El hombre que más amo ¡Mi familia!
Algunos meses después de empezar a coger con mi sobrino, una tarde cualquiera de verano, fuimos a visitar a mis papás.
Nos quedamos todo el fin de semana. Mi papá tiene 56 años. Aún trabaja. Mi mamá atiende la casa. Aunque no tanto como ella quisiera por cuestiones de salud.
Nos quedamos a dormir en la sala, porque el otro cuarto lo ocupa mi hermana. Como estamos en confianza generalmente duermo ligera de ropa. Una blusita delgada, sin bra. Short o faldita. Nunca ha habido problemas con la confianza en casa de mis papás.
El sábado en la tarde estámos preparando la comida. Después de terminar necesito un baño.
Entró a la regadera y he metido mi ropa. Así que cuando termino salgo de la regadera directo al cuarto de mis papás. Una toalla en la cabeza y una cubriendome el cuerpo.
Empiezo a secarme el cuerpo sentada en la cama. Me quito la toalla para secarme las piernas. Justo en ese instante mi papá entra al cuarto. Al principio no me ve, pues quedé justo detrás de la puerta.
Lo veo un poco sorprendida, no esperaba que entrará. Estoy sentada con los pechos al aire y la toalla mal puesta sobre las piernas.
Mi papá voltea y se sorprende. Me mira a los ojos y voltea a ver mis pechos. Levanta la mirada rápido y se sonroja. No puede ocultar los nervios, pero tampoco puede apartar la mirada totalmente de mis grandes pechos.
Levanta la mirada una vez más y se voltea, dándome la espalda.
– Ay hija, perdón. Me hubieras avisado que estabas cambiandote.
– Ay papi, no pasa nada. ¿Como te fue en el trabajo? – me pare y lo abrace por la espalda, dejé la toalla sobre la cama. Lo tomé de la mano y lo hice darse la vuelta. Le di un tierno beso y di un paso atrás, mostrándome totalmente desnuda frente a él.
– Muy… Muy bien hija – tartamudez mientras me mira rápidamente de pies a cabeza-. Pero, cambiate amor, perdón, con permiso – me dice todo nervioso mientras sale intentando apartar la mirada.
Noto sus nervios, como trago saliva al verme, y como, al igual que todos los hombres y varias mujeres, no pudo evitar mirar mis pechos.
Ahora llega una idea que algunas veces acaricie pero jamás le di mucha importancia… Siempre estuve enamorada de mi papá, desde pequeña. Siempre lo idolatre como hombre y caballero… Ahora acabo de pensar en el como hombre… Y como mi papá…
Me terminé de secar y me puse una blusa de tirantes, suelta, de escote generoso, sin bra. Una minifalda rosa con unas panties a juego.
Pasa la tarde. Comemos. Platicamos. Me ofrezco a servir la comida y me agachó lo más que puedo cuando le sirvo a mi papá. Estoy segura que deberían de verse mis pezones.
Lo miro y sonrió tiernamente, mientras lo noto nervioso.
Nos sentamos en la sala a platicar y me siento en sus piernas como niña pequeña mientras reímos y platicamos.
Pasa la tarde y anochese.
– Martin, ¿quiere unas cervezas? – le dice mi esposo a mi papá mientras agarra las llaves del automóvil.
– ¡Claro! Me caerían super bien.
– Yo también quiero. Trae suficientes amor – le guiño el ojo a mi esposo. El sonríe sin saber que quiero decir realmente.
Pasamos un rato tomando bote tras bote. Mi papá empieza a soltar la lengua. La cerveza empieza a hacer efecto.
Me levanto y me siento en sus pierna, abriendo las mías para estar cómoda. La minifalda se sube hasta casi dejar ver mi panty.
– Te amo papi.
– Y yo a ti corazón.
– Papi, ¿soy bonita?
– ¿Bonita? Claro que no, ¡tu eres preciosa!
– Ay papi, gracias – le doy un beso tierno casi en la comisura de los labios.
– De nada hija, si no hay mujer más hermosa que tu – Papá me abraza por la cintura y yo lo tomo por la cabeza y la recuesto en mis pechos.
