Así fue como me sedujo y tentó un padre de familia
Este es mi tercer relato, si no leyeron los anteriores, pues tómense el trabajo de buscarlos.
Cómo les comenté anteriormente, vivo al norte del Perú; donde hay sol todo el año y es común en mí, andar con ropa ligera (shorcitos o minifaldas y blusas muy ceñidas a mi cuerpo), No me considero una top model, pero sí que mi cuerpo hacer desviar miradas tanto de hombres como mujeres. Soy delgada, 1.65 de estatura piel bronceada por el sol, pelo largo ondulado. Hermosos senos duros y firmes y un pompis que es el sueño de muchos.
Esto sucedió hace 12 años mas o menos; mi hijo menor cursaba el primer año de primaria y era inevitable las reuniones de padres de familia, comités de aula, preparación de festividades y eventos deportivos que todo padre de familia está obligado a participar (las que son madres sabrán de lo que hablo). Por lo general mi esposo casi nunca para en casa los días de semana por motivos de trabajo, así que yo soy quien está al frente de todos los menesteres educativos de mis hijos… Salvo haya deporte, ahí sí que mi esposo dice presente, porque sabe que después de un fulbito, viene el ful…vaso.
En uno de esos campeonatos inter aulas, mi esposo hizo amistad con el papá de un compañero de mi hijo. Era un señor de 55 años, mucho mayor que yo, de mirada seria y penetrante, y que para su edad, se mantenía bastante en forma, le gustaba el deporte. A su esposa ya la conocía, no éramos tan amigas que digamos, pero nos llevábamos bien. Nos presentamos, dándonos la mano, sentí un escalofrío cuando apretó mi mano fuerte, pero a la vez delicadamente.
La verdad, no lo sé, pero yo me quedé impresionada; una, por su mirada y dos, por la forma en cómo me saludó al darme la mano y sentir el roce de su dedo en la palma de mi mano, creo que lo mas normal hubiese sido quitar mi mano en ese momento, pero no, no lo hice, me quedé impávida. Creo que fue cómo abrirle la puerta para que tome una confianza y ser zalamero de su parte. Su esposa me advirtió en tono de broma que no le de confianza porque después nadie lo para, sólo atiné a reírme.
Pero me empezó a llamar la atención porque era muy chistoso y buena gente, era sociable, amable y siempre coqueteando (dicho sea de paso yo también soy media coqueta). Empezamos a coincidir en pareja a compromisos del colegio y a veces nos invitaban a cumpleaños o algún compromiso familiar, o si querían darse alguna perdida o juerga nos llamaban a su casa o nosotros los invitamos para juergear a nuestra casa.
Su esposa me tenía bastante confianza y a veces me contaba del comportamiento de su esposo, sus aventuras y que no era feliz, que ya era por costumbre, yo sólo la escuchaba y le daba mi apoyo como mujer. Y por otro lado el esposo le contaba a mi marido su triste historia con su mujer. Les decíamos que era problema de ellos, que nosotros éramos amigos de los dos y no sacaríamos la cara por ninguno de ellos.
En una de esas reuniones en su casa, tomando cerveza y bailando, dicho sea de paso, Rafael (así se llamaba el esposo) era muy buen bailarín y se movía riquísimo bailando, yo me defiendo, pero este tío parecía un profesional bailando salsa y merengue.
Juro que me excitó su manera de moverse y cómo me agarraba, me abrazaba, me rozaba, pero con él no era, como si nada. Acabamos de bailar y yo tenía que ir al baño a refrescarme. A las finales nos quedamos solos en parejas. Y a Rafael se le ocurre sacar ron, este trago a mi esposo lo mata en primera, un par de vasos y cae. Yo sabía que en cualquier momento caía y no se levantaba, por otro lado la esposa ya estaba ebria, Se fue a dormir, la acompañé a su cuarto y estuvimos conversando un buen rato hasta que se quedó dormida.
Salí a la sala, y dicho y hecho, mi esposo ya estaba nulo, y Rafael estaba esperando, y me dijo, me dejaron solo, y ¿ahora con quien tomo?, yo le dije que era malo, con ron mi esposo es pollito tomando, no aguanta un par de tragos…. Me quedó mirando y me preguntó ¿Y tú, si aguantas?, le dije que no, que no tomaba ron.
