Cuando me folle a mi hermano, no lo puedo superar
Querido Diario:
Hoy tenía pensado contarte acerca de la primera vez que Mindy y yo hicimos el amor, esa historia es realmente hermosa, sin embargo, esta semana pasó algo que movió muchas cosas en mi cabeza, que incluso me dejó un rato tirada en la cama al borde de las lágrimas.
Mi hermano es un tipo grande, es muy fuerte y desde que eramos niños siempre ha tenido una cara muy tierna, a pesar de que ahora tiene una espesa barba. La cosa con él comenzó hace algún tiempo cuando una noche, estando más o menos borrachos, llegamos a besarnos e incluso nos tocamos un poco; si bien esa no es la historia que te voy a contar hoy, sí tiene que ver con lo que pasó.
Verás, desde aquella vez siempre he tenido la duda de cómo se sentiría estar con él, imaginé en más de una ocasión lo lindo que sería sentirlo dentro de mí, incluso llegué a masturbarme pensando en coger con él.
Varias veces lo platiqué con Mindy y, ante la situación hipotética de tener algo con él, ella no puso la más mínima objeción por el contrario, siempre me dijo que le daría algo de morbo verme en esa situación.
El caso es que recientemente, lo comenté con mi amigo Fabio, le conté lo que sentía con respecto de mi hermano, de las ganas que tenia de provocarlo y la curiosidad que me daba el hacer travesuras con él, y como ha ocurrido en recientes ocasiones, Fabio me animó a hacerlo planteándome diferentes escenarios con mi hermano y haciéndome sentir muy excitada el imaginar cada escenario que mi amigo me planteaba.
Las cosas escalaron hasta el punto en que lo comenté con Mindy, no como una situación hipotética, sino como algo que en realidad quería que pasara. No fue una sorpresa para mí, el que su respuesta fuera un definitivo y contundente sí, con la única condición de que le obsequiara alguna clase de evidencia del encuentro, ya fuera una foto, un video o alguna grabación de audio.
Con la luz verde que me dio Mindy, solo faltaba provocar las condiciones en que el encuentro se diera lo mas natural que fuera posible. Fue entonces cuando recordé que Mindy quería que nos regaláramos un calendario sexy entre nosotras, con nuestras propias fotos. Ese fue el pretexto que le dí a mi hermanito; ya que le pedí que él me sacara las fotos con su adorada cámara. Al principio el se sacó un poco de onda porque… bueno en realidad no sé por qué, pero sí estaba muy raro, pero bueno, al final después de algún rato aceptó y pactamos la sesión para el viernes que la casa estaría sola.
La mañana del viernes, fui a despedir a Mindy a la puerta de la casa, mi hermano estaba en el jardín cerca de la entrada, no tengo idea de qué estaba haciendo ahí. Pero el caso fue que cuando Mindy estuvo a un lado de él, ella se acercó a su oído y algo le dijo, ambos me miraron y sonrieron. Yo me saqué mucho de onda ¿Qué había sido eso?
Mindy no me lo quiso decir nada cuando le mandé un par de mensajes, solo me mandaba caritas sonrientes. Cuando me encontré a mi hermano le pregunté y él tampoco me lo dijo, pero sonrió las dos veces en que se lo dije.
Para mi desgracia, habíamos quedado en que las fotos las tomaríamos después del partido del mundial, el mismo partido que no logró definirse sino hasta los penales, aumentando con cada minuto mi ansiedad. Hasta que por fin terminó el maldito juego y la tortura se acabó.
Ah, pero, antes de todo esto, mientras mi hermano se preparaba para su partido, yo me había puesto un plug anal y también me metí un juguetito en mi conejito, pues desde aquella vez que nos metimos mano, supe las dimensiones de la cosa de mi hermano y, bueno… basta decir que si bien no era muy largo, sí que era muy grueso, así que usé mis juguetes para irme preparando para recibirlo sin que resultara muy doloroso.
Pero bueno, regresando a la historia. Mientras esperaba a mi hermanito en mi cuarto para la supuesta sesión de fotos, Mindy me hizo una video llamada que recibí en la computadora, platicamos de X y Y cosas, estaba muy concentrada en la charla y no noté el momento en que mi hermanito entró al cuarto, ni el momento en que se paró atrás de mi, estando sentada en el sillón de mi escritorio; solo lo noté cuando sus manos se posaron en mis hombros provocándome un sobresalto, lo miré a los ojos mientras sentía cómo sus manos iban bajando, muy despacio hasta llegar a mis pechos, apenas cubiertos por una ligera bata y un lindo sostén de encaje verde.
Aquello me sorprendió mucho, pues noté de inmediato que él y Mindy se habían puesto de acuerdo, ya que ella sonreía con malicia mientras miraba a mi hermano sobándome descaradamente las tetas.
