Otra vez hice cornudo a mi esposo

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Este es un relato acelerado de como volví a tener relaciones sexuales con otro tío delante de mi marido y con su consentimiento.

Ya os conté en el anterior relato como empezó mi noche de bodas. Jonan, compañero de trabajo, me folló haciendo que me corriera hasta tres veces, delante del cornudo de mi recién estrenado marido. Él lo había gozado también como lo demostraba el hecho de que se había corrido en los calzoncillos, viendo como le daban caña a su mujercita. La noche acabó como os podéis imaginar: mi marido consumó el matrimonio para después contemplar como su mujer volvía a gozar con el miembro de aquel jovenzuelo entre sus piernas, agrandando su cornamenta.

Los doce meses posteriores a mi boda fueron un auténtico frenesí sexual. Lo mismo lo hacía con mi marido que con mi amante. También con los dos a la vez. Jonan empezó de forma tímida a hacerme el amor cuando Max se lo pedía, pero acabó usándome como a una puta, cuando le apetecía. Era capaz de presentarse en casa en cualquier momento y obligarme a realizar los más depravados actos sexuales que se le pasaban por la cabeza. Un fin de semana que Max estaba en un congreso, se presentó en mi casa siendo aún de madrugada, con evidentes síntomas de intoxicación. No quise abrirle la puerta y le amenacé con decírselo a Max. No volvió a tocar el timbre, pero cuando por la mañana fui a sacar a nuestro perro a pasear, me lo encontré tumbado en la puerta del garaje. Sentí pena por él y también hay que decirlo, me noté mojada pensando en su miembro viril, aunque sabía que no haría nada con él porque estaba menstruando. Me lo entré a la cocina para prepararle un café. Aún estaba un poco colocado, pero eso no le impidió cogerme de espaldas, me bajó las mallas y me arrancó el tanga. Me pasó la lengua por el chumino como para lubricarme, sin darse cuenta del hilo de algodón que colgaba de mi vagina. Cuando se apercibió de la situación, el muy animal, me volteó, se sacó la polla y sin pedirme permiso alguno, me la metió hasta la garganta, forzando mi boca hasta que el muy cerdo derramó todo su esperma en mi boca.

Después de un año siendo su amante, Jonan se cansó de la situación. Empezó a tener relación con una chica y llegó incluso a marcharse de la empresa.

Nunca más volvimos a verlo. No daba señales de vida cuando Max intentaba contactar con él. Al principio notaba un cierto vacío en mis relaciones sexuales. Max me propuso visitar algún club swinger donde pudiera encontrar algún macho que satisficiera mis deseos carnales y con ello disfrutar también él, pero siempre me negué. Me centré en la relación con mi marido, que ya he comentado que siempre había sido placentera.

Ha pasado el tiempo y hace poco recibí una noticia inesperada. No lo buscaba, pero tampoco intentaba evitarlo. Me quedé en cinta. Ahora sí que seré una auténtica milf. Los dos primeros meses de embarazo fueron terribles para mí, con los síntomas típicos de muchas de las embarazadas. Poco a poco fui recobrando la normalidad, si se puede decir así. Ir a trabajar, de compras e incluso asistir a eventos y fiestas.

Hace poco, ya con una barriguita más que notable, una noche veraniega después de cenar le pedí a Max que me llevara a una conocida terraza chill out donde suele haber música en directo y baile. Vestida para la ocasión con un vestidito vaporoso, pero que marcaba mi vientre prominente, unas sandalias de tacón medio y exclusivamente un tanga de hilo dental blanquito que tapaba mínimamente mi pubis, sin sujetador que me molestaba mucho ya que mis pechos habían crecido enormemente, duros y con un gigantesco pezón ennegrecido.

