Ella es propiedad del Emperador, es su esclava y por ello no dice que no nunca, pero hay una verdad oculta que pocos saben
El emperador me estaba montando. De alguna forma extraña ya no me gustaba ser montada por él. Mi único deseo era volver a disfrutar del cuerpo de la princesa. Él se corrió, pero yo no. No me sentía ni excitada. Me levanté y cogí mi ropa.
–Tengo entendido que Sera es tu esclava. Sería una desgracia que alguien cambiase su lealtad con magia–me detuve ante su amenaza–Sé que mi hija está usando control mental contigo ¿Por qué no quieres que te toque la cabeza?
–El control mental será mi fin–respondí
–Eso no tiene que ser así. Puedo arreglar tus heridas. Si me dejas–se acercó a mí, yo retrocedí unos pasos–No te voy a hacer daño
–¿Que me vas a hacer?–posó su mano sobre mi cabeza
–Esta vez no me eches a patadas de tu cabeza
Sentí de nuevo como hurgaba en mi cabeza. Sentí como si mi cerebro fuera un biblioteca con todas las puertas abiertas. Evocó un recuerdo en mi, Fenrir. Me traicionó por Niuva.
–¿Quieres que lo destruya?–preguntó–¿Destruyo el recuerdo de ese traidor?
–Hazlo
Empecé a olvidar todo lo relacionado con él. Simplemente se borraba de mi cabeza. Llegado al punto que no recordaba que había borrado.
–¿Quien es Fenrir?–preguntó
–No lo sé, pero sé que no me gusta ese nombre
–¿Ves? Deja que haga un par de ajustes inofensivos
Sentía de nuevo al emperador en mi cabeza. Podría estar haciéndome cualquier cosa. No debería dejarle usar mi cabeza como si de una marioneta se tratase.
–Uno de los ajustes es un castigo por dejarte influir por mi hija. Los hizun caerán–me llegó un orgasmo en ambos sexos al oír esa palabras–Muy ingenioso, ¿verdad? Ahora cada vez que mi hija te deseé tu la tratarás como te han tratado a ti, como una puta.
–Cinaed–al oír ese nombre me arrodillé de inmediato–Eres mía, Tinuviel. De ti depende que si lo quieres por voluntad propia, o por estar bajo mi control.
Acercó su polla a mi boca. Yo la acepté, ya no sé si es uno de esos cambios o si de verdad lo hago porque si.
–El último comando, mascota–saqué la polla de mi boca y me puse a cuatro patas–Solo funcionan con mi voz–acarició mis nalgas–Podría hacer más cambios, pero creo que así estás bien. Podría tenerte como mi mascota, pero nadie entendería que tuviera a una princesa como mascota y luego quisiera casarme con ella. Así que serás una mascota que forje.
–¿Cómo has aprendido el control mental?
–Son poderes que no están al alcance de todos. Tal vez te enseñe a ti, si veo que eres leal a mi
–Podrías hacerme leal a ti siquieras–me levanté
–Es verdad, podría pero es más divertido que lo seas por voluntad propia. Si no, pues te haré leal a mí, como mi mascota–volví a ponerme a cuatro patas, le gusta jugar conmigo–A la cama, mascota. No he terminado contigo.
–Supongo que uno de tus cambios es hacerme más obediente–dije mientras gateaba hasta la cama
–Él único cambio del que no te he hablado, es el de deshacer lo que ha hecho mi hija. Su poder es bueno, pero necesita práctica. Si me estás obedeciendo es porque quieres, y en parte por que tus anteriores amas han plantado en ti la semilla de la obediencia. Con la muerte de Leiviana aún tienes pesadillas, ¿no?
–Si
–Yo podría quitarte todas esas pesadillas, si te lo ganas.
–Por favor, necesito dejar de tener esas pesadillas
–Si te hago ese favor necesitaré de ti obediencia plena. Tus esclavas seguirán siendo tuyas, pero tú me obedecerás a mi en todo lo que te pida.
–Lo que quieras
–Aparte pondré más comandos en tu cerebro. Te he puesto uno para correrte, otro para arrodillarte y otro para ponerte a cuatro patas. Si te quitó las pesadillas te pondré más
–He dicho lo que quieras
–Deben ser muy malas esas pesadillas para que aceptes cualquier precio por perderlas
Dejé que jugase con mi cabeza de nuevo. Si me quita las pesadillas haré cualquier cosa por él, aunque me da miedo eso de ser controlada a distancia por comandos. Merece la pena, las pesadillas me matan lentamente.
