Los compañeros de Katie son también sus amantes
Katie Rich estaba cursando sus primeros meses de universidad. Había tenido una explosión de descontrol al principio. Fiestas, alcohol y chicos habían sido su principal diversión. Pero ahora el tiempo de desenfreno había terminado y tenía que esforzarse para poder aprobar sus asignaturas.
No había sido demasiado difícil para una chica tan talentosa como Katie. Había desarrollado un método de estudio muy efectivo en su último año de secundaria y había transferido su método al ambiente universitario con gran éxito. Ella estaba constantemente haciendo sus tareas y exámenes, y siempre se aseguraba de tener los mejores tutores para que la ayudaran en sus clases.
Katie tenía un talento muy particular y tenía la intención de explotarlo para que su vida universitaria fuera un éxito espectacular.
Justo en este momento, la pequeña chica de pelo castaño de dieciocho años, Katie, estaba a punto de demostrar ese talento con gran habilidad y atención.
Katie se inclinó sobre el escritorio de Thomas y le dedicó una linda sonrisa mientras le recompensaba con un vistazo de su generoso escote. Katie era una chica muy pequeña; delgada, bajita y chiquitita, pero eso la hacía muy linda. Llevaba una camiseta de tirantes amarilla sobre un sujetador negro ajustado. Empujó su pecho con orgullo contra Thomas mientras que él veía su pequeño pero increíblemente firme trasero vestido con pantalones cortos vaqueros. El cabello castaño oscuro que le llega hasta los hombros de Katie estaba recogido en una improvisada cola de caballo. Tenía unos descarados ojos color avellana, piel clara y una cara pecosa. Se veía irresistiblemente hermosa.
Cuando habló, incluso su voz era ligera como el aire y adorable. Parecía ser la vecina de al lado perfecta.
«Entonces, Thomas, ¿estás seguro de que sabes lo suficiente sobre el impacto de los conquistadores en el Nuevo Mundo para escribir el informe a tiempo?» preguntó Katie.
«Por supuesto, Katie», aseguró Thomas. «Me encanta la historia, lo tengo cubierto. Escribir tu informe debería ser pan comido. Lo tendré el viernes».
Ambos estaban en una pequeña alcoba de la biblioteca de la universidad, escondidos fuera de la vista de miradas indiscretas, donde pocas personas los molestarían. Era una oscura sección de referencia, y diseñada para ser un lugar apartado para estudiar. No venía mucha gente y Katie sabía que sería un lugar muy privado para trabajar. Por eso lo había elegido.
«Así que pan comido ¿eh?» repitió Katie guiñando un ojo. «En ese caso, tal vez podría hacerlo por mi cuenta… Así me ahorro tener que darte estos favores».
«¡No!» dijo rápidamente Thomas. «Quiero decir, no deberías preocuparte por eso. Deja que me ocupe de ello, Katie, y así puedes, ya sabes, hacerme los favores que prometiste».
«Oh, te refieres a este tipo de favores…» susurró Katie mientras se ponía de rodillas y se arrastraba debajo del escritorio.
Thomas jadeó cuando de repente sintió las pequeñas manos de Katie en su entrepierna ya abultada y que rápidamente desabrochaba su cremallera. Antes de darse cuenta, sus pantalones cortos estaban abiertos y Katie había sacado su polla que se endurecía rápidamente. Seguía sentado en el escritorio, así que no podía ver lo que Katie estaba haciendo, pero estaba seguro de que podía sentirlo.
Entonces Katie se metió la polla de Thomas en la boca y sus ojos se pusieron en blanco mientras gemía de placer.
Podía sentir como sus labios se adaptaban rodeando su polla mientras lo apretaban. Las caricias de su lengua contra su glande. La cálida humedad de su boca mientras lo envolvía. Como apretaba ligeramente con sus manos y dedos y jugueteaba sobre sus huevos endurecidos.
Thomas gimió y se aferró con las manos al escritorio mientras Katie se la chupaba debajo de la mesa.
Debajo de la mesa, Katie estaba sintiendo y percibiendo todas las reacciones de Thomas mientras tenía su miembro en la boca y comenzaba a atenderlo con movimientos constantes de sube y baja de su cabeza. Ella chupaba larga, lenta y duramente alrededor de la enorme y abultada polla que tenia bien metida en su boca.
«Mmmmn mmnnhh mnnnff mmmff hmmff…» gimió Katie, su voz amortiguada por la polla de Thomas mientras deslizaba su boca sobre ella hambrienta.