– Es que a veces me siento fea papi – agarre su otra mano y la puse sobre mi pierna. El empezó a acariciarlas. Sintiendo mi suave piel.
– ¡Claro que no! Tu estas hermosa como ninguna, mi niña chula.
Llevo su mano de mi cintura a mi cara. Me acaricia la cara y empieza a bajar la mano. La tomó y hago que pase rozando mi pecho, la pego lo suficiente
para que sienta mi pezon erecto.
Titubea pero baja la mano a mi cintura.
– Ya hay que meternos, ya me dio sueño.
– Ay pai, ¿ya?
– Si hija, tu mamá ya se ha de haber dormido.
– Adelantense, yo recojo aquí afuera – dice mi esposo mientras empieza a recoger los botes. Me paro y espero a que mi papá se levante. Lo abrazo y el me rodea por la cintura, tal vez un poco más abajo.
Entramos y solo se escucha la televisión. Papá entra al cuarto y está solo
– ¿Eh? ¿Y tu mamá?
– Mmm… Deja me asomo.
Mamá esta dormida en el cuarto del fondo, con mi hermana.
– Ya esta bien dormida papá.
– Uff , pues me tocará dormir sólito – dice mientras se recuesta.
Estoy parada en la puerta del cuarto cuando veo a mi marido entrar. Rápido le hago una seña de silencio. El se queda parado y asiente.
– Papi, ¿me puedo acostar tantito contigo?
— Si mija, vente
Mi papa esta acostado de lado, y me acuesto frente a él. Tomó su mano y la pongo alrededor de mi cintura. Pongo mi mano sobre la suya. Empujó las nalgas hacia atrás y lo siento detrás de mi. El lentamente se hace un poco más para atrás.
Empiezo a mover su mano con la mía acariciadome el estómago. Lentamente hago que las caricias suban. Sus dedos empiezas a rozar mi pecho. Muevo su mano por mi costado hasta que empieza a acariciar mi pecho por un lado. Empiezo a acercar su mano a mi pecho. Sigo hasta que sus dedos están acariciando mi pezon, todo erecto.
Estoy toda mojada. Siento como me recorre líquido por las piernas. Mi papá me está acariciando.
Siento mi pezon atrapado entre sus dedos. No puedo evitar gemir. Rápido su mano se abre y trata de quitarla. Pero no lo dejo.
Llevo su mano a mi pecho y la aprieto. Siento sus dedos hundirse en mi pecho sobre mi blusa. Suelto su mano y el ya no la quita. Empiezo a jalar la blusa hasta que mi pecho queda al aire. Siento sus manos apretandolo. Lo acaricia, acaricia mi pezon. Y derepente, quita la mano.
– Hija… No…
– Shhh… Papi… ¿Te gustan?
– Si… Pero…
– Papi, ¿te gustan mis pechos? – llevo su mano a mi pecho otra vez. Lo acaricia.
– Si… Pero… Esto no está bien amor…
– No pasa nada papi.
– Eres mi hija… No esta bien…
– Papi. Yo quiero gustarte. Tu me haces sentir bonita.
– Tu eres bonita amor, ese no es el problema…
Me siento un momento, el también se levanta un poco, nervioso. Me volteo y le acarició la cara
– No pasa nada si me tocas los pechos papá. Si te gustan tocalos. No tengo problema con eso – me acerco a él mientras aprieto los pechos con mis brazos, resaltandolos más.
– Hija…
– Papi, yo te amo. A mi no me molesta, no lo veo mal. Soy tu hija, tu nunca me harías nada malo.
– Pero esto diferente…
– Papi, tocamos por favor – bajo los tirantes y dejo mis pechos al aire. Lo miro a los ojos con una mirada tierna. Mi papá traiga saliva nervioso.
– Están muy grandes.
– Jeje si Papi.
Mi papá estira la mano, nervioso, y agarra uno de mis pechos. Lo acaricia, lo aprieta un poco. Lo pesa.
– Muy grandes…
– ¿Te gustan papi?
– Si, están muy bonitos…
Gateo un poco hacia el y me siento en sus piernas. Lo tomo por la cabeza y lo acercó a mis pechos. Siento sus manos en mi cintura, y de pronto siento su aliento en mi pezon. Me recorre la electricidad desde el pezon hasta mi vagina. Siento como suelto un chorro, junto con un gemido.