–Te he quitado las pesadillas, y te he puesto en la cabeza un hechizo. Mis órdenes y comandos los oirás en cualquier parte. Duerme–mi cuerpo entero se paralizó–Bien–el emperador metió un dedo en mi sexo, sentía el placer pero no podía moverme–Quieres un dulce–vi su polla y en aquel momento me pareció un delicioso manjar
Mamé como si mi vida fuera en ello.
–Este comando en específico te hace desear una polla, un coño lo que sea pero necesitas saborearlo. Hay un último comando pero esperaré a que termines tu mamada
Mamé encantada por tener eso en la boca, se me hacía la boca agua. Es como comer la más deliciosa de las comidas.
–Si quieres que te borre un recuerdo, puedes pedirlo pero todo tiene un precio. Serás más esclava por mi control mental, y no serás para nada libre.
Sentí su corrida en mi boca.
–Vistete–automaticamente me levanté y busqué mi vestido
Me vestí con suma facilidad. Ha sido un comando.
–Vuelve a la forja–asentí y salí de allí–Sin ropa–automaticamente me desnudé
Volví así a la forja, quería vestirme pero una parte de mi no podía. Me olvide el vestido en la habitación. No sentí vergüenza al ser observada por la mayoría de los que se encontraban en el castillo. Estoy segura de que este hecho no se debe al emperador, sino a Leiviana. Cuando era su esclava y no tenía que protegerla iba desnuda o con ropa transparente. Al regresar a la forja me encontré con ropa más de trabajo, y mis esclavas.
–Vístete–así lo hice–Quiero que me fabriques una buena espada, si demuestras ser buena te daré ese rinconcito para ti.
–Ya me estoy arrepintiendo de tener tu voz en mi cabeza–suspiré
Así hice. Día y noche estuve en la forja trabajando la espada del emperador. Comía, y cenaba allí. Dormía con el emperador, y volvía al trabajo. Si necesitaba desfogarme usaba a mis esclavas. Así fue la rutina hasta que finalicé la hoja que quería el emperador. Entonces oí de nuevo su voz
–Traela ahora, estoy en una reunión con altos mandos de mi ejército
–Cuidad la forja–ordené a mis esclavas
Yo fui al lugar al que se encontraba el emperador. Nunca lo había visitado, pero era como si supiera donde estaba. Al entrar todos dirigieron sus miradas hacia mi.
–Aquí está la nueva arma del emperador–dijo él mismo, yo me acerqué cabizbaja hacia él–Mi nueva herrera hace honor a su nombre–esperé a que me diera algún tipo de comando en ese momento–Cinaed–me arrodillé–Esta mis queridos generales–va a revelar mi identidad tan pronto–es mi nueva herrera, es una hizun como podéis notar. Me estoy asegurando que me obedece, y trabaja bien para mí. Duerme
Mi cuerpo se paralizó. En un determinado momento sentí hambre, pero hasta nueva orden mi cuerpo permanecía como una estatua.
–Veo que es tu nueva muñeca, ¿ya le has borrado los recuerdos?–preguntó entre risas uno de sus generales
–No, le he ofrecido un trato. Le borro un recuerdo y le modifico la mente. Ved lo que haré con el pueblo hizun, sin ropa–me desnudé–Quieres mi dulce
Un deseo irrefrenable de comerle la polla a mi emperador invadió mi mente. Simplemente saqué el miembro y empecé a chupar. Si me controla mediante palabras clave yo no podré obedecerle voluntariamente, poco a poco seré una muñeca de placer sin voluntad propia. Aunque ya dijo su precio, las pesadillas por más control. De seguro que me ha propuesto eso al saber que yo tengo muchos malos recuerdos que me gustaría olvidar. A veces me gustaría olvidarlo todo, simplemente no saber quién soy y lo que he perdido. Sin embargo eso me quitaría la libertad de elegir servirle.
–Podría hacerlo–dijo en mi cabeza–pero conoces el precio
Me tiró de los pelos, y se masturbó. Él se corrió en mi cara y en mis pechos.
