Me convertí en la zorra de tres machos ¡Argentina campeón!
Esta es la continuación del relato «Putita en los festejos del mundial de Argentina». Les recomiendo leer el comienzo de la historia, pero para quienes no quieran les hago un resumen:
tengo 20 años, bisexual, mido 1,80 y soy castaño de tez blanca. Soy delgado pero con buen físico, sobre todo mis piernas y mi colita. He tenido algunas relaciones con mujeres pero me gusta mucho estar con hombres, sobre todo disfrutar de una buena polla. En una de mis relaciones con un maduro, me acostumbró a depilarme y usar ropa interior femenina y algunas veces usar algo más de ropa de mujer. A principios dejé la relación con él pero no el hábito de las tanguitas y el cuerpo depilado. Esto me jugó una mala pasada (o buena?) cuando un viejo amigo, con quien había tenido mi primera vez, me invitó a ver el segundo partido del mundial. Este chico junto a un amigo suyo, habían preparado una fiesta sexual para que los tres cogiéramos a una chica de Bélgica que habían conocido y ella se los había pedido. El alcohol y la euforia hicieron que me olvide que traía puesta una tanguita y cuando uno de los chicos la vio asomada se desató otro tipo de fiesta en la que ambos chicos me hicieron recibir.
Luego de ese día, Darío (mi amigo) me invitó a ver el próximo partido. Esa vez estuvimos sólo nosotros dos y por primera vez me chupó la polla. Debo decir que a pesar de ser pasivo en casi todas las relaciones con chicos, cargo una buena polla de 18 centímetros y buen grosor. Más grande que la de mi amigo que no deja de tener un buen tamaño y me coge muy bien. Además me encanta su físico: es más alto que yo, rubio y con muy buen físico. Esa vez la volvimos a pasar muy bien, aunque extrañaba a Julián, el otro chico. Su pija de 20cm o más, sus brazos y espalda fuertes, la pasión con la que me había culeado. Con Darío repetimos en el partido contra Australia por octavos de final y esta vez sumé más prendas femeninas y a él le encantó. Yo disfrutaba mucho de sentirme nena con él. Luego de esa nueva tarde de sexo con Darío, me llegó la invitación más esperada. Para el próximo partido contra Países Bajos, me invitaban al departamento de Julián. Para la ocasión les quería dar una sorpresa y después de dudarlo mucho me contacté con la chica que me depila para que me ayude en mi feminización. La mañana del partido fui temprano para que me depile en profundidad, me ayude a maquillarme y me preste una peluca. Me vestí con una tanguita negra de encaje y un corpiño con relleno haciendo juego, me puse unos shorts de jean bien cortitos que no llegaban a tapar mis nalgas y un top con los colores de Argentina. Estaba bien putita para mis machos que no se lo esperaban, estaba hecha una auténtica niña. Llegué con nervios al departamento de Julián, con miedo a que alguien me viera pero por suerte me llevó en auto una amiga de la chica que me depiló. Al llegar a su puerta toqué y cuando me abrieron entré con personalidad, pero no tuve el recibimiento esperado.
El que me había abierto era Julián que estaba pálido. Lo miré y me puse seria. Giré la cabeza y en el sofá estaba Darío con la mirada desencajada y al lado otro chico que con intriga preguntó: «y este puto quien es?». No me habían dicho que iba a haber más gente. El corazón me latía a mil por hora, no sabía qué decir: que me había confundido? Hacer de cuenta que era una putita pero que ellos no sabían nada? (FIN DEL RESÚMEN)
El corazón me latía a mil por hora y me daba cuenta que ellos no sabían qué hacer. No conocía a ese chico y era imposible que me reconociera si me veía en otro lugar, por lo que decidí jugarme por mis machos. Sonreí, puse la voz más femenina que pude y me arriesgué: «ay perdón chicos! no sabía que iba a haber más gente!». Me dirigí hacia el chico que no conocía y tendiéndole la mano me presenté como «Lucía», explicándole que me gusta vestirme de chica pero no les había avisado nada a ellos antes de venir. Les pedí disculpa a Darío y Julián por si les incomodaba, pero interrumpió el invitado nuevo presentándose como «Mario», me pidió disculpas por su reacción y que se avergonzaba. Dijo «empecemos de nuevo» y me dio un beso en la mejilla. Luego fui a saludar a los otros chicos que respiraban aliviados. No se qué habrá pensado Mario, al menos estábamos pasando el momento incómodo y el partido estaba empezando. Julián trajo cerveza bien fría y de a poco empezaron a relajarse.
