Encontre sus pantaletas llenas de semen en un rincon del baño y me di cuenta que estaba poniendome los cuernos
Comenzare mi relato diciéndoles que fui hijo único de madre soltera y por lo tanto muy mimado y consentido, además quiero que sepan que mis características físicas siempre fueron muy delicadas y poco varoniles y siempre fui considerado como un niño bonito con ojos grandes, largas pestañas, finas facciones y pelo castaño claro y cuando estaba en la secundaria sucedió un hecho que me marco, ya que mi mejor amigo que tenia en esa época, una vez que estábamos solos estudiando en su casa aprovechándose de mi inocencia en el aspecto sexual, hizo que le sobara y chupara su pene, quiero decirles que no me desagrado en lo absoluto pero sabia que eso estaba mal y no volví a hacerlo.
Cuando estaba en la universidad conocí a una linda muchacha llamada Erica que era la mas solicitada y asediada por los muchachos, nos hicimos muy buenos amigos y después casi por iniciativa de ella novios, yo creo que me escogió a mi porque no era como los demás y siempre la respetaba, yo por mi parte acepte porque sentía admiración por ella, es mas internamente sabia que de haber nacido mujer me hubiera gustado ser como ella, siempre llevaba la iniciativa y a mi me agradaba que fuera así ya que me gustaba sentirme dependiente.
Cuando terminamos la carrera decidimos contraer matrimonio, mi madre se alegro ya que tenia dudas acerca de mi masculinidad, quiero decirles que la luna de miel fue un desastre, los dos llegábamos vírgenes al matrimonio y me daba cuenta que no tenia la capacidad de satisfacer las necesidades sexuales de mi esposa, con un pene pequeño y eyaculacion prematura, aunado a mi falta de experiencia en el terreno sexual.
Ambos trabajábamos en diferentes empresas aunque ella con mas éxito que yo, sexual y profesionalmente me sentía frustrado y mis preferencias sexuales se hacían mas patentes hacia el sexo masculino ya que me sentía atraído por los muchachos mas guapos y varoniles de la oficina y me masturbaba pensando en la experiencia que había tenido varios años atrás con mi amigo de la secundaria, las relaciones sexuales con Erica se hacían cada vez mas esporádicas y trataba de evitarlas al máximo, solo cuando ella me las exigía las teníamos, pero quedaba de manifiesto mi incapacidad al respecto y nuestras relaciones maritales se hacían mas tensas cada día.
Al cabo de un tiempo Erica comenzó a llegar mas tarde de lo debido y sin que yo se lo preguntara me decía que estaba saliendo con sus amigas a tomar café o alguna copa, como la veía contenta no me atrevía a cuestionarla y además ya no me exigía nada respecto al sexo, yo por mi parte me había refugiado en la masturbación con revistas de hombres desnudos de grandes penes que tenia bien guardadas.
En esa época mi admiración por Erica crecía día con día, observaba su feminidad y la forma tan sexy y sensual como se comportaba y se vestía, cada día soñaba con ser como ella, nuestra relación se había transformado en una buena amistad, los fines de semana que estábamos juntos hacíamos ejercicio en un pequeño gym que habíamos acondicionado en la casa, yo seguía sus mismas rutinas y había desarrollado una breve cintura, pompas bien paradas y piernas largas y torneadas, cuando Erica me veía desnudo me decía que seria la envidia de cualquier mujer, después salíamos de compras al súper y a comer a algún restaurante, me daba cuenta como la miraban los hombres con ojos llenos de lujuria y ella se sentía encantada y coqueteaba con ellos, me sentía celoso pero para mis adentros pensaba que si yo fuera mujer haría lo mismo ya que la mayoría eran muy guapos, en algunas ocasiones ella me comentaba de alguno que le gustaba y yo me hacia el desentendido.
En mi soledad renegaba como no había nacido mujer y en una ocasión estando en la oficina me metí al Internet y encontré varios sitios de transexuales, me intereso mucho como habían desarrollado esos hermosos cuerpos tan femeninos que para mi eran todo un sueño, así me entere sobre el uso de hormonas femeninas y sentí deseos enormes de usarlas yo mismo, tome datos al respecto y decidí auto recetarme asumiendo los riesgos que esto implicaba, pero eran mas grandes mis sentimientos femeninos que decidí hacerlo y saliendo me metí a la primer farmacia a comprarlas.
