Mi primer trío, recordando lo inesperado y excitante que fue

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Este es un relato independiente, el más real que he escrito, ya que solo cambio nombres y alguna circunstancia para que los personajes sean irreconocibles. Tambien es un homenaje a las protagonistas. Quiero pedir disculpas por los errores ya que lo he escrito del tirón y aunque luego me arrepienta lo voy a subir como está.

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Bueno ya me conocéis, soy Andres 48 años, 1,75 cm, 72 kilos, moreno, delgado… Lo que os voy a contar fue una historia que me pasó hace bastantes años.

Era una soberana estupidez, coger mi coche, para ir a mi localidad natal y acudir al cumpleaños de una amiga Alemana, Dana, que había conocido ese año, por culpa del bendito Erasmus. Y encima un miércoles, teniendo que currar al día siguiente. Con 30 años recién cumplidos iba a una fiesta de gente universitaria que eran 8 o 10 años menores que yo como poco.

A Dana la conocí a principio de curso, en una época en la que recobre la costumbre de ir a casa todos los fines de semana para reencontrarme con mis amigos. Me la presentó un conocido, que se la había ligado la primera noche que se la encontró, a mi la verdad me gustó bastante. Esa relación duró poco más de un mes, pero me quedó una buena amistad con ella en esos primeros 4 fines de semana que nos vimos.

Dana era bajita, con el pelo color caoba, sobre 1,55, con buenas curvas,pecho grande y culo prieto, un pelín rellenita, decía que le sobraban 4 o 5 kilos, pero a mi me parecían unos kilos encantadores. Cara bonita y muy simpática, tenía una particularidad que me gustaba mucho cuando sonreía, los ojos se le cerraban tanto que no sabías si estaban abiertos o cerrados (según ella siempre abiertos) no parecía Alemana para nada. También conocí a su más intima amiga. Meike una chica más alta que yo, 1,77-1,80 cm, de piel pálida, rubia con el pelo muy rizado, ojos bonitos, no muy agraciada de cara pero con un cuerpazo, pechos medianos tirando a pequeños, culito pequeño, redondito y respingón, muy delgada y piernas interminables. Durante el tiempo que Dana estuvo con mi amigo, una noche suelta terminé morreando con Meike, al final no pasó nada más, pero empezamos a tener una relación más fluida y siempre había buen rollo entre nosotros.

Resumiendo, cuando Dana cortó con su amigo, empezamos a quedar solos a tomar algo antes de juntarnos con el resto, y como el roce hace el cariño, nos terminamos liando una noche loca. Desde ese momento nos convertimos en follamigos, no estábamos en edad ni situación para liarnos con algo más.

Varios meses después era su cumpleaños, en un principio lo iban a celebrar el siguiente fin de semana al día en cuestión pues caía en miércoles, pero coincidió que otra Erasmus Italiana, con la que se llevaban muy bien, cumplía años el mismo día y decidieron juntar las fiestas, Dana me llamó para que fuera e insistió mucho, total que al final me animé porque tiran más dos tetas… y porque la alternativa era quedarme en casa viendo la tele.

Así que ahí me veía yo, de camino a mi ciudad, teniendo cuidado que nadie, que me conociese me viese, yendo a una fiesta erasmus un miércoles cuando al día siguiente tenía que rendir.

Llegué a la fiesta sobre las 10 de la noche, allí estaba Dana bailando y riendo, cuando me vió se lanzó a mis brazos y me dió las gracias por ir con un morreo de escándalo, al rato pregunté por Meike porque me extrañaba que no estuviese por allí a lo que Dana me respondío que vendrian enseguida, refiriendose a Meike y su pareja, pero no fue así. Llegó sola y abatida, acababa de terminar con el tío ese, y aunque era un rollo pasajero, a ella le dolió, por las formas, el tio era bastante imbecil. Así que nos propusimos animarla, empezamos a beber a bailar los tres juntos y parecía que Meike se estaba animando un poco. Luego sacaron una tarta y velas, hicimos el paripé, porque entrega de regalos no hubo (Yo le di el mio el siguiente sábado) y nos pusimos a desfasar.

