¿Los celos de una madre o de una mujer?

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CELOS DE MADRE O DE MUJER

Dicen que en la vida hay que estar preparado, para las situaciones que se han de dar, sean buenas, malas o feas. Pero cuándo debes enfrentar nada menos que a los celos de tu propia madre ¿Qué podemos hacer?

Sinceramente, a mis 20 años, nadie me preparó para lo que iba a ocurrir esa noche de setiembre, cuando llegué a casa pasada la media noche. Tal vez fue culpa de mi exceso de libertad, por lo que me volví muy confianzudo en mi actuar, pero yo no esperaba llegar a casa y encontrar a mi madre con su bata de dormir puesta y sentada en el sofá de la sala, esperándome con una mirada llena de coraje y con un ceño de querer matar a alguien.

No era la primera vez que llegaba tarde a casa, de hecho, llevaba varios meses haciéndolo y nunca había tenido problemas con mi madre por este actuar. De hecho, desde que mi padre nos abandonó cuando yo tuve 12 años y mi madre de nombre Brenda, comenzó a trabajar arduamente, para seguir dándome una educación en colegio privado, sin renunciar a nuestro costo de vida, que teníamos cuando el infeliz de mi padre vivía con nosotros. Dado esta libertad forzosa por el motivo de trabajo de ella, yo a esa edad comencé a quedarme más tiempo solo en casa y muchas veces llegaba algo oscurecido, cuando salía del colegio, porque estudiaba en turno tarde, llegaba a mi casa alrededor de las 8 o 9 de la noche, y mi mamá siempre llegaba a las 10 o a veces las 11 de la noche.

De mi madre que les puedo decir. Ella tiene ahora 41 años, mide 1.65, piel trigueña clara, un cuerpo bien trabajado por el gimnasio, en sus épocas de ama de casa, siempre iba al gym un par de horas diarias, unos pechos medianos, pero bien atractivos, una colita, aunque no de infarto, pero si bien tonificada. En cuanto a su vida privada, ella siempre ha sido muy coqueta, en especial muy amigable con cuanto tipo se le acercará y en especial, desde que se divorció, el círculo de amigos se incrementó.

Precisamente uno de estos dizques amiguitos, llegó a la casa a los 3 años que estábamos solos, pero la noche que nos presentó mi madre a ambos, la velada terminó de la peor de las reuniones. Recuerdo que este infeliz no me cayó bien, ya que quiso subir a mi cuarto a ver como estaba ordenado en mis cosas y quería ya de antemano, poner sus reglas, diciendo que, si iba a convertirse en el nuevo señor de la casa, debíamos obedecerle en todo. Por supuesto que a mí esto me cayó como una patada a mis partes genitales y terminé por rebatármele, pese a que mi madre, trataba de querer poner paños fríos.

Al final esa noche en vez de cenar un pollo asado con puré de papas y un champagne, ingerimos insultos, patadas y golpes. No hace falta decir que el invitado se fue de la casa, llevándose un buen recuerdo de quien se iba a convertir en su nuevo hijastro.

A la mañana siguiente ella no me dirigió la palabra en todo el día, es más ni siquiera fue a su trabajo, yo tampoco fui a la escuela, ya casi por la noche, se me acercó y me dijo porque tuve ese actuar la noche anterior. Yo le respondí que no quería verla con nadie y le recordé la promesa que le hice, cuando nos abandonó mi viejo, que yo siempre sería para ella, hasta cuando llegué a viejita y que no necesitaba una compañía que solo quisiera separarnos o hacernos pelear. Mamá luego de escucharme solo me llamó la atención cariñosamente, pidiéndome disculpas por lo sucedido, y que en adelante no llegaría nadie más a la casa. Nos abrazamos y en el acto, llamó al celular de aquel tipejo y le anunció la rotura de su compromiso. Después de ese episodio, seguíamos con nuestra vida cotidiana, yo en mis estudios y el gimnasio y ella en su trabajo, su casa y cero amigos.

Pero esa noche era diferente. Su postura, sus gestos, denotaba más que mil palabras. Mi madre estaba echando humo como dragón, y yo parado frente a ella, como un sapo asustado cuando ve a una serpiente.

La primera frase que ella emitió, cuando estuvimos cara a cara fue:

_ “VIENES DE ESTAR CON ESA CHICA, VERDAD”.

