Una adolescente que descubre los placeres de la sumisión

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Nunca en mis dieciocho años de vida había experimentado el deseo sexual. Pensé durante mucho tiempo que era mi problema pero todo cambio el día en que lo conocí; a el hombre capaz de hacerme temblar con su sola presencia. Y aquel por el cual descubrí que los chicos que me rodeaban no eran lo que yo quería.

Todo comenzó una noche de verano, mi cuerpo todavía era tierno en esa época, mis pezones rosados no se endurecian y aunque regularmente disfrutaba de deslizar mis dedos por en medio de los pliegues de mi intimidad, seguía teniendo buena parte de mi inocencia. Por lo menos hasta que Julian vino de visita, el mejor amigo de mi tío. Julian era un hombre fornido y maduro, con gran fuerza y un aire de masculinidad que me retorcia las entrañas.

Julian comenzó a trabajar en las remodelaciones de la casa familiar y era común que se paseara sin camiseta mientras cargaba los materiales de construcción. Y me regalo mi primer orgasmo, lo que nunca antes había alcanzado hasta el día en que lo vi, esa primera noche comenzó mi deseo impuro. Me odia por fantasear con el pero gemia como nunca imaginando sus grandes brazos apretandome contra la cama y penetrandome sin contemplación, tampoco ayudaba el verlo todos los días.

A pesar de mi deseo, seguía teniendo miedo de las consecuencias de mis actos y no creía que un hombre tan mayor y experimentado cayera por una niña pequeña como yo, pero para mi sorpresa, después de tres meses de constante fantasía, por fin recibí aquello que tanto anhelaba.

Mis padres y mi tío habían salido a la capital y tardarían mucho tiempo eb volver, tal vez incluso un día entero. Teniendo la masa solo para mi aproveche para hacer lo que quisiera y pasearme en un traje de baño rosado y diminuto, sin ninguna intención oculta, pues sabía que Julian no venía los fines de semana. Al medio día, me había desafiado a mi misma a utilizar la gran pantalla de la sala para reproducir mis videos favoritos y masturbarme sin miedo a ser escuchada.

Los gemidos en la televisión aumentaban mi libido y se mezclaban con los mios, mi mano se undia con profundidad en mi entrepierna mientras mis jugos comenzaban a escurrir. Primero un dedo y luego otro pero seguía sintiendo que no era suficiente, necesitaba mas, necesitaba la fuerza de un hombre empujando contra mis caderas y sentir aquella dureza palpitante abrirse paso dentro de mis paredes virgenes. Los gemidos salían descontrolados y cuando estaba a punto de alcanzsr mi dulce liberación me pareció escuchar un ruido por la cocina, me detuve se inmediato aterrorizada de haber sido encontrada por mis padres e intentando disimularlo me atreví a ver por un segundo. No eran mis padres, desde una esquina de la cocina y par de ojos marrones me observaban abiertos de par en par.

Nunca había estado con un hombre, así que no podía diferenciar la lujuria de cualquier otra emoción en el rostro de aquella persona pero algo se encendió dentro de mi. El deseo de ser vista por el mientras me corría, después de un par de segundos fingi no haber visto nada y continue

masageando mi clitoris con delicadeza, quería hacer que el momento dudrara y mientras suspiros se escapaban de entre mis labios, descubrí con dicha que Julian seguí allí, no había abandonado la escena y sentía su mirada recorriendo mi cuerpo pequeño y suave.

No importaba si era una alucinación o no, no lo creía, no podía creer que fuera real así que fui aun más valiente.

– ¿Te quedarás viendo o vas a venir a follarme de una vez por todas?

Pregunté en un tono provocador, aunque estaba de espaldas a él no voltie a verlo. Espere y solté un suspiro de alivió cuando escuche el golpe de sus pesadas botas de trabajo contra en piso. Julian se acercó y lo primero que hizo fue colocar sus manos contra mis senos, apretandolos y jugando con los pezones con mucho cuidado. Cuando comprobo que yo me retórcia pidiendo más en lugar de gritar su confianza fue aumentando y comenzó a recorrer mi cuerpo, sus manos raspaban en algunos lugares y eso me calentaba a un más

El hombre maduro frente a mi estaba confundido pero no iba a dehar pasar la oportunidad de follarse a la pequela hija de sus jefes en su propia sala o por lo menos eso esperaba.

– No esperaba que la niña de la casa fuera una zorra tan caliente.

Sonrió.

– ¿Quiere que un hombre de verdad te folle, no es asi?

Preguntó con una media sonrisa.

– Jodeme, por favor.

Rogue sin verguenza alguna, no podía dejar pasar la oportunidad

Julian me tomó del cuello con una mano mientras deslizaba la otra en mi lugar especial y se acercó a mi oido para susurrar

– Escuchame bien, te haré el favor de enseñarte lo que es una buena verga en tu pequeña vagina pero ni una palabra de esto a nadie. ¿Está bien?

