Entre dudas sobre mi sexualidad. Decido pasar un fin de semana con Carlos
Mis encuentros con Carlos se fueron sucediendo con cierta frecuencia, puesto que teníamos en el piso que compartía con mi hermana en la capital un gran punto de encuentros sexuales. Yo seguía manteniendo mi doble vida, donde por un lado tenia una novia, con la que como todas las relaciones era un continuo tira y afloja, a veces bien, a veces mal, nos peleábamos, nos reconciliábamos, lo dejábamos y volvíamos (cosa que fue así durante un largo tiempo), y por otro lado tenia encuentros ocasionales muy calientes con Carlos, el hombre que había desvirgado mi culo una mañana de verano.
Mi hermana Yolanda, quien ya nos había visto de todas formas posibles, era mi compinche y sobre todo mi confidente, con quien, desde el día que me pillo encima del rabo de Carlos, dejándole ver como mi rabo se movía a la par que mi cuerpo saltando sobre la increíble y enorme polla de Carlos, compartía las sucesivas experiencias, y mis pensamientos y sentimientos encontrados.
Sentimientos encontrados que se encontraban en que si bien me gustaba follar como un loco con Carlos, no me gustaba que me besase o que una vez terminados de follar se quedase en la cama o más rato conmigo, a lo que ella me dijo, que tal vez solo tuviera atracción por su enorme polla, y me propuso que si tuviera la oportunidad, porque no pasaba mas tiempo con el, a modo de pareja, durmiendo o conviviendo y así, salir de dudas sobre cómo me sentía, de forma que pudiera tomar una decisión sobre mi sexualidad y mi orientación sexual.
Hoy, y para concluir este circulo de encuentros con Carlos os voy a contar cómo fue.
El profesor de Historia de la universidad nos recomendó asistir al curso de Historia que se daba en la capital de la costa y que quien asistiera gozaría de favores en la nota final de la asignatura (Cosa que a mi me venia MUY bien, porque iba regular en esa asignatura). Tal curso se daba en el fin de semana anterior a las navidades, viernes, sábado y domingo, y puesto que como sabeis, mis padres tienen un piso allí cerca. En el encuentro que tuve con Carlos a principios de Diciembre, antes de acabar en mi piso follando y gritando como posesos, le comenté que ese finde estaría en la playa a lo que el me dijo que sería una oportunidad magnífica para compartir más tiempo juntos y solos, pero que tenía que estudiar cómo se escapa de su casa un fin de semana entero.
Justo al siguiente fin de semana en casa de mis padres, coincidimos las dos familias al completo, y donde Gema, la mujer de Carlos, dijo que su marido el fin de semana siguiente estaría todo el finde fuera en la playa, puesto que hay una exposición internacional de fabricantes del producto al que se dedicaba Carlos. A lo que mi madre contestó que yo también estaría allí y que si bien Carlos me podría llevar en su coche hasta allí, podríamos estar los dos en el piso de la playa y así darle una vuelta al piso, a lo que todos nos pareció una genial idea, sobretodo a Carlos y a mi, corroborado por el sms instantáneo de mi hermana que decía -… vaya fin de semana te vas a pegar… compra lubricante que te va a hacer falta… –
Carlos me recogió el viernes a las 3 de la tarde en el piso de la universidad y salimos dirección la costa que está a dos horas de la capital. Paramos para fumar un cigarro, mientras en el coche escuchábamos música, hablábamos de futbol, política y de como iba a ser el planteamiento del finde.
Yo desconocía si el curso iba a tener control de firmas, asi que no le podía asegurar mi disponibilidad. Para salir de dudas cuando llegamos, en vez de ir al piso, fuimos directamente al congreso, donde había que recoger la acreditación y confirmar la inscripción, de manos de mi profesor de la universidad, quien me saludo afectuosamente, dándome las gracias por la asistencia e informándome de que a la asistencia solo se controlara mediante una firma al día. A su vez, le presenté a Carlos, a lo que el profe le dijo, «su hijo es un alumno brillante´´ y que el contestó «lo sé!´´ comentario que sirvió para bromas todo el fin de semana.
Antes de llegar, paramos en unos grandes almacenes, pensando en que íbamos a comprar algo para tener de desayuno, y Carlos me dijo que no, que iba a comprar otra cosa.
Compramos, aparte de agua, zumo de tomate y algo para comer, una fregona con su cubo, dos juegos de sabanas, dos protectores de plástico para la cama y tres juegos de toallas. Todavia hoy me sorprendo de lo ingenuo que fui pensando en que para qué compraría eso.
