Sexo oral con una mujer brasileña

Valorar

Esta historia la viví en el 2018, un delicioso encuentro de sexo oral, que he rescatado de mi memoria fruto de una experiencia que he vivido recientemente, por ello he decidido escribir los encuentros de este tipo que he vivido.

El primero de estos relatos viene inspirado por un contacto logrado a través de la web de contactos para infieles que he probado en otras oportunidades.

Para verano de 2.018 coincidí en la web con una mujer brasileña, radicada en España hace algunos años, residente en una ciudad muy histórica de España, en una provincia cercana a Madrid. Dado el paso del tiempo me cuesta recordar los detalles del mensaje que captó su atención, si recuerdo que en su descripción decía ser una mujer rellenita, siempre he tenido debilidad por la mujer con curvas, por ahí empezó mi interés.

Durante las conversaciones, descubrimos mutuamente algunos detalles, ella descubrió que yo tengo una inclinación dominante, yo, que ella tenía deseos de experimentar con la sumisión. Los mensajes subieron un poco la intensidad, así que pasamos a una app de mensajería instantánea, de las discretas que no hacen aparecer notificaciones en la pantalla.

Hablamos de sus deseos, la escuche paciente, incluso logré conocer su motivación, su esposo tenía una combinación de enfermedad, diabetes, con malos hábitos, como el tabaquismo y la mala alimentación, conclusión, una fuerte disfunción que ella había afrontado con dildos y masturbación, aunque ya se estaba hartando.

Llegamos al punto de hablar hasta la madrugada, en su excitación me envió un mensaje de audio, ya me llamaba: Señor…

Recuerdo el mensaje:

Disculpe mi osadía, señor, pero estoy excitada, no esperaba conocer a alguien así hoy, por favor, puedo oír su voz, quiero conocer la voz de mi amo.

Aunque era completamente temerario para mí, a esas horas de la noche, las paredes son hiper delgadas y se oye todo en un apartamento mediano, la complaci, dado que estaba en el salón, viendo una película para justificar el no estar en la cama junto a mi esposa, primero me pase calladamente por la habitación para asegurarme que mi pareja estaba más que cautiva en brazos de Morfeo, hecha esa comprobación, salí hasta la terraza, y grabé un audio confirmando que yo también me gozaba de haber conocido una perrita dispuesta.

Morena, cabello rizado, típico de los afrodescendientes, lo que llamaríamos una mulata con buenas curvas, las fotos de sus pechos lograron motivarme aún más.

En ocasiones el azar y mi trabajo han favorecido notablemente mis aventuras, esta vez fue una de esas.

Trabajo en el sector tecnológico, para ese año estuve colaborando en una empresa con una excelente solución para un sector muy concreto, se celebraba una feria exposición de las principales empresas proveedoras en esta línea de software y soluciones, nada menos que en su ciudad!!!!

Organicé la participación de mi empresa, contratamos espacio, el montaje de nuestro stand, también reservé las habitaciones para acudir en compañía de mi jefe y me preparé para estar cerca de ella, gracias a Dios, con esfuerzo y dedicación, tuvimos una excelente participación.

En mi caso particular, tuve la oportunidad de ausentarme un par de veces del evento, salidas que aprovechamos, con ella, para tomar un café inocente en la primera cita, poniéndonos rostro y comprobando la buena disposición del otro… y una segunda en que me llevó en su coche a un rincón apartado en una avenida en que si nos besamos con locura, pasión y las manos rozaron el uno al otro, un poco rolliza, tiene unos pechos deliciosos, grandes, esponjosos, deliciosos, me encantó apretarlos y sentirlos por encima de su blusa, no llegamos a segunda base todavía, aunque dejamos claro que solo era un abrir de boca, más llegaría.

La feria concluyó en solo dos días, así que empacamos equipos, recopilamos los contactos logrados, emprendimos la vuelta, además de eso yo llevaba en el recuerdo sus besos y el tacto de su cuerpo, estaba más que decidido a volver en el corto plazo.

