El polvete telefónico
El «polvete» telefónico
Cada vez tiene más adeptos el echar un polvete por teléfono, y tiene su explicación, ya que la mente, base de toda actividad en la vida, es la que juega a voluntad de la persona, y que le puede disparar a los estados que quiera sin topes ni barreras.
La morbosidad se basa en el desconocimiento físico de la otra persona, por lo que la mente es la que la forma todas las acciones, y éstas van en función de la atracción del interfecto; por eso conveniente no conocer al otro/a para evitar que se venga abajo todo el atrezo que ha construido la imaginación.
El enamoramiento empieza cuando el conquistador comienza en el chats de turno a tender sus redes. Es notorio que a muchas mujeres les excita o les causan buenas vibraciones la lectura de prosas o poemas capaces de llegar a sus tegumentos; son como dardos envenenados que cautivan y enamora al que los recibe. Sus percepciones dan forma a los sentidos y causa una especie de pasión que poco a poco va aumentando la excitación, hasta sentirse enamoradas y con deseos de satisfacer esos instintos.
La relación se va consolidando a través de la red de Internet, los privados o por los MSN hasta llegar a convenir hacer el amor on line.
Una vez los novios situados y relajados en sus correspondientes lechos. Es muy importante que se esté en la cama, ya que el aparato del teléfono tiene que estorbar lo menos posible para poder manipular bien el «otro aparato», porque que si la postura o posición es incómoda se pierde concentración y no se puede realizar como Dios manda.
No voy a dar consejos como se debe hacer, cada cual aplicará las palabras y sonidos que le salgan, pero la excitación del momento libera toda timidez y se cae en vocablos más o menos fuertes que irán subiendo de tono hasta que se llegue al orgasmo.
Son recomendables palabras susurrantes y quedas, que contengan poesía, a las damas les excita generalmente más que las soeces, aunque éstas sean muy útiles en el momento del orgasmo.
-Cariño. Te siento tan dentro de mi que me quema tu aliento.
-Vida mía, dame tu boca, quiero llegar con mi lengua hasta lo más profundo de sus cavidades.
-¡Qué pechos más hermosos tienes! Te los voy a mamar hasta sacarte la última gota de tu leche. Aquí hacer la onomatopeya con la boca. ¡Chupsss… chupsss… chiupssss! ¡Qué ricos! Chups.., chups… chups…
-Amor mio, voy a explorar las cavernas donde guardas tus tesoros, ábrete bien de piernas mi vida… aquí hacer los ruidos correspondientes a una buen cunilingüos. Los muy sibaritas suelen ir provisto de un trozo de bacalao que en ese momento se lo ponen en la nariz para darle más morbo a la situación.
Cuando la dama empiece a gemir, sentirlo en los membranas de tus oídos es de una emoción indescriptible; esos sollozos…
¡Ay… ay… ay…! sigue.. sigue.. sigue…
¡Toma todo mi pene amor mío… ¡ ¡Todo, todo mi rabo para ti!
-¡Ay… ay… ay! Si… si… si… ¡Qué gusto… qué gusto…!
¡Te arde el coño mi vida! Me la vas a reventar… ¡Ahhh! ¡Ohhh! ¡Bueno… bueno…. bueno…! Este momento es la hostia. Una de mis amigas del chat, me juró que sentía más placer así que con su marido. Que le llevaba a sentimientos desconocidos, y que su disfrute era enorme.
Vivimos un momento en donde la libertad sexual han redimido muchos conceptos hasta hace poco tabúes. Las fantasías del individuo son tan inevitables tenerlas como llevarlas a la práctica de una forma real para la mayoría por razones obvias. A una señora le puede excitar ser puta en un momento dado, pero de puta no tiene nada. Pero si la virtualidad le concede la oportunidad de serlo, puede dar rienda suelta a sus fantasías sin menoscabo de su moral social.
Me decía mi amiga, a la que sólo le conozco su voz, nunca quiso mostrarse en foto, que es madre de dos niños y esposa ejemplar, que es muy morbosa en su intimidad, y que conmigo daba rienda suelta a toda la carga de deseos ocultos, pero que tenía muy claro que jamás iba a realizar.
Les animo señoras a que realicen esta modalidad de sexo, les puede liberal de las rutinas diarias de la familia. Pero siempre controlando, no que les controle a ustedes el sistema.