No me hice del rogar antes de levantarme, acomodar la cámara de la compu para que Mindy no perdiera detalle y empujar la silla del escritorio para que no le estorbara la visión, antes de que mi hermanito y yo nos fuéramos a la cama. Me quité la bata el se despojó de la playera que traía puesta. Miré su cosa y me sorprendió que aún por encima del bóxer se notaba mucho su bulto. No fue una sorpresa que cuando toqué mis bragas estuvieran empapadas.
Me recosté sin quitarme la ropa interior pues, como le dije días antes a Fabio, aquel conjunto me quedaba tan bien que era una lastima que no me pudiera dar a mí misma (je je je) el caso es que estando ahí, casi desnuda, con mi hermano arrodillándose en la cama sin dejar de mirarme el cuerpo, noté que en realidad deseaba que eso pasara más de lo que yo misma me había dado cuenta.
Él se recostó sobre mí y comenzó a besarme el cuello, de una forma tan delicada que no correspondía con su imagen ruda para nada, peros sus besos me excitaban mucho, subió a mi oreja, la mordió y le dio algunas pequeñas lamidas que me hicieron estremecer cuando su aliento hizo contacto con la humedad que su saliva había dejado en esa parte de mi cuerpo.
Fui yo quien buscó sus labios y nos besamos, de una forma tan tierna y hermosa, que me erizó la piel. En ese momento dejé de tener contacto con una buena parte de la realidad, me dejé llevar por sus besos y el tacto de su lengua con la mía, por la suavidad de sus labios y la forma cuidadosa y tierna con que me tocaba, fue algo maravilloso sentir su excitación entre mis piernas, presionado al mover sus caderas, mientras me tocaba los senos.
Lo tomé por la nuca y lo hice bajar a mis senos. Los besaba de una forma tan sexy y amorosa que yo me retorcía entre gemidos, mientras me desabrochaba el sostén, me lo quitaba y lo arrojaba lejos. Él se entretuvo un buen rato en mis senos, lamiendo mis pezones, mordiéndolos, liberando un poco de su aliento sobre ellos, haciéndome gemir como loca con tan solo estimular mis senos con su boca.
Bajé mi mano a su pene, su tacto fue hermoso, era grande y muy grueso, se veía que había crecido desde la última vez que lo toqué; mi mano no lo podía rodear por completo. Lo masturbé un poco, suavemente, disfrutando de la textura de su piel y su excitante dureza; luego metí aún más mi mano en su bóxer hasta poder agarrar sus huevos, un poco velludos, pero tan deliciosos que no podía dejar de sobarlos.
Él se levantó y se deshizo de su calzones, yo hice lo mismo y a su vista quedaron mis juguetes. Sonrió un poco al verlos, pero gesto, como después me lo contó, no fue otra cosa que una nerviosa muestra excitación. No hubieron preámbulos antes de que llevara su mano al juguete que tenía en la vagina y comenzara a cogerme con él, de una forma tan rica que, el solo recordarlo, hace que me vuelva a sentir húmeda.
Pero la cosa no quedó en eso, mi hermanito bajó su cabeza y comenzó a besar mi clítoris. Fue una delicia. Grité como loca. En parte fue el morbo de tener a mi hermano entre mis piernas y en parte fue la tremenda sensación que me estaba provocando con sus caricias y la forma en que movía el consolador, adentro y afuera, mientras hacía círculos. Fue mientras hacía eso cuando tuve mi primer orgasmo, en medio de gritos y una cantidad abrumadora de fluidos que emanaron de mi cuerpo.
Ya no aguantaba más, lo quería tener adentro y al parecer él quería lo mismo, pues antes de que yo dejara de gritar, él se posicionó entre mis piernas, tomando su miembro con una mano y dirigiéndolo a mi caliente y empapaba vagina, ardiendo en deseo por tenerlo dentro. Y vaya forma de penetrarme.
Aquello ocurrió despacio, disfrutando de la experiencia, gozando de cada centímetro de su pene, disfrutando de la manera en que las paredes de mi vagina se abrían a un punto que no pensé que pudieran hacerlo, haciéndome gemir, gritar de emoción por tener a mi hermano en mi interior, de sentir a ese muchacho que quería tanto, de verlo cerrar los ojos al sentir como mi vagina abrazaba su pene con cariño, antes de que comenzara a hacerme el amor de una forma tan tierna y hermosa, que me abracé de él con brazo y piernas, queriéndolo sentir por completo, gimiendo con lágrimas en los ojos que escaparon a consecuencia de lo emocionada que estaba de poder demostrarle por fin lo mucho que lo quería, lo mucho que amaba a ese chico que tanto me había cuidado durante toda mi vida, el mismo que me levantaba cuando estaba triste y me protegía de quienes trataban de pasarse de listos conmigo.