Así paso el tiempo, Erica y yo convivíamos muy poco y ahora solo algunos fines de semana ya que se iba con sus amigas y amigos de oficina y como la veía feliz pues no me atrevía a reclamarle nada, yo por mi parte me había concentrado en mis deseos femeninos y después de tres meses de haber iniciado mi tratamiento con hormonas empezaba a sentirme diferente, mi libido sexual había bajado drásticamente, ya casi no tenia erecciones, las facciones de mi cara se habían afinado un poco y mi piel se había tornado suave y tersa, por rutina depilaba mi cara y mi cuerpo y cada día me salía menos vello y barba, seguía haciendo ejercicio pero ya no se marcaban los músculos y la grasa se distribuía de diferente manera redondeando mis caderas y muslos, tenia los pezones muy sensibles sentía los senos abultados, esto hacia que siguiera adelante y me daba ánimos, pasaron seis meses mas y ahora era evidente mi aspecto femenino, además me había dejado crecer el pelo que me salía mas abundante de como lo tenia, lo tenia un poco ondulado y ya me llegaba a los hombros.
CAPITULO II
Un día viernes me sentí un poco enfermo y sin ganas de ir a trabajar, Erica cuando salio se despidió de mi no sin antes encargarme el quehacer de la casa y me dijo que llegaría un poco tarde y que no me preocupara, ya entrada la mañana me levante y tome un jugo y algunas aspirinas para sentirme mejor y me metí al baño, normalmente Erica lavaba sus pantaletas cuando se bañaba pero ahora las encontré tiradas en un rincón del baño, las levante para echarlas a la ropa sucia pero note que estaban húmedas de la entrepierna, las observe bien y me sorprendí porque indudablemente estaban llenas de semen que comprobé cuando las olí, al principio me dio mucho coraje porque era obvio que estaba poniéndome los cuernos, después recapacite y pensé que realmente era lógico que lo hiciera ya que yo era incapaz de satisfacerla, el coraje curiosamente se convirtió en excitación y envidia pensando como gozaría mi esposa con un pene verdadero como los que salían en las revistas y termine por sobarme mi pene, ahora mas pequeño por el uso de las hormonas apenas en erección, eyaculando casi instantáneamente.
Me metí a bañar todavía excitado renegando de no haber nacido mujer para ser poseída por un rico miembro como ella, cuando me estaba secando frente al espejo que teníamos de cuerpo entero en el baño, con gran gusto veía los avances logrados en los ya mas de nueve meses de estar tomando hormonas, mi pelo ondulado caía sobre mi afeminada cara donde ya no me salía barba, tenia mi cutis suave y terso, nariz respingada y pómulos salientes que resaltaban mis ojos grandes color miel con largas pestañas y labios carnosos, mi cuello largo en el que nunca se había notado la manzana tan característica en el sexo masculino, bonitos hombros sin masa muscular, pezones agrandados color marrón como piquitos, sobre unos senos aun pequeños, pero que ya denotaban su púber desarrollo, cintura breve donde nacían unas hermosas caderas y nalgas paradas y firmes, ahora solo me salía un poco de vello en el pubis formando un pequeño triangulito y para terminar piernas largas y torneadas libres de vellos, estaba extasiado y pensé que era hora que naciera la mujer que quería ser.