Katie era una chupa pollas. Y era muy buena. Siempre le había gustado tener una buena polla en la boca. El calor que emanaba de ella. El sabor salado de su líquido preseminal en su lengua. Notar su gran tamaño mientras le llenaba la boca y se apretaba contra su lengua, garganta o mejillas.
Tenía que admitir que se divertía mucho chupando pollas. Pero no lo hacía solo por placer. Ella lo hacía para salir adelante. ‘Un favor por un favor’, como siempre decía cuando se lo proponía a las personas que necesitaba.
«Oh sí, Katie, chúpame la polla», gimió Thomas. «¡Haré todos tus informes de historia por ti si sigues chupándomela así de increíble!»
Katie emitió un gemido de aprobación y empujó su rostro hacia abajo más profundamente que pudo hasta que apretó el glande de Thomas en su estrecha garganta emitiendo un gran sonido de arcada.
Thomas no pudo evitar echar la cabeza hacia atrás y gemir de éxtasis cuando la garganta de Katie lo envolvió. Katie esperaba que no hubiera nadie cerca para escuchar lo ruidoso que estaba siendo, pero a Thomas no parecía importarle y seguía gruñendo bastante alto.
«Oh, que ganas de follar tu pequeño y delgado cuerpo cuando termine tu trabajo», gimió Thomas.
Katie se sacó la polla de la boca, que ahora estaba empapada en su saliva, y le recordó cuál era su trato.
«Solo podrás follarme si obtengo un sobresaliente cuando entregue el informe», dijo Katie.
«Sí, ¿me puedes decir cuáles eran las recompensas de nuevo?» preguntó Thomas mientras se agachaba para buscar y acariciar las lindas tetas de Katie a través de su camiseta de tirantes.
«Por un sobresaliente, puedes follarme», respondió Katie. «Obtén un notable y te haré una mamada. Aprobado es una paja. Cualquier cosa más baja que eso puedes olvidarlo».
«¿Y para qué es esta increíble mamada?» preguntó Thomas con una sonrisa.
«Motivación», respondió Katie mientras envolvía sus labios alrededor de la polla de Thomas y le daba una larga succión. «Mmmmnnnnhhh hmmmnnnhh…”
«Ajá», murmuró Thomas distraídamente mientras apretaba la teta izquierda de Katie. «Si obtengo un sobresaliente, puedo follarte por el culo, ¿verdad?»
«¡Mmmmnff! ¿Qué? ¡Por supuesto que no!» exclamó Katie mientras se sacaba de la boca la polla con un sorbo. «Eso nunca fue parte del trato».
«Awww, vamos», se quejó Thomas. «¡Tu culo es tan firme y bonito, me gustaría metértela por ahí! ¡Además, sobresaliente debería ser anal, Katie!»
«¿Follarme no es lo suficientemente bueno?» preguntó Katie, aún debajo del escritorio mientras lentamente masturbaba la polla de Thomas con sus pequeñas manos.
«Sí, claro», dijo Thomas, «pero me esforzaría mucho más si supiera que tengo la oportunidad de penetrar ese dulce culo tuyo. Vamos, Katie, ¡me voy a tomar muchas molestias por hacerte este favor! »
«Hmmph», murmuró Katie.
«¿Por favor?» rogó Thomas. «También te ayudaré a prepararte para los exámenes, si me dejas».
«Mira, puedes tener sexo anal si obtienes una matrícula de honor», dijo Katie finalmente. «Y me ayudas con cualquier trabajo de historia que necesite hacer durante el curso».
«¡Por supuesto!» dijo Thomas. «Dios, estoy tan cachondo ahora, ¡necesito tu boca ya!»
Katie rápidamente obedeció y volvió a enterrar su rostro en el regazo de Thomas, tragándose su gruesa polla que estaba dando espasmos y volvió a los movimientos constantes de su cabeza subiendo y bajando.
«Mmmmn mmnnh mmnhh hmmn hmmnff hmnnfghh!» Katie gimió ruidosamente mientras se la chupaba, su voz amortiguada por la resbaladiza polla de Thomas desaparecía entre sus labios.
Thomas gimió de alivio al sentir la increíble boca de Katie en su polla nuevamente. Cuando ella volvió a hacerle una garganta profunda, Thomas pensó que había muerto y se había ido al cielo, deleitándose con las sensaciones de la increíble mamada de Katie.