El alcohol y la euforia fluían con el pasar de los minutos. Yo estaba sentada en el sofá junto a Darío y en el otro estaban Julián y Mario. Este último no paraba de observarme de reojo. Lo hacía con disimulo para que los chicos no se dieran cuenta pero quería que yo lo notara. Cuando Darío se fue relajando, me dedicaba roces y caricias en mis muslos y en uno de esos toqueteos Mario lo notó pero inmediatamente corrió la mirada. En esos juegos de miradas con Mario y toqueteos con Darío llegamos al entretiempo. Julián permanecía más tenso, un poco por el partido y otro por la situación de no saber qué pensaría su amigo. En cambio yo me empezaba a calentar, me daba cuenta que Mario tenía algo de curiosidad por mí.
En los minutos de receso cada cuál fue al baño, a buscar más bebidas entre otras cosas. En un momento estaba en la cocina y entra Mario que se veía muy bien. Tenía mi altura, delgado pero fibroso. Me gustaba su rostro dulce y su amplia sonrisa. Se puso al lado mio como buscando algo en la alacena pero no podía evitar mirarme. En voz baja, como susurrando le dije «te gusta lo que ves?». Mario tragó saliva y en el mismo tono de voz me dijo al oído: «puede ser, pero no haría nada con vos si no lo hacen los chicos». Le sonreí tímidamente, lo miré a los ojos mordiéndome el labio inferior y suavemente me acerqué a su oído: «esa es la condición?». Él afirmó sin decir nada, le volví a sonreir y volviendo a la sala le dije: «entonces quedate despu´ss del partido».
El resto del partido fue para el infarto, pero terminó ganando Argentina por penales. Los gritos de festejo se escuchaban por todos lados y nosotros saltábamos y nos abrazábamos. En un abrazo con Darío le dije al oído: «tranquilizate, Mario se suma a la fiesta» y luego lo empecé a besar. Un poco lo sorprendí, pero decidió seguirme la corriente y me agarró de la cintura y con la otra mano empezó a acariciarme la colita, pasando sus dedos por el pliegue de mis nalgas que los shorts dejaban al descubierto. Yo estaba muy caliente, quería empezar la acción, por lo que me senté en el sillón con mi cara a la altura del paquete de Darío. Le bajé sus shorts deportivos junto a sus boxers apareciendo ante mí su pija en reposo. Se ve que estaba un poco nervioso. Miré a los otros chicos que estaban parados como momias, sin saber qué hacer. Julián estaba pálido. Para que se relaje, le dije a Mario que se acerque y con dudas se paró al lado de Darío. Empecé a chuparle la pija al rubio mientras que con una mano acariciaba el paquete de Mario. Una pija empezó a crecer en mi boca y la otra entre mis dedos. Sabía que tenía que calentarlo rápido a Mario para que no se arrepienta. Cuando noté que estaba un poco dura también le bajé los shorts y se la empecé a chupar. Suspiró y se dejó hacer. Tenía una buena polla, similar a la mía y con el vello púbico bien recortado, aunque me gusta más depilado totalmente, como lo tenían Darío y Julián.
Ya con las dos pollas bien duras fui alternando entre chupadas y masturbación, hasta que por fin Julián se unió a la fiesta. Se acercó desnudo meneándose la polla que iba tomando fuerza. Les pedí a los chicos que le hagan lugar y se ubicó en el medio. Se me hacía agua la boca con su hermosa pija y se la empecé a chupar con ganas mientras pajeaba a los otros dos. Juli me agarró de la cabeza y me apretaba contra su polla haciendo que me atragante con ese pedazo de carne caliente. En eso Darío se arrodilló y me sacó los shorts, quedando sólo con mi tanguita, el top y las zapatillas. Decidí cambiar de posición y arrodillarme en el sillón. Le fui chupando la verga a Julián y Mario de manera alternativa. Julián se empezó a soltar y me preguntaba si quería la lechita en la boca o en la cola, me trataba de putita. Mientras se la chupaba a su amigo me pegaba con su pija en la cara. Mientras Darío me había corrido la tanguita y me chupaba mi agujerito rosado. Me escupía en la colita, me metía sus largos y gruesos dedos para dilatarme, me palmeaba mis nalgas. Yo estaba en el paraíso, tres pollas para mí por primera vez, pero sobretodo me calentaba mucho estar vestida como una nena para ellos.