Al rato, ibamos ya un poco borrachos, cuando fui al atestado baño y cuando volví me encontre a Dana abrazada a Meike y esta apoyada en su hombro, bailando muy juntas en un ricón. Me acerqué haciendo un gesto, como preguntado que pasaba, a lo que Dana respondió poniéndome morritos para que la besase, pero tal y como estaba para besarla tenia que acercarme mucho a Meike, ya que al ser más alta tenía que doblar la espalda para apoyarse en Dana, tanto me tenía que acercar, que casi la teníamos abrazada entre los dos. Besé a Dana suavemente y le dí un beso en la mejilla a Meike que levantó la cabeza para mirarme.

En ese momento Dana, la cogió de la barbilla, le dió un pico un poco largo y luego giro su cabeza para darme otro a mi. Me sorprendí pero vi a Meike sonreir ampliamente y al mirarla me apeteció besarla tambien. Esos besos parecieron animarla del todo y soltando un brazo que agarraba a Dana me hizo unirme en un abrazo conjunto y luego – ¿Un beso a tres? – dijo con picardia y nuestra respuesta fue acercar nuestras bocas. Claro un beso a tres es dificil así que pronto aparecieron las lenguas luchando entre ellas. La sensación era brutal nuestros cuerpos rozandose, mientras nuestras lenguas compartían nuestra saliva, cuando uno se quedaba sin aire los otros dos seguían, hasta que el restante volvía para unirse de nuevo al beso. Al poco nuestras manos empezaron a moverse, mientras las mías se apoderaban de sus potentes culos las suyas hicieron lo propio y empezamos a acariciarnos. Yo empecé a excitarme mucho y mi erección era muy evidente a través del pantalón, así que cerrando el abrazo seguimos besandonos y acariciandonos, hasta que alguien dijo algo que no entendí, nos separamos con una risa de ellas y cogiéndome de la mano me sacaron de la fiesta, procurando que no se notase mi estado. Pregunté qué habían dicho y la traducción libre que hicieron fue “Que nos fuéramos a un hotel”.

En el ascensor de bajada, seguimos en el mismo plan besandonos y ya metiéndonos mano descaradamente los tres. Me dejé llevar, ya la había jodido una vez cuando tenía un trío a huevo y esta vez no la iba a cagar. Llegamos a mi coche y sorprendentemente metieron muy modositas, iban como expectantes, se miraban entre ellas y de vez en cuando se daban un beso a través de los asientos. En un semáforo me besaron las dos y si no es por un coche que había detrás, nos hubiésemos quedado alli un buen rato.

Al llegar a su casa yo iba un poco más tranquilo, así que – ¡Copas! ¡Porros! – dijo Dana mientras se acercaba al surtido mueble bar que tenía en el piso, fruto de los restos de botellones y botellones que hacían a menudo en su casa y me pasaba una piedra de hachis, mientras Meike ponía música. nos bebimos las copas y fumamos en un ambiente muy sensual, nos rozabamos bailando, nos pasabamos el porro con un morreo cada vez, hasta que en uno de ellos se quedaron pegadas besandose mientras yo caía sentado al tresillo.

Aquello ya no era un morreo al uso, empezaron a meterse mano en serio y a desnudarse la una a la otra, quería unirme pero las imágenes que tenía delante eran demasiado cautivadoras como para dejar de mirarlas. Al poco tiempo estaban, ambas desnudas, enrrollándose delante mía. Se acariciaban sus culos, frotaban sus pechos entre sí hasta que sus manos llegaron a sus respectivos coñitos y comenzaron a masturbarse, me saqué la polla y me puse a acariciarla despacio mientras las contemplaba. Dana giró la cabeza y me vió, le hizo un gesto a Meike, ambas se acercaron, me levantaron y empezaron a desnudarme mientras se rozaban conmigo pero evitando tocarme la polla.

Una vez desnudo, se fueron frotando conmigo, hasta que quedaron de rodillas delante mío y comenzaron una mamada a dos bocas brutal, al mismo tiempo que se metian mano en sus coñitos. Primero empezó Dana lamiendo toda mi extensión desde los huevos hasta el glande, luego Meike la imitó. Entonces Dana se tragó la mitad mientras me la cogía por la base e hizo un par de vaivenes, para luego sacarla y ofrecersela a Meike que repitió el movimiento, siguieron un buen rato intercambiandose mi polla y cambiando de técnica, ya no se imitaban, era más bien una competición a ver cual de ellas me causaba más placer, una me chupaba el glande mientras otra se ocupaba de mis huevos y se intercambiaban dándose algún beso entre ellas en el camino.