Katie tenía talento para dar mamadas, pero todavía se estaba acostumbrando a meterse una polla en la garganta. Los chicos parecían volverse locos por eso, y ella haría todo lo posible para meterse una polla en su garganta cuando pudiera hacerlo. Pero aún era difícil. Katie solía vomitar a menudo y tenía que mantener un ritmo lento.
El problema era que, una vez que ella comienza a hacer una garganta profunda los chicos no pueden controlarse. Era como una invitación abierta a que le follen su garganta, y con demasiada frecuencia la fuerzan, tanto si a Katie le dan arcadas como si no.
Justo lo que Thomas estaba haciendo ese mismo momento.
Thomas gimió de nuevo y se la metió con fuerza en la boca de Katie mientras ella le hacía la garganta profunda, empujando su polla más adentro en su garganta mientras seguía chupándosela. Katie se aguantó una arcada y siguió adelante, chupando con velocidad y ritmo crecientes a medida que Thomas se volvía más ansioso.
«¡Oh Katie, me voy a puto correr!» respiró entrecortadamente Thomas.
Katie no podía responder en absoluto, ya que Thomas estaba golpeando su polla tan fuerte y profundamente en la boca de Katie que su cabeza estaba presionando contra la parte inferior del escritorio, debajo del cual se había arrastrado. Se concentró en relajar la garganta y dejar que entrara la mayor cantidad de polla enrojecida de Thomas como pudiese.
«¡Uhhhh, ohhh Katie! ¡Tómalo! ¡Bébete mi semen!» Thomas gruñó.
Thomas movió sus caderas unas cuantas veces más hacia la cara de Katie, luego como si de un volcán se tratase, estalló con fuerza en su cálida boca. Su polla se contraía y le daban espasmos mientras se corría, lanzando chorros de espeso semen por la lengua de Katie y contra su paladar.
«¡Aaaah!» jadeó Thomas. «¡Uhh! ¡Uhh! ¡Ohhh sí!»
Katie apretó los labios alrededor del pene erecto de Thomas, asegurándose de que nada de su esperma goteara por la comisura de sus labios que ensuciara su camiseta. No le importaba mancharse si estuviera en privado, pero todavía estaban en la universidad y aun tenía que llegar a casa. Llevar de manchas de lefa por el campus plantearía demasiadas preguntas.
Thomas todavía estaba rociando con sus últimos chorros de caliente semen en la boca de Katie, su polla había pasado de estar dando espasmos a ahora latir débilmente mientras descansaba en su lengua cálida y húmeda.
Cuidadosamente para que no se saliera ni una gota, Katie se fue sacando poco a poco la polla de Thomas absorbiendo con cuidado. Una vez se la hubo sacado, le miró fijamente a los ojos y abrió la boca llena de su caliente, blanco y espeso semen que él había depositado en su boquita, ahora llena, y estuvo jugando unos instantes con la lengua con el esperma, saboreándolo. Tras eso, cerró la boca y los ojos y se tragó toda la lefa de una vez.
Satisfecha de haber motivado lo suficiente a Thomas para que le hiciera su tarea de historia, salió de debajo del escritorio y se puso de pie.
Thomas la miró con vagos y vacíos ojos, todavía perdido en el resplandor de su orgasmo.
«Así que Thomas, recuerda hacerme el trabajo y si obtengo una buena calificación, entonces recibirás tu recompensa», dijo Katie mientras se reajustaba la camiseta de tirantes y se limpiaba los labios.
«Oh, no te preocupes Katie», dijo Thomas con una gran sonrisa. «Tengo intención de conseguir ese culo ardiente tuyo. ¡Tu trabajo de historia va a ser el mejor de todos!»
«Esperemos que sea así», dijo Katie mientras se inclinaba un poco para provocar a Thomas mostrando su trasero en shorts vaqueros, «¡o no obtendrás nada de esto!»
Katie se peinó su pelo castaño oscuro dejándolo tras su espalda y dejó a Thomas en la pequeña alcoba de la biblioteca.
Ya tenía resueltas sus clase de historia, pensó Katie. ¡Ahora para el resto de sus clases!
**
Katie caminaba hacia su clase de derecho atravesando los terrenos soleados del campus, con un bolso en el hombro y un zumo de naranja en la mano. Sorbía ruidosamente su zumo a través de una pajita, su cabello castaño oscuro ondeaba libremente con la brisa mañanera mientras caía sobre sus hombros.