Me fui a la recamara y del cajón de la ropa interior de Erica saque un conjunto de brasier y pantaleta blanco de encaje que siempre me había gustado, sabia que me iban a quedar bien ya que casi teníamos la misma talla, me puse las pantaletas me quedaron que ni pintadas, como eran de lickra se ajustaban perfectamente a mi entrepierna y como acomode mi pequeño pene y testículos hacia atrás entre mis piernas no se notaban para nada, obviamente el brasier no lo iba a llenar ya que ella tiene unos bonitos y turgentes senos, por lo que decidí no llevarlo, me senté frente al espejo y cepille mi pelo hacia atrás con la idea de ponerme una peluca muy coqueta de pelo ensortijado color castaño que a veces usaba Erica, pero ahora tenia que arreglar mi cara, primero procedí a depilar mis cejas para darles una forma femenina, me dolía cada vez que me sacaba los pelitos pero valió la pena al ver el resultado, ahora me aplicaba maquillaje en barra para cubrir las imperfecciones de mi rostro y lo extendía con una esponjita, esto hizo que mis facciones delicadas y nariz respingada resaltaran a la perfección, enchine mis pestañas y me aplique un poco de rimel, para darle una bonita forma a mis ojos los delineé como veía que lo hacia Erica y puse un poco de sombras claritas sobre mis parpados, marque mis labios con un lápiz delineador por arriba de las comisuras y los rellene con un pincel de lipstik color rosa clarito nacarado, ahora lucían mas grandes y carnosos, por ultimo aplique un poco de colorete en mi mejillas, me sentía totalmente satisfecho con el resultado, no podía creer que me estaba transformando en una linda niña, solo faltaba la peluca, fui por ella y la cepille para acomodarla, recogí mi pelo con unos pasadores y me la puse, me quedaba perfecta, los chinitos caían por mi cara dándome un aspecto muy juvenil y candoroso, fui al closet y saque una minifaldita negra de vuelo, me gustaba mucho como le quedaba a mi esposa y cuando me la puse y me vi. al espejo sabia que yo podía lucirla igual que ella y así era, se ajustaba muy bien a mis caderas resaltando lo levantado de mi trasero y además permitía lucir mis bien torneadas y depiladas piernas, complete mi atuendo con un coqueto y ajustado top color de rosa si tirantes y arriba del ombligo que hacia lucir mi breve cintura y resaltaba mis pequeños senos que sin brasier hacia que se notaran mis parados pezones, como ella tenia una gran numero de zapatos de todos colores y estilos y solo calzaba medio numero menos que yo, no me costo trabajo que me quedaran unas sandalias negras descubiertas de tacón alto muy sexis.
Cuando me vi. al espejo de cuerpo entero guauuu!!!! no lo podía creer estaba hecha toda una mujercita de pies a cabeza, aunque caminaba torpemente con los tacones altos tenia tiempo para acostumbrarme a ellos, y así procedí a hacer las labores que Erica me había encargado, puse la ropa sucia en la lavadora, lave los trastes y alce la casa, cada vez mis movimientos se hacían mas femeninos y me acostumbraba a caminar con los tacones moviéndome coquetamente, tenia bien estudiadas las actitudes femeninas de mi esposa y trataba de ser y moverme como ella, cuando termine me di cuenta que tenia que salir al súper a hacer algunas compras de cosas que nos faltaban en la despensa, dude por un momento si debía terminar con mi fantasía o salir así vestido como estaba, pero cuando me vi al espejo me sentí tan encantadora que me arme de valor y decidí salir así, solo me faltaba ponerme unas uñas postizas y pintar las de mis pies, fui al cajón de accesorios de Erica y saque unas uñas nuevecitas no muy grandes ya pintadas de rosa clarito, no tarde en colocármelas haciendo lucir mis dedos largos y femeninos, busque un barniz del mismo color y procedí a pintarme las de los pies separando mis dedos con algodones, me costo un poco de trabajo pero lo logre, se veían preciosos y podía lucirlos por lo descubierto de mis sandalias, complete mi atuendo con unos aretitos de clip y pulseras y anillos, ya estaba completa, tome un bolso de mano negro, metí algunos cosméticos de los que había usado y perfume Carolina Herrera, no sin antes aplicarme unas gotitas en los lugares estratégicos y dinero, respire hondo y salí en busca de mi automóvil que tenia estacionado enfrente de la casa caminando con toda seguridad y coquetería, sentía como el viento jugaba con el vuelo de mi falda y acariciaba mis descubiertas piernas produciéndome una sensación muy agradable, me sentía una mujer total.
Cuando llegue al súper, baje de mi auto y me dirigí a tomar mi carrito contoneándome coquetamente, veía de reojo como me volteaban a ver los muchachos y me sentía encantada, hice mis compras como cualquier ama de casa y sonreía a los muchachos que me miraban, me sentía muy excitada y notaba como se humedecían mis pantaletas en mi entrepierna, pague mi cuenta y un muchachito que llevo los bultos a mi auto cuando le di su propina me dijo «gracias señorita», en ese momento me sentí muy especial ya que estaba pasando como una verdadera mujer.
No quería regresar a la casa aun, ya eran como las cuatro de la tarde por lo que decidí ir a comer algo, hasta ese momento no había tenido la necesidad de hablar y me dio temor que pudieran identificarme por mi voz, quiero aclarar que siempre había tenido la voz aguda y hasta cierto punto aniñada, muchas veces me confundían cuando hablaba por teléfono con una mujer, por lo que mi temor se disipó y pensé que si la hacia de una manera femenina no se iba a notar, escogí un restaurante con valet parking para no tener problemas, muy atentamente el valet me abrió la puerta, tome mi bolso y baje del auto muy coquetamente dejando al muchacho con los ojos cuadrados, ya que como tenia la faldita subida me vio hasta la pantaleta, todo turbado me dio mi ticket y le di las gracias con una picara sonrisa satisfecha por las sensaciones que seguramente le había provocado.
