Una inocente noche de campamento puede ocultar muchas cosas; entre otras que tu esposa no es tan inocente como lo imaginas

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Una inocente noche de campamento puede ocultar muchas cosas; entre otras que tu esposa no es tan inocente como lo imaginas

Es sábado por la noche y mi hijo duerme dentro de la casa de campaña, su sonrisa demuestra que aunque fatigado se divirtió mucho en su primer campamento, me acuesto a su lado y trato de dormir.

La idea de que ingresara a la colonia de exploradores “Ornitorrincos” fue de su madre, la cual no pudo acompañarnos (debido a que “tenía gripa y estaba en su período”) por tal motivo tuve que ir solo con él; eso fue nos permitió compartir experiencias y aventuras simpáticas.

Sin embargo, mientras esperaba la llegada del sueño, caí en la cuenta de que las cuatro líderes de esa compañía eran mujeres y, excepto por mi caso, todos los chicos estaban acompañados por sus dos padres.

Una voz en volumen bajo me sacó de mis cavilaciones:
“Está despierto papá Juan”
Corrí el cierre y saqué la cabeza de la tienda de acampar, “si, ¿qué pasa?”
Es Rosy una de las líderes quien sonriente me expresa: “¿Puede ir a la tienda de Anita?, por Toñito no se preocupe, yo me quedo con él”.

Salgo solo con mi pants y una playera de algodón, por fortuna la noche es fresca, la instructora ingresa a la tienda y corre el cierre de la puerta.

Camino una decena de metros y llego a una espaciosa casa de campaña, “toc, toc, toc” digo en voz alta; se abre un acceso y Anita asoma la cabeza:
“Pasa por favor” me dice.

Entro, hay dos cosas que me sorprenden:
1.
– ver que pueden caber siete personas cómodamente (y solo estamos tres adultos)
2.
– Ana usa un top y un short; mientras que su compañera solo trae sostén y pantaletas.

Al ver la escasa vestimenta de Laura me detengo con medio cuerpo en la tienda; “¿escuché bien?, ¿Pudo entrar?”
“Claro” dice Ana “¿o es un espectáculo desagradable vernos así?”
“No, pero estoy sorprendido” comenté terminando de ingresar y cerrando la puerta.

“¿Qué le sorprende?”
“Pensé que estarían usando batas de franela o pijamas de algodón grueso”
En honor a la verdad era sorprendente ver a dos mujeres, rondando los 45, con cuerpos tan atractivos; piernas torneadas y firmes, abdómenes planos, senos medianos y redondos.

Con gesto de la mano Ana me invita a tomar asiento, Ella y Laura hacen lo mismo; “¿Por qué no vino su esposa?”
El lugar es agradable: una lámpara ilumina tenuemente y un incensario deja escapar un olor dulzón y atrayente.

“Tiene un resfriado y para evitar agravarse prefirió quedarse en casa”
“Esperemos no sea nada grave, ¿ustedes son heterosexuales?”
La pregunta me toma desprevenido, “¿eso que tiene que ver con los ornitorrincos?”
“Nada” responde Ana mientras Laura se levanta a buscar algo en las mochilas “Solo curiosidad, en su página de Face su mujer luce muy atractiva y algunos comentarios dan a pensar que son dados a experimentar”
“no entiendo” respondo
“si, hace unas semanas se etiquetaron en el restaurante bar “La Adelita”; de hecho el jueves 15”
“Ya recuerdo: ese día me quedé en casa porque Toñito se sentía mal y Ella asistió sola debido a que era una despedida de soltera”
“entonces: ¿no sabe que “La Adelita” es un lugar de ligue lésbico?”
“No”
Laura me entrega un celular mientras Ana continúa “ni tampoco ha visto esto seguramente”.

Lo tomo y en la galería de imágenes se ve a alguien (por el cabello largo supongo mujer) besando los senos desnudos de Olivia (mi esposa), dirijo los ojos hacia Anita con mirada de confusión.

“continúe, hay más”
Otra foto muestra a Olivia prendida a un busto generoso y libre de prenda alguna, a su lado me parece reconocer a Maruja (una de sus grandes amigas) entretenida con el otro pecho.