Llevaba unos jeans ajustados que se aferraban a sus delgadas piernas como una segunda piel. Para el torso, se había puesto una minúscula blusa naranja que mostraba su sexy abdomen y su cintura increíblemente delgada. Un collar de coloridas cuentas colgaba de su cuello hasta su pecho para resaltar sus pequeños senos pero deliciosamente turgentes, apretados cómodamente en un escote atractivo de su corto top.
Caminando al lado de Katie estaba su amiga Carol, una morena alta y tetona con un flequillo sexy y una sonrisa de ensueño.
Las dos charlaban, cotilleando sin más mientras se dirigían a clase.
Por supuesto, Carol no tenía idea del tipo de chica que realmente era Katie. Ella pensaba que su pequeña amiga era una inocente niña de ojos saltones y no tenía idea de la cantidad chicos que andaban detrás de ella deseándola.
Normalmente y en otras circunstancias, las otras chicas en el campus habrían odiado a muerte a Katie. Y Katie sabía que sin dudae algunas de ellas lo harían, envidiosas por las lujuriosas miradas que los chicos le darían.
Pero la mayoría no lo hacían porque Katie era discreta. Ella sabía cómo poner en práctica sus habilidades en secreto y selectivamente. La mayoría de la gente no tenía idea de que la aparentemente pequeña y perfecta Katie era en realidad una zorra depravada que pasaba mucho tiempo de rodillas con una polla en la boca para conseguir lo que quisiera.
Lo mejor de todo es que sería la mejor sus clases sin dejar de tener tiempo para socializar y convertirse en una de las chicas más populares de la universidad. Había funcionado en su último año de secundaria, y Katie confiaba en que volvería a funcionar aquí.
Katie había engatusado a Thomas para que hiciera todo su trabajo de historia por ella a cambio de favores sexuales. Esa asignatura estaba cubierta, pensó para sí misma, ahora solo tenía que encontrar chicos para el resto de sus cursos universitarios.
Cuando Katie y Carol llegaron a su clase de derecho, vieron a otros estudiantes dando vueltas afuera en el pasillo y comenzando a entrar en el aula.
En ese momento, sin embargo, un estudiante corpulento que Katie no reconoció se precipitó e interrumpió la conversación que Katie estaba teniendo con Carol.
Confundida, Katie alzó las cejas al chico.
«¿Hola?» dijo Katie.
El chico estaba mirando alternativamente Katie y su amiga Carol, respirando un poco pesadamente como si estuviera sin aliento por apresurarse. Estaba un poco rechoncho, por lo que Katie podría entender que no estaba tan en forma.
«Oh, um hola», dijo el chico casi sin aliento. «Eres Katie, ¿verdad? ¿Katie Rich?»
«Sí», dijo Katie. «¿Te conozco?»
«¿A mí? Oh, no, aún no nos hemos conocido», dijo el chico, «Quiero decir, estoy en algunas de tus clases y eso, pero no hemos hablado, o más bien, presentarme. Soy Greg ¿Me preguntaba si podría hablar contigo un momento, Katie?
Curiosa sobre de qué se trataba, asintió con la cabeza a Greg y luego se volvió hacia Carol.
«Apuesto a que quiere invitarte a salir», susurró Carol.
«Tal vez», dijo Katie a su amiga, «nos vemos dentro en un rato, ¿de acuerdo?»
Carol le dirigió a su amiga una mirada de complicidad y luego se metió en el aula con el resto de estudiantes, dejando a Katie afuera con Greg.
«Entonces Greg, ¿de qué querías hablarme?» preguntó Katie, echando su pelo castaño tras su espalda.
«Bueno, oí a un amigo mío, quiero decir, ya sabes», murmuró Greg, «que eras, eh, la persona a la que recurrir, para ciertas, ya sabes, cosas…”
«¿De qué demonios estás hablando, Greg?» preguntó Katie.
Greg miró a su alrededor para asegurarse de que nadie estabiese escuchando. Como Katie y él eran las únicas dos personas que quedaron fuera de clase, claramente no había nadie. Entonces se inclinó para susurrarle a Katie.
«Escuché que das favores especiales a los chicos que hacen cosas por ti», susurró Greg. «Tengo una oferta, si te interesa».
«Estoy escuchando», dijo Katie, cruzando los brazos y esperando que Greg no intentara conseguir un polvo gratis con ella.