Sus penetraciones fueron despacio, él gemía tanto como yo mientras enterraba su cara en la almohada. Pero yo busqué sus labios y eso fue el inicio de algo que no supimos controlar. Cuando nos besamos algo hizo un clic muy extraño, mientras hacíamos el amor, nuestros labios y lenguas se enamoraban entre ellos, fue un beso como nunca antes había experimentado con nadie más, fue algo hermoso, lleno de amor, lleno de cariño, con lo que nos expresamos lo mucho que nos queríamos, fue muy intenso, tanto que no queríamos que terminara, mientras él no dejaba de penetrarme con suavidad, pero poco a poco haciendo que su movimientos fueran más rápidos.
Gemía dentro de la boca de mi hermano, lo abrazaba con fuerza y con una extraña desesperación por quererlo sentir más adentro, por querer que me metiera la verga muy adentro y no la sacara nunca de ahí.
Nos separamos un poco cuando las cosas se intensificaron aún más pero no dejamos de vernos a los ojos, gimiendo juntos, completamente descolocados, completamente perdidos en nuestras miradas, fue algo muy intenso, algo que nos hizo uno solo en ese momento.
Él se quiso salir de mí cuando estuvo a punto de eyacular, pero yo no lo dejé, lo abracé con mis piernas y nuevamente busqué sus labios, antes de llenarme por completo, antes de sentir el calor de su abundante semen que me llenaba por dentro, mientras lo besaba con pasión, con desesperación, sintiendo un gran vacío en el estómago mientras un nuevo orgasmo me hacía explotar, comenzando a sentir una ola de placer y tristeza por que todo había acabado, abrazando a mi hermanito con tanta fuerza como podía, a punto de llorar sin entender del todo lo que había pasado, toda las colección de sentimientos que había experimentado.
Fue entonces cuando recordé que Mindy nos veía por la cámara y las cosas aterrizaron en el mundo real, y todo aquel hermoso momento aterrizó en una realidad difícil de aceptar: éramos hermanos y acabábamos de hacer el amor, de una forma en que nunca antes lo habíamos hecho, sintiendo emociones que jamás experimentamos con otras personas.
Pude ver las ganas que él tenía de llorar, las mismas que me estaban doblegando a mí y que apenas podía aguantar. No hubieron más palabras, solamente se salió de mi interior, dejando su apariencia de hombre rudo e inquebrantable, convirtiéndose en un chico asustado y lleno de incertidumbre, tal y como yo me sentía. ¿Qué demonios acababa de pasar?
Las cosas fueron muy extrañas en ese momento, Mindy estaba con la mirada perdida, podía ver preocupación en su rostro y algo de miedo. Yo estaba muy asustada, cómo era capaz de sentir algo si mientras mi hermano me hacía el amor, con esas palabras, me hacía el amor, no me cogía, no me usaba, ni me violaba; me hacía el amor.
Mindy cortó la video llamada sin decir mucho, yo me sentí desamparada por algunos minutos, busque a Fabio y hablé con él, estaba a punto de estallar en lágrimas pero gracias a que pude externar lo que sentía con mi amigo, aquello no ocurrió; aún así no tenía idea de lo que pasaría, no sabía cómo cambiaría la relación con mi hermano y si aquello tendría repercusiones en mi relación con Mindy. Pero las cosas afortunadamente se calmaron un poco, tras algunas horas en que todos tuvimos tiempo para pensar todo de una mejor forma y aclarar nuestros sentimientos.
Claro que aquello fue intenso, hice el amor con una persona a quien he querido durante más de treinta años, era lógico que sintiera muchas emociones mientras lo tenía dentro de mí, era un hecho que nos amábamos, pero el tener sexo nos había confundido un poco, pues el amor de hermanos lo confundimos con un amor de otra clase, sin embargo, cuando lo fui a buscar a su cuarto para hablar con él, con una sola mirada supe que todo estaría bien. Charlamos por algunos minutos, hablamos de lo que sentimos y de lo hermoso que fue, no obstante, llegamos al acuerdo de que no volvería a pasar pues fue algo muy intenso y peligroso.
Por la noche cuando Mindy llegó, se resistió un poco a abordar el tema y de hecho se hizo la dormida, pero no la dejé que evitara las cosas y la obligué a hablar conmigo. Charlamos por horas, la madrugada nos abrazó mientras ambas nos sincerábamos con la otra hasta entender que ella se había sentido celosa, pero no de mi hermano, sino de no haber estado ahí con nosotros, pues era un hecho que aquello había sido algo sumamente especial para nosotros y le hubiera encantado vivirlo, ser parte de ello, estar ahí.
Estoy casi segura de que lo que pasó con mi hermano volverá a ocurrir en alguna otra ocasión. Honestamente espero que sea así, nunca un hombre me había hecho tan feliz como él lo hizo y espero que cuando eso pase, podamos compartir el momento con Mindy. Me emociona pensar hacer el amor con la mujer y el hombre más importantes de mi vida. Ojalá que pase pronto. Por ahora ya ha sido suficiente de escribir pues, tras contarte todo lo que ocurrió, el sólo pensar en lo que pasó me ha vuelto a excitar, siento las braguitas mojadas otra vez, así que me iré por Mindy y me haré cargo de ello. Hasta la otra, Querido Diario.