Hasta que pusieron sus bocas a los lados de mi tranca y empezaron a moverse al mismo tiempo usando labios y lengua, yo estaba a punto de estallar, mis piernas empezaron a temblar y les avisé que me corría – ¡En nuestras caras! – ordenó Dana, mientras empezaba un morreo con Meike. Al ver esa imagen, no pude más y me corrí abundantemente sin tocarme, llenando sus cara, parte del sus cuerpos con mi semen y la alfombra. Aprovechando el morreo, cogian el semen con sus lenguas y lo compartían entre ellas, me uní a ese beso compartiendo su saliva y mi semen y acariciando sus culitos, mientras ellas se masturbaban mutuamente, cada vez con más intensidad hasta que estallarón en orgasmo brutal.

Estuvimos abrazados un rato sobre la alfombra que acababamos de poner pérdida de flujo y semen, luego estuvimos bromeando un poco sobre la cantidad de leche que les había soltado y la fuerza de mi corrida, después nos fuimos a la habitación de Dana que tenía cama de matrimonio – Vaya pedazo de mamada chicas, os voy a tener que devolver el favor – les dije mientras las observaba tirarse a la cama – ¡Concurso, concurso! – dijo Dana – a ver cual de los dos me lo come mejor – nos retó – Miralá qué espabilada – dije – Pues yo también quiero – soltó Meike.

Nos pusimos de acuerdo en que empezábamos con Dana que ya había probado mis artes y luego seguiríamos con Meike. Primero cogí a Dana, me senté detrás de ella y la apoyé en mí, mientras abría sus piernas para que Meike empezase a comerse su chochito, empezó despacito lamiéndola suavemente mientras yo le besaba el cuello y acariciaba sus pechos jugando con sus pezones, Meike empezó a esmerarse, cada vez se oia más el sonido de “chapoteo” que provocaba en el chochito de Dana, yo la excitaba acariciándola, besándola y lamiendo su cuello. No duró apenas unos minutos, de pronto tuvo una serie de contracciones y un orgasmo bastante más tranquilo y largo a lo que yo siempre le había visto – ¡Uff! Es muy distinto a cuando me lo comes tú pero muy placentero – dijo Dana cuando recuperó el aliento – Ahora te toca a ti – le dijo a Meike – y prepárate porque este es un comedor de coños de primera – le soltó

Así que para no hacerla quedar mal, me esmeré. Como he dicho, Meike era una chica muy pálida y cuando lo mire tenía el depilado coñito arrebolado, casi de color morado debido a la excitación. Sus jugos se derramaban como una fuente manchando la sábana en un río sin fin.

Comencé a lamer el interior de sus muslos para enervarla más aún. Ella respondía con gemidos y pequeñas quejas mientras Dana acariciaba sus pechos y lamía su cuello, luego me dediqué a lamer por fuera suavemente, sin acercarme al clitoris, fui profundizando poco a poco, hasta llegar a introducir la lengua en su cabidad, dió un respingo y un gemido más fuerte, cuando la punta de mi lengua, rozó esa parte granulada del interior. En ese momento Dana la besó, juntando sus lenguas en una lucha salvaje, cuando aproveché para acercarme por primera vez al clitoris para empezar a trabajarlo con suavidad, pero cuando lo atrapé por primera vez entra mis labios, Meike gritó un – ¡Me voy a correr! – así que se lo solté observe unas pequeñas contraciones y me puse a besar su vientre depilado – ¡Sigue cabrón! – pero guiñándole un ojo a Dana me retiré un poco, ella dejó de acariciarla para sujetarle los brazos y nos quedamos quietos unos momentos – ¡Cabrones! ¿Me vais a dejar así? – decía cabreada y sin poder aliviarse.

Durante ese tiempo, no había despegado mi mirada de su coñito que parecía que iba a explotar y cuando noté que ya no estaba tan al borde del orgasmo volví a la carga, cortando sus protestas, esta vez me esmeré en su botón, lo lamía con mi lengua, lo atrapaba entre mis labios, lo mordisqueaba suavemente, me embarre bien la cara con sus jugos y cuando empecé a notar que estaba al borde del orgasmo de nuevo , puse mis labios alrededor de su pepita usando la lengua todavía y cuando explotó absorví suavemente, lo que prolongo su corrida durante unos segundos. Meike quedó derrengada y mientras me daba las gracias Dana la besaba suavemente – ¡Joder que pasada, creía que me ibas a joder y me he corrido como una perra ! -dijo ante nuestras sonrisas.

