Luego de que me descubrieran jugar con mi mascota Max

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Muy bien tengo ganas de ver que tal resulta subir este relato ademas de que me lo pidieron bastante por correo, tambien por que pese a todo me gusta hacerlo asi que, veamos que tal resulta.

Le reconocí muy por apenas era el joven de las gradas que me echaba un ojo cada que pasaba, aunque aun así tenía mis dudas pues al fin y al cabo lo vi a través de los arbustos y apenas vi su cara pero recordaba su camisa la cual era de un naranja muy llamativo y él era el único con una así. Ahí estaba yo aun en cuatro, entre pasto y tierra, con Max encima de mí descargando los últimos chorros de leche en su hembra a la cual tenía abotonada, despreocupado por lo que acaba de pasar y pese a mis anteriores palabras él ni se inmuto, por otro lado yo estaba pasmada, asustada e impotente debido al nudo el cual sabía bien que iba a tardar en deshacerse y darme oportunidad de largarme de ahí que es lo único que quería hacer en ese momento, ni siquiera disfrute esos momentos con Max pues mi más grande temor se había hecho realidad por un descuido tan tonto, pese a que me di cuenta que algo iba mal poco antes de ser montada la lujuria me venció e ignore lo obvio, por ese gran error habían descubierto mi secreto.

Al final cuando Max salió de mi inmediatamente después me acomode la lycra y subí mi blusa cubriendo mis pechos, me senté abrazando mis piernas para al instante ponerme a pensar “¿Cómo pude estar tan pendeja?…Ya se acabó todo mi jueguito… ¿A quién se le ocurre coger en un puto parque?… ¿Y si le dice a alguien?” son unas de las cosas que recuerdo de entre las tantas que pensé en ese momento, yo estaba temblorosa y sin ganas de salir de entre los arbustos pero al final tenía que hacerlo no me quedaba de otra pues en unas horas más iría a trabajar. Tras ponerle la correa a Max y limpiarme la entrepierna cosa que no hice antes ya que quería a mi perro fuera de mi para pensar con claridad, pues salí de allí verificando que no hubiera más sorpresitas y tras eso pase por la cancha a ver si de casualidad estaba este chico para hablar pero no, todos seguían ahí, los niños y los señores de las gradas incluso unos cuantos más que se sumaron, todos excepto el joven, y tras un suspiro me dije a mi misma en resignación “Pues si…fue el”.

Pasaron unas cuantas semanas y yo no podía dejar de pensar en lo ocurrido en cualquier momento, no importaba si estaba en mi casa, en el trabajo, comiendo o acostada para dormir siempre pensaba en que iba a pasar, ni siquiera quería que Max me tomara, solo quería volver a ver a ese muchacho para hablar con él y rogarle que mantuviera el secreto. Yo salía sola a caminar por el fraccionamiento con la esperanza de en un golpe de suerte encontrarlo; un día pase por el parque y mire que había un partido “Quizás lo encuentre ahí…cuando nos vio antes estaba mirando un partido, así que, quizás” y vaya sorpresa la mía porque cuando me acercaba vi que en efecto ahí estaba entonces nomas verlo se me paro el corazón y me puse nerviosa pero aun así fui a donde él estaba.

“Hola” Dije yo ya que nada más se me ocurrió y el volteo con una expresión extrañada ya que le pareció familiar la voz y con solo verme la cara se puso pálido y se asombró bastante.

—Podemos hablar un rato.

—SI. —Me respondió a secas y con voz cortada, después le sugerí ir a otro lado del parque para estar a solas.

—Seré directa, ambos sabemos lo que viste así que evitemos negaciones.

—Ok. —Seguía siendo muy seco estaba claramente más nervioso que yo pero me sorprendió que no negara lo que vio.

—Solo quiero saber si lo has contado o algo así.

—No…para nada, no te preocupes eso se va a quedar solo en mis recuerdos. —Lo cual me reconforto bastante escuchar aunque me era difícil creerlo, después de todo era un desconocido para mí.

— ¿Cómo sé que puedo confiar en lo que me dices?