Dado que nos conocimos al inicio de verano, junio, nos mantuvimos en contacto, era difícil cuadrar agendas, ella es empresaria, esposa y madre, yo debería lograr en un mismo día el tiempo para ida, vuelta y encuentro con ella.

Acordamos vernos un día casual entre semana, ella saldría un par de horas antes, con alguna excusa, y margen para recoger a los niños al salir del cole para regresar con ellos a casa. Yo llegaría desde Madrid, saliendo en la mañana por alguna comida con un cliente y llegaría sincronizado con ella…

Para entonces ya había confirmado su fascinación por el sexo oral, así que nuestro plan era claro y concreto. sexo oral en el coche, ahí es dónde entro en juego mi uso de nuevas tecnologías, haciendo uso de Google Earth, me dediqué a la búsqueda de algún rincón confortable y discreto en el que pudieramos vivir ese momento a plena luz del día.

Encontré una pequeña zona residencial con un pequeño callejón lateral a espaldas de las viviendas, ideal para nuestros planes, así que fijamos fecha para nuestra cita.

Con ansiedad hice los kilómetros que nos separaban, en aquel entonces mi coche era un mini cooper coupé, con excelente motor, así que devoré los kilómetros, tanto que llegué con varios minutos de antelación, aunque íbamos actualizando por WhatsApp el estado de cada uno.

Llegué al citado barrio, aparcando en línea, una manzana antes del callejón elegido, a la espera de su llegada, pude verla pasar con su coche junto a mí, y regresar desde el final de la calle, ya que los pocos sitios libres estaban atrás de mi coche. Dado que ella no me había visto, me escribió para confirmar la ubicación, le indiqué cual era mi coche, acompañado de una orden: quiero que te quites el sujetador antes de bajar de tu coche, quiero disfrutar tus pechos… obediente, llegó a mi coche con una falda de tela vaquera, sandalias cómodas y un jersey de punto, de color blanco, en manga larga, que ajustaba y formaba preciosamente sus pechos, en el que se marcaban sus grandes pezones.

Subió a mi coche, obediente, sumisa, mirada al suelo, mientras yo encendía el motor y me desplazaba al lugar elegido, debíamos ser discretos, las pequeñas ciudades aún se manejan como pueblos, muchos se conocen, todo se comenta, ella no deseaba problemas con su esposo.

Mientras conducía, mi mano derecha acariciaba sus pechos por encima del jersey, pellizcaba sus pezones, sin crueldad ni violencia, me encantaba tenerlos.

Llegamos al citado callejón, en el que aún me desvié por un camino de tierra a un lado, de modo que no nos vieran ni desde las casas, ni algún peatón que pudiera llevar sus pasos hasta aquel rincón.

Una vez se detuvo el coche, nos acercamos, nos besamos, su mano empezó a rozar mi polla dura por encima de la tela del pantalón, casualidades de la vida, en ese momento recibí una llamada de un partner con el que estábamos desarrollando una auditoría, aplazada por mi empresa durante largo tiempo. Conectado al manos libres fue breve, aunque delicioso, mis manos palpando sus pezones por encima de su jersey, ella, ya de rodillas en el asiento del copiloto, sus manos desabrochando mi cinturón, bajando mi pantalón, liberando mi miembro, de fondo, mi interlocutor, confirmando los siguientes pasos a dar en el proceso, agradeciendo sinceramente que alguien de nuestro equipo tomará las riendas y lo sacará adelante…

Para el momento en que colgué, ya me había quitado completamente el pantalón, y ella ya tenía su boca comiendo mi polla.

De labios gruesos y carnosos, me deleite en sentir el movimiento de su cuello, subiendo y bajando por mi miembro, comía con dedicación, como buena perrita entregada a su amo, por momentos la sujetaba del cabello, retirando hacía atrás su cabeza, disfrutaba como su lengua hambrienta seguía estirándose con anhelo de sentir mi polla gruesa.

