Mi nuevo trabajo limpiando casas
La crisis del covid19 había hecho que dejara mi trabajo de modelo y cogiera cualquier cosa para sobrevivir, y empecé a limpiar casas en la empresa de una amiga. Mi primer día no lo olvidaré nunca. Me tocó ir a la costa, a una zona llena de chalets cerca de la playa. Por suerte mi amiga me dejó el coche de empresa, sino no se como hubiera llegado hasta allí. Usé el código que me dio y entre en aquella casa que parecía sacada de una revista de decoración. Ella me dijo que el dueño de la casa quería siempre chicas jóvenes, imagino para alegrarse la vista mientras limpiábamos aquella mansión. A mi me daba igual, estaba acostumbrada a que me mirasen, desde jovencita que queria vivir de mi imagen y por eso me presenté a todas las agencias que pude en cuanto mis padres me dieron su permiso. Una vez dentro de la casa me sorprendió lo limpio que estaba todo, saludé en voz alta, pero al parecer no había nadie, así que me fui a la cocina y busqué todo lo necesario para trabajar. Hacía mucha calor, así que solamente me quede con la bata del uniforme, sin nada debajo, aprovechando que nadie podía verme. Repasé toda la cocina y el baño de abajo, y viendo que todo lo demás estaba perfecto subí al piso de arriba. Una vez allí entré en una gran habitación de matrimonio, con la cama deshecha y me dispuse a arreglarlo todo. Recogí unos bóxers del suelo, se veían muy modernos de color negro, imaginé que el dueño no debía ser muy mayor pese a que no vi ninguna foto de él en la casa. Fantaseando no pude evitar acercarlos a mi cara y notar su aroma, olía a hombre limpio y joven. Me excitó hacerlo y casi sin darme cuenta los metí en mi bolsillo. Hice la cama y fui al lavabo, donde me encontré con una sorpresa! Había un hombre desnudo en la ducha…por eso no me había oído. Era un hombre muy atractivo, y justo en cuanto entré se estaba enjabonando el pecho, dejando ver de perfil una erección. Sin querer choqué contra el interruptor, y la luz del baño se encendió delatando mi presencia.
-Eres la nueva? me dijo. -Enseguida salgo
Yo sin decir nada salí y continué arreglando la habitación, pero el corazón se me iba a salir del pecho…limpié la mesita y la papelera, y pude ver un preservativo usado dentro. Al parecer había tenido compañía aquella noche. En aquel momento salió secándose sin pudor alguno. Iba completamente desnudo y pasaba la toalla por su cara.
-Perdona si te he asustado, no he oído la puerta. Me dijo sonriendo. Noté un calor subiendo por mi pecho y ahora mis pezones se marcaban en aquella fina bata azul.
Eres muy joven. Me miró de arriba a bajo. Y muy guapa. Mejor. Prefiero tener buena compañía.
-Seguiré limpiando. Dije sin parar de mirar su cuerpo mojado y su pene semi duro.
Pero él me agarró por la muñeca con firmeza y me sonrió. -Prefieres limpiar? O quieres quedarte? En ese momento su mano húmeda bajó por mi cintura hacia mi culo, y pude notar como sus dedos se deslizaban entre mis piernas, delatando mi excitación.
-Vaya, no llevas nada debajo…mejor. Acercó sus labios a los míos y pude notar el sabor de su lengua entrando en mi boca, su barba acariciaba mis labios y su otra mano ahora reposaba sobre mi pecho, desabrochando los botones de mi bata de trabajo. Su boca bajó por mi cuello descansando en mi pecho, mientras buscaba mis pezones, ahora completamente duros y sensibles al tacto con su boca, deseando ser lamidos por aquella lengua experta. Se arrodilló a medida que su boca buscaba mi sexo, y apretó mis muslos contra su cara, metiendo su lengua firmemente entre mis piernas, buscando mi clitoris ahora rígido de placer, y pasando una y otra vez por mis labios calientes y mojados.
Metió su dedo índice dentro de mi, mientras su lengua me exploraba y yo ahora agarraba con fuerza su cabeza como si quisiera tenerle completamente dentro de mi. Jadeaba y lamía mientras yo gritaba de placer, se notaba que disfrutaba haciéndome suya, y yo estaba completamente rendida a aquel guapo desconocido que tenía entre mis piernas. Se incorporó levantando mi cuerpo completamente del suelo, mientras su lengua seguía dentro de mi y mis piernas lo rodearon agarrándome a su fuerte espalda. Podía notar el vello de su pecho contra mi culo, el solo roce de sus dedos me hacía estremecer, y me puso contra la cama, dejando su pene duro y brillante delante de mi. Empecé a lamerlo disfrutando de su sabor, pero el rápido quiso meterlo dentro de mi garganta, empujando hacia dentro como si desease partirme en dos. Su polla entraba y salía de mi boca mientras sus manos apretaban mis pechos, podía notar sus grandes huevos contra mi rostro, a veces aprovechaba para lamerlos pero prefería centrarme en esa polla que me había hipnotizado desde el primer momento. Yo agarraba su culo firme con mis dos manos mientras él disfrutaba viendo como engullía su miembro cada vez más profundamente. Recordaba aquel preservativo lleno en la papelera y me preguntaba si sería capaz de llenarme así también. Sacó de mi bolsillo sus boxers y sonrió al ver que los había guardado. Me los puso en la cara, introduciéndolos en mi boca mientras me daba la vuelta, poniéndome a cuatro patas contra la cama. Quería tenerme a su merced y yo quería que me sometiera, era la experiencia más excitante que jamás había vivido, y él sabía que podía hacer conmigo lo que quisiera. Noté como su polla entraba con decisión dentro de mi, y empecé a sentir sus embestidas y su cuerpo contra el mio una y otra vez, chocando contra mi espalda, mientras que sus manos se debatían entre pellizcar mis pechos o rozar mi clítoris, mientras yo me llenaba de él. Notaba cada vez más su polla dura en mi interior, no creía que pudiera abarcarla toda, pero él conseguía dilatarme y estremecerme con sus movimientos. Noté un calor muy intenso en mi interior y sabía que él buscaba eso, y con una vibración sorda empecé a correrme sobre sus manos, que cada vez se movían más y más rápido buscando mi placer. Él volvió a girarme y se puso encima de mi, sacando sus boxers de mi boca y metiendo su polla entre mis pechos empezó a masturbarse freneticamente mientras se corria sobre mi boca aun abierta. Saco suavemente su polla y me la ofreció, y yo diligentemente la dejé completamente exhausta y relajada. Limpió cuidadosamente su leche de mi cara con sus boxers y me dijo…Puedes quedartelos. Sonrió y volvió a meterse en la ducha. Yo sin decir nada más, me vestí, acabé las pocas tareas que quedaban y me marché sin decir nada más…
Al salir mi amiga me había enviado un mensaje: Has disfrutado con el? Te dije que esa era para ti. Mejor eso que limpiar, no?
Entonces entendí que acababa de tener a mi primer cliente. Este fue el primero de muchos y mi carrera empezó a despegar a partir de aquél dia.