—No pues… este…no sé qué decirte. —Se notaba como cada vez estaba más nervioso y empezaba a incomodarse.

—Me llamo Patricia todos me dicen Paty, ¿Tu cómo te llamas? —Le pregunte para liberar algo de tensión.

—Abraham.

— ¿Y qué edad tienes? Yo tengo 24.

—20, tengo 20. —Me respondió un poco más relajado.

—Discúlpame si te incomode con las preguntas de antes es solo que lo que viste, no es como que quisiera que alguien lo supiera.

—Yo lo entiendo, pero confía en mi…no se lo diré a nadie…yo siempre quise tener la oportunidad de ver algo así y pues, gracias supongo, por ti se me hizo. —Entonces supe cómo podría asegurar su silencio.

—Imagino que te gustaría ver más entonces.

—Pues si ¿Por qué lo dices?—Entonces sonreí levemente y le respondí.

—Bueno, acompáñame a mi departamento si tienes tiempo.

Abraham asintió con la cabeza y entonces nos dirigimos hacia el departamento, honestamente no estaba muy segura de lo que hacía pero realmente necesitaba asegurarme de que no saldría de su boca, y bueno como el admitió querer ver algo como lo mío con Max pues pensé que sería bueno que esta vez lo viera mejor para de paso generarle una especie de confianza. Por el camino le fui honesta al decirle que no confiaba en el pero quería cambiar eso, por mi bien, también le dije un poco acerca de mi trabajo para que no se pusiera más nervioso ya que a esas alturas ya se me había bajado el nervio a mí pero a él, no tanto y de igual manera el me comento un poco acerca del suyo hasta que llegamos.

Cuando entramos Max enseguida nos recibió poniéndole especial atención al joven, gruñéndole un poco al no reconocerlo “Cálmate” le dije a mi amante en voz suave mientras lo acariciaba y después le dije a Abraham “Él es Max, de seguro lo recuerdas” le mencione con sarcasmo, acto seguido lo invite a sentarse en una silla de mi comedor para después acompañarlo y decirle.

—Imagino que si te dejo vernos podrás prometerme no contarlo nunca.

—Pues…yo y-ya te dije que no lo-no lo voy a contar. —Me decía tartamudeando.

—Así es, pero comprende que tengo que asegurarme…entonces si te dejo vernos…

—Si… me dejas verlos…te juro que no saldrá de mí nunca.

—Gracias, creo que es todo lo que ocupaba oír.

Así pues lo invite a sentarse en el sillón y le dije “Pues creo que ahora que ambos tenemos tiempo es un buen momento así que…” entonces llame a Max y le dije a este “Este muchacho nos cacho el otro día y hoy, hoy va a vernos en primera fila”.

—¿No se te hace raro hablar con tu perro?— Me menciono.

—No más que dejarlo cogerme. —Respondí tajante sin siquiera voltearle a ver.

El asintió con la cabeza sonriendo levemente a la vez que le dije “Bueno…ya voy a empezar, si quieres tocarte o algo mientras miras…pues por mí no hay problema” de nuevo solo asintió y poco después yo le agarre el pene a Max, él estaba parado y yo estaba a su costado, entonces empecé a masturbarlo aunque debido al anterior comentario de Abraham me ahorre los míos hacia mi macho pues me sentí un poco rara, también por el hecho de que era la primera vez que yo sabía que alguien estaba ahí mirándome y sinceramente me incomodaba un poco. No obstante seguí haciéndolo hasta que poco a poco fui sacando su rojo miembro de su funda y se me salió decir “Ahí esta bebe, el juguete de mami” entonces oí como Abraham reía un poco y después él me dijo “Me gusta que le hables así, perdón por lo que dije antes…no quería que no lo hicieras” de esa manera esta vez yo sonreí y asentí levemente para después poner la cabeza debajo de mi perro buscando mi premio.

