Luego del trabajo con un desconocido con una polla enorme
Todo inicia con una buena presentación. Mi nombre es Gabriela, mi baja estatura me otorga un grado angelical, pero realmente mi coño siempre está tan caliente como en el infierno. Mis tetas podrían ser tu colirio, pezones rosados, duros, ansiosos de conocer y experimentar sensaciones, pero sin duda te encantará correrte sobre mi rico culo, apretadito y divino. Me encanta conocer mi cuerpo y me ingenio nuevas formas de masturbarme siempre, adoro ser una puta, entre más sucio más disfrutas. Si deseas ver mis fotos y videos, puedes contactarme por [email protected]
Las situaciones más inesperadas, han sido el preludio a las experiencias más eróticas y deliciosas que he vivido. En una tarde de café, mis amigas y yo comenzamos a relatar las situaciones más candentes que habíamos vivido, luego de varios relatos, fue mi turno.
Una tarde, luego de salir del trabajo, esperaba en la estación, un bus para al fin llegar a casa. Necesitaba despejar la mente luego de un día agotador. Estaba ansiosa de llegar, quedarme en bragas, tomarme un vino y dejar volar la imaginación con alguna fantasía pendiente.
Al fin llega el bus y rápidamente busco asiento junto a quien menos parlanchín se viera, lo ultimo que quería era algún preguntón que pensara que me interesaba contar mi día. El viaje inicia del modo habitual. Dos estaciones luego de la mía, un encantador chico de piel morena toma asiento a mi lado.
– Luces agotada. Me dice.
– ¿Disculpa?
– Te vendría bien un sacudón.
Por alguna razón, mi cuerpo se estremeció. Su voz vibrante logró avivar mis más bajos deseos. Sentí una punzada acto seguido de un coquilleo en mi coño, y desee con toda prisa que me arrancara la ropa.
– Mi parada es la próxima. Le dije apenada.
– ¿Puedo acompañarte? Preguntó, posando su mano en mi rodilla, mientras sus dedos subían lentamente hasta mi entrepierna.
– Si lo deseas. Respondí de manera automática.
Su cuerpo fornido, su piel canela y su miembro bien dotado, sacaron lo puta que se que soy. Sus labios gruesos encontraron los míos mientras su mano firme exploraba mi cuerpo.
– Que mojadita estás, perra. Me decía mientras lamía mi cuello.
– ¡Ahh! ¡Sigue por favor!
– Hoy te voy a coger duro
Chupaba mis tetas tan rico que me sentía fuera de sí. Yo le suplicaba que siguiera lamiéndome así de sabroso, porque me volvía loca. Sus dedos entraban y salían de mi coño, y sonaba como si pisara un charco repetidas veces.
Su virilidad esta dura como una roca, no tardé en buscar quitar su pantalón para comerme su polla. Era grande y gruesa, y yo estaba dispuesta a tragarme toda su lechita si se venía, porque mientras más excitada estaba más puta me ponía.
Lo lamí desde los testículos hasta la punta, y me lo metí completo e la boca.
-Comete mi verga, puta. Me decía mientras me tenía tomada por el cabello.
Yo jugaba, succionaba, y pasaba su polla por mis pezones. Quería que la metiera completa en mi vagina.
Me volteó y tomo fuerte de mi cintura, me nalgueó y acto seguido me embistió duro y rico, como si supiera que así tan cual me encantaba.
-Ahhhh que rico, házmelo más duro.
– ¿Te gusta, perra? ¿Te gusta como te cojo?
– Ay siii papi, dame más duro, que rico. ¡Ahhh no mm no pares que rico!
Finalmente sentí como se corria su lechita en mi, calientica y divina. Mi coño palpitaba y ambos estábamos sudados y extasiados.
El me palmeó el coño y lo lamió, se vistió y yo le abrí la puerta. No volví a verlo desde ese entonces, fue una rica follada con un desconocido.