Sacó una botella de vino y me dijo que al menos lo acompañara con un par de vasos, mi esposo de vez en cuando se despertaba y Rafael aprovechaba y le daba de tomar y más, y el pobre mas se emborrachaba. Por favor ya no le des de tomar que no vamos a poder irnos le dije. Por eso ni te preocupes me dijo, hay cuarto libre para que pasemos la noche ahí.
En eso suena una salsa, de Mark Antony, «Hasta ayer» recontra lenta, y me pregunta si bailaba o le tenía miedo….
– ¿Qué? le dije, miedo yo? a usted, jamás,
– entonces no sabes bailar, me dijo.
Este maldito estaba jugando con mi ego… y pisé el palito:
– ¡Yo no le tengo miedo a nadie! le dije,
– Yo creo que sí, me dijo.
– A mí no me rete porque pierde le dije.
Se rió a carcajadas provocándome, así que me paré, y le dije, a a ver que tan bueno es bailando, y me coge de la cintura y me jala a su lado y empezamos a bailar. De rato en rato miraba a mi marido a ver si despertaba, yo le decía no te preocupes por él, preocúpate por mi que voy a lustrar el piso contigo bailando, jajajaja me mataba de risa y al ritmo de la música mas me pegaba a su cuerpo y ya no tocaba mi cintura, su mano bajaba de a poquitos, y cuando me daba la vuelta me ponía de espalda me pegaba su pelvis, y peor que yo estaba con un pantalón suelto de esos tipo harlan de tela delgada y podía sentir todo su miembro sobre mi, y asi hacía que me moviera rozándole, mas parecía que era un baile de perreo que salsa. Movía mis caderas sobre su miembro, él me presionaba más para poder sentir sus brazos que rodeaban mi cintura
Se imaginan ese morbo que sentía, mi esposo totalmente dormido en el mueble, su esposa dormida en su cuarto, y así bailando empezó a tocarme a acariciarme, primero tímidamente, de ahí poco a poco ya metía mano, yo de espaldas hacia a él que me movía contorneando mis nalgas en su pelvis mientras él me acariciaba, me besaba el cuello, las orejas, bajaba sus manos por mi cintura, me acariciaba las nalgas por fuera de mi pantalón, yo sólo cerraba mis ojos y me dejaba hacer. Aprovechó lo elástico de mi pantalón y metió sus dedos a mi vagina que ya estaba húmeda, y así bailando me llevaba a su baño, yo intentaba resistirme, pero fue en vano, me metió a su baño, y ahí estuvo sobando mi vagina con sus dedos un buen rato, hacía que le acariciara la verga que ya se la había sacado (era grande y gruesa, me gustaba), Gracias a Dios mi esposo hizo algo de ruido al botar un vaso que estaba a su lado y se rompió, ¡Qué susto por Dios!, salí corriendo y para mi buena suerte estaba durmiendo.
Ya nos vamos le dije, Me dijo que no, que a esa hora ya no había taxis y era peligroso por el estado de mi esposo. Quédense a dormir en el cuarto, yo lo llevo me dijo para que descansen, lo alzó como si nada y cargado lo llevó al cuarto que tenían en el primer piso, pasando un patio, lo acostó en la cama y yo por detrás muerta de miedo y excitación. Le dije que por favor se vaya, está bien me dijo pero seguía tocándome mi vagina por fuera, le rogaba que por favor se vaya, su esposa podría despertarse, sin decir nada puso sus dedos en mi boca e hizo que los lamiera. Me voy me dijo, ojalá y puedas descansar.
Ya acostada pensando y excitada me tocaba la vagina, pero por cansancio me quedé dormida al lado de mi esposo. No recuerdo cuanto tiempo pasó, pero sentí una mano tapándome la boca y la otra mano acariciando mi vientre; quizá mi primera reacción debió ser de sobresalto o de susto, pero no, en el fondo imaginaba que eso pasaría, y para ser sincera, lo esperaba, deseaba sentir esas manos recorriendo mi cuerpo, tocando mis senos, pellizcándolos, sentir su aliento sobre mi piel, sus labios besando mis senos, y si, se estaba cumpliendo.
A lo único que atiné fue mirar de reojo a mi esposo, que estaba profundamente dormido. El miedo y mi excitación tenían su batalla en mi cabeza, que combinado con el alcohol, el miedo fue perdiendo terreno frente a la excitación que sentía en esos momento. Me quedé mirándolo, dormido cómo un niñito cansado sin preocupaciones, sin imaginar que su esposa, si, dulce esposa que amaba con locura a ese hombre fiel y abnegado, que sabía que ese hombre daba la vida por mí, caía rendida ante ese intruso que no le costaba trabajo manosearme y que al sentir mi mano acariciándolo supo que ya tenía dominada.
