Con mamá y mi mejor amigo
—¡En absoluto Adri! El que veáis porno es normal a vuestra edad. Ante todo te agradezco la confianza que has depositado en mí al contármelo.
—Me daba un poco de miedo que me regañases —le confesó su hijo.
—¡En absoluto Adri!
Así Susana se levantó y abrazó a su único hijo.
—Me alegra que te lo hayas tomado tan bien, para mí es un alivio saber que me comprendes y explicártelo también, aún me atormenta un poco la idea de ser gay.
—¿Y si lo eres qué pasa? —preguntó Susana para sorpresa de Adri.
—Bueno, supongo que no pasa nada, ¿no? —dijo él no muy seguro de su respuesta.
—Pues exacto, no pasa nada, hay muchos chicos que lo son. Aunque también te digo que a tu edad aún no se sabe bien qué es uno o que no es, para que lo entiendas te contaré algo que nunca te he contado…
«Yo tenía más o menos tu edad e iba a clases de recuperación con una amiga de la abuela. Ésta mujer tenía gatos y vivía sola, no se había casado, pero era un encanto de mujer.
Un día recuerdo que se lo pregunté. Y ella simplemente me dijo que los hombres no le interesaban… Yo no podía creerla, pues yo era joven y ya sentía curiosidad por los chicos, recuerdo que lo hablaba con mis amigas y bueno tonteábamos con alguno.
Pero Catalina, o Cata, como así la llamaba yo. Nunca se había casado y cuando le pregunté por sus novios me dijo que alguno había tenido, pero sin más detalles.
Recuerdo que me trataba muy bien y siempre tenía bizcocho cuando iba a estudiar con ella. Me besaba y me acariciaba mi largo pelo.
Pero un día sentí que sus besos eran más íntimos, no sé cómo explicarlo. Esa tarde se centró en mí y estuvo muy cerca. Yo sentía su aliento en el cuello mientras me explicaba.
Entonces me besó allí y sentí escalofríos. Luego me preguntó si me molestaba y le dije que no, así que me volvió a besar con más fuerza y sentí más escalofríos…
Me abrazó y mirándome me besó en la boca, yo sabía que eso no era “normal” y me asusté, pero ella me dijo que no tuviese miedo. Estaba muy nerviosa, pero ella era tan dulce que no me sentí atacada en ningún momento. Esa tarde sólo nos besamos pero en las tardes siguientes prosiguió con sus acercamientos.»
—¿Era lesbiana? —la interrumpió Adri.
«Sí, yo ni sabía lo que era eso por aquel entonces. Pero sus caricias no me importaban, ni sus besos, sólo pensaba que me amaba, pero de otra manera, como no había tenido hijos o hijas yo era como esto último, la hija que nunca tuvo.
Así una tarde me llevó a su cuarto y se desnudó delante de mí, luego me pidió que hiciera lo mismo y yo accedí. Me hizo recostarme en la cama y bueno, te puedes imaginar, me hizo el amor de mujer a mujer.
¡Yo no podía creer lo que estaba haciendo con ella pero me gustó! Así que como tú, pasé unos días de dudas y cuando volvía a la semana siguiente repetí.
Nos amábamos mucho Adri, tanto que tu abuela comenzó a sospechar y un día fue a ver qué hacíamos y obviamente nos pilló en pleno acto.
Recuerdo que nos vestimos como pudimos y cuando ella salió a la puerta a recibirla tu abuela digamos que no fue muy delicada, al verla despeinada le dio una bofetada que pude oír desde su salón. Luego entró echa una furia y me recogió de allí tirándome de la mano.
Me sentí culpable por todo aquello, tremendamente culpable y la eché de menos durante mucho tiempo. Hasta dudé de mi sexualidad, pero luego conocía a tu padre y me enamoré de él. Redescubrí el sexo, pero esta vez con un hombre y olvidé aquella historia. Había disfrutado con una mujer, pero me sentía atraída por los hombres, por eso Adri, no quiero que te pase lo que a mí. Explora con Marcos y si no es lo que te gusta, pues ya cambiarás más adelante.»
—Jo mamá, ¡vaya historia! —dijo Adri sonriendo.
—Es tan buena como la tuya, ¿a que sí? —rio la madre…
Era ya muy tarde cuando terminaron de contar sus historias, así que dieron las buenas noches y se acostaron…