_ MAMÁ YO …

_ NO QUIERAS VERME LA CARA, SERÉ VIEJA PERO NO ESTÚPIDA …

Como dije, si tan solo con verla, me orinaba de miedo, al escucharla, hizo que terminara por cagarme completo de terror. Recuerdo perfectamente todas las sensaciones que pasaron por mi cuerpo en ese instante. Me quedé mudo, las palabras salieron de mi boca; en mis oídos parecía que se habían roto los tímpanos, mis manos y mi frente estaban llenas de sudor, mis rodillas temblaban como gelatina y mi vista se nubló como si estuviera a punto de quedar ciego. Creo que los golpes que recibí aquella noche por parte del ex pretendiente de mi mamá, se quedaban chicos ante las palabras de aquella.

A pesar del impactó me mantuve de pie frente a Brenda. En verdad creí por un momento que tal vez sus palabras eran de una madre que solo quería proteger a su cachorro, pero su intención de hablante, denotaba otro sentido.

¿Pero por qué esa reacción, de saber si estaba saliendo con Jaqueline, la hija de su mejor amiga? ¿Por qué? Acaso no le daba gusto que comenzará una relación con la primogénita de su amigota del alma.

Jaqueline es una chica de 21 años. Es rubia y de ojos marrones claro como yo, sus pechos no son muy grandes para una chica de su edad, pero su trasero es un verdadero pecado mortal, redondo y firme, firme y suave para sus años.

Yo es que nunca hubiese tenido muchas novias, pero después de que mi madre, terminará con el tipo de esa noche y yo prometerle que siempre estaría a su lado, eso antes de conocer a Jaqueline, había salido con dos chicas de mi etapa de secundaria. Pero ninguna de esas dos, llegó a algo serio, ya que mi madre me prohibió que las trajera a casa. Cuando le pregunté por qué su incomodidad, ella me dijo:

_ ¿YA OLVIDASTE NUESTRO PACTO? YO NO TRAIGO A NADIE Y TÚ, TAMPOCO.

Ahora lo entendía todo. Yo orillé a mi madre prácticamente a tener que renunciar a su vida de mujer y ahora ella me estaba reclamando, que porque tú sí y yo no. Pero ¿por qué ese despreció a Jaqueline? Porqué aquel día que estábamos desayunando, le comenté que ella y yo empezábamos a conocernos y su mamá, la señora Mirtha, sabía y aprobaba lo nuestro. Para que dije eso, mi madre se levantó hecha una fiera y me dijo que esa chica, no debe entrar a esta casa y que, si de verdad la amaba a ella, que terminará ese compromiso.

Han pasado 4 meses desde que le conté lo de mi relación con Jaqui y las cosas aun no mejoraban entre mi madre y yo. La joven susodicha la convertí en mi amante y lo mejor era que no teníamos que ir casi nunca a un hotel o cualquier otro lugar donde nos expusiéramos. Doña Mirtha me permitía el pase a su casa y ella salía con el pretexto de ir a comprar algo o hacer alguna cosa, dejándonos solos por casi 3 horas o si era posible toda una mañana o tarde.

Mi madre ya conocía de mis escarnios sexuales con Jaqui, no sé si se lo dijo su propia amiga o su intuición de mujer se lo decía, lo que, si era cierto, es que Brenda, estaba hecha una histérica cuando me pregunto si yo venía de estar con ella. Yo como un caballero que defiende a su damisela, le dije que sí.

_ AYYYYYYYY NOOOOOOOO. POR QUÉ, POR QUÉ.

_ MAMÁ, ¿QUÉ TIENE DE MALO QUE ESTÉ CON JAQUELINE?

_ ES QUÉ NO PUEDES Y TAMBIÉN ….

_ TAMBIÉN QUÉEEEEEEEEEEEEEEE

_ NO QUIERO QUE ESTÉS CON ELLA. ME HAS ENTENDIDO, TE LO PROHIBO

Mi madre comenzó con sus gritos sin dar señales de parar, y yo no hacía más que escuchar o mejor dicho fingir escuchar pues el zumbido en mis oídos iba en aumento con cada palabra que salía de boca de ella. Yo parecía el soldadito de plomo de un solo pie, mirando inmóvil, pálido, pero con la cabeza firme, como Siddartha, cuando confrontó a su padre, para pedirle el permiso de abandonar la casa paterna e irse con los samanas. No había emitido una sola palabra y solo quería que esto se terminara. Por fin mi madre guardó silencio un momento y terminó el reproche diciéndome:

_ VETE A TU CUARTO. AHORA NO QUIERE VERTE, NI MENOS HABLAR CONTIGO.