Conforme llegamos al piso de mis padres, mientras yo ponía los alimentos en el frigo, Carlos se apresuró a ir al dormitorio y hacer la cama, donde me pidió que le ayudara. Desmanteló la cama de mis padres tal y como la había hecho mi madre la ultima vez que estuvo allí, y le puso un protector de platico que habíamos comprado y con el juego de sabanas que había comprado 20 minutos antes hicimos la cama.
Todo iba muy ameno. Me encontraba cómodo con el, porque a fin de cuentas era alguien muy muy cercano, y mucho más últimamente. Terminamos de hacer la cama, y nos fuimos al salón a fumarnos un cigarro donde estuvimos hablando de lo bien que lo íbamos a pasar y lo bien que estábamos. Ahí podíamos darle rienda suelta a nuestros deseos, sin interferencias, y de ahí pasamos a preguntarnos (como habíamos hecho en ocasiones anteriores por sms calientes, pero esta vez en vivo y en directo) que era lo que más nos gustaba el uno del otro, y lo que mas nos gustaba que nos hiciera, y cual era nuestra fantasía
Carlos lo tenía claro, lo que mas le gustaba era que se la chupara y escucharme gemir de placer y a mi lo que mas me gustaba era chupársela, sentir como esa bestia se ponía gorda en mi boca, y el sabor de su polla meada, y su corrida.
«Pues démosle un gusto al cuerpo ´´, dijo el poniéndose de pie, mientras se bajaba la cremallera y se sacaba la polla, y que yo rápidamente agarré, metiéndomela en la boca y disfrutando de como, a medida que se iba poniendo dura, dejaba de poder meterla entera en mi boca solo pudiendo comer su capullo y un poco mas.
La mamé como si me fuera la vida en ello, y después de un buen rato chupándosela, me agarro del pelo, y tirándome hacia atrás, elevando mi cabeza me dijo « abre bien la boca quiero ver como te bebes mi leche´´ corriéndose como si fuera un caballo llenándome la boca de lefa dulce y caliente, que yo tragaba y succionaba tratando de sacar mas y que acabó sacudiéndola contra mi cara.
De ahí nos fuimos al baño, donde el, que había visto que yo no me había corrido, me dijo, «ven desnúdate y siéntate ahí que sé que esto te va a gustar´´. Y sentándome en el plato de ducha desnudo, con un poco de frio, pero supercaliente, Carlos sin pantalones, me dio a chupar su pollón flácido, para apartarse y empezar a mearme. Un chorro continuo, caudaloso que bajo de mi pecho hasta mi polla y mis pelotas que se movían al ritmo de la paja que me estaba haciendo. No terminó de mear cuando yo, ya me había corrido sobre mi barriga, buscando su polla mi boca para limpiarla como era de costumbre.
Carlos me dejo ahí, para que me duchara, mientras el se sentaba en la cama y leia los documentos que nos habían dado en el congreso de historia.
Me duché y cuando me sequé entro el al baño quien también se dio una ducha.
Salió y de ahí nos fuimos a dar un paseo por el paseo marítimo, paseo bastante largo y que al final, acabamos cenando y tomando algo en un pub inglés típico de los sitios turísticos.
Llegamos a casa, y si bien pensé en que íbamos a follar como animales, no fue así. Nos sentamos en el sofá para fumar el ultimo cigarro del día y de ahí, nos fuimos a la cama que si bien, nos metimos desnudos, la sensación de rozar la pierna de un hombre no me gustó y a el tampoco de forma que apenas nos rozamos mientras dormíamos Al día siguiente nos levantamos como si de una pareja se tratara, yo prepare algo de desayunar, nos duchamos cada uno por su cuenta, y posteriormente Carlos y yo fuimos al congreso (a firmar y ya esta) y a la expo de Carlos, a coger algunos folletos y hacer acto de presencia.
Comimos en un japonés y como habíamos comido tanto, decidimos ir a dormir la siesta. En el coche, Carlos me dijo que tenia una sorpresa para mi, y de la guantera saco una pastillita ovalada amarilla, dándomela para que me la tomara. Era cialis. -¿Esto para que es?, le pregunté, «Es lo mas flojito que hay, tómatela que te voy a ordeñar tanto esta tarde que te voy a dejar sin leche. Veras la noche que vamos a pasar´´, me contestó
Asi fue. Me la tome y al rato estaba muy muy caliente y muy duro, y Carlos se dedicó a pajearme hasta correrme al menos 4 veces esa tarde. Entre paja y paja descansábamos un poco, aprovechando para tomar agua o el zumo que habíamos comprado el día de antes. La ultima ya no podía mas, apenas si me podía correr y no salía nada. Carlos me pajeaba sentado sobre su enorme polla dura, que no quería meterme esperando algún momento especial aunque yo la buscase.