«Estoy en tu clase de derecho, cierto, pero también tenemos política juntos», dijo Greg. «Soy muy buen estudiante, y tomo todos estos apuntes, mira. Básicamente, me preguntaba si podría tomar apuntes por ti en esas clases».
«Eso es muy dulce por tu parte Greg, pero no tienes que hacer eso por mí», dijo Katie.
«Sí, pero puedo, quiero decir, me encantaría», respiró Greg, «a cambio de, ya sabes, algunos de tus favores».
Katie sabía lo que él quería de ella. Pero decidió hacerse la tonta. Sonriendo, pasó un dedo sobre el pecho de Greg sin como quien no quiere la cosa.
«¿Qué favores estás hablando, Greg?» preguntó Katie inocentemente.
«Escuché que, ya sabes, haces mamadas», susurró Greg. «Sin embargo, no te preocupes, no se lo he dicho a nadie. Mi amigo dijo que se las hacías a él en el instituto, ¡pero no se lo ha dicho a nadie más, lo juro!»
«La clase de derecho la están dando en este momento», dijo Katie, «¿no estás perdiendo apuntes que tomar?»
«Oh», dijo Greg, abatido. «Mierda.»
«No necesito apuntes, Greg», dijo Katie, «es bastante fácil tomarlos prestando atención en clase».
Greg parecía estar a punto de salir corriendo avergonzado.
«Lo que sí necesito», comenzó rápidamente Katie cuando lo miró a los ojos, «es alguien que haga los trabajos por mí y que me ayude a prepararme para los exámenes. ¿Podrías hacer eso, Greg?»
«¿Qué? ¡Oh, sí! ¡Absolutamente, Katie, lo que sea necesario! ¡Por supuesto!» Greg tartamudeó.
«Excelente», sonrió Katie, «bueno, podemos resolver los detalles una vez que lleguemos al segundo trabajo del curso, probablemente sea demasiado tarde para el primero…”
«En realidad, ya he hecho el primer trabajo», dijo Greg rápidamente, colocando un USB en las manos de Katie. «¡Está aquí dentro! Simplemente usa el mío y cambia el nombre por el tuyo. Puedo conseguir hacer otro para mí en poco tiempo».
«¡Awww, gracias Greg!» dijo Katie, guardando el USB en sus jeans ajustados. «Eres un encanto.»
«No hay problema, Katie», sonrió Greg. «Um, ¿entonces tengo recompensa por ello…?»
Katie se echó a reír, «está bien te explico, tengo un sistema. Dependiendo de la calificación que consiga el trabajo, obtendrás una recompensa equivalente. Una paja para un aprobado. Por un notable, te la chupo. Y por un sobresaliente te dejaré incluso que me folles”.
Katie no mencionó lo del anal si conseguía una matrícula de honor. No quería caminar por el campus con dolor en el culo todo el rato si sus lacayos resultaban ser unos genios académicos.
«Oh, joder», espetó Greg. «Eso es increíble. ¿Y qué consigo ahora?»
«¿Quieres decir, ahora mismo?» preguntó Katie
Greg asintió enérgicamente con la cabeza y señaló a su entrepierna. Un bulto gigante se notaba en sus vaqueros.
Katie puso los ojos en blanco.
«¿Me la puedes chupar, Katie?» preguntó Greg.
«Mira, todavía no he tenido la oportunidad de ver tu trabajo, así que no te has ganado una mamada», dijo Katie. «Pero si estás tan desesperado, puedo masturbarte con mis manos».
«¡Oh sí, me vale!» sonrió Greg.
«Muy bien, sígueme», dijo Katie, agarrándole de la mano y llevándolo a los baños más cercanos. «De todos modos, nos estamos perdiendo la clase, así que nos la podemos saltar por completo».
«Jeje, haciendo pellas», bromeó Greg.
«Oh, madura», se rió Katie.
Ni un minuto después, Katie había llevado a Greg al sucio baño de hombres del edificio de derecho, y los dos quedaron algo aplastados en un pequeño cubículo con la puerta cerrada. Ella prefería usar los baños de hombres porque usar las chicas significaba arriesgarse a ser descubierta por personas con las que preferiría permanecer en el anonimato.
Al menos en el baño de hombres, ella siempre podía realizar sus favores en silencio. Había demostrado ser bastante efectivo en el pasado.
