Al volver de las vacaciones en el camping, en casa todo comenzó a fluir mas libremente. Ahora toda la familia disfruta de sus cuerpos, hacen incesto sin miedo

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Después de las vacaciones en el Camping familiar sobrevino la vida cotidiana del día a día con los avatares diarios…  Las relaciones sexuales se comenzaron a mostrar abiertas, hasta el punto que se habían normalizado dentro de una actividad de responsabilidad familiar como educadores de nuestros hijos, de muestra de cariño y amor entre los miembros de la familia, donde los padres permitían manifiestamente que los niños follaran cual si fueran novios o esposos propiamente…“Preferimos que desahoguen sus instintos en casa, a que busquen a cualquier irresponsable que los haga unos desgraciados. Al menos controlan sus impulsos dentro de casa bajo nuestra supervisión”, es lo que el padre comentaba a su mujer ante el hecho irrefutable del deseo carnal imposible de contener en ambos adolescentes en plena efervescencia hormonal. Y aprovechando la actitud relajada del ambiente doméstico continuaron las enseñanzas prácticas de los adultos a los jóvenes, de ahí que de vez en cuando se produjeran intercambios de parejas, consiguiendo no aburrirse nunca entre juegos eróticos padre-hija o madre-hijo, contando siempre con nuevas revelaciones, las cuales ofrecían una mayor complicidad filio-paternal. Según la madre comentaba… «Los adolescentes son una pila de sorpresas. En una ocasión mi marido se marchó una semana a una feria en Berlín y mis hijos se mudaron a dormir a mi cama con actividad sexual diaria hasta que llego mi esposo, lo que no evito que nos siguiéramos divirtiendo y durmiendo juntos por parejas o intercambiados…. Cualquier ausencia de Damián se traduce en una eternidad, dado que me ha acostumbrado a una actividad sexual casi diaria desde antes del matrimonio ¡¡Estoy muy satisfecha con mi hombre!!»

Tengo que decir que mi esposo es un tipo normal, pero cuando se ve a alguien con ojos llenos de  amor, es el hombre más apuesto y atractivo de todo el mundo a sus 39 años…. Damián es alto 1.75 moreno claro, ojos café, una pequeña barriga que lo hace muy sexy, cabello negro corto y un par de entradas de maduro interesante. Yo soy una mujer a la que podemos calificar de resultona, no soy una belleza pero tengo eso que a los hombres les pone cachondos, mi mirada, mi forma de decir las cosas y mis posturas frente a ellos les hace fijarse en mí… y a mí me encanta contornear mi cuerpo para que los hombres se giren a mirarme, lo hago de manera natural resultando sexy. Tengo una buena delantera, con tetas grandes y un culo ancho y terso, es muy firme para mi edad lo cual agradezco a la naturaleza habérmelo dado…, su redondez se parte en dos nalgas bien marcadas por una raja enorme entre ellas que facilita la subida y bajada alternativa de mis glúteos al andar. Con un poco de maquillaje, labios rojos “Red Russian” y las uñas del mismo color soy capaz de levantar pasiones entre los más machos que me encuentro a mi paso, sobre todo a los que tengo en casa.

