¡Cómo le encanta que le rompan el culo a mi vecina!
Hoy amigos todos los perfectos y no tan perfectos culos se han puesto de acuerdo en ponerse delante de mí…
Salgo de casa voy al cajero a sacar dinero para ayudar a la economía de este país…
Mientras terminaba la operación llegó el culo número uno…
Era de una madurita de mediana edad, morena, sensual aparentemente, con ese conjunto de pantalón ceñido exclusivamente al culo, de colores jaspeados azulados…
Iba ensimismada en sus pensamientos y yo durante segundos maravillosos he disfrutados del espectáculo.
Primer pensamiento morboso mientras miro sin parpadear ese movimiento tan sugerente…
Esas dos piezas maravillosas de carne que se menean acompasadamente y me ponen a mil…
Estoy nuevamente recién follado…, no solo anoche, sino esta mañana con mi polla durísima no he tenido más remedio que buscar el coño de Marga cuando amanecía y follarlo con lujuria pensando en aquella feíta delgadita que me ponía a mil, la amante del sargento…
Hacía tiempo que no me acordaba de ella…, pero mi mente es autónoma…
Dejo a Marga y a la “visita” comprando y veo a Maribel con su madre…, al parecer está de vacaciones…
Jiji, jaja… con su madre… Hacía mucho tiempo que no os veíamos…
Los ojos de Maribel y los míos no quieren confrontar mucho seguramente por su parte para no mojarse demasiado… Lamenta en su pensamiento haber tenido que posponerlo todo…
Estaba deseable y encantadora…
Cada vez sus ojos son más preciosos, su boca más deseable y su cuerpo un conjunto que necesito disfrutar lo antes posible…
Cuando se iban, no he podido dejar de mirar su culito dentro de esos pantaloncitos cortos.
Qué dulzura de mujercita…
No puedo dejar de seguir pensando en ti…, pero he de seguir con los culos de hoy…
Aparco el coche para ir a la tienda de electrónica a adquirir una nueva conexión para el ventilador del portátil, que no quiero que se caliente…
Entre este calor agobiante de este mes de julio…, y el calor que mi mente…, deja salir con tantos pensamientos carnales e indecorosos, me cargo el portátil…
Al salir de la tienda… Puff…, casi me la trago…
Tercer culo…
Una madurita delgadita, con un corte de peluquería fresquito…, con sus pliegues axilares llenos de pecas maravillosas, al igual que en el resto de todo su cuerpo, especialmente su cara…
Inspiro aire al pasar tan cerca… Huele que alimenta…
Sigo sin rumbo tras aquel maravilloso aroma y esa visión hipnotizante de ese culo al moverse tan extraordinariamente sensual…
Pasa a la farmacia…, debo de cambiar de rumbo…
Cambio de acera…., ahora hemos de caminar por la acera derecha por lo del Covid…
Veo unas enormes tetas pegadas a un cuello enorme con una cabeza morena cuya cara de sudamericana viciosa me llama la atención…
Vuelvo a cambiar de rumbo…
Otro culo…, el cuarto…, enorme, duro y electrizante en mi pensamiento…
Se mete en la entidad bancaria…
Cambio de sentido…, voy a por el coche.
Llego a mi siguiente destino, una cafetería en donde tenía que recoger una documentación.
La encargada aún no se ha puesto el uniforme…, esta con sus pantalones largos pegados a ese culo, el número quinto de la serie de hoy de primeros planos importantes…
Es un culo mediano en su conjunto, pero firme como el primero…
Me mira con esos ojos enormes morenos y viciosillos… El otro día cuando fumaba en su descanso, no podía mirarla de frente, o hubiese notado que la deseaba con lujuria inconfesable…
Es delgadita, de nombre Lucia y de cuerpo vicioso…, lo intuyo…
Recojo a Marga y la visita de este mes…, volvemos a casa.
Encuentro un aparcamiento al mismo lado de casa…
Van delante…
He de meter el culo de Marga…, como lo menea…, es el sexto…
No es el último…, tres culos más…
Tres culos juntos uno de cara…, y dos de frente…
El de cara, mi vecina, la viuda madura que no puedo dejar de pensar que ese coño merece una oportunidad… Siempre en pantalones…
Menudo séptimo culo…
Setenta años de culo, diez de culo viudo… Que delicia verte partir y pensar en lo que pudiera ser…
El momento justo de su partida cuando madre e hija pasa por delante de nosotros…
Saludos…
Octavo y noveno…, culos de peso…
Dos enormes culos, la abuela, su hija, y la pequeña en su cochecito…, no he podido dejar de penar en dos de aquellas tres generaciones…
Dios mío…, la maternidad te ha dejado un súper culo…, que cada vez se parece más al de tu madre…
Maravillosas madre e hija…
Los dos culitos y sus aledaños…, me habría…, comido juntos o revueltos de aperitivo antes de comer…
Aunque mis recuerdos van hacia la otra fémina de la familia…
El décimo culo no en realidad…, sino en el pensamiento…, también de peso y con cara de vicio…, mucho vicio…
Ese lunar de la cara…, me tiene obnubilado…
Aún recuerdo como bajabas las escaleras cuando estábamos en obras en el edificio y no pudiste utilizar el ascensor…, y no pude dejar de ver tus bragas blancas aquel sábado en que iniciabas tu andadura festiva…
He visto nueve directo, el décimo en el archivo fotográficos y otros cien aproximadamente secundarios…, incluido el la joven rubia cerca de la frutería que no he podido dejar de disfrutar…
Lo último que le miraba era el tatuaje a lo largo de su columna vertebral…
Miento…
Lo último…, ultimo…, eran, los bordes blancos de sus posaderas saliendo y entrando en ese pantaloncito tan corto y tan beige…
Mi cuello se resiente, de tanto ser meneado mirando a uno u otro lado…, sin dejar de mirar ningún detalle de culo en culo…
PEPOTECR.