–Levántate y muestra que puta eres–le obedecí, me mostré con la corrida por todo mi cuerpo–Así tendré a la gran puta de la reina, y sus doncellas–que se cree que va a lograr subyubar a los hizun, va a fracasar otra vez
–¿No es tu esclava?–preguntó uno
–¿Ves su collar? Técnicamente no es mi esclava, la necesito para un bien mayor. Resulta que es una importante noble hizun, su verdadera identidad la mantendré en secreto hasta que la case.
–¿Casaría con quién?–preguntó el mismo general
–Conmigo, con mi hija–les enseñó bien mi polla–mi hijo, o alguien de confianza que considere merecedor de ese honor. Hasta entonces es mía–agarró un glúteo y me acercó a él. A mí se me dibujó una tímida sonrisa en el rostro.
–¿Puedo llevármela?–dijo uno de sus generales–Durante unos días, claro está
–Claro, Kimus–me indicó que me fuera a él–Vas a obedecerle sin necesidad de mis comandos, ¿me entiendes? Cómo me entere de que le desobedeces en algo, vendo a tu puta hizun–asentí obediente, es tan fácil como borrarle los recuerdos y convertirla en una sumisa encantada de servir
–Vístete, esclava–miré extrañada al general, solo el emperador podía cancelar el comando que me impedía vestir
–Vístete–así hice a las órdenes del emperador–La reunión se da por acabada
Seguí a mi amo provisional. Echaba de menos esto. Ser menos que nada. Ser transferida a alguien, prestada por mis servicios. Hubiera obedecido aún así, pero la amenaza sobre Sera disolvería cualquier atisbo de duda. Ella no ha hecho nada malo para merecer esto. Al menos ya no tengo la pesada carga que suponía soportar las pesadillas en las que veía a mis retoños morir una y otra vez. Así desde que murieron. He tenido alrededor de siete hijos, actualmente me quedan tres. Sumándole a eso la personas a las que he perdido con los siglos llega un momento en el que me canso de todo. Me pregunto si merecerá la pena conservar mis recuerdos, quien soy. Todos los que conocía, la mayoría están muertos. Tengo a mi padre, pero dejé de importarle hace demasiado tiempo. Todavía queda mi hermano pequeño, y una niña que tuvieron hace poco y tampoco les importo. Dejé de ser Tinuviel la guerrera, y la herrera hace tiempo, ahora solo soy una vulgar marioneta del emperador. Me crucé con la princesa.
–¿Adónde vas?–me preguntó Karla
–¿A ti que te importa, puta?–aquello se lo dije producto de la magia del emperador, no lo pensaba en realidad
–Tenle un poco de respeto a su majestad
–Es lo que es, ¿a que si? Una chupapollas de primera, princesa del imperio a las afueras pero puta en el interior. Te lo digo por experiencia. Podría venirse con nosotros, y hacer de perrita.
–Eres la muñeca de padre, me decepcionas Tinuviel. Te creía mejor, vete de mi vista
La ignoré, mi vida es poco menos que nada. Una petición y no recordaría nada de mí pasado. Tener una mente moldeada a gusto del emperador. Sin preocupaciones, sin malos recuerdos, y sin gente a la que echar de menos. Solo sexo y más sexo. Sin embargo eso podría condenar a Sera. Era me es leal, si me tiro por un acantilado, se tirará conmigo. Si me dejo dominar mentalmente, y el emperador lo pide. Sera será cambiada mentalmente.
–Si quieres que la domine mentalmente puedo hacerlo. Pero prefiero que lo hagas tu .cuando te vea apta. Ella es tu leal esclava, puedes hacerle lo que quieras. Dominarla por comandos, tal marioneta. Hacerle olvidar su pasado (cómo puedo hacer contigo) y hacerla adicta a tu polla. Podría hacerle lo que quieras.
–¿Cómo quieres hacer conmigo?
–Esclava, tu hermafrodita se viene conmigo–no le di importancia, estaba teniendo una conversación con mi emperador
–A ti no he tenido que hacerte nada. Eres una esclava, hermosa y bien dotada. Además de poderosa. Solo te he añadido cosas, tu sometimiento ha sido aburrido.
–¿Soy aburrida?