Siguiendo con la historia, una tarde estando sola en mi cuarto, aproveché que mi hija no regresaba hasta tarde, y Ulises estudiaba en su cuarto, por lo que me dediqué a masturbarme con un juguete que tengo, un dildo enorme y curvo del tamaño de la polla de mi Damián. Lo cogía de las pelotas con lubricación en su capullo y me lo insertaba a la vez que me frotaba el clítoris afanosamente. Me corrí un par de veces sobre mi cama, por lo que terminé con unas ganas enormes de orinar. Me dirigí al baño, pero para mi fortuna se duchaba mi hijo… presioné la maneta y se abrió la puerta… “Perdona hijo pero es que no puede aguantar, tengo muchas ganas de mear”  “No te preocupes mamá puedes hacer lo que quieras, de todas forma ya he terminado, voy a secarme por si quieres entrar tú a darte una ducha.” En ese momento escucho a mi hijo cerrar la llave del agua y se abre la cortina, que más bien está para que no salpique el agua porque es tranparente. Apareció el desnudo integral de Ulises ante mí, sentada en el váter con las bragas bajadas y ni que decir lo caliente de mi chocho después de media hora de pajas con el “corsario negro.” Menuda visión tan espléndida me regagló cuando abrió la cortina de la ducha para coger la toalla, pude ver su cuerpo completamente desnudo y mojado, cosa que me excitó de una manera increíble, por lo que instintivamente bajé la mirada a su miembro viril, un cipote que todavía me deja boquiabierta por lo precioso que es. Comencé a hacerle bromas al respecto del gran tamaño de su polla, de su forma y de cuanto había crecido en los últimos cinco años, en un devenir natural de la situación por lo que le dije… “¡Vaya, sí que has crecido hijo!” “Si mamá un poco” “Tu hermana ha de estar muy feliz contigo…” “Pues no sé mamá, ella en estas últimas semanas se le ve un poco cortada… con decirte… que a ella…” “¿A ella qué? Anda puedes contarme que os pasa” “Bueno que a ella… no le apetece chupármela… Debe ser que papá la tiene bien aviada.”

Cuando mi hijo me dijo eso, sentí como agua helada recorría mi cuerpo ya que comencé a imaginar la verga de mi hijo en mis labios para aliviarle su contención. Después de tres días de abstinencia, mi sexo y mente estaban a mil por hora. Algo en mí hizo pensar en voz alta y sin querer dije… “¿Te gustaría que tu madre te hiciera algo al respecto ahora mismo?” De pronto un silencio eterno hizo que recapacitara lo que había dicho y en mi cabeza escuchaba el eco de esa frase, pero se interrumpió al escuchar a mi hijo decir… “De acuerdo, me harías un gran favor antes de salir de marcha…”, el chico se plantó ante su progenitora con la verga a medio camino de estar empalmada del todo… “Lo de tu hermana es comprensible… Lo primero es atender a su familia… y no lo comprendo, porque a ella le gusta hacerlo.” “Ya mamá, otras veces me ha hecho y yo a ella, en cantidad de ocasiones hemos hecho un 69….” En ese momento Ulises, que se estaba secando el cuerpo, comenzó a secarse la cara. Sentada en la taza del váter, quedé hipnotizada de la verga de mi niño, por lo que un extraño impulso me llevó a tocarle. En el momento en que le sujeté el nabo, me transformé en una lasciva devoradora de pollas, mientras que mi hijo miraba complacido. Comencé a acercarme a la boca el cipote hasta que mis labios la rozaron. Poco a poco, comencé a darle besos largos y suaves en el glande, luego fui recorriendo toda su verga, duré un par de minutos así cogido de sus pelotas hasta que la tranca se encontraba enorme y dura, cosa que me motivó a seguir adelante. He visto pollas de caballos más pequeñas… mis hombres las tienen para servir bien a sus dos hembras, con unos huevos colgantes a juego con la dimensión de la verga.

De repente, saqué mi lengua y empecé a lamer todo el tallo desde los orondos huevos al capullo del fastuoso rabo de mi hijo, y seguí hasta dejarla brillando por toda mi saliva con la que la impregné. De pronto, no pude soportar más, y me metí el badajo completo haciendo tope en la campanilla. ¡¡Tenía tantas ganas de devorármela!! Comencé un mete y saca con tal desesperación que me olvidé de todo. De momentos abría mis ojos y alzaba la mirada para ver cómo disfrutaba Ulises, que estaba parado enfrente de mí, con los ojos cerrados, moviendo la cabeza en círculos en el séptimo cielo. Comencé a escuchar gemidos de mi hijo que cada vez iban en aumento… “¡Oh, oh, siiiii! Mamá, eres increíble, Oh Sí, ah ah, así, me encanta, sigue másss” Así decidí acelerar el ritmo y apreté más la verga y de pronto. Escuché el gemido de Ulises al mismo tiempo que el golpe en mi garganta y lengua del chorro de semen con la presión de un manguerazo. Lo amaba y lo deseaba tanto como a su padre, mi querido y fiel esposo que en ese día echaba de menos. La leche de Ulises poseía un sabor dulce, delicioso, espeso, a la par que abundante, parecía que no había eyaculado en semanas. Era tanta la cantidad de esperma que parte se me escurrió cayendo en mi ropa y en mi escote llegando a mis muslos y piernas. Estuve un largo rato, lamiendo y succionando la verga de mi hijo, hasta que terminé de limpiarla por completo. La felación apenas duró un par de minutos, el chico estaba muy cargado con una necesidad extrema. Me alegré que pudiera ver en su madre a una amiga en la que confiar para tales intimidades, pero sobre todo desde las vacaciones en el camping me había convertido en su profesora sexual y en esos momentos me hallaba dispuesta ejercer como tal dándole unas clases magistrales….