Estábamos sentados en un sofá, cuando se plantó ante nosotros un chico alto, delgadito, bronceado, con barbita de días, pero cuidada, y unas gafitas redonditas de intelectual. Sí, era Jonan. Iba acompañado de una chica igualmente delgada, con el pelo muy corto y ropa un tanto hippie. ´

Después de los saludos típicos de rigor empezó la auténtica conversación

-Mariló, esta es la pareja de la que tanto te he hablado, dijo Jonan dirigiéndose a su acompañante y ante la cara de duda de su acompañante el chico añadió. La tía que me follaba delante de su marido.

– Encantada chicos, respondió ella. Jonan me ha hablado muuucho de vosotros.

-Espero que bien, dije yo.

-Por supuesto. Jonan siempre dice que contigo ha echado los mejores polvos de su vida.

-Me alaga eso, respondí al tiempo que sentía las primeras humedades de mis bajos.

-Me acompañas al lavabo, me dijo la chica tendiéndome la mano.

Los dos hombres se quedaron entonces solos.

-Pero que buena que está tu mujer Max. Está muy, pero que muy rica.

-Sigues siendo un cerdo depravado Jonan. Veo que no has cambiado

-Al revés, aún soy más puerco si cabe.

-Te la follas habitualmente a la chica.

-Mariló, es una guarra. Es bisex la tía y montamos unos saraos que te cagas. Lo mismo me come la polla a mí, que se come la chirla de una titi, mientras le dan por el culo.

-Brutal, ¿no?.

-Si yo te contara. Por cierto. ¿Es tuyo el bombo de Raquel o te la han dejado preñada?

-¿Tú que crees?

-No sé tío. En aquella época eras muy cornudo. Me follaba a tu mujer cuando me petaba y no sé si era yo el único, porque la piba resultó ser bien puta también.

-Eres un cabrón Jonan.

-Oye que fuiste tú quien me pidió que me follara a tu mujer. Por cierto, vaya tetorras que se le han puesto. Está para meterle un buen par de pollazos. Me la imagino puesta a cuatro patas, con el barrigón y las tetas colgando, con el chocho empapado de flujo suplicándome que se la meta hasta el fondo y cuando se lo deje lleno de lefa, tú irás corriendo a comerle la cuca empapadita, ¿verdad? Con lo que te gustaba mi leche. Mírate, se te ha puesto dura la picha solo de escuchar lo que le haría a tu hembra.

En ese momento aparecimos Mariló y yo.

-¿Has visto Mariló que tetas más ricas tiene Raquel? Dijo Jonan.

-Vas un poco lanzado Jonan, ¿estás caliente? ¿te has puesto cachondo al verme? Le dije al chico

-No solo yo querida, me respondió Jonan. Mira el paquete de tu marido, guapa. Está así solo de imaginarse lo que podría hacer contigo.

-Lo que daría por ponérmelas en la boca, contestó entonces la hippie, amasárselas bien y hacerle el especial de la casa, dijo Mariló.

-Mariló es una máquina con la boca. Te ordeña la leche en un plis plas, dijo dirigiéndose a Max, y una lengua capaz de batirte el flujo a punto de nieve, me soltó en el tono más soez posible.

Estaba claro que el ambiente se estaba caldeando. Aquellos dos no tenían ningún reparo en confesar las ganas de sexo que tenían, Max era evidente que estaba caliente pues el bulto de su entrepierna así lo demostraba y yo, bueno, mi tanga estaba ya empapada pensando en los maravillosos polvos que me había metido Jonan en el pasado.

-Raquel, ¿te gustaría que te diera una buena ración de polla?. Venga, lo estás deseando, seguro que ya has mojado el tanga. ¿por dónde te gustaría que te diera? ¿por el coño? ¿por el culo?

-Venga tío, te estás pasando le dije

-Hagamos un trato, ¿os comprometéis?

-Ya me conozco tus tratos dijo Max…

-Sácate las bragas y ponlas encima de la mesa Raquel. Si están secas, Mariló y yo nos levantaremos de estos sofás y nos marcharemos sin molestaros más. Si están mojadas quiere decir que te he puesto cachonda y que necesitas que te folle un buen macho con un buen falo.

