como ocultar su contacto intimo, de mi virginal hermana, todo había caído como castillo de arena y lo que había quedado en su interior eran 2 golfas que les gustaba ser folladas.
Me levante como a las 9 am. Fui al baño, tomé un trago de leche, miré por el ojo de pez al pasillo del condo, por si venia alguien, llevaba solo ropa interior no quería incomodar a nadie.
Como no vi un alma me encamine al apartamento 4-B, entré usando la llave bajo la alfombrilla y me dirigí directo al cuarto principal en la planta alta.
Permanecí un rato, sin moverme admirando el panorama dentro del cuarto principal
— he tío entra – dijo Lázaro invitándome avanzar
mi amigo estaba rodeado por otros 2 hombres, aparte de los 3 negros que se follaron a mi madre la noche anterior, todos desnudos y portando ingentes vergas. Algunas en reposo otras en plena erección.
Sobre la cama yacían mi madre y mi hermana ambas siendo montadas, una boca bajo, con las piernas colgando al costado de la cama en forma de L, mientras el tío; un hombre de cuerpo fornido pero con sobre peso, la agarraba de las muñecas tensando sus brazos hacia atrás, penetrándola impetuosamente.
La otra, en la esquina contraria de la cama, era follada por un tipo calvo y delgado que, la mantenía de espaladas sobre la cama mientras, descansaba las piernas de Verónica en sus hombros, arremetía contra el chochito de mi hermana con brusquedad.
Ambas mujeres resoplaban, chillaban y sollozaban incesantemente. Bordeé la cama visionando excitado las tetas de las hembras de mi familia rebotar con furia sobre sus torsos, en ese instante el gruñir del calvo me hizo reaccionar y acercándomele quede sorprendido cuando, sacó su polla pringosa del coño de Verónica solo que, eso no era lo pasmoso, lo fue ver como su vulva roja e hinchada daba paso a su ojete que, ahora parecía un boquete completamente irritado, unas manchas de sangre seca rodeaban su agujero trasero. Corrí a ver a mi madre y contorsionándome por sobre el tipo que se la tiraba, le abrí las nalgas dejando ver su ano en similares condiciones
— quieres ver como fue – pregunto Lázaro
consternado asentí con la cabeza, entonces, mi amigo le hizo una seña al negro huesudo. Este avanzo a donde se encontraba mi madre mientras manipulaba su nabo para que volviera a su tamaño erecto. De un movimiento quitó al tipo que se la follaba y se sentó en el borde de la cama, al lado de ella y con la polla en todo su esplendor apuntando al techo, la tomó por la cintura y sin hacer mucho esfuerzo la sentó directamente sobre su regazo, apuntó su verga a la entrada dilatada de su esfínter y empujándola de los hombros le clavo todo su miembro de un golpe.
Mi madre bufó al sentirse invadidas en sus entrañas nuevamente. Intento manotear, apartarse del hombre pero era inútil, se encontraba muy extenuada para continuar luchando, en lugar de ello el negro abrió sus piernas y las situó a sus costados dobladas sobre la cama, la sostuvo de las caderas y comenzó a arremeter contra el irritado ojete de mi madre.
— mi culo, ya no más por el culo por piedad – sollozó mamá – déjenme en paz se los ruego
Atraído por las suplicas y el mete-saca dentro del culo de mamá, me acerque a ver la actuación del hombre y como el agujero de ella era capaz de devorar aquel trozo de carne pero, me quede sorprendido al advertir como, desde su coño escurría una mezcla de cremosa lefa blanca e hilillos escarlata,
— sangre? Le sangra el coño? – pregunté enfadado
— eso fue culpa de Baptiste – respondió Lázaro – espera y verás
— de que estas hablando? –
no superé mi asombro cuando, ingresó al cuarto otro negro, media 1.80 aproximado, calvo, musculado, de unos 30 años y cargando entre las piernas una tranca de al menos 27 o 29 cm y tan ancha como mi mano en puño, acompañada de un par de cojones peludos y gordos
— disculpen – dijo el negro con un fuerte acento francés
el hombre esquivando a Lázaro y a los otros que le flanqueaban el camino, rodeo la cama y inclinándose se apodero de la cintura de Verónica
— que hace? – pregunté alterado
— se follará a tu hermana – respondió Lázaro con una mueca en forma de sonrisa – no era eso lo que querías?, no querías que se las follaran salvajemente?
Atónito votee a ver al hombre sosteniendo las piernas de Verónica, y en la misma posición en la cual la había dejado el tío que termino de corredse dentro de ella, hace tan solo unos segundos. El negro intentaba introducir su colosal nabo congestionado por la abertura vaginal que, ya ensanchada por el folleto pasado, no era comparación con el volumen de polla que empuñaba.
Mi hermana esforzándose más allá de su extenuante estado intento, incorporarse y manotear, retorcerse, pretendiendo detener su agónico empalamiento pero, el tipo que hacia segundos la follaba, le contuvo sus manos mientras, el negro hacia lo propio con las piernas. Sin poder defenderse Verónica cerró los ojos, percibiendo como las paredes de su maltrecha vagina se dilataban, dando cabida a aquella gruesa tranca.
El agónico bramido que libero cuando el capullo en forma de callampa, rompió la poca resistencia que su coño podía ofrecer. Centímetro a centímetro el gordo miembro del hombre profanaba su sexo expandiendo hasta límites inimaginables por ella
— noooo…es muy grande, mi coño, me rompe el coño – gritó Verónica entre lagrimas
mi hermana se contorsionaba del dolor mientras, el gigantesco miembro del hombre ingresaba hasta que los vellos pubicos tocaron sus enrojecidos labios vaginales.
mamá sacudiéndose por los incesantes bombeos del huesudo, inclinó la cabeza y entre su revuelto cabello castaño, pude vislumbrar tupidas gotas de lágrimas resbalar por sus mejillas.
Eso fue todo. Ni me percate como me marche de aquella habitación, como transportado por una nube que me envolvió diluyendo la realidad.
Cuando recobré la noción me encontraba sentado en el hall, tenia un fuerte dolor de cabeza pensando lo cabrón que fui, fue mi culpa, le entregué a mi madre y a mi hermana en bandeja de plata a ese joputa de Lázaro y ahora están pagando las consecuencias.
Y tan solo fue es el comienzo…mierda, que podía hacer?… no hice nada.
Tan solo me encerraba en mi habitación intentando no oír los gemidos y bramidos de mi madre y mi hermana cuando Lázaro y sus amigos las visitaban en las noches. Sin tener los cojones suficientes de intervenir a favor de mi familia, desahogué toda mi impotencia en este diario que ahora escribo,
Comenzando con esa patética línea.
“Todos los acontecimientos que continuación relataré, fueron culpa mía…y los acepto”