Poco a poco sigo observando la galería:
Mujeres desnudas recibiendo sexo oral de la dama próxima casarse.

Dos mujeres muy parecidas trabadas en unas tijeras entre varias espectadoras que ríen y aplauden.

Olivia acostada en una mesa con tres bocas sobre ella (pezones derecho, izquierdo y vagina).

La novia bebiendo el vino que escurre por el cuerpo de una de sus amigas.

MI esposa, en posición de perrita y con un arnés, siendo sodomizada con un juguete sexual.

Sigo pasando imágenes, cada vez más candentes, hasta una que me sorprende:
Ana, la misma instructora de exploradores que está frente a mi, desnuda en el suelo siendo penetrada por Olivia con el arnés que traía puesto desde hace varias fotografías.

“¿sorprendido?, su excelente juego de cadera nos hizo creer que practicaba contigo; ¿cierto Lau?”
“ajá” contesta colocándose a mis espaldas “Oli se mueve muy rico, lo sé por experiencia propia”
Veo la siguiente foto la cual muestra ahora a Ana acostada boca arriba, recibiendo atenciones orales de Laura; la cual es penetrada por Olivia.

“¿Pero a qué viene todo esto?” pregunto.

Por toda respuesta Ana se acerca y me besa, Laura corta mi playera a lo larga de la espalda y comienza a frotar sus senos desnudos en ella; la sensación de sus pezones erectos es deliciosa al igual que la lengua de Ana tocando la mía: jugando con ella, recorriendo mis dientes.

Se separa un poco y se despoja del top, sus erectos pezones rosas destacan entre sus grandes senos blancos.

“¿y si nos ponemos cómodos’” me dice, mientras con sus pulgares desliza hacia abajo su short descubriendo una vagina depilada y muy apetecible.

Me desprendo de los restos de mi camiseta, a pesar de estar arrodillado, bajo mi pants y mi bóxer liberando mi miembro erecto; la pantaleta de Laura cae sobre mi cabeza, huele a hembra y puedo notar la mancha de humedad en el puente de la entrepierna.

Laura me abraza por atrás y se deja caer, haciéndome quedar recostado sobre ella; Ana, cuando estiro las piernas para acomodarme termina de desnudarme.

Se para frente a mi y me dice: “quieres cenar algo rico”.

Me coloco de rodillas ante ella y tomándola de las nalgas procedo a hacerle el sexo oral, mi lengua busca y acaricia su clítoris, mis manos aprietan sus nalgas lisa, duras y redondas.

Laura susurra mi oído: “Papi Charlie, ¿puedo jugar con tu hoyito?”, besa mi cuello y le da una leve mordida a mi lóbulo derecho.

Sin esperar respuesta su lengua se desliza por mi columna, y llega hasta mi ano el cual comienza a ser mimado, con las manos separa mis nalgas (abro un poco más las piernas para ayudarla) para hacer más profundo el contacto.

Ana ordena: “acuéstate boca arriba y cierra los ojos”
Obedezco, Laura se monta sobre mi aproximando su vagina a mi boca (procedo a disfrutar de su sabor y olor, su miel es un poco más salada que la de Ana pero el olor es muy grato); mientras tanto Ana toma mi pene erecto con la mano, lo acaricia, lo lame con lentitud, sus labios se cierran sobre el glande y se deslizan hacia abajo para después subir con la misma parsimonia, nuevamente su mano se encarga de acariciarlo (ya lubricado con su saliva) mientras su lengua recorre mis testículos, los rodea, se los lleva a la boca, lame el periné y deja que su mano los acaricie mientras nuevamente su boca se aferra a mi fierro.

Mis manos suben por los muslos de Laura, despacio llega a su cadera, la rodean y se desplazan por sus nalgas, lentamente mis dedos empiezan a jugar con su apretado ano, acarician su redondez, intentan entrar, se retiran, vuelven a amagar la entrada y esta vez entra uno.

Comienza a moverse dentro de tan estrecho recinto y súbitamente se ve comprimido por las contracciones del orgasmo de Laura, “arghhhhhhh” sale de su garganta mientras arquea la espalda y separa sus labios de los míos; repentinamente un chorro de su vagina ¡tiene un delicioso squirt! que me moja la cara y me permite beberlo.

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