Sara se acuesta con su hermano, cuando esta descansando descubre un secreto familiar que involucra a su madre puta

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Amaba regresar a casa de la ciudad, la verdad es que no era precisamente para estar con mis aburridos padres sino por estar cerca del sabroso de mi hermano, m llamo Erika y tienen que saberlo tengo un hermano menor, ángel, que es un bombón, 18 años, universitario, y con un cuerpo increíble, unos pectorales esculpidos, una tableta de chocolate y unas nalgas de dios, por amor del cielo ese cuerpo no puede ser cierto pensé la primera vez que lo vi tras seis meses de estar lejos de casa. Desde ese momento no puedo negar que mis días en casa pasan más rápido viéndolo ir y venir en ropa ligera o tomando el sol conmigo en la alberca.

La historia que les quiero contar comenzó una tarde en que mis padres salieron a una fiesta a casa de mis tíos mi hermanote y yo nos habíamos quedado solos. No estoy muy segura de que me impulso a hacerlo, pero cuando escuché que el automóvil de mi hermano entraba a casa, así es mientras a mi me regalaron el automóvil sólo acabar la carrera a él antes incluso de entrar a la universidad, me puse un traje de baño super sugerente, un hilo dental que me hacia ver un culazo, un pequeño sostén que apenas y podía sostener mis pechos, es que yo no estaba nada mal tampoco.

Mi hermano venia del gimnasio y apenas paso sudado frente a la piscina y me vio de espaldas, quería que me viera así, completamente sexual, me gritó.

–          Puedo dar un chapuzón con mi hermana mayor.

–          Claro Ángel acompáñame…

Mi hermano se quito su camisa y sin pudor el pants que le hacia ver unas nalgas tan suculentas, cuando lo vi cegada por el sol, estuve a punto de meterme un dedo sólo de verlo, así como un dios griego.

–          Que rica está el agua-. Me dijo mientras me sonreía y veía mi mirada que no dejaba de inspeccionarlo.

–          Más rico está mi hermanito-. Le dije sin pena ese día quería coger y ya lo había decidido quería que ese semental me la metiera por todos lados.

–          Gracias Sara-. Sonrío se hundió en el agua y salió más cerca de mí, yo hice que me sorprendía y rebote mis senos de más.

–          Hace poco unas amigas vieron una foto tuya en el Facebook y me preguntaron ¿ya te cogiste a ese papacito?

–          ¿Qué les dijiste hermanita? -. Sonreía y tocaba sus pectorales pasando agua por su cuerpo que aún olía a sudor, a hombre.

–          Que estaban locas que era mi hermano, se quedaron sorprendidas, de que estuvieras tan bueno angelito.

–          Yo también tengo una hermana muy rica-. En ese momento caí en la cuenta que me tenia contra la pared que sus músculos todavía vibraban por el ejercicio y que estaba loca por ese hombre.

–          les dije que si no fuera mi hermano le haría tantas cosas.

–          ¿en serio Sara, qué me harías? -.  me escape de sus brazos y nade de espaldas a él enseñándole todo mi culo y cuando surgí del agua toque mis senos para que viera a mi cuerpo pidiéndolo dentro.

–          Para empezar te vería completamente desnudo, de sólo imaginarlo con su pene colgando y su culo prieto y respingón me mojó-. Reí y el también lo hizo, mientras lo hacía se hundió y surgió con su trusa.

–          Desnudo así hermanita-. Me mordí el labio y caminé por entre el agua de la piscina.

–          Les dije que primero le agarraría las nalgas, luego le besaría la nuca, sintiendo como se estremece, mis manos bajarían por sus pectorales, hasta que con una tomaría su pene ya completamente erecto.

–          Me encantas por puta-. Me dijo abalanzándose sobre mí, me beso y yo gemí profundamente.

–          Luego tomaría su verga y le metería la lengua en la garganta-. E hice exactamente eso-. Mi hermano bajo sus manos y con una gran fuerza arranco mi tanga.

–          Yo también tengo tiempo soñando con arrancarte esos leggins que usas y sacarte la tanga a mordidas-. Abrí mis piernas y las coloqué entre su cintura, mi hermano no paraba de agarrarme las nalgas y besarme las tetas.

–          Luego sin hacer nada tu verga entraría en mi vagina palpitante-. Le clave las uñas en su perfecto culo y su verga como reflejo entró en mí.

Mi hermano me besó y mientras me mordía un labio me terminó de clavarme, con todas sus fuerzas se recargó en las paredes de la alberca y me la metió como un poseso, yo sólo gemía y babeaba, su verga era tan grande como lo había imaginado, su cuerpo no conocía saciedad, pero entonces moví mis caderas, yo misma estaba sedienta de más verga, de más sexo. Nos vinimos al mismo tiempo entre jadeos y el agua agitada de la piscina.

