El comienzo del amor.

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Hace pocos días quedé en la casa de una mujer diez años mayor que yo y que había conocido esa misma semana en las oficinas de mi trabajo porque nada más vernos se prendió una llama en nuestros ojos que nos hacía devorarnos e imaginarnos desnudos tan solamente mirándonos. Así que fui a su casa y cuando me abrió la puerta me recibió desnuda, con los duros pezones rosados de sus caídos aunque enormes senos apuntándome al pecho y con su carnosa vagina húmeda de labios colgantes gritándome sensualmente que quería todo de mí, y nada más cerrar la puerta se abalanzó sobre mi cuerpo y empezó a morderme suavemente el cuello a la vez que me bajaba el pantalón y la ropa interior. Yo la ayudé quitándome la camiseta mientras la agarraba bien fuerte de esas nalgas perfectas del culo más bonito que había visto en mi vida, y una vez que me tenía todo desnudo cayendo su saliva desde mi boca hasta mi ombligo y desde mis pezones hasta sus pies, me llevo a su cama y cogiéndome de la cabeza me puso contra su coño, por lo que yo, instintivamente abrí mi boca para comerme tan exquisito alimento. Después de lamer todo su orificio hasta quedar mi lengua atrapada dentro de él, la subccioné el clítoris pasándomelo por la boca como si fuera un cepillo de dientes hasta acabar con la boca llena de sus jugos vaginales. Se corrió de una manera tan bestial que me salpicó toda la cara, haciendo que quisiera no lavármela nunca más para dejármela siempre así. Y antes de tragarme todo lo que ella había expulsado de placer en mi boca, me pidió que la besara, quería que compartiera el sabor de su coño con ella, y así lo hice, la bese pasándonos su corrida de una boca a otra hasta tragarnos todo. Y cuando ya no quedaba más en nuestros labios, limpié su vagina con mis dedos y se los restregué en la boca hasta dejársela toda cubierta, y empecé a chuparla los labios como si fueran los de su vagina hasta dejárselos bien limpios. Acto seguido me tumbó boca arriba y empezó a comérmela, comenzó lamiéndome el pene desde los huevos hasta el glande, pasando su lengua de arriba abajo sin parar, luego detuvo la punta de su lengua en la rajita del glande y empezó a apretarla el círculos como si quisiera tenerla dentro de mi polla hasta que acabó metiéndosela toda en la boca. Hubo un momento en que se metió hasta los testículos, pero se escapaban de sus encías golpeándola la barbilla. Era increíble su capacidad de hacer su boca pequeña tan grande. Se pasaba el glande desde el paladar hasta su garganta mientras me apretaba bien fuerte el tronco con sus labios y me lo lamía con su lengua como si la faltarán bocas para comérmela. Estaba tan guapa con mi polla en su boca que puedo jurar que era la mujer más bonita sobre la Tierra. Y fue entonces cuando exploté de placer siendo ahora ella quien se llenaba la boca. Pero después de correrme ella seguía comiéndomela, y a pesar de sus atragantos no se la sacaba, prefería mi polla a respirar, mi placer a su vida, y he de confesar que fue el acto más romántico que en la historia de la humanidad haya habido. Y cuando ya se la sacó después de haberse tragado hasta la última gota de mi leche, la comí la boca con los últimos restos pegajosos que quedaban de mi polla y la declaré mi amor porque sabía que nunca nadie me iba a querer como me quiso ella esa tarde. Y así fue como empezó esta bonita relación.

 

Escrito por Javier López Cazalla

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Javier

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Escrito por Javier López Cazalla