Mi madre se levantó del sofá y se dirigió a su habitación, de repente sentí como si el aliento de vida, volvía a mi ser. Verla levantarse y no con ese rostro de molesta, más su mirada emitía una gran tristeza. Quiero que sepan lectores ya no me sentía culpable, pues en realidad no creí que lo que hacía fuera algo malo. Quería defenderme, exigir explicaciones, contestarle a mi madre y que sus miedos o, mejor dicho, que cosa pasaba con ella. Decirle que Jaqueline no era ninguna mujerzuela y que, si aquel juramento era el motivo, por el cual ella no tenía compromiso, pues era hora de liberarla de aquella sumisión.

Así que, si yo como hace tres años, fui el causante de que ella no quisiera buscar a un compañero, ahora vas a recuperar tu libertad. No sé qué demonios me ocurrió, o mejor dicho que carajos hice, pero en ese instante corrí hacia ella y la abrasé por la espalda, volteándola cara a cara hacia mí.

Vi sus ojos bañados en lágrimas y pensé en defender la honra de mi novia, en decirle que quedas libre de aquella promesa que nos hicimos cuando terminaste con aquel hijo de puta, pero mis labios y mi mente no coordinaban en nada, sólo ese momento pues lo único que dije fue:

_ “JAQUI ES SOLO UNA ILUSIÓN, PERO A TI TE AMO MADRE, NO LO PUEDE ENTENDER”.

Acto seguido puse mi mano libre para tomar de la nuca a mi madre y acercar su cara a la mía, y mis labios comenzaran a besarla con una pasión insólita. Puse mis brazos alrededor de su cintura. Ella no se movía para nada. Su lengua correspondía a la mía dentro de su boca, aunque, podía sentir como temblaba todo su cuerpo mientras yo la abrazaba y la besaba. Bajé mi mano de su cintura a sus nalgas y comencé a acariciarle su trasero, si aquel culo que años antes, algunos de sus amigos nocturnos acariciaban, ahora era mi turno.

No fue hasta que mis dos manos bajaron sobre sus nalgas y las comencé a apretar fuertemente tratando de separárselas para pasar una de mis manos sobre su ano, cuando ella por fin recuperó su razón. Pero era inútil, yo la tenía bien sujeta y mis manos no cesaban de tocar sus nalgas y su espalda. Nuestras bocas se separaron y ella recupero el habla, tras darme una cachetada bien fuerte.

— ¡HIJO! ¿ACASO TE HAS VUELTO LOCO? SOY TU MADRE, NO PUEDES HACER ESTO.

— NO ME IMPORTA MAMÁ, TE DESEO MÁS QUE A NADIE EN LA VIDA.

_ NO PUEDES HACER ESTO. VETE AHORA MISMO O LLAMARÉ A LA POLICÍA.

Aun así, seguí plasmando mis labios en los suyos. Ella no dejaba de resistirse, me pedía que me calmara. Mi boca buscaba cualquier punto donde posarse, fuera su cuello, su cara, su espalda, dónde sea, pero con tal que mis labios no dejaran un espacio libre de su ser femenino.

— POR LO QUE MÁS QUIERAS HIJO, ¡CONTRÓLATE! — ME DIJO YA CASI LLORANDO.

— MAMÁ, HACE AÑOS POR MI CULPA, RENUNCIASTE A SER MUJER, PERO AHORA QUIERO QUE ESTA NOCHE, VUELVAS A SERLO Y QUIEN MEJOR QUE LO HAGAS CONMIGO, EL HOMBRE QUE MÁS FIEL Y AMOR TE HA DADO EN EL MUNDO.

_ ADRIÁN, YO, NO SÉ SI DEBA.

_ LO QUE YO MÁS QUIERO ES QUE SEAS MI MUJER, MAMÁ ¿NO ENTIENDES QUE AQUELLA NOCHE, A ESE IMBÉCIL LO BOTÉ DE AQUÍ, PORQUE NO QUERÍA QUE TE TOCARÁ, TE HICIERA SU MUJER, TE LLENARA DE SU SEMEN, QUE TE DEJARÁ EN BOLA? NO, NO LO IBA A ACEPTAR.

_ ENTONCES ¿POR QUÉ ESTAS CON JAQUELINE? ¿POR QUÉ? PARA BURLARTE DE MÍ.

_ PORQUE ELLA ME HACE PENSAR EN TI. ME IMAGINO QUE ESTOY CONTIGO CUANDO ME LA CACHO A ELLA. PERO EN REALIDAD MIENTRAS LA POSEO, MI MENTE ESTÁ EN TI.

