Hermoso regalo de cumpleaños
Tenía dos aficiones los coches y el sexo.
Los coches siempre había sido su afición
era hábil en la compraventa de coches, empezó con un Seat León, lo tuneaba y al poco tiempo lo vendía por el doble de lo que le había costado y enseguida compraba otro, tras varios años haciendo lo mismo llegó a tener un Mercedes nuevo.
No tenía novia, con las chicas era tanto o más inquieto que con los coches, la mayoría de las mujeres del pueblo ya se las había pasado por la piedra y casi ya no quedaba ninguna por pasar, solo las adolescentes y esas le gustaban poco y prefería más maduras y si estaban casadas le daba más morbo todavía y decía que eran más discretas.
Justo empezó aquel verano, se quedó en paro, el es curtidor de pieles y no había trabajo, las empresas que quedaban tenían dificultades y todas al final acababan cerrando.
No lo pensó dos veces tenía que liberarse de aquel entorno tóxico, cambio el coche por una autocaravana, a un recién divorciado que la había comprado para ir con su familia de vacaciones, la mujer se fue con otro y el haría lo mismo con aquel mercedes que acababa de comprar.
Tubo una idea y puso un rótulo a la autocaravana con un logo que le hizo un amigo » Sex Truck» y debajo su número de movil. Ni corto ni perezosos, sin pensarlo ni un minuto más cogió la A 4 y se encaminó hacia Málaga. Llegó al final de la tarde a la playa de Torremolinos, aparco la camioneta y al poco rato ya le llamaba para saber de qué se trataba aquello del Sex Truck . En un primer contacto que tubo por WhatsApp y en una conversación no muy larga, contaba que se ofrecía como hombre a cualquier mujer que lo deseara, ofrecía máxima discreción y el sitio para el encuentro, desplazándose el a cualquier lugar. Para mañana por la mañana ya había contactado con una señora y sin tapujos decía que se trataba de un gigoló, pero él no se prostituía, el alquilaba la caravana con chofer, con toda la licencia en regla.
Tras el precio acordado quedaron en el parquing del centro comercial.
A la hora prevista apareció ella y dando unos golpes, con los nudillos en la puerta la abrío.
Tras saludarnos con un par de besos,
paso y nos sentamos en la mesa y le ofrecí un cafe, le conté como había llegado a dedicarme a este oficio. Ella por su parte me contó que había tenido mucha suerte al leer el logotipo de la caravana con el teléfono y dio gracias a Dios por haberme encontrado. La verdad es que no entendía mucho aquella situación, pero abrió su bolso y me pagó los cien euros acordados y seguidamente me explico su historia:
-Ella estaba felizmente casada desde hacía casi cuarenta años, desde siempre ella ha sido muy fogosa pero su marido no tanto, por una afección prostática sufría una disfunción erectil irreversible y por un problema ya crónico no podía tomar ningún tipo de Viagra. Hacia un año, que no habían hecho el amor, hoy era su cumpleaños y yo iba a ser su el regalo y que su marido y ella ya lo habían acordado. Que aquellos mismos cien euros que me acababa de pagar, su marido los habia retirado del cajero, aquella misma mañana.
– le dije en primer lugar que sentía la situación y que no podía imaginar la historia que me había contado, no sabía que decir…..
Pero ella se levantó y empezó a besarme, dando por terminada la charla.
Pronto los besos nos hicieron entrar en calor y nos fuimos desnudando el uno al otro y los besos fueron tornándose cada vez más apasionados, hasta que ella metió su mano dentro de mi boxer y me agarró de la polla.
Y yo acariciando su pecho con una mano y con la otra llevándola a su chochito por encima de sus braguitas. Note que ya estaba humeda, meti uno de mis dedos, entraba solo, suspira y respira más hondo cuando te meto otro dedo, y recorro de arriba a abajo ese camino mojado me pides que siga, que estas a punto de correrte, te tumbas en la cama y veo tu chochito con el vello púbico recortadito y siges gimiendo, te retuerces, aprietas mis dedos entre tus musculos vaginales.
.Te incorporas y vas a tocar mi pene..pero no te dejo, eso ahora no toca, quiero seguir contigo.
Me dices que no puedes más y me pides que te folle, que no aguantas más tortura.