Después de un rato en esa posición, les pregunté quién me quería coger primero. Y fue Julián quién se apuntó. Me sentó encima suyo, yo dándole la espalda y abrió mis piernas quedando las de él en el medio. Me sentía muy abierta. Ubicó su pija en la entrada de mi agujerito y me penetró con fuerza. Yo estaba bien dilatada pero me dolió un poco. Di un gritito de nena pero antes que me acostumbrara, el morocho me empezó a penetrar con fuerza. Yo no paraba de gemir, me encantaba como me cogía y mi pija me apretaba en mi tanguita que la corrí para liberarla. No sé que habrá pensado Mario al ver la herramienta que cargaba esta putita, pero se ve que mucho no le preocupó porque mientras saltaba sobre la pija de Julián se acercó para que se la siga chupando. Sentía las manos fuertes de Julián agarrándome de la cintura ayudando a que suba y que baje y como podía le chupaba la pija a su amigo que además de tenerla muy dura, se le curvaba un poco, algo que me encantaba.
Luego de unos minutos así, Julián frenó la penetración y le dijo a Mario: «vení, cogete esta putita que le encanta, no sabés el culito caliente que tiene». Me puse en cuatro en el sillón y me empezó a coger con fuerza. Luego de la pija de Juli, ésta entró fácil. Me encantaba sentir el choque de su vientre contra mis nalgas. Darío que hacía rato que estaba como espectador, me dio de chupar su pija. Mario no duró mucho más y la sacó de manera repentina, luego escuché un gemido fuerte y sentí su leche tibia caer sobre mis nalgas. Eso me calentó aún más. Darío fue a ocupar su lugar pero al estar tan dilatada al principio no la sentí mucho hasta que mi agujerito se fue amoldando. Julián la metió en mi boca y me decía «querés que te llene la boca de leche putita? Tragame la pija nena, te voy a llenar de leche». Al minuto sus músculos se tensaron, largó un gemido grueso y potentes chorros de leche fueron a parar a mi boca y a mi cara. Yo gemía, le pedía la leche. Cuando terminó tenía la cara llena de semen, le limpié bien la pija mientras Darío me seguía cogiendo.
Paramos un poco, yo estaba exhausta. Le ofrecí a Darió chupársela para que acabe pero me dijo que después seguíamos. Julián estaba sentado en el otro sillón y Mario regresaba del baño con sus bóxers puestos. Yo me fui al baño y cuando me miré en el espejo mi cara era un poema. El rímel corrido al igual que la pintura de labios, leche por todos lados. Sentía mi colita bien abierta. Me acomodé, la tanguita y limpié mi cara, aunque la pintura quedó así ya que no sabía cómo mejorarla. Cuando abrí la puerta para volver con los chicos, estaba Darío esperándome. Se paró frente a mi, me dio un beso y me volvió a meter en el baño pero la puerta no se cerró del todo. Se arrodilló frente a mi, me corrió la tanguita y me la empezó a chupar. Se ve que le estaba agarrando el gusto. Yo gemía suavemente mientras él se intentaba meter toda mi pija y me agarraba con fuerza de mi colita. Lo estaba disfrutando mucho, quería alargar mi orgasmo, pero se ve que Julián notó la demora y vino para ver que estábamos haciendo, seguramente pensando que su amigo me estaba cogiendo, pero la situación lo sorprendió. Largó una carcajada y luego dijo: «así son los amigos, la estás haciendo acabar?». Darío se sacó mi pija de la boca, cómo si no le importara ser descubierto. Más aún, creo que estaba deseando que su amigo lo encontrara en esta situación, desnudo, de rodillas y con mis 18cm en su boca.