— PERO ESTO ESTÁ MAL HIJO, RECAPACITA, NO PUEDES HACER ESTO CON TU PROPIA MADRE.

— ELIJE DE UNA VEZ. — LE CONTESTÉ GRITANDO MIENTRAS LA TOMABA DE LOS BRAZOS Y LA ZARANDEABA — O TE VUELVES MI MUJER O SIGO HACIENDO MÍA A JAQUELINE. NO VOY A TERMINAR CON ELLA, A MENOS QUE TÚ QUIERAS OCUPAR SU LUGAR.

— NO GRITES POR FAVOR HIJO, QUE ALGUIEN PUEDE ESCUCHAR TUS LOCURAS. — ME CONTESTÓ YA EN OTRO TONO UN POCO DESESPERADO, COMO SI LA DECISIÓN QUE TOMARA, FUERA LA QUE VAYA A DEFINIR SU VIDA ENTERA.

— ENTONCES DECIDE AHORA MAMÁ. — LE SUSURRÉ AL OÍDO.

En ese momento mi madre dejó de luchar conmigo y yo dejé de apretarla y me limité a acariciar y abrazarla por la espalda. Comencé a besar su cuello, esta vez con más dulzura. Ella solo se dejaba besar.

_ NECESITO PENSARLO. ESTO QUE ME PIDES NO ES NORMAL — Me dijo mientras tomaba mi rostro entre sus manos y me acercaba el rostro para seguirme besando.

_ SABES HACE AÑOS, CUANDO PASÓ ESA PELEA CON RICARDO, POR UN MOMENTO TE ODIÉ, PORQUE PENSÉ QUE ACTUABAS DE UNA FORMA EGOÍSTA CONMIGO, QUE NO QUERÍAS VERME FELIZ. PERO LUEGO RECAPACITÉ Y AL VER TU ENTREGA, TU CUIDADO HACIA MÍ, QUE NO SALÍAS CON NADIE, SOLO POR ESTAR A MI LADO, HICIERON TAMBIÉN QUE SURJA UN SENTIMIENTO POR TI. MÁS CUANDO ME ENTERÉ QUE SALÍAS CON LA HIJA DE MI AMIGA, NO IBA A SOPORTAR PERDERTE Y QUEDARME OTRA VEZ SOLA. TÚ ERES TODO LO QUE ME QUEDA Y SIN TI NO PUEDO VIVIR.

Yo la abracé con ternura y delicadeza, la comencé a besar con más pasión, mordisqueaba suavemente sus labios y ella hacía lo mismo con los míos.

_ DE VERDAD MAMÁ, ERES LA ÚNICA MUJER QUE DE VERDAD DESEO ESTAR. — Dije y en seguida abrí su bata de dormir y comencé a acariciarle los senos.

_ ENTIENDO HIJITO, PERO ME DA MIEDO Y NO SÉ QUÉ HACER. — Tras decir esto su mano se estiró hacía mi pene que sobresalía debajo de mi jean. — PERO TENGO UNA IDEA. — Me dijo mientras desabrochaba mi pantalón y tomaba mi pene entre sus dedos, emitiendo un leve jadeo, al sentir la piel de mi falo, sobre sus yemas.

Su mano libre se posó sobre mi cabeza y me acarició como cuando era un niño, pero con la otra mano comenzaba a masturbarme. Yo ya había liberado sus tetas de su sostén y tocaba sus areolas rosaditas. Me dio un beso tan profundo y romántico, el cual después acercó su boca a mi oreja.

_ DÉJAME PENSARLO ESTA NOCHE CORAZÓN, Y MAÑANA TE DIRÉ SÍ ACEPTÓ SER TUYA O NO. PERO PARA QUE NO TE QUEDES INSATISFECHO PUEDO HACERTE EL SEXO ORAL PARA QUE TE VAYAS A DORMIR TRANQUILO. — No bien terminó su frase cuando apretó con fuerza mi pichula y la jaló hacia ella.

Mi madre, sin hacerse de rogar, se arrodilló frente a mí y me bajó los pantalones hasta los tobillos. Ahora el que temblaba era yo y podía casi sentir mis rodillas chocando de la excitación de ver a ella, así postrada ante mí con los pechos de fuera y acercando su boca a mi falo que palpitaba de deseos y ansiedad por estar dentro de ella. Lo único que pensé en el momento en que sus labios tocaron la punta de mi pene fue:

_ “ESTA NOCHE SERÁ TU BOCA, PERO MAÑANA SERÁ EL LUGAR DONDE CONOCÍ LA LUZ POR PRIMERA VEZ”.

