Mi hermana, mis padres y yo, sexo en casa lo recuerdo como si fuera ayer

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Hace ya varios años, yo (Juanjo) tuve una experiencia con mi familia que aún recuerdo, y que fueron mis primeras relaciones sexuales.

Mi familia además de mis padres la compone también mi hermana (Lucía), que por ese entonces tenía 18 años, y que al igual que mi madre era muy bonita. Mis padres aún eran jóvenes, por lo que yo suponía que frecuentemente harían el amor.

Un día sábado, mi hermana y yo decidimos ir a bailar como ocurría habitualmente. Cuando llegamos al lugar donde se iba a realizar el baile lo vimos con muy poca gente, por lo que pensamos que no sería muy divertido y volvimos a casa mucho antes de lo pensado.

Entramos en casa y nos extrañó no ver a nuestros padres, pero pensamos que tal vez se hubieran acostado temprano. Al pasar por la puerta de su habitación escuchamos unos ruidos extraños, por lo que como la habían dejado entreabierta, pensando seguramente que tardaríamos en volver, miramos adentro. Lo que vimos a pesar de que era lo bastante normal nos sorprendió.

Mi padre estaba acostado en la cama boca arriba, en tanto mi madre tomando su polla con las dos manos se la chupaba golosamente. Mi hermana y yo nos quedamos atentos a la escena, suponiendo que ellos ni siquiera sospechaban nuestra presencia. Después de un ratito fue mi padre el que empezó a lamer la concha de mi madre, la que gemía quedamente. Luego mi madre se puso en cuatro patas y mi padre le metió en la vagina su polla empezando a meterla y sacarla a buen ritmo, y mi madre le pedía que lo hiciera más fuerte diciendo – Metémela toda, haceme gozar como una yegua, más, dame más polla –

Nosotros nos habíamos excitado y sin poderme contener saqué mi polla de mi pantalón empezando a masturbarme allí mismo y mi hermana levantándose la minifalda hurgaba en su concha con incontenible calentura. En pocos minutos estaba a punto de correrme por lo que me dirigí a mi habitación rápidamente y mi hermana me imitó dirigiéndose a la suya.

Al día siguiente no podía dejar de pensar en lo ocurrido, y al quedarnos solos, mi hermana y yo, me decidí a comentar con ella lo sucedido.

– ¿Recuerdas lo que vimos anoche? – le pregunté.

– Sí, claro – respondió.

– Me excitó lo que vimos y de solo pensar en ello me excita nuevamente – le dije.

– Se ve – expresó, a la vez que dirigía su mirada a mi entrepierna que a pesar de tener el pantalón se notaba un bulto que yo no disimulaba – a mí me pasa lo mismo – continuó.

En ese momento noté lo linda que estaba mi hermana y la vi ya no como mi hermana, sino como la mujer preciosa que era, saqué mi polla del encierro y le dije – Chupámela – ella al principio como que no quiso, pero tomando su cabeza se la acerqué hasta que tocó la punta con sus labios. En ese momento la abrió dejando que mi polla le entrase hasta la garganta empezando a chuparla suavemente. Claro que me corrí en poco tiempo y ella tragó mi semen saboreándolo y diciéndome – Tiene un gusto rico, lástima no haberlo probado antes – yo entonces tomándola en mis brazos la acosté boca arriba en el sillón y luego de manosear sus tetas y su conchita bajé mi cabeza para empezar a lamerla. La hice llegar al orgasmo entre jadeos y gemidos. Luego cuando estábamos abrazados y besándonos de improviso mis padres entraron viéndonos.

Al principio no sabíamos qué hacer ni qué decir, pues no sabíamos como reaccionarían al vernos casi desnudos y en esa actitud, pero ellos nos tranquilizaron. Mi madre fue la que habló diciéndonos – Habíamos pensado que todavía no les interesaba el sexo, pero veo que nos equivocamos, además ya era hora – luego continuó – Su padre y yo pensábamos iniciarlos, pero si les gusta hacerlo entre ustedes está bien – a nosotros nos tranquilizaron sus palabras aunque nos separamos uno del otro. Entonces mi madre nos preguntó directamente si habíamos follado a lo que mi hermana que se había recuperado de la sorpresa mejor que yo le respondió que no.

Luego mi madre le dijo – Tu padre pensaba ser el primero y quien te desvirgara, pero mejor si es tu hermano, y después de que aprendas y te acostumbres podrás probar la polla de él – mi padre asentía a todo lo que ella decía. Entonces nos ayudaron a mi hermana y a mi a terminar de desnudarnos. Para excitarnos mi madre me chupó la polla en tanto mi padre le manoseaba y besaba las tetas y la concha a Lucía y gracias a su experiencia enseguida mi polla estuvo totalmente empinada y mi hermana estuvo toda mojada.

Llegó por lo tanto el momento que ambos deseábamos, mi hermana se acostó en el sillón y yo me eché encima de ella. Mi polla buscó la entrada de su vagina, y cuando la encontró, la penetré con fuerza. Al chocar con su himen hice un último esfuerzo desvirgándola. Ella emitió un grito ahogado para luego pedirme que lo hiciera más fuerte – Quiero más polla, dame toda tu leche – cosa que me excitó más aún, por lo que aumenté el ritmo corriéndome dentro de ella.

Mis padres también se habían excitado viéndonos, por lo que apenas nos corrimos mis padres ya estaban desnudos, y papá con mamá acostada en el piso le metía la polla en la concha, para luego poniéndola en cuatro patas le metió la polla por el culo, y viendo la cara de satisfacción de mi madre se veía que ella lo disfrutaba. Haciéndome señas me indicó que me acercara, y tomando mi polla con sus manos me la empezó a chupar nuevamente hasta que me corrí en su boca, a la vez que mi padre le llenaba el culo de leche.

Luego de esto estábamos descansando entonces mi padre nos dijo – Tanto tú como Lucía están autorizados para vernos follar a tu madre y a mí cuando deseen así podrán aprender, además no crean que el otro día no nos dimos cuenta de que nos espiaban.

Después de ese día casi a diario veíamos follar a nuestros padres Como Lucía y yo nos calentábamos terminábamos follando también nosotros. Estas fueron las primeras relaciones que tuvimos entre los miembros de mi familia, aunque no las últimas, pero éstas forman parte de otra historia.

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