Julián le empezó a acariciar la cabeza mientras su amigo me seguía chupando. «Te gusta putito?», «Cómo te la chupa?», «Querés leche?», «querés la mía cuando termines con ella?». Las palabras de Julián me calentaban aún más mientras Darío seguía chupando. El orgasmo era inminente. Me relajé y dejé salir abundantes chorros de leche. A diferencia de las otras veces, ahora fue toda a su boca. Gemí como una chica mientras descargaba todo mi sémen. Quedé rendida. Decidí volver a la sala pero antes observé cómo Darío se empezaba comer el pollón del morocho. Sonreí y regresé. Mario se había vestido y estaba por irse. Le pedí que se quede pero amablemente se negó. Me dijo que había sido muy lindo, que la próxima lo continuábamos. Le di un tierno beso y se marchó.
La tarde continuó con mis dos machos. Me siguieron cogiendo pero la segunda acabada de Julián fue en la boca de Darío. Ellos acabaron tres veces y yo dos. Estábamos muy cansados y se había hecho de noche. No podía salir así a la calle, por lo que me saqué toda la pintura y el maquillaje, la peluca y volví a mi apariencia de chico, obviamente con mi tanguita puesta.
La semifinal contra Croacia caía en un día laborable, por lo que sólo nos juntamos con Darío en su casa. Fui con tiempo para producirme e intentar maquillarme por mi cuenta. Durante los días previos recordamos la tarde en el departamento de Julián, lo bien que lo habíamos pasado, lo rica que era su polla. Con Darío la relación empezó a ser más íntima y cariñosa, me confesó que le encanta chupar polla y que le gustaría probar el sexo anal pero que temía que le doliera.
Esa tarde de la semifinal no esperamos a que termine el partido. Empezamos a coger desde que terminó el primer tiempo, nos teníamos muchas ganas. Hicimos un 69, me folló largo rato en distintas posiciones y para el segundo round tomé la iniciativa haciéndole unos masajes en su espalda, sentada con mi pija entre sus hermosas nalgas. Mientras crecía, la acomodé para que sintiera el calor de mi pija que estaba cada vez más dura. Fui bajando con mis manos y luego seguí con masajes en sus piernas. Las fui abriendo mientras él permanecía boca abajo. Fui combinando mis manos con besos al interior de sus muslos, fui rozando con mis dedos el interior de sus nalgas, arrancando suaves gemidos de mi macho. De a poco las abrí y jugué con mi lengua. Él paraba su cola en señal de que lo estaba disfrutando. Empecé a besar su agujerito, a jugar con mis dedos de a poco. Notaba cómo lo disfrutaba, con su cuerpo me pedía que siguiera. De a poco lo iba dilatando con mis dedos y lubricando con mi saliva. Prácticamente lo estaba masturbando con tres dedos de manera suave hasta que aumenté mi velocidad. Sin sacarlos de ahí me acerqué a su oído y susurrando le pregunté si quería que lo desvirgue como él lo había hecho conmigo. Asintió y luego reposé todo mi cuerpo contra el suyo, para que sienta mi pija dura y caliente entre sus nalgas frotándola de manera suave. Así estuve unos segundos hasta que la dirigí a su agujerito que la recibió con ansias. Fui despacio, él gemía. Seguí entrando de a poco hasta que se acostumbró. Lo cogí suavemente durante unos minutos. Luego se puso boca arriba abriendo sus piernas. Nos besamos apasionadamente mientras lo cogía con más fuerza. Con sus fuertes manos me agarraba de mi colita apretándome contra su cuerpo. Era la primera vez que era activa con un chico y estaba disfrutando mucho de desvirgar a mi macho. Fue un orgasmo intenso. Esa noche me quedé en su casa y nos vimos todos los días previos a la final, disfrutando de su cola y de su polla.
Durante esos días, Darío empezó a preparar el festejo de la final. Julián nos invitaba de nuevo a su casa pero nos dijo que Mario estaba en dudas. Para convencerlo se me ocurrió intentar algo. Le escribí a Luciana, la morocha voluptuosa amiga de mi depiladora que se me había insinuado en el auto y que me había dicho que le escribiera. Hasta ese momento no me interesó pero podía ser una buena «oferta» para Mario.
La chica recibió mi mensaje con alegría, creía que no le iba a escribir. No quise dar vueltas y le comenté de la idea de hacer un festejo si Argentina ganaba la final, contándole sobre Darío, Julián y Mario. Tardó en responder, pensé que no le iba la idea del sexo grupal, que era demasiado. No quise insistir y me respondió recién a la noche preguntándome algunos detalles. Le dije que Darió y yo éramos bisex, que supuestamente Julián y Mario eran más «hétero» aunque habían disfrutado sin complejos de mi. Se ve que le daba mucho morbo lo que le decía y me preguntaba detalles. Yo trataba de calentarla pero en un momento pensé que lo único que quería era fantasear en su cabeza y que no se iba a animar. Esa noche quedó ahí y no le insistí.
