Cuando ruegan por nalgadas

5/5 - (1 voto)

Hace ya algunos meses llevo saliendo con Jazmine, somos pareja ya más de 11 meses. Si, éramos sexualmente activos, pero nunca me atrevía a ser más “duro” en el sexo, amo el sexo intenso, poder hacer que mi pareja sea mi sumisa, sin embargo, esta ocasión era diferente. Explico el porqué, la conocí cuando ella salió de una relación violenta, en la que el imbécil de su ex novio la maltrataba. Por ende, yo realmente tenía miedo de hacerle algún daño, entonces no me atrevía a tomar riesgos, o ir más allá de lo tradicional, si me sentía atrevido de cuando en vez tomaba posiciones más dominantes por mi parte.

Mi nombre es Álvaro, soy el tipo más común que pueden imaginar, flaco con pelo oscuro, tez blanca, no soy gordo, ni musculoso, tez clara, mido 1’78. Soy realmente el tipo que encuentras unas 15 veces mientras caminas por la calle. Sin embargo, ella, era aquella fantasía morbosa que yo tenía desde adolescente. Una chica pequeña de 1’62 aproximadamente, de cuerpo muy bien cuidad, pero nada voluptuoso, no los pechos o nalgas que volteas en la calle a mirar y expresar “que buen culo” pero si tenía su simpatía para ser apetecible. Una piel canela, bronceado perfecto y sonrisa preciosa, el único problema, el miedo a animarse a más en la cama.

Estaba conversando con mi novia un martes por la noche, y empezamos a charlar de que hacer el jueves ya que era nuestro aniversario, cuando me menciona que quería ir a algún lugar en el que estemos solos sin que nadie nos molesté, yo sugerí ir a un motel, para mi sorpresa ella acepto la propuesta, conforme iba pasando la noche la conversación fue tomando un tono más caliente dando lugar a decir que íbamos a hacer el jueves en el motel. Para resumir, me pidió que sea más rudo, que cuando tengamos sex0, le dé nalgadas, además de jalarle el pelo.

Llego el día esperado, llegamos al lugar y empezamos con los típicos besos, lentamente siento como su lengua va explorando más mi boca, hago lo mismo por mi parte. Empiezo a explorar con mis manos por su cuerpo posándolas en su culo y empezando a apretar. Le quito su polera mientras ella hace lo mismo conmigo. Beso suavemente el cuello dando mordidas lentas y bajar hasta su pecho y procedo a quitar su brazier. Lamo lentamente sus pechos haciendo principal atención en sus pezones, escucho como sus gemidos incrementan mientras muerdo suavemente sus pechos y mis manos aprietan su cul0.

Parece que active algo dentro de ella posterior a un gemido más fuerte, aprieta mi entrepierna mientras muerde su labio y me mira a los ojos. Me hace sentar y se agacha mientras baja lentamente mis pantalones, muerde suavemente por sobre mi bóxer y baja esta última prenda. Siento como con su mano presiona mi v3rga haciéndome soltar un leve gemido, lentamente acerca su boca y siento como introduce la cabeza de mi miembro, empieza un subida y bajada lento, pero incrementa la velocidad y brusquedad generando ese sonido tan peculiar de una boca haciendo el trabajo.

No podía más, estaba a punto de explotar, la levante y puse en la cama, bajé de manera brusca su pantalón además de sus bragas. Procedo a besar su ombligo y bajar lentamente hasta su monte venus, paso mi lengua lentamente desde el inicio de su sex hasta llegar nuevamente a su vientre. Empiezo a lentamente a introducir mi lengua mientras con mi mano procedo a suavemente a acariciar su clítoris. Escucho sus leves gemidos y pequeñas y suaves suplicas – Por favor sigue- -Así, así-. Me encantan sus súplicas, planeo cumplir sus deseos. Le doy la vuelta poniendo sus nalgas en alto, veo como se arrodilló y oculta su cabeza dándome una perfecta visión de ella en cuatro. No espero más y suelto una nalgada que retruena en toda la habitación en perfecta sintonía con un gemido suyo.

No espero ni un segundo más introduzco un dedo en su interior mientras pego mi pecho a su espalda y manoseo su seno izquierdo, cada segundo que pasa hace que aumente la velocidad de la ida y venida de mi dedo además de las presiones de mi mano en su pecho, cada vez sus gritos aumentan más y más, hasta que escucho más como exigencia que como petición un grito que intentaba ser ahogado, pero por la excitación no pudo que decía:

– Métemela ya por favor-

Esas palabras mezcladas en como lo dijo, me obligaron a cumplir con los deseos, directamente introduje mi miembro dentro de ella de solo una estocada. Se tensaba echando su cabeza hacia atrás, pude ver su rostro de excitación, solo se podía describir con sus ojos casi en blanco y sus labios levemente separados. Empecé con el trabajo del meter y sacar de manera constante, intentando llegar con cada estocada un poquito más adentro generando cada vez más gemidos salientes de la boca de mi novia. Recordaba los deseos que mi mujer me pedía, me dispuse a darle una nalgada nuevamente la cual volvió a revelar un gemido por parte de ella. Estaba caliente como nunca antes, agarro su pelo y le doy vueltas en mi mano garantizando que está bien agarrado, y empiezo a sincronizar mis movimientos de cadera conforme jalo su cabellera. Ya no se limita a solo gemir, ahora son más gritos inundados de placer.

Ya paso al menos unos 40 minutos desde que empezamos con todo, estoy a punto de terminar, y entre gemidos se lo hago saber a mi novia

-Me vengo amor-

-Dime dónde quieres terminar-

– Tu dime- Digo aguantando estos últimos minutos

Gira su cabeza viéndome a los ojos y me da una sonrisa maliciosa, se aparta de mí y me acuesta directamente en la cama y empieza lamer y chupar mi miembro, generando fuertes gemidos en mí, nunca termine en su boca, o si quiera cerca de su rostro, quiere que termine en su boca, o en su rostro, o solo me está provocando, tantas preguntas, pero no me da tiempo a realizar ninguna pregunta, exploto totalmente dentro de su boca. Ella simplemente se asegura de tener todo en su boca y me mira, solo sonríe dejando caer mis fluidos por su barbilla y terminando en mi estómago.

Definitivamente, de hoy en adelante el sexo será diferente.