Cansado de tanta paja, cai redondo a dormir a su lado.
Nos despertamos. Ya era de noche y nos fuimos cerca de casa, que hay una pizzería muy buena a cenar algo y saliendo, nos paramos en el pub de la esquina a tomar algo. Sentados, cuando nos trajeron las bebidas, Carlos sacó un blíster de unas pastillas azules.
«Has visto como has pasado la tarde, con la pastilla mas suave? Esta es la viagra mas fuerte…´´ me explicó
Terminábamos de tomarnos la copa cuando su paquete ya era imposible de esconder. Era un bulto enorme que me había puesto muy muy caliente. El estaba mas caliente que yo, si cabe, y diciéndole a la camarera, con el billete en mano «toma, cóbrate y quédate la vuelta, que quiero irme a que este nene me coma la polla ya´´ nos levantábamos, mientras la camarera se reia y yo estaba alucinando con el comentario y la cara de la camarera.
No llegamos a la puerta del piso cuando Carlos ya se había sacado esa polla que estaba mas grande, mas hinchada y mas bonita que nunca, pidiéndome que se la chupara allí mismo.
Lo pude retener hasta el ascensor, pero allí, tuve que comérsela un poco. Por suerte, no había vecinos rondando por la planta a esa hora, pq Carlos ya ni siquiera hizo el esfuerzo de guardar su polla en sus pantalones desde el ascensor hasta el piso.
Nada mas cerrar la puerta, Carlos se desnudó, y agarrándome por la espalda empezó a desabrocharme los pantalones mientras me besaba y mordia el cuello, sensación que no era de mi agrado.
Yo estaba muy muy caliente pero mi polla no se ponía dura, normal después de las pajas de aquella tarde pero mi culo deseaba esa polla mas que nunca.
Desnudos en el pasillo Carlos me llevo hasta la habitación y tirándose boca arriba en la cama me pidió que me sentara en su boca.
Me puse de pie sobre el, y agachándome, me senté sobre su boca entregándole mi culo, para que él lo abriese, lo chupase, lo lamiese y me metiese su lengua abriéndolo mas y mas.
«Uff cabrón tu culo me esta pidiendo polla, que abierto que está. Es perfecto´´ Fue en ese momento cuando Carlos me apartó y estirando su mano hasta la mesita de noche, abrió el cajón para sacar una cámara de fotos de las pequeñitas y un trípode flexible.
Sacaba fotos de mi culo abierto y me las mostraba, a lo que yo me ponía aun mas caliente de ver como mi culo estaba asi de dilatado y lleno de saliva.
No tardé mucho en chupársela y escupirle en esa polla que tenia las venas de la polla apunto de explotarle, y con la polla bien humeda me desplacé hacia abajo dándole mi espalda a el y sentándome sobre su polla, que entró en mi culo con una sorprendente facilidad. Muy despacito pero con fuerza y decisión meti ese rabo de 25 cm dentro de mi, dejándole ver, y grabar, como me follaba el culo. Carlos estaba demasiado caliente y me pidió cambiar de postura, y poniéndome a cuatro patas y moviéndonos para tener un enfoque perfecto con la cámara, me dio 4 o 5 embestidas, pasando del «me tienes muy malo hijo de puta y voy a embarazarte´´ en voz alta y sin trabas, a empezar a gritar «me corro Juani, me corro, preñate, PREÑATE´´ mientras me apretaba muy fuerte contra el.
Pensé que como era habitual, pararíamos pero el efecto de la viagra no dejaba que su polla se bajase, asi que siguió embistiéndome, notando como su lefa me llenaba y se movia dentro de mi.
Cambiamos otra vez de postura, esta vez tumbándome en la cama boca arriba, Carlos me agarro de las pierna y subiéndolas a sus hombros, empezó a follarme, notando como esa enorme polla, no solo me revolvía por dentro y movia toda la lefa que tenia dentro de mi, si no que en esta postura me golpeaba la vejiga, produciendome unas ganas inmensas de mear. Tanto que le pedí que parase, porque quería ir al baño, a lo que el me dijo,
«Yo primero,´´ y en un rápido movimiento saco su polla que estaba dura pero no tanto como antes y como si llevase un rato largo tratando empezaron a salir poco a poco unas gotas de esa polla cubierta de espuma de lefa, volcandose sobre mi vientre, que dieron paso a un chorro mas consistente, pero no tan caudaloso como los anteriores, que si bien llegó a mi pecho, Carlos bajo hasta mi polla, mis huevos y mi culo, tratando de meter su chorro en mi culo, que estaba bastante sensible, y cuya temperatura me pareció muy agradable.