Mi madre comenzó a lamer mi pinga, cubriéndola totalmente con su saliva. Pasaba de mis huevos a la cabeza rodeándola casi por completo. Sabía muy bien lo que hacía y por un momento me pregunté donde había aprendido a ser eso, pero después caí en la cuenta, que de tantos amigos con los que ella salía, debió haber disfrutado de sus penes en aquellas noches de arrechura.

Su boca estaba tibia y húmeda, su lengua jugaba con mi pene, mientras mi carne entraba y salía cada vez con más rapidez. Mi madre me la mamaba como si de eso dependiera su vida. Casi con ansias se la metía hasta su garganta. Los ruidos que hacía cuando le entraba completa me excitaban como nadie antes lo había logrado. Parecía que se estaba asfixiando, pero al mismo tiempo intentaba meterla un poco más profundo, aunque fueran unos milímetros más. Yo solo podía acariciar su cabello, que se enredaban entre mis dedos y gemir con sumo placer.

_ ¡OH MADRE! ¡OH MADRE! NUNCA ME LO HABÍAN MAMADO TAN RICO, — Decía con voz temblorosa.

Mi madre no dejaba de mirarme a los ojos mientras seguía chupando. Yo le repetía lo bien que mamaba. Pero cada vez me costaba más trabajo emitir palabras. Sabía que faltaba poco para que ya eyaculará.

_ ¡OH MAMÁ! NO AGUANTO MÁS MAMITA ¡ME VOY A VENIR EN TU BOCA!

En cuanto terminé de hablar, solté una descarga enorme de leche, a pesar de que acababa de tener sexo con Jaqueline, pocas horas antes. Ella se quedó como un autómata y había recibido toda mi descarga dentro de su boca, aunque ya un poco se diluía por las comisuras de sus labios.

Lo que quedó dentro de la boca, ella procedió a tragárselo como si se tratara de un manjar. Siempre mirándome a los ojos yo me sentía como un director de cine porno, que disfrutaba viendo a la actriz que ha terminado la escena, mirando a la cámara, con la cara llena de placer, al saborear semen.

Nos dimos un beso de buenas noches que duró solo unos pocos segundos y me fui a dormir solo esa noche. Me tomó un par de horas para conciliar el sueño, incluso creí que no dormiría esa noche, pero una vez que cerré los ojos me dormí como si fuera una piedra inerte.

A la mañana eran como las 8 de la mañana, el despertador de mi celular me sacó del reino de Morfeo y me levanté como un rayo de mi cama, apenas puesto un polo y un bóxer blanco. Fui directo a la habitación de mi madre y la encontré sentada en la esquina de su cama peinando su cabello. Ya no tenía su bata de dormir sino un babydoll negro que dejaba transparentar su divino cuerpo.

— BUENOS DÍAS HIJO. — Me saludó mi madre al escucharme abrir la puerta sin voltearme a ver.

— BUENOS DÍAS MAMÁ. — Contesté cortésmente y avancé hacía ella, al mismo tiempo que ella se ponía de pie y me dejaba ver su bella figura que aquella lencería ayudaba a complementar.

Me detuve a pocos centímetros de ella y por un momento creí que estaba soñando, que no era posible que mi más anhelada fantasía estuviera a punto de hacerse realidad. El rostro de ella se mostraba entre dudas y deseos y parecía que intentaba decirme algo, pero no sabía cómo hacerlo o tal vez no conocía los términos adecuados para esta plática matutina.

Fui yo el quien rompió ese incomodo silencio.

_ MADRE, YO SÉ QUE TIENES DUDAS SOBRE LO QUE PASÓ, PERO YA NO HAY MARCHA ATRÁS. DESPUÉS DE ANOCHE YA NO PODEMOS VOLVER A SER COMO ÉRAMOS ANTES, YA NO SOMOS SOLO MADRE E HIJO. AHORA VAMOS A SER …..

Ella no me dejó terminar, cuando comenzó a replicarme:

_ TENGO MIEDO HIJO, DE COMETER EL PEOR ERROR DE MI VIDA, SOLO POR TRATAR DE RETENERTE. PERO SI DEBO ELEGIR ENTRE DEJAR QUE SEAS LIBRE CON OTRA CHICA Y ESTAR A MI LADO, COMO SI FUERAS MI PAREJA, POR SUPUESTO QUE ACEPTO LO SEGUNDO.