Entonces lo saboree con mi lengua, pasándola alrededor de la punta de su verga llenándola de saliva así como chupándola un poco, la introducía a mi boca suavemente para después irla sacando lentamente acariciándola con mis labios hasta hacer que sonara cuando su verga se libraba de mi boca como si un beso fuera, continúe haciéndolo y de a poco fui metiéndola más a mi boca mientras de vez en cuando miraba al espectador el cual solo observaba perplejo como una de sus fantasías se cumplía justo frente a sus ojos lo cual no sé porque pero me hizo reír un poco aun con la verga en boca e hizo también que me abalanzara sobre esta, tragándola más rápido pues habría que dar un buen espectáculo y hasta ese momento había estado algo tímida. Así pues mi ritmo aumento considerablemente y comenzaba a atragantarme con el pene canino que engullía a la vez que con mi lengua rodeaba frenética todo su tronco disfrutando al sentir como se endurecía con mi estimulación. Después de sentirla bien dura la saque de mi boca mientras Max daba leves embestidas al aire dado que evidentemente ya estaba listo para montar a su perrita.

Tras eso me lamí los labios sintiendo el sabor de una buena verga canina aun presente en ellos para después morderlos mientras veía fijamente el trozo de Max quien ya jadeaba excitado y le dije “¿Ya te quieres coger a tu mami verdad? Obvio que si quieres” luego mire a mi invitado.

—¿Y tú, quieres que se coja a su mami?—Pregunte solo para ver su reacción.

—Bueno yo…eso creo.

—Tomare eso como un sí. —Dije entre risas.

—Ok.

—Lo dijiste aquella vez, veo que quieres decirlo ahora así que dilo.

—¡Que perra!—Dijo con una sonrisa dibujada en el rostro.

Por un momento levante un poco mi blusa como si me la fuera a quitar pero rápidamente recordé que Abraham se encontraba allí y decidí no hacerlo pues sentí un poco de pena, sé que lo que estaba presenciando era mucho más que por ejemplo el verme desnuda pero aun así no quise mostrar más de lo necesario y entonces me baje un poco el pantalón y mi bóxer mientras le decía a Max “Vamos bebé ya es hora de que hagas a mami una perrita…tu perrita” mientras me ponía en la posición correspondiente preguntándole a Abraham que si prefería vernos de perfil o por detrás a lo que respondió casi de inmediato que de perfil y entonces lo consentí poniéndome en un modo para que nos apreciara de esa manera, para después bajar más mi ropa dejándola debajo de la rodilla y así facilitar mi abertura de piernas. Para mi sorpresa Max no me monto al verme de modo, voltee para verle y note que estaba viendo a nuestro espectador y se encontraba alerta levantando sus orejas y con su pelaje un tanto erizado, luego mire a Abraham quien ya tenía una mano dentro de su pantalón y no se daba cuenta que mi amante por fin le tomo importancia.

—No te vayas a asustar, pero creo que mi bebé no se ve muy contento contigo. —Le advertí.

— ¿Por qué lo dices?…Ahh ya. —Dijo tras percatarse de la mirada de Max.

—No te preocupes, supongo que con que no te acerques basta y pues si quieres continúa con lo tuyo…sabes a lo que me refiero.

— ¿Supones?…y si ya sé a qué te refieres. —Comento mientras agitaba la mano que sostenía a su amigo.

Luego de eso yo comencé a llamar a Max y darme unas nalgadas para que se interesara más en su hembra que en aquel que quería también montarla y después de un rato surtió efecto así él se acercó gruñendo y le dije “Eso mi amor no le hagas caso a él, solo soy tuya, ya cógeme” después mire al muchacho a quien parecía excitarle eso pues se la jalaba ya un poco más y entonces le hice un comentario “Si gustas sacártela adelante, se te hará más fácil que ahí dentro no cre-es…” súbitamente sentí como Max me montaba y jalaba de mi cadera con sus patas posteriores para enseguida introducir su verga en mi puchita y comenzar a embestir salvajemente a la par que escuche como Abraham abría el cierre de su pantalón e imagine saco su pene para bueno…ya saben.