El viernes mientras estaba preparando un final para la facu recibo un mensaje de ella diciendo que si ganaba Argentina iba a estar presente, pero que iba a ver el partido con sus amigas por cábala. Con esta promesa y algunas fotos íntimas de Luciana que me autorizó a reenviar, convencimos a Mario de que viera el partido con nosotros. Creo que Julián también se puso eufórico con la posibilidad de cogerse a esa hembra. Y para qué vamos a mentir…yo también le tenía ganas por más que las últimas semanas mi deseo haya estado enfocado en mis machos.
El domingo fui temprano a casa de Darío para producirme tranquila. En la semana me había comprado un vestidito celeste y blanco apretado que dejaba casi media nalga al desnudo. También una tanguita con colores argentinos que combiné con un corpiño blanco. Estaba muy putita. Me maquillé con paciencia y una hora antes del partido estaba lista. Era toda una nena para mis machos. No sabía si Luciana se iba a animar a venir. Sino, iba a disfrutar de mis tres machos para mi solita.
Una vez en casa de Julián, Darío estaba más suelto. Me besaba, acariciaba mis piernas y mi cola sin pudor. Pero me sorprendió que Julián estaba igual. En un momento me abrazó por la cintura, subió el vestidito, me acarició mi cola y me besó. Era la primera vez que lo hacía. Yo me derretí entre sus brazos. Mario miraba con cierta timidez y sonreía. Ya no había secretos entre nosotros, sabíamos que podíamos disfrutar sin prejuicios.
Para que decir lo que sufrimos durante el final del partido. La tensión hizo olvidar todo tipo de morbo y calentura. Cuando Argentina hizo el último penal los gritos de alegría estallaron. Gritamos, cantamos y saltamos. Me sentía una nena festejando entre mis machos que me metían mano, besaban. Incluso Mario se soltó y me dio terrible beso. Seguimos bebiendo, festejando. Me había olvidado de Luciana y fui a ver el teléfono y tenía dos llamadas perdidas de ella y varios mensajes. La llamé y enseguida me atendió. Estaba un poco ebria como nosotros, muy alegre y festiva. Me preguntó si la propuesta seguía en pié y al afirmar su pregunta, me dijo que en media hora estaba por el departamento.
Los chicos se habían olvidado de Luciana, yo no les dije nada para que se sorprendan y de a poco empezamos a festejar entre nosotros. Julián sin ningún tapujo, dijo que no podía haber una boquita para tres machos, por lo que Darío se tenía que «sacrificar» y comer una pija. Él se puso rojo aunque sonreía. Mario no sabía que él también mamaba vergas, pero qué más daba. Julián se desnudó y se recostó sobre un sillón invitando al rubio a que se la chupara. Yo fui hacia Mario y me arrodillé ante él y empecé a mamarlo.
La tarde era para nosotros, para disfrutar. Luego me arrodillé entre los tres y fui mamando y pajeando alternativamente. A esa altura estaba con mi vestidito en la cintura, sentía el hilo de la tanga muy metido entre mis nalgas y mi pija cada vez más dura peleando por salir. Interrumpimos un rato, nos servimos más alcohol, los besé a los tres, ellos me tocaban. Todos estábamos contentos y calientes, sabiendo que teníamos las ganas y el tiempo para disfrutar, cuando el sonido del timbre interrumpió. Los chicos se miraron y yo sonreí. Fui a atender y cuando regresé los noté entre expectantes e inhibidos. Les dije «tranquilos chicos, que a Luciana le gusta ver como trago pija. Si se hacen los heteros no les va a dar bola». Noté cómo la pija de Mario y Julián se caía. A Darío le veía más tranquilo. En eso tocaron la puerta.