Te quedas ante mi, mirándonos el uno al otro, y sin ningún pudor. Te voy quitando el sujetador, quedando ante mi dos tetas bien redonditas y empiezo a lamer tus pezones que en mi boca empiezan a endurecerse. Me cojes de la cabeza y me aprietas contra ellos, casi sin poder respirar. Sigo besándote cada centímetro de tu cuerpo, recostada en aquella cama de la autocaravana. Recorro con mi lengua tu cuerpo, hasta llegar a tu pubis me paro y lentamente te quito la braguita, miró tus ojos y veo que están cerrados, mordiéndote tu labio inferior, imaginándome que estas disfrutando de mis caricias y besos.
De rodillas en el suelo y tú echada en la cama, mis manos recorren la cara interna de tus muslos, donde tienes la piel más suave, los beso primero a un lado, luego al otro, tu abres las piernas dándole acceso a mi cara.
Te estremeces de nuevo doblando la espalda y encogiendo las piernas en un solo acto reflejo.
Ahora más acomodada abro los labios de tu almejita y con un suave roce de la punta de mi lengua noto ese sabor a mar y el clítoris encapuchado, todavía incipiente, pide lengua y arqueando tus piernas me muestras todo tu tesoro y notando que cada chupadita contribuye a que vayan abriendo los labios, cuyo brillo interior delata toda tu excitación contenida.
Hay un perfume a sexo en toda la autocaravana. Me encanta ver tus inglés rozarlas y saborearlas con la punta de mi lengua, te refuerces a mis caricias y cuando paso mi lengua por todo el surco, gimes una y otra vez, me estas poniendome muy cachondo y pensar que vas a ser infiel a tu marido después de tantos años me dan ganas de follarte ya. Pero aquel rico manjar puesto ante mís ojos, pronto me hace cambiar de idea y sigo poniéndotelo jugoso para luego un poquito más tarde que sea mi polla la que disfrute de el.
Digo jugando con mi lengua ahora en el clítoris que ya ha descapuchado y botón ha quedado al aire y mucho más duro que antes y mi lengua vuelve a girar a su alrededor, tu respiración se agita, levantas las caderas más excitada si cabe, me dices que vas a correrte cojo el clítoris entre mis labios lo succiono y das un grito lo chupo con mi saliba caliente y noto como te corres s la vez que agitas tu respiración y cierras los ojos mientras me das las gracias.
Estamos en la cama del fondo de la autocaravana hay una gran ventana con una traslucida cortina que preservan la visión interior desde fuera, pero desde el interior puede verse claramente lo que hay al otro lado, en la calle.
Me preguntas si todavía hay un señor leyendo el periódico sentado en el banco.
Le digo que si, aunque ya no lee el periódico y está mirando hacia aquí.
Se quedó callada casi un minuto y sin pensarlo dos veces, me dijo:
– Ese hombre es mi marido
– Como???
– Le vi al rato de estar aquí dentro
– Y qué vas a hacer ahora?
– Nada, no voy a hacer nada
– Me has cortado todo el rollo
No medio más palabra y cogiéndome de la polla, empezó a machacarmela con más energía, necesitaba una buena polla ya lo había decidido perdería su fidelidad en aquella caravana y sin más se incorporó del lecho , se metió la polla en su boca y noto como empezó a crecer dentro de ella.
Me dio la vuelta me puso de espaldas en la cama y dio un brinco colocándose a horcajadas, mi polla estaba en su máximo esplendor la cogió con una mano y la metió en su coño como se clava un cuchillo caliente en un taco de mantequilla. Empezó a mover las caderas, el placer que me daba era indescriptible y a juzgar por sus gemidos lo estaba pasando en grande, la respiración agitada dieron paso a los gemidos y su peculiar cabalgada, paso del trote al galope y sus caderas hacia círculos y se restregaba todo su sexo contra el mío, sin ninguna duda me estaba pasando lo que nunca antes me había pasado, me estaba follando una mujer que me doblaba la edad, no parecía una madura era una adolescente, encendida y muy caliente y no pude aguantar más y me corrí dentro de ella sin ninguna protección. Ella dio un alarido al sentir tan cantidad de semen tibio dentro de ella y me acompaño en el orgasmo. Se quedó mirando en un buen rato , no dijo nada solo me sonrió y me dio algún que otro beso en los labios.
Me dio las gracias note su sinceridad, me dio dos besos en los labios y me pidió reserva de hora para el mismo día del próximo año.
Se vistió y casi sin asearse y me volvió a dar otro par de besos. Salió de la autocaravana, se dirigió al banco donde estaba aquel hombre sentado, se cogió a su brazo y bordeando el parque les perdí de vista.