Al decir esto dejó de temblar y su voz se tornó más segura y comenzó con su explicación verbal.

— SABES DESDE EL DÍA QUE TU PADRE NOS ABANDONÓ, YO TRATÉ DE OLVIDAR SU PRESENCIA SALIENDO CON OTROS HOMBRES. RECORDARÁS QUE SIEMPRE TE DECÍA QUE ME QUEDABA HASTA TARDE POR MOTIVOS DE TRABAJO, PERO EN REALIDAD SIEMPRE SALÍA A DIVERTIRME CON CUALQUIER TIPO QUE SE ME PRESENTABA Y ME CAYERA BIEN. AHORA QUE LO PENSÉ ANOCHE, TAMBIÉN POR HACER ESTE TIPO DE OCURRENCIAS, TE DEJÉ MUCHO TIEMPO SOLO Y LO QUE ES GRAVE, NUNCA TE PREGUNTÉ SI A TI TE HUBIESE AGRADADO LA IDEA DE QUE YO FORMARA UN NUEVO HOGAR Y, SOBRE TODO, SABER SI ESTARÍAS CONTENTO. POR ESO, CUANDO OCURRIÓ LA PELEA CON RICARDO, Y DESPUÉS QUE TERMINÉ CON ÉL, POR UN TIEMPO TUVE RESENTIMIENTO CONTRA TI, PERO LUEGO DE VER TU ACERCAMIENTO A MÍ, TU CUIDADO, TU CARIÑO, CAÍ EN LA CUENTA QUE HUBIESE SIDO UN ERROR DARTE UN PADRASTRO, O, MEJOR DICHO, QUE YO SEA FELIZ, A CAUSA DE TU DESDICHA. POR ESO CUANDO ME ENTERÉ QUE SALÍAS CON JAQUELINE, LA VERDAD, TUVE MUCHA RABIA, CELOS, PERO NO DE UNA MADRE, SINO DE MUJER. Y POR ESO MÁS LO QUE ANOCHE PASO, HE DECIDIDO SER TU MUJER Y YA NO ME IMPORTA EL QUÉ DIRÁN.

En cuanto terminó de hablar, me le acerqué y nos dimos el beso más apasionado que jamás he sentido en mi vida. Nuestros cuerpos se volvieron uno solo y comenzamos a unirnos en un abrazo más que filial, carnal. Mis manos acariciaban sus pechos, apretaban sus nalgas, se iban sobre su cintura y sus caderas, mientras que mi boca se enredaba con la suya, le lamía el cuello, le mordía los oídos, le respiraba en la nuca.

Ella no se quedaba atrás y correspondía mis besos y caricias de la misma forma. Acariciaba mi pene con desesperación para de repente apretarlo un poco y comenzaba a masturbarme. Perdimos la noción del tiempo, hasta que la levanté cogiéndola de las nalgas y la recosté sobre su cama para abalanzarme sobre su cuerpo. Le bajé su babydoll para descubrirle las tetas y empezar a chupárselas arrancándole suspiros de placer. Me pedía más, me rogaba que no me detuviese.

_ MUÉRDEME LOS PEZONES, CARIÑO, CHÚPALOS COMO CUANDO ERAS UN BEBÉ, MI REY. ¡OH HIJO! ME MATAS DE PLACER.

Mi boca comenzaba a apretar con fuerza ambas tetas. Ella acariciaba mi cabello y suspiraba con fuerza, dando gritos guturantes de placer.

Le bajé aún más el babydoll hasta dejarla solo con su calzón negro que cubrían su hermosa y lampiña vagina. Comencé a quitárselo, hasta dejarla libre sin la parte de abajo. Con sus piernas separadas una de la otra, pude ver su tan delicioso clítoris, que tanto ansiaba, fue tanto mi arrechura, que solo abrí sus piernas de par en par y arrojé mi cara sobre su conchita, comiéndomelo con desesperación.

Los suspiros de mi madre se transformaron en gemidos de placer. Mi lengua se movía a un frenesí desesperado. Jugaba con su clítoris y bailaba sobre sus labios vaginales. Ella ya no sabía ni como se llamaba, simplemente repetía

_ ¡SÍ CARIÑO, SÍ CORAZÓN, MÁS, MÁS, DAME MÁS!.

Yo podía sentir como se humedecía más y más, en poco tiempo mi rostro ya había absorbido más jugos vaginales, que los que mi novia me los daba en toda una semana.