La liberaba para dejar que regresara voluntaria a devorar mi pene, o también, halaba hacía atrás solo para guiar su cabeza, de modo que la punta de su lengua recorriera mi miembro de arriba – abajo, o que la misma punta de su lengua, rozaba y vibrará en mi glande excitado, también la llevé abajo, hundiendo su cabeza con fuerza para que lamiera mis testículos, tragará y besara la bolsa de mis huevos, que delicia de mamada me brindaba esta sumisa.

Fue intensa y larga, dejé que lo disfrutará, le gustaba mucho el sexo oral y su pareja llevaba mucho tiempo sin brindarle esa experiencia. Engullía la polla hasta el fondo, algunas veces ayudada por mi mano, firme empujaba por su nuca hasta que su nariz se apretaba contra mi pelvis.

En una oportunidad la empujé de modo que permanecía de rodillas en el asiento del copiloto, en esta posición le quité el jersey, dejándola desnuda de cintura para arriba, momento que aproveché para acariciar y apretar con fuerza sus tetas gordas, de hecho, al levantar su falda, pase mi mano por encima del tanga apretandolo contra su excitado coño, estaba empapado, suspiraba y gemía con cada roce, delicioso.

La dejé regresar a chupar mi polla, con dedicación y determinación, de nuevo había momentos en que la dejaba libre, en otros, sujetaba su cabeza de manera fija, y movía mi pelvis follando su boca, o, de manera inversa, dejaba mi cadera estática, y empujaba su cabeza hasta que su nariz se aplastaba contra mi pelvis…. después me diría que le había quedado ardor en lo profundo de su garganta.

Disfrutaba la mamada, pero no era solo disfrutar su boca, mi mano derecha pellizcaba sus pezones, mi mano izquierda descansaba en su cabeza, acompañando su movimiento… También hubo instantes en que la obligue a estar de rodillas en el suelo del coche, mientras azotaba sus pechos, o jugaba de nuevo con la humedad de su vagina, ella suspiraba fuerte, y gemía en su portuñol: gracias, amo!!!

Avanzaba de prisa el reloj, yo era consciente que ella debía marchar por sus hijos, así que anuncié mi decisión: ya te voy a dar leche, perra mía.

La sujete del cabello, haciendo una moña con su cabello, lo que me permitió imprimir el ritmo intenso que deseaba para correrme, combinamos el ritmo de su cabeza con el movimiento de mi cadera follando, literalmente violando su boca, sentía como latía mi sangre a toda pastilla, sentí mi pene palpitar, sentí pulsación a pulsación la explosión de mi semén corriendo por su boca… Lo intentó, sí que intentó tragar toda mi leche, logró mucha, otro poco bajaba por mi pene aún erecto… Ella misma recogía con sus dedos, aquello que desbordaba por la comisura de sus labios.

Se sentó por un momento en el asiento del copiloto, para tragar, para tomar aire, para liberar su cabello de mis manos que la gobernaban.

Según recuperó el aliento y me miró a los ojos, con un gesto de cabeza le indique que mirará hacía abajo, entonces pudo ver mi miembro y mi pelvis con los restos de semen que no había tragado, buena perra, no hicieron falta palabras, con una mano se sujetó nuevamente el cabello, con la otra se apoyó en mi asiento, para bajar la cabeza y limpiar con su lengua la leche que le faltaba por tragar…

Prufffff que recuerdo más intenso, que empañados estaban los cristales de este pequeño coche que había sido el escenario de esta entrega.

Le tendí su sujetador, que tomó y empleo para vestirse nuevamente, encendí el motor, puse en marcha el aire acondicionado, que desempaño los cristales mientras ella acomodaba sus ropas, entre excitada, nerviosa y vergonzosa.

Despacio conduje de vuelta hasta su coche, bajó del mío, de nuevo siendo una mujer recatada, discreta, decente… de la que nadie podría imaginar con cuanto gusto había devorado una polla solo unos minutos antes.

Ella llegó a tiempo por sus niños, yo regresé a Madrid, en la tarde recibí su mensaje: gracias, amo, me arde hasta lo hondo de la garganta, pero es lo que deseaba, tomar buena leche de una buena polla…