Me piden ayuda con una escalera y termina en algo muy excitante
Por la mañana, como cada día, salgo a pasear con el perro por el pueblo. Hoy están haciendo reformas en la casa de delante, un paleta joven, de media melena se está encargando de llevar a cabo las obras. Nos saludamos de una forma cordial y sigo con mi hábito
A la vuelta del paseo me llama y me pide si puedo ayudarlo con la escalera, al estar solo necesita alguien que le ayude a asentarla no vaya a caerse. Me ofrezco a ayudarlo.
Se sube a la escalera y yo me apoyo sobre ella para equilibrar los pesos y que no se balancee más de la cuenta. Sube pocos peldaños, así que estamos bastante cerca, mi cara queda por debajo de sus genitales, pero aún y así es una posición que me provoca un punto de excitación.
El chico es joven, de unos 29 años, con un cuerpo trabajado de la obra, acostumbrado a cargar peso. Lleva ropa deportiva, unos pantalones de chándal azules, y una camiseta básica ceñida a su cuerpo.
Al sentir que la polla se me está poniendo morcillona, bajo la cabeza y sin darme cuenta rozo su paquete con la parte superior de la cabeza. No digo nada todo y darme cuenta de ello, él hace un pequeño movimiento al notar mi roce, asi que con cuidado levanto la cabeza, lo miro y le pido disculpas. Me está mirando fijamente, con una sonrisa en los labios, ¿será que le ha gustado el roce? No hago caso, pensando que son mis ganas de sexo, llevo tiempo sin follar y eso pasa factura.
Él continúa con sus trabajos en altura, y yo sujetando la escalera, sin saber dónde mirar para no generar tensión innecesaria. Al final me estoy poniendo nervioso en esta situación tan incómoda.
Llega un momento en que necesita que sujete con firmeza sus piernas y la escalera, con lo que tengo que subir un peldaño, acercándome muy peligrosamente a su zona genital, pudiendo oler a través de los pantalones su polla, que sospecho no esconde tras ropa interior, y que empieza a abultarse de forma sugerente. En esa posición, donde me cuesta moverme, él hace un movimiento rápido y lo sujeto con fuerza, eliminando el ya poco espacio entre su polla y mi cara, únicamente separada por una tela que no oculta su olor, ni su presión. No sé dónde meterme, la situación es más incómoda de lo que me esperaba, pero aún me espera una sorpresa antes de bajar de la escalera.
Juanjo, el paleta, se asegura de que está bien sujeto y que no puede caerse, y aprovechándose de que no puedo moverme, me agarra de la cabeza y me la empuja hacia su polla, que ya está con ganas de jugar, y me restrega su paquete por la cara. Al fin deja de hacer presión, yo aparto mi cara de su paquete, lo miro, me mira con ojos deseosos de sexo, su polla me apunta directamente a la cara, forzando la tela del pantalón que no deja duda del tamaño ni de la dureza de su miembro. Sin apartarme la vista, se baja los pantalones, dejando su polla al descubierto, la miro, la huelo, abro la boca y me la meto. Me ha puesto muy cachondo el cabrón.
Me la meto entera, hasta la garganta, sin previos. Quiero tener toda su carne dentro de mi, quiero sentir cómo me abre la garganta con su prepucio, quiero oler sus pelos púbicos con su polla en mi boca. Estoy muy cachondo, lo mamo con intensidad, quiero sentir su corrida en mi boca.
Me saco su polla de la boca, me mira, bajamos de la escalera para tener más movilidad, me arrodillo ante él, me agarra de los pelos y me la clava hasta el fondo de la boca. Ahora es él quien marca el ritmo de las embestidas; me perfora la garganta, tengo arcadas pero no puedo dejar de tragar, no quiero parar, ni que pare. Al parecer también está con ganas de acabar. Acelera el movimiento, aprieto labios para incrementar el placer, noto sus primeros espasmos, me la clava al fondo, sin moverse, y me sacude con toda su corrida dentro de la boca, caliente, espesa, abundante, sin poderla saborear por tener su polla metida hasta el fondo. Se la saca, me mira, se sube los pantalones y me da las gracias por ayudarlo con la escalera.
Me voy a casa con la polla bien dura, pero satisfecho de haber recibido su corrida y con su olor a sexo en mi cara.