Al incorporarme observé la cara de mi hijo, que me sonreía con la cara llena de felicidad y deseo…me dio mucha ternura verlo, mientras él acariciaba mi nuca y mi cabello. “Lo ves mi niño, es algo delicioso, que espero que te sirva para aprender cómo te deben de hacer una buena mamada… ¿Estás bien cariño…?” Le pregunto al observarle obnubilado por el orgasmo quizás… “Si mamá, estupendamente, eres una profesora excelente conmigo.” “Ahora sécate y espérame en mi cuarto, allí me enseñaras lo que tú sabes de sexo oral.” Al salir mi hijo del baño, me incorporé y me vi en el espejo, me dio mucha risa ver mi cara, con el pelo desarreglado, el semen de Ulises aún en mi barbilla y una cara de lujuria que desconocía en mí. Parecía una puta recién follada por la polla de un negro de enormes pelotas. En ese momento entendí, que tenía dos hermosas vergas a mi disposición, siempre que lo decidiera, así que me animé y salí del baño para encontrarme con mi crío, para lo que parecía una tarde de sexo incestuoso entre una madre hambrienta de sexo y un hijo necesitado de aprender las técnicas ancestrales del Kama Sutra. Cuando llegué a mi cuarto, mi hijo ya me esperaba desnudo, y seco, con su toalla cubriendo su cintura y parte de sus piernas. Él me pidió que me acercara y me preguntó si podía abrazar a su madre, a lo que yo acepté gustosa, desnudándome poco a poco… “¿Oye mamá, cómo podré agradecerte lo que haces por mí?” Me llamó poderosamente la atención esa pregunta…“Sabes hijo, no tienes que agradecerme nada, solo con que me devuelvas el favor es más que suficiente, solo deseo tener un poco de sexo con el hombre que más amo en mi vida”

En cuanto terminé de decir eso, mi hijo poco a poco, comenzó a besarme la boca con tanta efusividad que pareciera querer comerme de un tajo. Poco a poco, su lengua comenzó a buscar la mía y a jugar con ella, duramos varios minutos en un beso húmedo donde nos mamamos las lenguas y nos acariciábamos todo el cuerpo, él me apretujaba las tetas y su mano se deslizaba a mi culo y entrepierna para frotarme con decisión mi coño, hasta que él se animó a besarme las mejillas y el cuello. “Vaya que mi hijo me salió muy seductor”. Mirándome a los ojos como pidiéndome perdón por todo me espetó… “Mamá, eres la mejor del mundo. Eres hermosa, solo en sueños te podía tener, pero esto es increíble. Las veces que fantaseado contigo y las pajas que me he hecho pensando en ti.” “Lo sé mi niño, yo también estoy fascinada, no sabía que fueras así de fogoso en la intimidad, de haberlo descubierto antes no habrías tenido necesidad de pajearte. Abiertamente te hubiera dejado que me follases las veces que quisieras. Una madre está también para eso, no solo para hacer la comida y ordenar la casa….” Al llegar a mis tetas de nuevo comenzó a tocarlos y a amasarlos de una forma increíble, al mismo tiempo que me besaba y lamía cada rincón de mis carnosas tetas, me lamía y succionaba cada pezón. Poco a poco sentí como mi tanga comenzaba a mojarse de la sensación y excitación. “¡Tienes unas tetas muy firmes y deliciosas! me encanta su sabor” “Pues son todas tuyas mi pequeño, haz con ellas lo que te plazca. Cómetelas, chúpamelas y succiona hasta que consigas sacarme la leche por los pezones.” Su lengua comenzó a jugar con mis pezones erectos lamiendo las aureolas que tengo como rosetones de iglesia, los mordisqueaba levemente chupando cada rincón de mis ubres de madona…, era una sensación única, siendo devorada  y poseída por mi propio hijo…