Continúe comiendo la vulva de mi madre, y ella con sus gritos que superaban a cualquier actriz porno que había visto en películas. Después de un tiempo de aplicarle el sexo oral, más intenso y largo que alguien le haya dado, ella explotó en un orgasmo intenso mientras yo devoraba sus jugos dejándome la cara pringosa y brillante.

Nos miramos a la cara. Su cara mostraba una lujuria que yo le correspondía sin chistar. La comencé a besar en los labios. De haber querido la hubiera podido penetrar en ese momento, pero no lo iba a hacer hasta que ella me suplicara que lo hiciera. Si de verdad anhelaba ser copulada, entonces debía suplicarlo.

Mis manos recorrían todo su cuerpo, desde su cintura a sus nalgas, pasando por sus tetas y su rostro. Mi lengua y la suya se volvieron a encontrar, uniéndose en un vaivén lujurioso. Ambos suspirábamos, sin apartar nuestras miradas. Entonces por fin escuché lo que mis oídos esperaban.

_ HAZME TUYA, HIJO MÍO, TÓMAME — Me dijo entre gemidos y suspiros. Yo no me hice más del rogar a aquella invitación.

Mi pene entró de un solo golpe en la vagina de mi madre. Ella emitió un gemido que más parecía un aullido en cuanto sintió que la penetraba, hasta lo más profundo de sus entrañas. Yo sentía que estaba en el paraíso, que, en esa estocada, me unía en carne a mi progenitora. Lo único que podía pensar era que estaba haciéndole el amor a mi madre.

Le dije que la amaba mientras mi pene, empezaba a salir y entrar nuevamente entre sus piernas. Le entraba toda completa sin esfuerzo, pero a pesar de eso sentía como me apretaba con cada estocada. Ambos nos repetíamos lo mucho que nos amábamos, nos fundíamos en un abrazo hasta formar un solo ser. Estábamos bañados en sudor y saliva que compartíamos, nunca habíamos estado más cerca de una mujer y en especial si era mi madre.

Pero de pronto ella se puso de pie, se miró al espejo de un lado a otro y me enseñó sus hermosas nalgas redonditas y jugosas. Y se la movía a un twerking bastante rítmico.

Nuevamente detuvo sus movimientos rítmicos y ahora me ofrecía las nalgas quedando a mi disposición, era algo impresionante, no podía creer lo que estaba haciendo mi madre, la mujer que años atrás se había entregado a varios en una cama, incluyendo a chicos de mi edad estaba parando las nalgas para mí. Con la excitación a mil por hora, me acerqué le abrí un poco esas pompas, un poco de salivita y a darle el mejor beso negro, que nadie le había dado hasta entonces, solo escuché un gemido, luego le doy una suave caricia a su vulva y me dispongo a apuntar otra vez mi pene al lugar de dónde había salido. Las nalgas de mi madre eran una verdadera fuente de atracción sexual para cualquier hombre, y de verdad, en un tiempo comencé a maldecir a estos cojudos con los que mi madre se revolcaba, pero ahora, ella solo me pertenecía, más aún saber que me tenía celos de mujer y no de madre.

Comencé otra vez a acariciar su culo, mientras un suspiro de ella le daba la bienvenida nuevamente a mi pichula en sus adentros. Espere un segundo, tome aliento y comencé a embestir.

_ HUUMM MI AMOR QUE RICO ME HACES MUJER

– ¿TE GUSTA?

– SI MI AMOR, ME ENCA…NTA.

Comencé nuevamente a penetrarla, esta vez dominado por el ímpetu de un enamorado, por complacer a su amada, así a cada estocada haciéndolo más fuerte, más constante logrando que no dejará de gemir de placer, quería que ella tuviera la mejor experiencia sexual con un tipo y yo quería demostrarle que su hijo podía hacerla tan mujer como lo hacía con mi novia, después de esta mañana de sexo ella quedaría tan satisfecha como cualquier ninfómana después de noche tras noche de ir de pinga en pinga.

Un grito desgarrador me saco de mis pensamientos, las paredes vaginales de mi madre empezaron a sacarme mi leche, pero no quería eyacular aún, tenía que demostrar que a mi edad era todo un semental y que por las puras no me poseía una verga de 19 cm y muy cabezona. Así que me detuve y ayudé con mi mano para que no dejará de gozar durante su orgasmo. Tire un par de sabanas al piso y le pedí se pusiera en cuatro, si bien mi madre ya era mi mujer ahora la haría mi hembra, para que nunca se arrepintiera de haberme dado las nalgas y así le empecé a demostrar, apenas puso ambas rodillas y manos sobre las mantas.