Su chorro empapó la cama, cosa que ya había previsto Carlos, pero no nos importaba, volvió a metérmela y siguió follandome. Me follaba a ritmo, empujándome contra la cama, tratando de meterla mas y mas en cada embestida. Me escupia en la cara, mientras nuestros gemidos se escuchaban en toda la casa. Agarró la cámara y me dijo que quería inmortalizar nuestras caras lascivas, y dándome la cámara a mi me pido que grabara como se veía mientras me follaba. Puede ser que estuviéramos asi mas de 50 minutos. Ver como me follaba a través de la pantalla de su cámara sumado al hecho de pensar en que se había corrido y meado en mi culo, me excitó tanto que me corrí en ese momento sin ni siquera tener la polla dura.
Si bien Carlos se corria conmigo, o el antes y yo después, nunca me había corrido yo antes que el. Me corrí y automáticamente se me pasaron las ganas de continuar follando. A mi. Pero a Carlos no. El seguia embistiéndome como si estuviera poseído, y yo continue un poquito mas, pero no aguantaría mucho.
Me dolia y él se dio cuenta, y consciente de que eso podría pasar, la sacó y me la llevo a la boca donde me agarro la cabeza, y como si mi boca de un culo se tratara, empezó a follarlo, tratando de meterla entera (que ingenuo). Yo estaba exhausto y desaba que se corriera ya por que no quería continuar, pero Carlos insistia en metérmela de nuevo a lo que yo no acepté, pero pensando un poquito en el, y como el me había hecho a mi esa tarde, me puse a su lado y empezé a hacerle la mejor paja de su vida, según el.
Le hablaba mientras sobaba su polla dura; jugaba con mi boca chupandosela un poco, pero le dejaba todo el trabajo a mi mano derecha. Hasta que se corrió, esta vez en mi cara. Carlos y yo quitamos tanto las sabanas como el protector empapado y nos fuimos al baño donde nos metimos en la ducha juntos.
Por primera vez, no me sentía bien. No me gustaba esa sensación. No quería estar mas con el. No quería ducharme con el ni meterme en la cama con el. Queria estar solo y tranquilo. Pero tenia que asumir que la situación era la que era, y yo lo había buscado, asi que traté de normalizar un poco la situación, me sequé y mientras yo tiraba las sabanas y el protector empapado a la basura, y tratando de fregar el reguero de fluidos que habíamos dejado, Carlos hizo la cama, sobre la que caímos rendidos.
Carlos durante la noche trato de pegarse a mi haciendo la cuchara y pegándome la polla, pero esa sensación de incomodidad que tenia era tan grande que, como aun estando muy cansado no me dejaba dormir, hacia que el roce me repeliera.
Me fui al salón y allí me tiré en el sofá donde me quedé dormido. Carlos me despertó con el desayuno hecho.
El desayuno fue bastante tenso, pero Carlos sacó el tema de la noche anterior. Y tras hablar con el, donde expusimos nuestras experiencias, y sensaciones, decidimos que nuestros encuentros sexuales, habían llegado a su fin. Por un lado el estaba satisfecho y yo había descubierto que estaba enganchado a esa polla, pero no a el ni a los hombres, y que no me gustaba tanto como imaginaba. Le pusimos un broche oro a nuestros encuentros haciéndonos unas cuantas fotos más, y una gran mamada mutua en el balcón mirando hacia la playa y el mar en una mañana soleada de diciembre.
Tras almorzar, nos fuimos a casa ydurante el viaje nos prometimos que las fotos solo las íbamos a tener el y yo y que no se las mostraríamos a nadie.
Los días fueron pasando, la facultad, el trabajo, la familia, los amigos, y la relación con Carlos se fue enfriando bastante. Volvimos a coincidir en el cumpleaños de Gema, la mujer de Carlos, donde mi madre me había pedido que fuera con un par de amigos a amenizar la fiesta.
Si ya no tenía ningún tipo de relación sexual con Carlos, nos mirábamos con afecto, desde luego. Pero de ese cumpleaños, me quedo con el comentario de Gema al oído
«Entre mi coño y tu culo, este cabrón se ha puesto las botas… ´´