Cuando asenti en respuesta pude sentir que todo cambió para el, sin previó aviso introdujo uno de sus dedos en mi interuor y mis paredes se contrayeron. Lo movió dentro de mi sin piedadcuausando que comenzara a chapotear por la cantidad de jugo que estana produciendo. Su lengua me recorría el cuello y de vez en cuando los senos, me había convertido en un manojo de nervios bajo su poder pero aún no era suficiente, quería mas y el podía sentirlo porque no perdió más tiempo en juegos previos y desabrocho su cinturon en bajó sus pantalones rebelando un miembro grueso y palpitante.

Me asustaba que eso no pudiera entrar en mi pero sentía curiosidad del dolor que me causaría. Julian estaba a punto de tirar a un lado su ripa cuando el sonido de la televisión llamó su atención. La protagonista del video sollozaba mientras era castigada cruelmente y sus ojos tomaron otro brillo.

– Esto significa, que puedo hacerte lo que quiera… ¿Y me obedeceras como una buena niña, no?

Yo me quedé pasada, la idea de follar me hacía querer correrme pero la imajen de Julian golpeando con fuerza mi trasero era algo extra.

– ¿Eres una buena niña o no?

Pregunto con su voz ronco.

– Si, soy una buena niña. Señor, por favor.

Respondí automáticamente. Julian tomó su cinturón de vuelta y sin previó aviso me dio vuelta en el sofa y me preciono contra las almuadas, con mi trasero al aire ondeo un par de veces el cinturon antes de dejar acer el primer golpe. Las lagrimas salieron de mis ojos pero el no se detuvo, siguió golpenado hasta que un delicioso ardor se extendía por mi entrada.

– Que buena puta me he conseguido hoy, quien lo diría.

Comentó, satisfecho con el color de mi culo empezó a abrir con sus dedos mi entrada y acariciando con la yema de los dedos.

– Ahora falta provar si esto es tan bueno como todo lo demás

Dijo para si mismo y acercó su la cabeza de su miembro al lugar, al instante me altere pensando en que el quería entrar din prepararme un poco más peri Julian no dejo que me moviera, me sostuvo con fuerza mientras se habría paso dentro de mi, su gran pene se sentía como si fuera a romperme pero no se detuvo a pesar de mis gritos.

– Ya casi entra todo, aguantalo como la buena perra que eres

Me susurró, acariciandome el cabello, después de unos minutos eternos parecía que por fun todo había entrado y entonces Julian comenzó a moverse.

Como un animal, entraba y salía de mi sin ningún cuidado, como si quisuera partirme en dos. El ardor era demasiado pero de alguna manera me encantaba la manera en la que me montaba como si fuera nada, me agarraba del cuello o de la cadera para empujar cada vez mas fuerte. Hasta que un escalofrío me recorrió de punta a punta, aprete mis fuentes en uno de los orgasmos más deliciosos de mi vida pero para Julian no había terminado.

Seguía forzando su entrada y golpeandome de vez en cuando. Gemia como una bestia pero no podía quejarme, me encantaba que me usara como un objeto. Mi cuerpo estaba sin fuerzas, Julian me empujaba contra el sillón y me montaba sin piedad al punto en que había perdido el aliento. De repente, comenzó a dar fuertes empujones donde su oene entraba por completo en mi y luego se refiraba para entrar de golpe.

Su cuerpo calló sobre el mio, aplastando bajó todo su músculo y poco tiempo después comencé a sentir un liquido desconocido en mi ibterior. Caliente y cremoso, lo disfrute por un rato, a sensación de estar llena por dentro y de haber satisfecho a un hombre. Julian se movió de mi y sentí como su miembro de deslizaba fuera dejando que gran parte del semen escapara y manchara el sofa.

Yo no podía moverme, solo escuchaba el sonido de us ropa cuando el la tomaba. Se acerco a mi después de unos minutos y me tomó del pelo para levantar mi cabeza, me queje pero el solo me calló con un veso ardiente, metiendo su lengua dentro de mi boca y chupando y mordiendo.

– Me encantas, te follaria hasta que te demayes pero me temo que tengo que contenerme esta vez.

Comentó mirandome con lujuria contenida, se veía aue quería hacer cosas aún más pervertidas pero tenía poco tiempo.

– Limpiate este desastre antes de que tus padres regresen y si te portas bien te compensare la proxima vez.

Prometió y yo asenti emocionada de solo pensar que volvería o joderme como lo había hecho y hasta más.

– Bien, que buena perra eres.

Comentó con una sonrisa oscura que solo un adulto esperimentado podría tener.

– Te entrenare para que seas sun mejor, verás todo lo bueno de la sumisión

Y con esa promesa se fue como había venido, dejandome desnuda, abierta y sucia en la sala de estar. Fue un encuentro corto pero debido a la situación, arregle todo antes de que mis padres llegarán tome una larga ducha que no pudo borrar los recuerdos de lo que había hecho.

Mi vida había cambiado y Julian tenía razón, ya bo podía volver a ser la niña inocente, me había converrido en una mujer y no cualquier mujer, una que disfrutaba siendo sometida.

Había perdido mi inocencia pero había descubierto los palceres de la sumisión.