Ya rendida ante mi intruso, se dedicó a besarme, primero suavemente con delicadeza, para después bajar por mi cuello besándolo, mordisqueando y poco a poco desabrochar mi blusa dejando expuestos mis senitos que se erizaban a cada lengüetazo que daba por encima de mi brasier, sacó mis senos por encima y se dedicó a morderlos, que desesperación no poder gritar, tener que morderme los labios para acallar mi placer y dolor.
Bajó lentamente con sus labios, se esforzó en besar mi ombligo, me cosquilleaba, mientras yo con una mano sujetaba la mano de mi esposo dormido, mi otra mano empujaba la cabeza del intruso para que siga su trabajo mas abajo, ya quería sentir su aliento en mi vagina, que para ese momento estaba totalmente mojada. Bajó mi pantalón hasta la mitad de mis rodillas (menos mal que era flojo y delgado).
Fue bajando con sus labios hasta mi vagina que ansiosa esperaba sentir su lengua y hacerme retozar de placer, mordía mi clítoris, mis labios, introducía su lengua haciéndome suspirar, gemir, quería gritar de placer pero no podía, él se daba cuenta de mi agonía, me ponía su mano en la boca para acallarme, tuve que morder su mano para poder ahogar mi orgasmo.
Se arrodilló ante mi, puso mis pies en sus hombro y sin quitarme el pantalón me penetró de uno solo, por suerte la mía estaba mojada por mi orgasmo previo y no me hizo mucho daño, pero lo sentía dura y gruesa, metía y sacaba con fuerza, la dejaba en la entrada de mi vagina, me hacía sufrir el desgraciado, se dio cuenta lo mucho que yo disfrutaba ese pedazo de carne penetrándome muy adentro de mi. Me tapaba la boca, le mordía los dedos para acallar el placer que me estaba dando, no me importaba que mi marido estaba a mi lado durmiendo, me tuvo así como 10 minutos, metiendo y sacando, me vino un orgasmo que tuve que ponerme una almohada en la cara para no gritar, a su vez él se vaciaba dentro de mi. Se quedó quieto por un momento, pude sentir cómo latía dentro mi interior tan bella verga que poco a poco iba perdiendo su fuerza.
Se puso de pie y puso su verga en mi cara e hizo que se la limpie, que acepté gustosa, por fin pude sentir en mi boca tremendo tronco, fue rico tenerlo en mi boca, ya no estaba firme y grande, y pude disfrutarla a plenitud, llenaba toda mi boca con esa verga ya medio dormida, me imaginé que no hubiese podido metérmela entera si la tenía en su total erección. Se lo limpié bien, retiré hasta la ultima gota de semen, me dio una palmadita en mi mejilla, me dijo que yo era buen polvo, pero no me pudo gozar bien, y que habría que desquitarse y se fue.
Me subí mi calzoncito y pantalón, me quedé dormida por un par de horas, a las 5 am,, me desperté, desperté a mi marido, llamé al celular de mi amiga para que me abriera la puerta de la calle para poder irnos, me pidió disculpas por dejarnos solos, yo le dije que no se preocupe que al contrario, nos disculpe a nosotros, salimos, caminamos un par de cuadras, tomamos un taxi, y los quince minutos estábamos en casa, a seguir durmiendo.
Ya tendida en nuestra cama, me puse a pensar en todo lo vivido, cuestioné mi integridad como esposa, cómo pude haber sido capaz de haberle sido infiel a mi esposo, y lo que es peor, de esa manera, él estando a mi lado, dormido sin sentir nada mientras otro hombre tomaba lo que por derecho le pertenece a mi esposo, mi cabeza era un remolino de pensamientos y remordimientos, de tanto meditar me quedé dormida y no me saqué el pantalón, aún lo tenía mojado de tanto semen que me había dejado….
Pasaron como tres meses que los perdimos de vista, Tuvieron que dejar la ciudad por motivos de trabajo, se habían mudado a Cajamarca, yo me comunicaba de vez en cuando con su esposa, por una parte fue mejor que se hayan alejado, no quería tener a la tentación cerca de mi… hasta que mi esposo recibió la invitación para pasar unos días de vacaciones en Cajamarca en casa de ellos…. Estamos comprando ropa de invierno porque por allá hace mucho frio….