El cuerpo de Katie estaba frotándose contra el de Greg, por lo que podía sentir lo duro que estaba a través de la tela de sus vaqueros. El hecho de que Greg fuese bastante corpulento hacia que juntos ocupasen la mayor parte del espacio del cubículo por lo que Katie y él no tenían mucho margen de libertad para moverse.
Greg estaba ocupado palpando con avidez los firmes pechos de Katie a través de su blusa mientras se besaban y se enrollaban durante un rato. No era un besador terrible, pensó Katie, pero estaba claramente un poco ansioso.
Sin perder más tiempo, Greg se desabrochó apresuradamente y dejó caer sus pantalones y boxers de un rápido tirón. Su polla gorda y erecta se erguía apuntando hacia arriba. A Katie le pareció enrojecida, como si exigiera su atención de inmediato.
«Vamos, Katie, ponte a trabajar», exclamó Greg.
Katie se deslizó por el cuerpo de Greg hasta arrodillarse obediente, dándole una vista fantástica de su escote apretado mientras envolvía sus pequeñas y frías manos alrededor de su erección rígida.
«¡Oh sí, eso es Katie!» gimió Greg mientras Katie lentamente comenzó a pajearle la polla de arriba abajo con sus delicadas manos.
Las caderas de Greg comenzaron a moverse, incapaz de controlarse mientras trataba de deslizar su polla entre las suaves manos de Katie.
Mientras con una mano Katie le estaba apretando delicadamente los huevos de Greg moviendo los dedos, la otra mano la deslizaba suavemente hacia arriba y hacia abajo sobre la temblorosa virilidad que tenía a su alcance.
Antes de que ella se diera cuenta, gotas de líquido preseminal fluían de la hendidura de la polla y Greg gemía ruidosamente en éxtasis.
«Baja la voz», siseó Katie, «¡no queremos que nadie nos escuche!»
«Uhhh, sí, está bien», murmuró Greg. «Oh, dame más Katie, ¡qué bien se siente!»
Greg de repente se agarró la polla y se limpió la punta en la mejilla izquierda de Katie, dejando un rastro de líquido preseminal en su pecosa cara.
«¿Qué estás haciendo?» se quejó Katie. «¡No me ensucies, me va a llevar mucho tiempo limpiarme si no tienes cuidado!»
Pero Greg no estaba prestando atención. Katie seguía masturbando su polla, haciendo un puño apretado justo debajo del glande, con su dedo índice y pulgar haciendo un círculo alrededor del mismo.
Greg seguía gruñendo, rojo y sudando de placer. Puso sus manos sobre la cabeza de Katie, pasando los dedos por su cabello castaño oscuro y sexy.
«¿Greg? ¿Te vas a correr ya?» Katie preguntó, aun molesta.
Greg no parecía estar escuchándola, y en su lugar aprovechó ese momento para agarrar el pelo de Katie con más fuerza y empujar su polla contra los labios rosados de Katie.
Debido a la sorpresa de la repentina embestida de Greg no necesitó hacer mucha presión para meter su polla entre los labios de Katie y entrar en los cálidos y húmedos confines de su boca.
«¡Oh wow!» jadeó Greg. «¡Esto es increíble!»
«Mmmnnh!» Katie protestó, con los ojos abiertos como platos y la boca llena de la polla de Greg.
«¡Aaagh, ya viene Katie!» Greg gritó, apartándole de la cara su la polla con un repentino tirón.
«Greg, ten cuidado de no correrte en mi-» Katie jadeó cuando su boca se liberó del furioso miembro de Greg.
Pero era demasiado tarde. Greg había agarrado su polla y le había dado unas últimas sacudidas cuando, con un repentino estremecimiento, su esperma blanco y caliente estalló en toda la linda cara pecosa de Katie.
Su expresión todavía estaba en shock y disgusto mientras Greg seguía acariciando su polla temblorosa, enviando contracción tras contracción, rayas blancas de semen rociadas sobre la cara de Katie.
Los regueros y las gotas de la lefa de Greg se dispersaron en las mejillas de Katie, su pequeña nariz, su cabello y su frente, y especialmente en sus labios, lengua y barbilla. Algunos incluso salpicaron sus hombros y pechos.
Finalmente, Greg consiguió terminar y se estaba calmando tras su liberación orgásmica.
«Simplemente genial», dijo Katie irritada, «¡Me va a llevar una eternidad limpiar todo esto!»
Por suerte, pensó, al menos ya había ido a la mayoría de sus clases ese día.