Cuando iba a entrar al restaurante me di cuenta que en el bar que estaba en la entrada, tocaban música en vivo muy romántica y además había un letrero que decía que era la hora feliz por lo que decidí meterme en el lugar, estaba a media luz y con un ambiente muy agradable, me senté muy coquetamente cruzando la pierna y no pude evitar que mi faldita subiera enseñando una buena porción de mis muslos, el mesero se acerco y haciendo mi voz lo mas femenina posible le ordene una piña colada, cuando regreso traía dos vasos de mi bebida ya que como les dije era la hora feliz, rápidamente tome la primera, realmente era lo que necesitaba, el día había estado muy excitante y tenia que calmarme un poco, cuando estaba tomando la segunda me fije que un señor guapo bien vestido que estaba en la barra sentado frente a mi levantaba su copa brindando conmigo, tímidamente conteste levantando la mía que apure hasta el fondo, de pronto el mesero me llevo dos piñas coladas mas, le dije que había un error ya que no había pedido mas, pero me dijo que el caballero de la barra me las mandaba, como ya estaba desinhibida por lo que había tomado sintiendo un extraño cosquilleo en mi entrepierna lo mire con una coqueta sonrisa y levante mi vaso para agradecerle el detalle, en menos de que se los cuento ya lo tenia sentado junto a mi ya que el asiento era corrido y me pregunto casi al oído que si me podía acompañar, asombrada por su atrevimiento le sonreí y sin mas le dije que si y me dijo «No puedo creer que una linda mujercita este tomando tan solita», fingiendo de maravilla mi voz de mujer le dije que quería escuchar la música y que por eso me había metido al bar, a lo que me contesto «Debo entender que eres romántica y a mi me gustan las mujeres así», yo le conteste con candidez que era muy atrevido que apenas me había visto y ya quería ligarme, nos reímos y brindamos, como su platica era muy agradable y abierta no me había dado cuenta que ya había terminado con mis bebidas y ya me sentía mareada, me había dicho que se llamaba Luis y yo me había bautizado como Carla, era el femenino de Carlos, como me llamaba, y como siempre me había gustado decidí que así me llamaría de mujer.
Luis no dejaba de adularme y decirme que estaba preciosa, yo ya me sentía muy excitada y creo que no lo podía ocultar, cuando me di cuenta Luis ya me tenia abrazada y con su mano acariciaba discretamente mis muslos, en un momento nos vimos a los ojos y no pude evitar que me besara, al principio suavemente y luego con pasión uniendo nuestras lenguas, me sentía en las nubes nunca había besado a un hombre y me parecía lo máximo, ahora me decía al oído que si íbamos a un motel que estaba ahí cerca, estaba a punto de aceptar sin pensarlo, pero recordé mi verdadera condición, mi fantasía iba mas allá de lo planeado pero deseaba con toda mi alma que se realizara y estaba a un paso de lograrlo, por lo que me arme de valor y le dije que quería aclararle algo, el pensó en ese momento que yo era una prostituta ya que me dijo «Te pago lo que me pidas realmente lo vales estas de lujo», me halago que pensara así y acercándome a su oído le dije que era travesti, por un momento pensé que me iba a mandar a volar pero cual seria mi sorpresa cuando me contesto «Muñequita pareces toda una mujercita y yo ya estoy bien caliente y no me voy a echar para atrás, así que si aceptas darme tu culito pues adelante», sin mas pidió la cuenta y salimos del bar, le dije que llevaba mi auto pero el me pidió que nos fuéramos en el suyo y luego me traería de regreso, no tardamos en llegar al motel de esos en los que el auto llega hasta la puerta de la habitación, era un lugar muy cachondo con espejos por todos lados, apenas habíamos entrado me abrazo por la cintura pegándome a el besándome apasionadamente y haciendo sentir su tremenda erección sobre mi vientre, bajando sus manos de mi cintura a mis nalgas acariciándolas por debajo de mis pantaletas y con sus dedos buscando mi ardiente culito, me separe un momento para decirle que tenia que pasar al baño, ya en el baño me baje la pantaleta y me senté a orinar, en esas estaba cuando vi que había un bidet, pensé que seria buena idea estar limpia para mi estreno, me quite la pantaleta y abriendo las piernas me senté soltando los chorros de agua en mi hoyito, sentí como entraban en mis entrañas y expulsaba el agua, operación que repetí varias veces hasta que me sentí limpia, me seque y me puse una buena cantidad de crema que llevaba en mi bolso en mi ansioso hoyito para lubricarlo, así como un poco de perfume, me puse la pantaleta y salí a la recamara al encuentro con Luis.