–Tu sometimiendo ha sido aburrido, no tu. Ya eras una esclava. La parte entretenida de la sumisión mental es degradar poco a poco a tu víctima. Cómo pasa de ser una cosa a ser lo que tú deseas. Sera es tu esclava, y mi hermafrodita si bien vino como refugiada se ha quedado como esclava. Moldee su mente para hacerla una esclava. Lo que te pone es convertir a esa persona en menos que nada. Tu ya fuiste sometida, y cambiada. Un par de ajustes y serías mi esclava a todas luces.
–En vez de eso seré casada. Para dar luz a hijos, menuda mierda de futuro. Aunque para entonces ya me habrás cambiado tanto que tal vez acepte ese futuro.
–Esa es la idea. No obstante tú tendrás todo el derecho a cuidar y adiestrar al hijo o hija que tengas. Si te caso con alguien de la familia imperial, claro está.
Volví a la realidad. Llegamos a unas aguas termales. Unos baños privados para las tres. Me desnudé, y acompañé al militar a las aguas. Ambas nos metimos y nos pusimos las dos a cada lado del general. Una olyvir entró en el lugar. Él parecía conocerla.
–Aquí tienes a la hermafrodita, la hizun es mía–dijo el general
Pronto el militar me puso en posición de esclava. Yo me dejé hacer.
–Sospecho que Kimus es un traidor, no lo sé todavía. Estaré escuchando todo lo que oigas.
–¿Todo?
–Todo lo que oigas, y pienses
–Sí, majestad
Disfruté de la follada. No fue espectacular, ya estoy más que acostumbrada así que no sentí gran cosa. Aunque mi otra esclava si parecía disfrutar. Bueno, yo follo más que ella. Kimus me dio la vuelta y me penetró el coño. Ahí sí me sacó orgasmos. Él se corrió dentro de mi.
–Ve con mi hija.
Su hija estaba montando a mi esclava. Yo me coloqué detrás. Ella me miró y cambió de posición. Ahora a ambas nos toca follarla por arriba y por debajo. Yo he estado en esa posición, y la última vez que lo hice fue espectacular. La primera en correrse fue mi esclava, la siguiente fui yo.
–Limpiaos con la lengua, y quedaos en esa posición.
Le di unas cuantas lamidas a su polla hasta que quedó limpia. Luego mi esclava me acostó en el suelo, y me hizo abrir las piernas.
–Tampoco tengáis sexo, necesito oír lo que dicen–de nuevo era la voz del emperador en mi cabeza–Duerme
Me paralizó en la posición en la que estaba. Sentí como mi oído se agudizaba. Debe ser magia de mi emperador.
–¿Qué me estás haciendo?–pensé, si oye mis pensamientos esta debe ser una forma de comunicarme con él
–Utilizar tu mente a mi favor. Esto y más es lo que te espera si te borro la mente.
–Puedes ser feliz. Puedo hacer que te sientas feliz sirviendo.
–Si, pero solo eso. Nada de seguir jugando con mi cabeza. Si tengo que servir que sea por voluntad propia.
–Me vale. Y ahora ya puedes despertar, ya tengo lo que quería.
–¿Deseas que vuelva mi emperador?
–Si eso es lo que deseas diles que te pondrás enferma si no estás conmigo.
Prefiero estar con alguien a quien conozco que con militar que no conozco de nada.
–Kimus–llamé su atención–Mi amo el emperador me reclama. El muy cabrón me ha puesto una maldición, si no vuelvo puede hacer que mi cuerpo se queme solo.
–Eso es típico de él, ya casi mató a su hermana así. Volved no queremos que os quemeis, pero volved así desnudas–asentí sin muchos problemas
Si no hubieran freído mi cerebro con semen hermafrodita hace tiempo nunca hubiera aceptado algo así. Pero parte de su magia sigue afectandome. Al menos tengo a alguien que me ha quitado las pesadillas para siempre, y que es capaz de hacerme feliz.
–¿Quemarte viva? No sé quién tiene más imaginación, me gustas.
–¿No habrás puesto algo así en mi cabeza?
–No necesito hacerlo. Ya he conseguido que estés ansiosa por volver al palacio imperial, que me necesites. Y como tú misma me has dejado serás incluso feliz de servirme, que te baste una felicitación para sentirte completa.
Volví al palacio con mi esclava. Dejé a mi esclava con Sera. Yo me dirigí a ver a mi emperador. Entonces me crucé con Karla.
–Antes de que digas nada, te la chupo si me dices que te ha hecho
–Una puta negociando su pago, me gusta.