Max arremetía sin parar contra su hembra mientras gruñía y se aferraba fuertemente a mi cadera incluso llegando a rasguñarme más de lo normal, sinceramente eso me excito bastante pues me encanta su rudeza y parecía que ya no había rastro de esa timidez mía inicial pues gimiendo decía “Ahhh…si mi amor…soy tu puta…mmmm, cógeme duro, dame…ahhh, toda tu vergota” mi macho no necesitaba que se lo dijera pues el mismo no paraba de satisfacerme y la cosa se intensifico cuando comenzó a introducir su bola, abriendo los labios de mi vagina con cada embestida de su nudo el cual finalmente logro dilatar mi vulva e introducirse para poder pegarnos. No sin antes darme una buena ensartada “AHHH… ¡Perro cabrón! Dale a tu perra, no pares” le dije tras un pequeño grito mientras oía como mi invitado se masturbaba más frenéticamente.

— ¿Esto te gusta verdad?

—Ni modo que no. —Respondió sin dejar de observar lascivamente el zoofilico acto. —Dilo otra vez, eso de que quieres que te deje cargada.

Me dio un poco de risa y mientras sentía como la verga de mi mascota palpitaba dentro mío

casi a punto de lanzar su leche por lo cual yo comencé a venirme y mientras gemía sin parar, hice memoria acerca de su petición y recordé lo que dije antes de saber que me estaba mirando aquella vez en el parque por lo que en pleno éxtasis lo dije como se me vino a la mente “Tendré a tus perritos por esto, quiero que…ahhh, me cargues…AHHHH” entonces sentí como derrochaba su caliente semen dentro de mi dejándome llena de este, incluso brotaba de mi vagina su leche como mis jugos y entonces ante dicha escena Abraham comento “¡Que perra eres Paty! Toda una perrita” y así escuchando como el gemía y terminaba con su jalada de verga parándose del sofá y echando su leche en el suelo mientras no dejaba de mirar directamente mi rostro para después decir “Que hermosa estas…quien diría que haces esto” yo me ahorre mis comentarios pues paso de ser bastante reservado a ser muy confiado lo cual me incomodo un poco pero no mucho; Max seguía gruñendo y mordisqueando un poco mi cabello aunque no como de costumbre, entonces Abraham por una razón que no entiendo muy bien se acercó pese a que le dije momentos antes que no lo hiciera y Max no reacciono nada bien, me sostuvo incluso más de mi cadera haciendo que esta vez sí me doliera además de ladrarle agresivamente al joven incluso llegando a aturdirme pues su hocico estaba cerca de mi oído y entonces mire a Abraham para decirle “Defiende a su perra, mejor hazme caso y no te arrimes” él se había puesto pálido lo cual me hizo gracia pero al final se lo había buscado.

El tiempo paso y el nudo de mi perro se deshizo dejándome libre una vez más, yo me quite el pantalón y junto a este mi bóxer solo para irme al baño a limpiarme, también note la evidente mirada que me echo Abraham y decidí no decir nada hasta después de limpiarme e ir por mis pantalones.

—¿Entonces qué tal? —Pregunte mientras me agachaba a recoger los pantalones.

—Nada mal…te juro que de mí no saldrá. —Respondió mientras me paraba frente a él sin aun ponerme la prenda.

—¿Y de lo que ves ahorita?

—Mmm, bueno que te puedo decir…se ve bien. —Su respuesta dibujo una sonrisa en mi rostro

—Bueno a lo mejor un día también te toca probar, solo no hagas pendejadas frente al perro, ya viste que no le caes muy bien.

—¿Algún día?

—Seré franca, es difícil encontrar a alguien con un interés por esto. Así que no me molestaría tener un tipo de relación contigo, nada formal pero una relación.

Después charlamos un poco del tema y le dije que lo pensara, le di mi numero para que me diera una respuesta después y se retiró del departamento dejándome con un buen sabor de boca, ya que nunca creí que alguien seria testigo directo de mis momentos íntimos con Max y menos aún que eso me gustara.

Como escribi al inicio subo este relato ya que se me pidio bastante y la verdad me es dificil enviarles a todos el relato asi que ojala lo leyeran aquellos a los que no pude enviarselos por correo, tambien comenten o bien envienme un mensaje a mi correo diciendome que les parecio.

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