Cuando lo vi. ya estaba totalmente desnudo, era delgado pero musculoso, muy velludo y con un pene riquísimo largo y grueso en total erección, acudió a mi encuentro y me beso, sentía su duro mástil sobre mi vientre, me quite la falda mientras que el me quitaba el top acariciando y besando mis endurecidos senos, me cargo en sus brazos para depositarme en la cama, me acostó boca abajo, me quito la pantaleta y abrió mis piernas y comenzó a pasar su lengua por mi ano, mil escalofríos recorrían mi cuerpo y paraba mis nalgas para recibir su caliente lengua, me volteo frente a el y acerco su pene a mi cara para que se lo chupara, lo tome con la mano y tímidamente comencé a lamer su cabezota, con trabajos me lo podía meter a la boca y con mi mano arañaba suavemente sus testículos con mis uñas largas, estos se sentían retraídos y próximos a estallar, como sintió que podía venirse me pidió que lo dejara, me coloco como perrita y con sus manos separo mis nalgas, sabia que se aproximaba el momento tantas veces soñado, abrí las piernas al máximo parando el trasero para recibir su embestida, al primer piquete recule ya que sentí un dolor tremendo, el con gran experiencia volvió a intentarlo, pero ahora me tomo de la cintura y no dejo que me saliera y poco a poco me lo fue metiendo hasta el fondo, mordí una almohada para no gritar, ya sentía sus bolas chocar contra mis nalgas y como me tenia sujeta de las caderas, empezó a moverlas en círculos mientras bombeaba lentamente su miembro en mi ano ardiente, poco a poco aumentaba sus movimientos y no tardo en explotar dentro de mi, cuando se separo se recostó y yo me puse entre sus piernas para chapársela y probar los restos de su tibio néctar que todavía escurría hasta que se le paro de nuevo, esa tarde mi calentura acumulada, para mi deleite, había sido apagada por Luis, me cogió desenfrenadamente en todas las posiciones imaginables como si hubiera sido una verdadera mujer, me dolía todo, pero aun así deseaba que ese placer excitante durara por siempre.
Luis también había quedado mas que satisfecho y me dio su teléfono para que lo llamara cuando deseara salir con el, salimos del motel y me llevo a mi auto y nos despedimos con un calido beso con la promesa de tener próximamente un nuevo encuentro, me confeso que nunca lo había hecho con un travesti pero que conmigo era diferente ya que para el era una linda mujercita, situación que me hizo sentir muy especial y verdaderamente mujer.
Ya eran cerca de las diez de la noche así que me apresure para llegar a la casa ya que temía que Erica llegara antes que yo, pero no que esperanzas ella no estaba todavía, me estacione y baje los bultos de lo que había comprado en el súper, acomode las cosas en su lugar y me metí al baño ya que sentía como me escurrían los líquidos del amor con los que Luis me había llenado las entrañas y que mojaban mis pantaletas, pensé ahora que había pagado a Erica con la misma moneda, ya estábamos parejos, tuve que ponerme una toallita de las de Erica para no manchar mas las pantaletas y aproveche para retocar mi maquillaje.
Fui a la sala de la casa y me serví una cuba para darme valor, había decidido hablar con mi esposa esa misma noche a costa de lo que fuera, no estaba dispuesto a renunciar a la felicidad que había experimentado ese día y me senté a esperarla en la sala de la casa frente al televisor, satisfecho de haber cumplido mi fantasía a plenitud, me sentía cansado y con mi anito rosado pero feliz de haber encontrado el camino de mi sexualidad y mi realización como mujer.