Empieza a comerme los pechos. Mi papá, el hombre que me dio la vida, del que siempre estuve enamorado y tanto admire. Su boca está en mi pezon, lo lame, lo succiona. Con sus manos me jala para que me siente y quede sobre su pene.
Y ahí lo siento. Su pene erecto. Acariciando mi vagina. Sus manos empiezan a recorrer mi espalda. Estoy mojada a chorros. Su boca pasa de un pecho a otro. Hunde la cara en medio de ellos. Empiezo a moverme, a restregar mi vagina contra su ereccion.
La sensación es fuertisima. No puedo más. La manera en que lame mis pechos y sentir su ereccion me tienen al borde… Y suelto un gemido apenas ahogado con mis manos… Acabo de tener un orgasmo.
Quito su cara de mis pechos y empiezo a besarlo. Sigo excitada, creo que más que hace un momento. Y solo de sentir su boca y sus caricias. Quiero más.
Me bajo de sus piernas y rápidamente le jalo el short y el boxer. Y ahí esta.. Su pene. Duro. Erecto. Lleno de venas. Lo tomó con una mano. Tan suave al tacto. Mi papá solo gruñe de placer al sentir mi mano.
Emñiezo a masturbarlo. Se arquea y me aprieta los brazos. Lo está disfrutando. Veo como sale el líquido seminal, esta mojadisimo.
Ahora solo tengo una idea en mente. Quiero tenerlo dentro, pero también quiero probarlo. Me acerco un poco y lo mentó en mi boca.
Mi papá me toma de la cabeza y me empuja un poco, lo escucho intentar ahogar sus gemidos.
Me gusta. Lo acarició con mi lengua, lo chupo fuerte y lo muerdo un poco. Tan caliente, tan suave. Es grueso. Me cabe bien en la boca. Tiene buen tamaño. Sabe bien… O al menos eso siento.
Mi papá trata de alcanzar mis pechos. Me acomodo para que pueda acariciarlo. Con una mano acaricia mi pelo y con otra mis pechos. Aprieta mis pezones. Estoy mojadisima. Estoy haciéndole un oral a mi papá.
– Ay hija – siento a mi papá estremecerse. No, todavía no quiero que termine.
– No termines, esperate papi.
Me recuesto en la cama y empiezo a bajarme la Falda y el panty. Estaba por incorporarme cuando siento sus manos en mis piernas, abriendolas. Me dejó llevar. Sus manos acarician mis muslos. Una de ellas llega a mi vagina… Siento que voy a explotar. Sus varoniles manos que tanto cariño me han dado ahora me dan placer. Me más turba mientras se pone sobre mi y me da un beso.
– Te amo papi…
– Y yo a ti corazón.
Empieza a besarme y baja poco a poco. Mi boca, mi cuello, mi pecho, mi estómago. Todo mientras no deja de masturbarme. Estoy mojada a chorros. Pocas veces me había mojado así.
Siento su boca bajando por mi pubis y abro las piernas todo lo que puedo. Hasta que siento su lengua sobre mi clitoris. Otro gemido ahogado por mis manos. Estoy que reviento. Su boca besa mis labios y su lengua acaricia mi clitoris. Siento la electricidad recorrer mi cuerpo. Empujó mi cadera hacia arriba y aprieto su cabeza con mis piernas. El me acaricia las piernas y las nalgas. Sigue castigando a mi clitoris con su lengua y no puedo más. Me arqueo y tapó mi boca con una mano mientras con la otra empujó su cabeza.
– ¿Que pasa amor?
– Ay papi. Termine tan rico.
– Que bueno mi amor.
– Papi…
– ¿Que pasa amor?
– Metemela – le digo casi desesperada. Ese orgasmo no me calmo, solo me calentó mas.
– Hija…
– Papi, ya estamos aquí, por favor
Titubea, voltea a ver su pene, duro, y tan cerca de tu vagina… El también está muy exitado, veo como casi gotea su pene. No espero a que decida y tomo su pene y lo acomodo a la entrada de mi vagina. Mi papá me mira a los ojos, me besa y empieza a penetrarme.