Se me echaron las dos encima tumbandome en la cama, mientras Dana me decía – ¡Ya va siendo hora de que uses eso que tienes aquí para lo que está hecho! – cogiendome de los huevos y alargando la caricia hasta coger mi tronco, apartó suavemente a Meike, se empaló y comenzó a cabalgarme como una amazona, la visión de Dana cabalgandome era cautivadora, erguida sobre mí, sus grandes pechos se elevaban desafiantes, mientras sus caderas se movían a delante y atras rozandonos mientras alojaba toda mi estensión en su cabidad.

Meike comenzó a besarme mientras con una mano, acariciaba un pecho de Dana, atrapó un pezón en sus dedos y tiró. Dana debía estar sobreexcitada, porque con un grito se corrió y me empapó los huevos con su flujo. Fue un orgasmo largo, incrementado por las caricias que Meike le propinaba, cuando acabó cayó de lado en la cama y Meike se apoderó de mí.

Me cogío la polla mientras se tumbaba boca abajo, levantaba el culo, se ponía una almohada debajo y me decía – ¡Follamé, clavame a la cama! – con voz muy sensual mientras se introducía mi miembro en su cálida cueva. Empecé a moverme suavemente y siguiendo el ritmo que me marcaban sus gemidos y reacciones fui moviendome, al mismo tiempo que ella movía su culíto contra mí cada vez más deprisa, hasta que llegamos a un rítmo era infernal. Ella se acercaba al orgasmo rápidamente mientras decía – ¡No me lo creo, me voy a correr otra veeeeez! – iba a acelerar mis movimientos, cuando sentí una lengua en mi culo y en dos o tres movimientos eyaculé inundando el coño de Meike con una corrida tan fuerte y abundante como la anterior. Ella al sentirlo encadenó varios orgasmos consecutivos estrujando mi polla y terminando de exprimirla hasta que caí sobre ella y rodé intentando recuperar el aliento.

Derrengados, quedamos tumbados, recupendo el aliento hasta que Dana empezó a hablar – Menos mal que has venido, que teníamos unas ganas de estar juntas y disfrutar de una vez… – dijo con desparpajo – Joder, que bien lo he pasado, pero ¿Que pinto yo aquí si queríais estar juntas? – pregunté curioso – Verás, lo intentamos hace un tiempo y no terminó de gustarnos porque aunque estabamos muy agusto, nos faltaba algo… vamos una polla – respondió con una risa – Así que quedamos que si encontrabamos alguien que nos apeteciese a las dos, probaríamos con polla por medio a ver si iba la cosa mejor – soltó Dana – ¡Y ha sido una pasada! – dijo Meike con con una exlamación de júbilo – Pues me alegro de haber sido vuestra elección ¿Lo teníais preparado?- les dije – Pues no, a ver habíamos hablado de hacerlo contigo, pero como ella tenía pareja… Así que cuando ha aparecido sola se me ha ocurrido provocaros a ver que tal y creo que bien ¿No? – confesó Dana – ¡Siiiiii! – respondimos a duo con carcajada final. Luego volvimos a hacerlo más tranquilos, hasta que poco a poco y entre cariños nos fuimos quedando dormidos.

El despertador sonó a las 6 de la mañana, me costó levantarme y separarme de esos cuerpos que tanto me habían dado un rato antes. El resacón era de órdago así que tomé una pastilla, me duché, tomé un café y me dirigí a mi ciudad de trabajo intentado retener la mágnifica noche que había pasado.

Por cierto, aquella mañana como imaginareis tuve que escaquearme un par de horas porque no podía con mi cuerpo.

En el poco tiempo que les quedó en España, tuve algunos encuentros más con cada una por separado, pero no se dieron las circunstancias para volver a repetir el trío. Durante unos años estuvimos en contacto, luego por avatares de la vida lo perdimos, hasta que hace unos días volví a contactar con ellas por el bendito/maldito Facebook y les pedí permiso para escribir esta historia ya que me contaron que de vez en cuando seguían con sus juegos, espero que os haya entretenido.

Va por vosotras D y M.