No me di cuenta cuando mis gritos y gemidos eran tan grandes que podían escucharse en toda la casa. Mi nene siguió jugueteando con mis tetas mamando de los pezones hasta succionándolos con fuertes chupones que me hundían en el infierno, mientras que con sus manos me quitaba el pantalón malla y el tanga que escurría jugos de mi coño empapado. Siguió besándome hasta llegar a mi ombligo, así que lo tumbé en mi cama y de rodillas fue a pegarle mi coño a su cara para que siguiera su trabajo. Él me agarraba fuertemente mis nalgas y las magreaba con tanta fuerza y excitación que me volvía loca, mientras que con su lengua recorría cada rincón de mi vulva, al mismo tiempo que mordisqueaba mi clítoris y mis labios vaginales canosos, que abrí para darle un total acceso a mi pepita. Luchaba para tratar de meterme su lengua en mi vagina mientras que se tragaba mis jugos como podía. Al mismo tiempo yo me retorcía y lo ayudaba, gritaba y gemía como una golfa poseída, con mi mano le acariciaba su cabeza y lo enterraba más contra mi chumino derritiendose, mientras que con la otra le daba a mis tetas un masaje delicioso. “Quiero estar dentro de ti mamá, no puedo soportar más, esto es delicioso.” Idos o poseídos por la lujuria, el peor de los pecados capitales que tanto nos gustaba cometer en familia. “¡¡Yo también te deseo hijo, ven y fóllate a tu madre que está deseosa de ti!! ¡Esa polla tiene que darme mucho gusto esta tarde!” Se incorporó, yo acostada en mi cama y él sobre mí, decidí follármelo en ese preciso momento. Con una mano tomé su larga verga y la dirigí a mi coño, estaba tan húmedo que no fue difícil la entrada en mi coño tragón. Se me expandían las paredes a cada milímetro que recorría su badajo dentro de mí, era una descarga de emociones, placer, energía, deseo y excitación en desenfreno… di un enorme gemido de gusto al percibir un trozo de carne tan dura y caliente en mi chocho. Aquella verga joven y dura era mía por derecho, yo la parí por el mismo coño que ahora estaba perforando para joderlo como es debido, hasta que lo llenase a rebosar de leche.

Mi nene comenzó el mete y saca de una forma cadenciosa, muy lenta, como si quisiera que ese momento durara para siempre. Al cabo de un buen rato la polla de mi hijo me estaba dando todo lo que le pedía, y la subida de la adrenalina comenzaba a hacer su efecto. Notaba cada frotación de su carne rígida en cada terminación nerviosa de mis paredes vaginales, me avivaba el ritmo cardiaco a mil por minuto…, su cadencia iba en aumento, me follaba a tramos rápido con tan solo medio raba incrustado y otras veces más pausada insertando  los 17 cm hasta las pelotas, en ese estado percibía su huevos aporreándome el coño y su bálano la pared vaginal a un mismo tiempo ¡Me estaba volviendo loca de gozo! Yo por mi parte me atormentaba el clítoris, me sobaba las tetas cuando no estaban en posesión de su boca mamándomelas, y lo asía del culo para que no se escapase de dentro de su madre. Aquello duraba una eternidad y yo me hallaba en la gloria recibiendo pollazo tras pollazo, pero mi libido se enervó y necesitaba más fuerza, más polla follándome sin compasión el hambriento conejo de su madre, le pedí que me jodiera más rápido y duro… “No lo hagas lento mi niño, dame duro con ese mazo. Jódeme con más fuerza, quiero notar como tus pelotas me golpean el culo. ¡Vamos hijo estoy por acabar y quiero que lo hagamos juntos!” “Si mamá, yo también estoy a punto de correrme.” “¡¡Pues entonces no te detengas y LLÉNAME!! Mi nene comenzó a moverse cada vez más rápido, sentía como todo su mástil me recorría con su glande gordo y duro rozando mis paredes internas.