Su cabeza empieza a abrirse paso en mi mojadisima vagina. Sin esfuerzo. La sensación es demasiado fuerte. Araño su espalda mientras ahogo mis gemidos. Quiero gritar. Me gusta demasiado lo que estoy sintiendo.
Siento como palpita su pene. Lo siento temblar. ¿O soy yo? Creo que los dos estamos muy excitados y calientes. Yo se que lo deje a punto de terminar.
Abro las piernas para abrazarlo con ellas. Lo quiero todo adentro. El se mueve lento, no se si todavía esté pensando en lo que está pasando. No quiero que piense, quiero que disfrute. Aprieto mi vagina y lo escucho gruñir. A todos les encanta que haga eso
Lo empujó con mis piernas para que acelere. Empieza a penetrarme mas duro.
– Estas tan rica, no mames, que apretada estas.
– ¿Te gusta papi? – lo aprieto más.
– Ah, no mames.
– ¿Que papi?
– Que rico – dice apenas mientras gruñe.
Siento como su pene se contrae, casi termina, y no quiero eso todavía.
– Esperate papi – lo empujó y sale de mi. Su cara se desdibuja.
– Hija, yo…
Me siento y le doy un beso. Me volteo rápido y me pongo en cuatro.
– Ay mija
– ¿Te gusta papi?
– Si, te miras bien rica.
– Metemela papi
– Mija, la verdad ya voy a terminar.
– No papi, todavía no, metemela así. Siento sus manos en mis nalgas, las acaricia, acaricia mis piernas. Debe estar contemplando a su hija lista para ser cogida. Entonces siento su pene entre mis nalgas. Gimo. Empieza a penetrarme lentamente.
– Papi, no te detengas, termina.
– Mija…
– Ay papi, yo ya terminé, termina tu tambien. Quiero darte el gusto.
Y entonces siento como aprieta mis nalgas, empieza a penetrarme rápido y duro. No se está conteniendo.
Lo escucho gemir. No intenta esconderlo. Yo tampoco. Estamos gimiendo a todo volumen. Siento su pene entrar y salir, su panza chocando con mis nalgas. Mi vagina mojando se a chorros. Estoy al punto de otro orgasmo. Y entonces lo siento. Cada chorro golpeandome dentro. Y grito. No puedo detenerlo. Fue demasiado.
Estoy temblando. Siento sus manos en mis nalgas, el también tiembla.
– Ay papi…
– Mija…
– Que rico papi. Me gustó mucho. Me encantó.
– A mi tambien. Estas bien rica amor.
– Te amo papi. Te amo mucho.
– Y yo a ti amor. Te amo mucho.
Ninguno de los dos se mueve. De pronto me doy cuenta que gemimos como si no hubiera nadie en la casa. Poco a poco el pene de mi papá pierde la erecxion y se sale.
– Necesito limpiarme.
– Si hija.
Me pongo la blusa rápidamente y me paro apretando para que no se me salga nada mientras me pongo la falda. Tomo la panty y salgo del cuarto a paso rápido al baño.
Mi esposo me mira de reojo y sigue viendo la tele. El volumen está muy alto.
Salgo del baño y me mira sonriendo.
– Se escuchaba rico el show pero tuve que ahogarlo con la televisión.
– Ay mi amor, gracias – le di un beso en la boca mientras el me abrazo por la cintura.
– ¿Y? Vas a tener que contarme a detalle por qué me lo perdí.
– Ay papasito, ahorita te digo, esperame tantito.
Regrese al cuarto y mi papá ya estaba dormido. Solo con su bóxer puesto. La cama empapada. Pobre, quedó exhausto. Yo también. Agarre una toalla y seque lo más que pude la cama.
Le di un beso
– Te amo papa.
Acababa de coger… No, hice el amor. Hice el amor con el hombre que más he amado. Y fue maravilloso. Imposible de comparar esos orgasmo que tuve.
Salí a la sala y mire a mi otro hombre único en la vida. Mi cómplice. Siempre al pendiente de mi. Lo siento por el, ya no puedo recibir otro pene. Quedé cansada.
¿O si podré?