CAPITULO III
Ya había tomado varias cubas y por lo entretenido de la película que estaba viendo no me había dado cuenta del tiempo que había pasado, en eso escuche el motor del auto de Erica que se estaba estacionando, ya eran cerca de las tres de la mañana, apague el televisor y permanecí sentado a obscuras, cuando ella entro prendió la luz y se sorprendió al verme y abriendo los ojos como plato me dijo incrédula «¿Eres tu Carlos, porque estas vestido de mujer?», animado por las cubas que me había tomado me levante moviéndome coquetamente y le dije «Ahora soy Carla, amorcito que te parece» dándome una vueltecita parando el trasero, como ella también estaba medio tomada se rió y me dijo «Pues francamente pareces una zorrita muy buena», a mi también me dio risa por lo que me dijo e irónicamente le conteste «Una zorrita como tu cariño, me encontré tus pantaletas llenas de semen en el baño, así que si tu puedes coger con otros no veo porque no pueda hacerlo yo también», ahora se puso seria y me dijo «Debes entender que tu como hombre no funcionas cariño y yo tengo que saciar mis necesidades sexuales, pero no sabia que te gustaban los hombres», le conteste que tenia razón y que no quería hacer una escena de celos y que entendía que como hombre no funcionaba porque siempre había deseado ser mujer y que me había casado con ella porque la admiraba como mujer deseando ser así algún día y que ahora había hecho realidad mi sueño, y que si me gustaban los hombres, por lo que me había tomado y por el uso de hormonas estaba muy sensible y no pude evitar sentarme a llorar en el sofá, ella se conmovió y se sentó junto a mi y me dijo «Me hubieras dicho eso antes y con gusto te habría ayudado, te he llegado a querer como un hermano», le conteste que todavía me podía ayudar ya que había decidido tener una nueva vida y que ahora no me iba a echar para atrás, me limpio las lagrimas con su pañuelo y comenzamos a platicar como si fuéramos hermanas y le conté todo lo que me había pasado ese día, ella estaba asombrada y me felicito por el valor que había tenido para afrontar mi situación y me dijo que contara con ella para lograr mis propósitos, se abría para mi el camino que siempre había deseado y sentía que ahora podía llegar a encontrar mi felicidad.
Como ya era muy tarde me dijo que nos fuéramos a dormir y que mañana hablaríamos con mas calma, ya en la recamara me quite la peluca y la ropa, Erica tenia tiempo que no me veía desnudo y ahora se daba cuenta de los avances de mis formas femeninas y me dijo «¡Oye pero si estas hecha toda una mujercita, hasta las tetas te están creciendo!», le explique que estaba tomando hormonas desde hace mas de nueve meses y que me sentía muy contenta con los cambios, me senté frente al espejo del tocador y solté mi pelo para cepillarlo, ella no salía de su asombro y me dijo que estaba muy linda y saco de su closet una camisetita y me la dio para dormir, nos acostamos y nos dormimos abrazadas.
A la mañana siguiente Erica me despertó de mis dulces sueños femeninos diciéndome «Arriba floja levántate ya porque tenemos muchas cosas que hacer», abrí los ojos con gran pesadez y para mis adentros me gustaba que me tratara ahora como si fuera yo mujer y que me tomara en cuenta para sus planes ya que tenia tiempo que no lo hacia, cuando me levante y entre al baño ella ya estaba en la tina de hidromasaje, me senté en el BBC. a orinar y sentí como me salían aun por mi adolorido ano los jugos que Luis había depositado dentro de mi, y Erica me dijo «Metete conmigo, con este baño vas a quedar como nueva», me metí a la tina frente a ella cerrando los ojos sintiendo como los chorros de agua acariciaban suavemente mi cuerpo, sentí que Erica se incorporo por una esponja que empezó a pasar por mis senos que de inmediato se endurecieron resaltando mis erectos pezones, sentía muy rico y dejaba que siguiera adelante, ahora la pasaba por mis muslos y mi entrepierna provocándome escalofríos y una pequeña erección, abrí los ojos y me dijo con ojos de lujuria «Eres tremenda cariño ya estas caliente ¿Verdad?, lastima que a mi no me gusten las mujeres porque si no te cogia ahora mismo», me dio risa y entre seria y de broma le dije que me había encantado como Luis me había hecho el amor, a lo que me contesto «Y eso no es nada cariño vas a ver cuando te presente con mis amigos que son muy guapos y bien calientes», Erica ahora pasaba la esponja por sus senos con una mano y con la otra bajo el agua acariciaba su entrepierna emitiendo pequeños gemidos de placer y al poco rato yo hacia lo mismo y no tardamos en venirnos las dos.