Una descarga de electricidad sentí desde mi vientre…“Aaaggg Ulises, ah ah ah, siiigue sii Oh oh Oh, ssii ¡¡HIJO MÍO, fóllate a tu madre, aaaggahh, sí, sí…aaaggg Síii ¡¡Entiérramela hasta los huevos… joder HIJO fóllame fuerte hasta el fondo… que no quede nada de tu pollón fuera!!” “¡¡Qué puta te pones mamá!! Voy correrme enseguida, no aguanto minuto más.”Fueron sus últimas palabras justo antes de percibir como su leche espesa llenaba mi vagina, al mismo tiempo que mis jugos le empapaban escurriendo por sus huevos rechonchos y duros. Jadeaba y empujaba en convulsiones asíncronas expulsando chorros de leche hacia mi útero. El primer chorro de lefa fue corto, pero el segundo y el tercero debieron de ser copiosos porque los llegué a percibir con suma claridad golpeándome en las trompas de Falopio. ¡¡Ver como mi propio hijo se vaciaba en mi vagina resultaba una sensación increíble!! Lo había parido, criado y ahora enseñado a follar para disfrutar de estos grandes momentos de amor y pasión filial. Siguió moviéndose por unos segundos, mientras que yo estaba casi inconsciente con mi cadera buscando la profundidad de su verga en mi coño. No la sacó de inmediato, poco a poco su estoque fue perdiendo rigidez hasta alcanzar la flacidez con un tamaño considerable por la dilatación venosa del falo. Llegado el momento salió por sí sola de mi coño. Yo creo que me quedé dormida una hora aproximadamente. Cuando desperté mi niño seguía dormido a mí lado con sus manos en mis nalgas, ese culo que solo había disfrutado mi marido y mi hijo. Me relajaba mucho cuando en el sofá o en la cama mis hombres me lo acariciaban, sin despreciar las caricias de Penélope. Le comencé a besar en la boca hasta que despertó. “Mami, dime que esto no es un sueño” “Claro que no mi niño, pero así lo parece, eres un muchacho muy ardiente. Me halaga que digas eso por significa que te ha gustado mucho y me siento muy orgullosa de ti.” Bromeaba con él mientras lo acariciaba y besaba. Los días sin mi esposo ya eran tan aburridos y desesperantes después de las “Vacaciones en el camping” y el descubrimiento de la sexualidad imperativa de mis hijos.

Con ellos aprovecho los momentos de intimidad para hacer locuras. Mi hija tiene un papel muy claro en casa y él comprende su rol… sabe que pueden divertirse teniendo sexo completo con penetración y corrida interna… tienen permitido follar entre hermanos bajo unas reglas básicas de higiene, respeto e infertilidad para con ella, ahora que le ha venido la menstruación. Mi hija está bajo las mismas reglas en casa que su hermano. En algunas ocasiones, cuando su padre sale de viaje durante más de tres días, si hay ocasión y lo permite por los estudios, se marcha con él. De esa forma le enseña mundo, aprende idiomas y se mantienen los niveles equilibrado de apetito sexual por parte de todos. En casa mi hijo en esos casos se dedica a tiempo completo a satisfacerme, dejándole que me haga casi todo lo que su testosterona le pide, pero también nos divertimos con otras cosas…. Salimos al cine, a cenar, vemos TV juntos, como un par de adolescentes que se quieren y respetan. Cuando estamos solos en casa y sobre todo andamos mucho más desinhibidos que cuando estamos todos en familia, es muy fácil de notar y prefiero que siga siendo así, porque mi primer hombre continua siendo mi esposo y yo para él su primera mujer. La educación de mis hijos no coarta que ame y desee a mi marido, él lo sabe porque tiene la misma filosofía de vida que yo, de ahí que congeniemos tan bien en todos los aspectos y hayamos llegado a donde casi ningún progenitor llega con sus hijos en el adiestramiento amatorio.

Continúa…