Cuando abrí quedé impactada, la morocha estaba bellísima. Una mini suelta dejaba sus hermosos y potentes muslos desnudos, una leve inclinación podía dejar su culazo al descubierto. Un top muy escotado mostraba la mitad de sus grandes senos. Su barriga al descubierto, su pelo negro lacio espléndido, y su preciso maquillaje hacía de Luciana una mujer hermosa. Yo la recibí con mi vestido acomodado y una sonrisa, pero notaba en su rostro una mezcla de expectativa y nerviosismo. O temor? No era para menos, estaba llegando a un departamento con tres machos y una chica como yo. La abracé, le di un suave beso en sus carnosos labios y cuando entró decidí hablarle a los chicos para que todo quedara claro y ella se relajara. Les dije que había venido, primero, para observar (algo que no era cierto) y que si ella lo decidía participaba. Que por favor nadie la incomodara. La miré y sonrió, le dije al oído que se sentara cómo da y disfrutara el espectáculo.
Luego volví hacia los chicos y me arrodillé de nuevo entre ellos. Empecé por las pijas de Julián y Mario que se habían caído. Se las mamé con pasión y dulzura para que se relajen. Darío me ayudó y empezamos a compartir. Miré de reojo a Luciana y la notaba más relajada, una de sus manos se perdía debajo de su mini. Las pijas de los chicos empezaban a tomar tamaño y el clima se volvía a encender. Todos estaban atentos a lo que hacía Luciana, que para ese momento estaba con sus piernas abiertas y su mano debajo de su tanguita roja. Quería ponerle más fuego al momento así que me paré, fui hasta el otro sillón y me puse en cuatro levantando mi vestidito y dejando mi cola entangada a la vista de los chicos. «Quién va a ser el primero?» pregunté. Julián que estaba entendiendo por donde venía la calentura de la chica, se acercó, me corrió la tanga y empezó a besar y chupar mi agujerito. Yo gemía, incluso exageradamente. Luego de meter un dedo para abrir un poquito, empezó a meterme sus 20cm de carne caliente en mi colita. Cada vez que esa pija me penetraba el mundo se detenía. Sentir cómo su verga se abría lugar en mi culito era una de las sensaciones más excitantes que había experimentado. Empezó de a poco pero su ritmo aumentó rápidamente. Mario se puso frente a mi para darme su pija para mamar.
En pleno goce noté que Darío estaba parado pajeándose y que a su lado se había acercado Luciana que tenía sus grandes tetas al descubierto que terminaban en ricos pezones chiquitos que nada tenía que ver con esa voluptuosidad. Con una mano amasaba sus tetas y con la otra se seguía masturbando. Se notaba que agarraba confianza. Al estar entre nosotros sin que nadie la tocara y la respetaran, fue el último indicio para terminar de soltarse y participar de la fiesta. Con delicadeza le pidió a Mario que se corriera de lugar y se recostó en el sillón con sus piernas abiertas delante de mi cara. Con una sonrisa pícara y mirándome a los ojos se corrió su tanguita dejando a mi vista una hermosa vulva brillante y depilada. Sin pensármelo dos veces hundí mis labios para saborear ese manjar. Noté que Julián salía de mi dejando un gran vacío que rápidamente lo ocupó Mario. El morocho y Darío acercaron sus miembros a la boca de Luciana que contemplando las pijas de mis machos empezó por donde yo también hubiese empezado, comiéndosela a Julián. La moracha se iba soltando, apretando mi cabeza contra su concha, diciéndome que ra una putita, que la chupaba bien como todas las putitas. Mientras hablaba comía la pija de mis machos. Entre gemidos le preguntaba a Darío si él también se dejaba coger. Yo me divertía. «Putito, si te dejas coger te doy la cola. Sólo me la van a meter por atrás los que se dejen». Tan guarra podía ser? Me estaba gustando mucho la actitud de Luciana.
Luciana frenó mis lamidas, se incorporó, se sacó la tanguita empapada en jugos y se arrodilló en el sillón. Me invitó a hacer lo mismo. Quedamos las dos cola con cola ofreciéndonos a nuestros machos. Julián empezó follándosela y Darío me cogió a mi. Luego Mario la penetró a Luciana y el morocho lo hizo conmigo. La morocha tuvo su primer orgasmo, estaba muy caliente y siguió cogiendo. Luego Julián dijo que quería acabar y las dos nos sentamos mientras los tres se masturbaban frente a nuestras caras. A esta altura Luciana sólo tenía su falda, pero yo seguía igual con mi vestido en la cintura y conservando mi tanguita. Los chicos no tardaron en acabar. Fue un río de leche salpicando nuestras caras e inundando nuestras bocas. Con Luciana nos empezamos a besar compartiendo leche y saliva. Yo estaba muy caliente y liberé mi pija por el costado de mi tanga. Cuando la morocha la vio sonrió con lujuria. «No me dijiste que venías bien cargada bebota». Acto seguido bajó para chupármela. Que bien lo hacía. Mi pija se perdía en esos carnosos labios. Luego se sentó sobre mi pija y empezó a cabalgarme. No iba a aguantar mucho más. Le avisé que iba a acabar y salió de arriba mio invitando a Darío para que compartan mi leche, mientras le decía «dale putito, tomate la lechita de tu novia, no seas egoísta». Mi mente se puso en blanco y empecé a acabar.