–Así que eso te ha hecho, que me trates así.
Karla me llevó a su habitación. Automáticamente metió mi polla en su boca y me dio una mamada.
–Cuando termine eyacula en su boca. Si no hace arcadas o una mueca de asco pregunta si le gusta tu semen hermafrodita.
Karla aunque no pudiera meterse toda mi polla dentro me estaba dando una buena mamada. Cuando sentí que me corría agarré su cabeza y metí mi miembro todo lo que pude. Procuré correrme en su boca.
–¿Te gusta mi semen?
–Tiene un sabor diferente al de cualquier hombre, y de cualquier hermafrodita pero me encanta su sabor.
–Bueno, si quieres más tienes que ganartelo.
–Buen intentó. Puedes irte
Me retire de allí y ahora así que fui a ver a mi emperador. Me sentía inquieta por verle, pero no en el mal sentido. Necesitaba verle. Llamé a la puerta, él me dejó entrar.
–Cinaed–me arrodillé automáticamente
–Aquí estás mi esclava, de vuelta.
–Si, aquí estoy. Mi cuerpo es tuyo
–Venid, esclavas–dijo el emperador–Creo que voy a darte el control mental, con un par de cambios adecuados puedes ser una gran ama
–Pensaba que esperarías
–Eso pensaba, pero me he dado cuenta que con un par de modificaciones en tu cabeza puedes ser una gran ama.
Mis esclavas entraron por la puerta, y se me quedaron mirando. El emperador puso su mano sobre mi cabeza, de nuevo hurgando en ella. Yo me dejé hacer como siempre.
–Una de las cosas que voy a hacerte. Vas a ser inmune al control mental excepto el mío. Tú resistencia conmigo es mínima. Eres mía, y eso te hará feliz. Cambiaremos de herrero, tu tienes nuevos deberes.
Nuevos conocimientos inundaron mi mente. Mis recuerdos estaban intactos, pero sí cambió algo. Su presencia me hace sentir bien, me hace pensar en obedecer cualquier cosa que me ordene ahora mismo. Siento que mi felicidad está en mi satisfacción
–Levántate–obedecí–Prueba tus poderes con tu esclava Sera. Es tuya, y te necesita. Nunca volverá a su hogar y su trabajo ya que simplemente no puede separarse de ti. Borra sus recuerdos, le estarás haciendo un favor.
Miré a Sera, ella asintió. Puse mi mano sobre su cabeza. Entré en ella como quien entra en una casa con la puerta abierta. Con mis nuevos conocimientos empecé a eliminar recuerdos. Tardé un poco, tengo recuerdos pero practicar una nueva magia es complicado de primeras.
–Ahora, que lo único que ella sepa es que eres su ama y debe obedecerte. Que sepa que eres su princesa.
–No necesito cambios para eso
–Le has borrado su memoria, pero tienes razón. Haz que solo se excite con tu polla, o con quienes tú digas.
El emperador tiene la suerte de que yo soy practicante de la magia. Conozco hechizos útiles, aunque no los ponga en práctica. Tardé mucho también en cumplir sus órdenes, con el tiempo seguro que esto se me da mejor.
–¿A mí no me borras la memoria?–pregunté
–Me siento tentado a hacerlo la verdad, modificar tus recuerdos. Sin embargo todo lo que has vivido es lo que te hace ser Tinuviel, si borro tus recuerdos por muy malos que sean, ya no serás Tinuviel.
–Esclava, ¿recuerdas?–pregunté a Será
–Ama, ¿cuál es mi nombre?
–Sera, chupame la polla–no necesitó que se lo repitiese una segunda vez, se puso manos a la obra–Dejaría que me borrases los recuerdos solo por no ver a mis niños morir envenenados siempre.
–Si tanto quieres que lo haga, puedo hacerlo. Borrar tus recuerdos, pero dejar todo lo que sabes sobre tu familia y Hizun–asentí
Mientras mi esclava me hacía una mamada el emperador entró en mi cabeza. Se que es buena idea. Si no puedo hacer nada por vengarme mejor olvidarlo todo. Antes de olvidarlos, solté unas lágrimas.
Parpadee un par de veces. Creo que ya ha hecho lo que le pedí. No recordaba nada, solo mi tierra y a mi familia. Me ha borrado todo tal como pedí.