Tras unos minutos ambos acostados desnudos en el césped de la casa, me acerqué a él y comencé a besar sus músculos, tras estar así unos minutos, me abrí de piernas sobre él y sola como una autentica perra me clavé su pene. Luego primero a un ritmo lento y más tarde completamente desbocada lo cabalgué como una autentica amazona, ver ese cuerpo sometido a mis deseos y sobre todo saber que era mi propio hermano me hizo sentir más hambrienta hasta que mis piernas se doblaron y me vine sobre él. Mi hermano río y mientras me encontraba inconsciente me puso en cuatro en el césped, describir como sentí su verga caliente entrar en mi vagina todavía húmeda es imposible, pero por otros veinte minutos sentí un placer salvaje por sentirme llena de macho, hasta que nos vinimos los dos y entre jadeos ambos acordamos ordenar pizza y comer en mi habitación antes de volver a coger.

Sin embargo, algo paso en ese lapso, mi hermano fue a su habitación, caminando enseñando el vaivén de su perfecto culo y una espalda musculosa que me ponía loca, yo me di otro chapuzón en la alberca. La pizza llegó unos minutos después y mientras nos dirigíamos a mi habitación pude sentir que la mejor combinación estaba ese fin de semana en casa pizza y un buen cuerpo de hombre.

Apenas nos sentamos en mi cama mi hermano se acostó y tomó la pizza que resbaló sobre su caliente cuerpo, me miró y seriamente.

–          Tengo años queriendo platicar con alguien de lo que te voy a contar.

–          Bueno ya no hay limites en nuestra relación querido puedes contarme lo que sea.

–          No sabes lo que significa tener un secreto así y querer contárselo a tus amigos pero no poder.

–          Vamos no seas tonto platícame-. Me estaba haciendo sentir curiosidad lo veía emocionado por contarlo y al mismo tiempo con algo de pena.

–          Tengo un año cogiéndome a mamá.

Tenía 17 años, casi 18, dos años de darle duro al gym y la verdad estaba dando frutos, mamá como sabes es una mujer alegre a veces me decía uno que otro piropo, una vez incluso me dio una nalgada, pero siempre la vi como madre, te lo juro nunca fui uno de esos que se obsesionan ni nada parecido, pero un día algo me llamó la atención, había dejado la puerta del baño entreabierta y mientras me duchaba había escuchado ruidos pero al cerrar abruptamente el agua escuché que mi madre salía corriendo, no se veía más que mi reflejo pero eso me llamó muchísimo la atención.

A partir de ese momento puse más atención en mamá, empecé a ver cómo me miraba, como se acercaba a mí, como tocaba mis brazos o mi espalda como hacia esfuerzos muy grandes para que no notará como me miraba el culo, estaba loca por mí.  Los fines de semana que mi padre salía a vender zapato era cuando más notaba sus miradas y roces, eran los sábados sobre todo cuando escuchaba como se colocaba a fuera del baño para verme a través de la rendija mientras me duchaba. Esa búsqueda de mamá me hizo excitarme cada día más con cumplirle su fantasía.

Finalmente, todo se aceleró el día de su cumpleaños, debes recordar hermanita que mi padre no pudo pasarlo con ella así que, sin poner resistencia, decidió dejarla salir el viernes con sus amigas a una fiesta que ellas le habían organizado, mi papá salió ese mismo día por la mañana y cuando llegue de la prepa, ya no estaba sólo mi madre que en la sala hablaba por teléfono con algunas de sus amigas.

–          Te juro que tengo muchas ganas de que ya sea de noche. Sí fue genial que Liz contratará esos strippers, dios mío si alguno de ellos luce como mi ángel con ese uniforme de la prepa, me vengo allí mismo. Ya sé amiga está mal, pero es que ese cabron tiene un cuerpazo, es mi hijo y todo, pero no mames esas nalgas hasta a una monja la calientan. Con que uno este tan bueno como mi bebe me lo cojo, no te creas a mi marido nunca lo engañaría con un desconocido.

Esa conversación me puso super caliente, mi mamita me deseaba, deseaba que me la cogiera y viéndola bien hasta yo me la cogía, tenía unas buenas tetas y en cuatro se debía ver como una diosa. Ese día supe que ya era mía. Mamá se arreglo y antes de irse subió a mi cuarto a despedirse.

–          Ángel, ya salgo con mis amigas, te vienes del gym a la casa que yo vuelvo tarde-. Me dijo mientras no paraba de mirarme y tocarse el cabello.

–          Claro mami-. Le dije y de la nada le di un abrazo, ella sólo temblaba-. Mañana celebramos tu cumpleaños.

–          Está bien, aunque tengo una comida con tus tíos y ya sabes como son.

Salió a toda prisa pues sus amigas le estaban haciendo sonar la bocina del auto, cuando se fue hice lo que tenia que hacer y empecé a buscar lo necesario para lo que planeaba hacer un día después. Regresó casi de madrugada muy borracha, pude escuchar mientras la llevaban a su casa que estaba muy decepcionada, a esos les faltaba cuerpo no están como mi bebe, sus amigas sólo reían y la acostaban, salieron dejándola en su habitación y yo sólo reía había salido todo como lo estaba esperando.