Quedamos rendidos, pero la tarde era toda nuestra. Seguimos bebiendo, mirando los festejos, sintiendo los gritos y bocinas en la calle. Con Lu empezamos a bailar, cruzando nuestras piernas, besándonos. Me decía al oído que le encantaba mi pija y la de Julián, que quería que la cogiéramos entre los dos. Me agarraba de mi colita, yo de la suya. Se acercó Mario a bailar. Le besaba las tetas a la morocha, me agarraba de la cola. Estaba con ganas de seguir. Darío le empezó chupar la pija a Julián que empezaba a reaccionar. Con la morocha ya estábamos arrodilladas compartiendo la pija de Marió mientras nos besábamos. El chico estaba en las nubes. Nos perdimos unos minutos en esa polla y luego nos paramos para seguir la fiesta pero me sorprendió lo que vi. Julián le estaba trabajando la cola a Darío. éste estaba en cuatro mientras el morocho se la chupaba y le metía dedos. Los tres sonreímos, la morocha se puso en cuatro en el piso y me pidió que me subiera arriba de ella, dejando las dos colas juntas a disposición de Mario que empezó por mi. Luego bajó a la concha de Luciana y así fue alternando un tiempo hasta que los gemidos de Darío hizo que nos volteáramos a ver. Con Lu nos acercamos a mirar con detalle cómo la pija gruesa y grande de Julián entraba por la colita de mi amigo que chillaba de placer. La morocha le abría sus nalgas, le decía que se relaje y disfrute. Yo me puse frente a él y le ofrecí mi pija. Mi amiguito se había emputecido y parecía una golfa disfrutando de la verga.
Cuando Julián se salió de la cola de Darío, la morocha le lamió la colita bien abierta, para luego sentarse arriba del morocho para cabalgarlo. A todas nos deleitaba esa pija. En un momento se detuvo, se sacó la f¿mini que era la única prenda que llevaba y le hizo seña a Darío que ahora disfrutaba de una mamada mía. «Lo prometido es deuda bebé, ahora cogeme la cola». Se volvió a subir sobre la pija de Julián y abrió sus potentes nalgas para que la penetrara Darío. Yo no me quería perder esa doble penetración y me acerqué para lubricar y dilatar la cola de la morocha para luego guiar la pija del rubio hasta su entrada. Era una imagen increíble. La morocha no paraba de gemir. Debe haber tenido uno o dos orgasmos. Mientras ella disfrutaba extasiada yo cabalgué a Mario hasta que me agarró con fuerza de mis nalgas y me llenó la cola de leche. Nos besamos mientras sus espasmos se detenían. Cuando volví al contexto del departamento, Julián y Darío estaban acabando en la boca de Luciana. Estaba poseída, muy caliente, quería más y yo era la única que seguía en pié. Esta vez a mi me tocó perforar su colita. Se arrodilló en el sillón con su cuerpo recostado y parando su culazo. Fui despacio pero ella quería otro ritmo. Apenas entré en su culo, hizo un movimiento hacia atrás para que entrara toda. No pasó mucho tiempo hasta que la saqué y empecé a acabar en sus nalgas. Me sorprendí de la cantidad de leche que seguía saliendo. La morocha le hizo señas a Darió para que le limpiara la cola mientras empezaba una nueva sesión de sexo oral hasta que Luciana acabó por quinta? sexta vez?
Esa tarde hicimos un round más. Julián se quedó dormido, Mario se fue a su casa satisfecho pero con la morocha nos fuimos a la casa de Darío a continuar los festejos…
Espero que les haya gustado, haganmelo saber en sus comentarios, valoraciones y mails. Besos a todos y todas