Coloqué los pies a los costados de sus rodillas y montando sobre su culo, la volví a penetrar para después apoyarme en el piso, mi madre llevó su pecho sobre el suelo y nuevamente volví a penetrarla. Los gemidos de mi madre eran música acompañados del sonido producido por el chocar de sus nalgas con mis piernas.

– SI, SI, ¡SI… HAAA…! SI MI AMOR. QUE RICO ME HACES MUJER HIJITO.

– ¿TE GUSTA MAMITA?

– ¡SI CORAZÓN LO ESTOY DISFRUTANDO TANTO, AGGGGGGGG!

Una vez más disfrutaba de las carnes vaginales de la mujer y señora de mi casa y no solo eso me la estaba cachando. Un nuevo orgasmo invadió el cuerpo de mi madre, pero está vez duró más o quizá fue un multi orgasmo, está vez la contracción vaginal que hizo junto a mi pene, no me permitió resistir y acabé con varios chorros de esperma dentro de ella.

Quedamos algunos minutos en la misma posición, hasta que cansado me salí de ella, mi madre quedo acostada en las sabanas que había puesto en el piso, a pesar de mi cansancio, la llevé en brazos y la coloqué sobre su cama, en dónde al instante, me dijo que la penetrará en la posé del misionero. Saqué fuerzas de flaqueza y a continuar con la rutina.

La miré a los ojos y antes de que pudiera decir una sola palabra, nuevamente era penetrada, pero conmigo encima de ella, luego vi como sus ojos se ponían en blanco y empezaba a gemir con más fuerza. De repente sentí como mi madre empezaba a tener otro multi orgasmo y se movía como si estuviera en trance. No duré mucho tiempo, hasta que otra vez eyaculé dentro de ella y de inmediato ella empezó a contestarme con sus chorros.

Emitiendo una sonrisa de satisfacción, luego llevó su mano derecha y entrelazó sus dedos en mi cabello.

_ GRACIAS MI AMOR, ME HAS HECHO LA MUJER MÁS FELIZ, NO SABES CÓMO ME ENCANTÓ EL QUE ME HICIERAS EL AMOR ASÍ.

Descansamos uno al otro un momento, en donde nos comenzamos a confesar nuestras penas y lo que pensábamos del uno al otro. Creo que pasaría cerca de una hora, en reponernos, cuando ella me miró y comenzó a llorar, yo la abracé, para que dejará de hacerlo.

_ LO QUE HEMOS HECHO HOY HIJO, YA NO HAY VUELTA ATRÁS. Y TE DIGO EN ESTE DÍA QUE ACEPTÓ SER TU MUJER. ESPERO QUE SEPAS HACERME FELIZ.

_ Y YO MADRE, PROMETO ESTAR CONTIGO. DESDE HOY NO HABRÁ MÁS MUJERES EN MI VIDA, SOLO TÚ Y TAN SOLO TÚ.

Tras escuchar esto, se echó sobre mis brazos y me estampó un beso lleno de amor maternal y lujuria, un beso único que jamás volvería a sentir por otra hembra. Solo ella puede ser mi madre y mi amante a la vez. Puse un poco de música y le comencé a cantar un pedazo de una canción, que pensaba dedicárselo a Jaqui, pero ahora mi madre Brenda, se lo merecía.

Y ESTANDO A TU LADO ME ENCUENTRO FELIZ

ME BASTA Y ME SOBRA TU AMOR

AL NORTE Y AL SUR, AL ESTE Y OESTE DECLARO MI AMOR POR TI

Y ESTANDO A TU LADO ME ENCUENTRO FELIZ

Mi madre lloró como una chiquilla al escuchar esto. Nuestro amor se sella con otro abrazo sincero.

Ese mismo día en la tarde hablé con Jaqueline y le dije que nuestra relación había terminado. Por supuesto que a ella no le agradó la idea y su mamá me tildó del peor de los canallas. Yo acepté los gritos, los reclamos, hasta una cachetada por parte de Jaqui. Después de todo, pienso que eso fue lo mejor, si querías desquitarte con alguien, aquí estoy.

Desde ese día no volví a verla.

Desde aquel día en casa las cosas cambiaron. Dejamos de frecuentar a la familia, mamá ya no visitaba ni permitía visitas de sus amistades, yo hice lo mismo con mi círculo social. Ahora solo en este mundo, existían dos seres que se amaban. Mi madre y yo.