A la mañana siguiente me puse mi ropa más ajustada para el gym y fui a despedirme, mi mamá dormía todavía así que me acerque y la desperté ella al verme preguntó la hora y me pidió que le abriera a la ducha.

–          Tengo que estar a las 11 en casa de tu tía y ya casi son las 10-. Se levantó y mirándome se detuvo un momento, yo disimuladamente me puse de costado pues sabia como le gustaba verme bien el culo y la espalda.

–          Ya me voy al gym, no creo ir a con los tíos tengo una prueba muy difícil el lunes, mejor te veo aquí cuando llegues.

–          Muy bien amor, sólo estaremos unos viejos aburridos, supongo que regresaré ya de noche.

–          ¿cómo estuvo todo ayer?

–          Tranquilo, algo decepcionante si me lo preguntas.

–          ¿de verdad?

–          Sí, no lo imaginas falto… digo sólo una reunión de viejas cuarentonas.

–          Bueno mami ya me voy nos vemos más tarde.

Mientras salía de su habitación pude sentir como me miraba y como tras mi partida se haría una paja a mi salud. El resto de la tarde estuve en casa, preparándome para lo que tenia planeado para la noche. Y tal como esperaba mi mamá llegó bastante tarde, aburrida y cansada, según pude adivinar por sus pasos y por la manera en que entró a su habitación y cerró la puerta.

Cuando mi mamá abrió la puerta se quedo helada, allí estaba yo con mi uniforme pidiéndole entrar.

–          ¿Ángel qué haces? -. Vino sin dejar de mirarme los brazos y los pectorales.

–          Vine a darte tu regalo-. Le dije entrando en su habitación.

–          Hijo no hay por qué tu eres un niño. ¿pero qué quieres regalarme?

–          Un baile nada más mami-. Le dije sentándola en la cama.

–          Bebe esto no está bien-. Me dijo mientras me miraba y podía notar toda la lujuria que encerraba.

–          Vamos mami es sólo un baile a mi mamita, nada de malo tiene-. Le dije mientras bajaba las luces y en el celular ponía música especial para la ocasión.

–          Bueno amor sólo porque veo que te has tomado muchas molestias.

Apenas mi madre aceptó, comencé a sobarme el pecho, moviendo mi cuerpo, comencé a quitarme la camisa, mi madre sólo tragaba saliva. Cuando con todas mis fuerzas la rompí y mostré mi torso, ella grito de alegría.

–          Amor, que rico, digo que talento.

Seguí bailando, mi madre no parpadeaba, pero sus piernas se abrían lentamente, susurraba algo entre labios, pidiendo que parará, pero su cuerpo decía algo distinto, cuando estuve frente a ella, tomé sus manos y las llevé a mis pectorales al principio de forma tímida los tocaba, pero pronto lo hizo con autentica lascivia hasta que de la nada me agarró las nalgas.

–          Amor me vuelves loca con ese cuerpo que tienes-. Me dijo mientras me besaba el vientre, yo tomé su barbilla y le dije que esperará.

Lentamente me quite el cinturón, me desabroche el pantalón y lentamente lo fui bajando, mi madre ya no se resistía, metió su mano entre sus piernas a través de la tela ligera del camisón. Se retorcía de placer y cuando finalmente me dio en la tanga que había comprado para ella se abalanzó sobre mí, me clavó sus uñas en las nalgas y metió mi paquete en su boca.

–          Ya no puedo fingir hazme tuya-. Me decía, mi verga ya estaba casi completamente erecta así qué apartando a mi madre, me arranqué la tanga mostrándole a mami toda mi verga. Sin pudor ya se la metía hasta la garganta mientras gemía y yo sólo la veía gozar.

Tras unos minutos chupando y apretando mis nalgas con ambas manos mi madre finalmente me miró y me dijo.

–          Ya está cabrón métemela, quiero que me cojas como una perra, soy una puta, trátame como una.

Se puso en cuatro y yo ya no pude contenerme, le alce el camisón sólo para comprobar que no llevaba nada, le di una buena nalgada y sin que lo previera se la metí entera, su vagina palpitaba, estaba tan excitada que entró en dos estoques. Con todas mis fuerzas le di mientras ella sólo gritaba y gemía, si la hubieras escuchado parecía que nunca le habían dado de esa forma, se retorcía y en puntos en que yo paraba ella misma se empalaba aguante lo más que pude, ella se vino dos o tres veces mientras la tuve agarrada de las tetas y del cabello hasta que de la nada ella empezó a mover su vagina exigiendo que la preñara, me vine y ella me siguió gritando y babeando la cama de placer.

Mi madre duró unos minutos todavía gimiendo y jadeando hasta que de pronto y justo cuando la toque de nuevo me grito que me fuera de allí que estaba loco, que habíamos hecho una locura, que me largara.

Salí de allí sin saber que había pasado pero lo suficientemente exhausto como para dormir hasta tarde.