-Yo también quiero dijo Mariló, al tiempo que introduciendo las manos bajo su amplia falda, sacaba un tanguita negro, y lo colocaba sobre la mesa de forma que se hicieran evidentes los síntomas de estar lefados y llenos de flujo.

-Perdonad chicos, pero una no es de piedra y menos cuando tienes a tu disposición una herramienta como la de Jonan, aunque esto pertenece a uno de los camareros, dijo Mariló pasando el dedo por los restos de semen y llevándoselo a la boca en un gesto superobsceno.volví

Miré a Max. Los ojos se le salían de las órbitas y la polla iba a reventar su pantalón. Estaba perdida. De hecho, creo el flujo ya traspasaba mi ropa interior y corría hacia abajo por mis piernas.

-Te atreves Raquel, continuó Jonan. Recuerdas lo perra que te ponías cuando te daba por el culo. ¿Cuántas veces me has pedido que te reviente el útero?. ¿Te acuerdas el día que obligaste a tu maridito, por primera vez, a dejar bien limpia la tranca que realmente te daba placer?. ¡Como chupaba el cabrón!

Max ya tenía la mano en el paquete sobándose la picha y Mariló, aunque disimuladamente ya que estábamos en público, tenía una mano bajo su falda, con un movimiento evidente de estar acariciándose la vulva.

-¿No puedes negar que deseas mi polla?, continuaba Jonan. ¿Recuerdas el día que tenías la regla y no me dejaste que te follara?. Menos mal que estaba bastante fumado y no te hice caso. ¡Como gritabas! ¡Menuda zorra!, ¡Como lo disfruto aun estando con el período!

-Eso no es verdad, le solté medio enfadada. No llegaste a follarme el coño. Casi te comiste lo que ya sabemos, aunque si que es verdad que después me diste un buen biberón.

-¡Como lo recuerdas eh, putita!. ¡Como sabes quién es tu macho de verdad! Que ganas tengo de darte toda la polla que te mereces guarrilla y no te preño porque ya lo estás. Seguro que has pensado que te gustaría que hubiese preñado yo. No te resistas más, pon aquí encima tu tanga y comprobemos quien tiene razón.

Miré a la gente de mi alrededor. Había mucha gente pero nadie parecía reparar en nosotros. Me fijé en la chica de la falda hippie. Seguía con sus movimientos rítmicos de mano al tiempo que se mordía el labio. Miré a Max, la cremallera de su pantalón estaba bajada y se entreveía el cabezón de su pene por encima de los gayumbos.

-Voy a destrozarte el coño Raquel. Lo sabes, lo deseas. No tienes alternativa, vas a convertirte en mi puta esta noche. Tu culo va a ser mío y le vas a dar mucho placer al cornudo de tu marido, continuó Jonan con su discurso

Ya no podía resistir más. O nos íbamos nosotros o acababa sometida a la voluntad de Jonan y sus depravadas intenciones. Decidí quemar el último cartucho que me quedaba, aunque a decir verdad lo hice de forma poco convincente.

-Max, ¿estás escuchando todo lo que está diciendo?. ¿no tienes nada que decir tú?

-Sí, dijo Max, con una voz entrecortada, con evidentes síntomas de estar muy excitado. ¡Quítate de una puta vez las bragas y ponlas en la mesa!.

-Max

-Ponlas en la mesa y que todos podamos comprobarlo

Ya no había porqué disimular. Con cierto desesperó, abrí mi vestido, tiré de los elásticos del tanga e imitando el gesto que había hecho antes Mariló, coloqué mi tanga junto al de la chica de forma que todos pudieran comprobar mi situación

-¡Madre mía! Gritó Mariló. No he visto nunca unas bragas tan jodidamente empapadas. Quiero ese coño para mí.

-Lo sabía Raquel, me dijo dulcemente Max. Nunca has podido olvidar el sexo con Jonan. Vuelvo a ser cornudo

-¡Anda zorra!. Prepárate para lo que llevas tanto tiempo deseando. Esta noche te voy a dar tanta polla que no te lo imaginas.

¿Merece la pena que siga? .

Raquel