Dejándome follar por mi querido cuñado

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Llegó el sábado, ese día sería la comida en casa de mi novio César. Me levante temprano, estaba acostada en la cama viendo tele cuando se me ocurrió que no importaba con quien pero que tenía que acostarme con alguien en la casa de mi novio, lo iba a hacer más cornudo.

Me levanté y me metí a bañar, lave muy bien cada parte de mi cuerpo, quería que al hombre que escogiera para cogerme viera a una puta limpia. Salí de bañarme y llegó una parte que me gusta mucho la de escoger la ropa. Como ya han leído me gusta vestirme muy sexy, que mi cuerpo se note, que el que me vea sepa que soy una puta que va pidiendo verga.

Escogí una tanga de hilo dental blanca, un pantalón de malla muy pegado, con estampado, una blusa negra, la cual era pequeña, por lo cual se podría ver perfectamente mi culo, abajo un brassier también negro, unas botas negras sin tacón. Solo de pensar que iba a coger con alguien que hasta ese momento no conocía me calentaba. He cogido con muchos desconocidos, pero esta vez sería en casa de mi novio en una fiesta.

César paso por mi como a las una. Al verme dijo.

C –Que culona te vez.

P –No se te hace que este culo es mucho para un solo hombre, deben de ser varios los que lo disfruten.

C –Sí mi amor, tu culo debe de ser para todos.

Llegamos a su casa, ya estaba todo mundo, me los fue presentando a todos, todos lo felicitaban por lo guapa de su novia, yo les agradecía sus comentarios. Me fijaba en los hombres a medida que los iba conociendo, a cual de ellos me llevaría a la cama. Muchos de ellos me gustaron, con varios me encamaría sin dudarlo.

Me gustaron mi suegro, mi cuñado, primos, amigos de la familia. Platicabamos y convivíamos con todos, llegó la hora de la comida, la cual fue deliciosa. Yo seguía observando a los hombres, me decidí por mi cuñado de nombre Eduardo, unos 6 0 7 años más grande que yo. Él iba solo, me platico que en ese momento no tenía novia, al igual que los demás se deleito con mis grandes nalgas. Varias veces lo descubrí que me veía el culo, sus miradas insistentes me calentaron. Me gusto mucho su seguridad.

Como a las 4 le dije César que me enseñara su casa. La recorrimos toda, la casa era de tres pisos, todo mundo iba y venía por todos lados, en el último piso había una gran terraza, una pared con una puerta me llamó la atención, le pregunté que que había ahí, me llevo era un pequeño patio de lavado y al final un pequeño cuarto de servicio, tenía una pequeña cama. Me comentó que hacía algunos años que no tenían sirvienta.

Vi que la puerta del patio de lavado se podía cerrar desde dentro, supe que en ese cuarto de servicio podía coger con mi cuñado. César me abrazó y me agarró las nalgas. Me apretaba fuerte y me decía lo mucho que le gusta mi culo.

P –Gracias César, pero hoy quiero que estás nalgas sean de tu hermano, en un rato quiero que lo traigas aquí para que me coja.

C –Pero Pam es mi hermano.

P –Y no prefieres que sea tu hermano quien goze de este culo.

Regresamos a la fiesta. Las miradas a mi cuerpo no paraban, ya me tenían bien caliente. Una media hora después le dije a César que llevara al patio de lavado a su hermano, que ahí los esperaba. Subí, como a los 5 minutos llegaron ellos.

E –¿Qué pasa, que necesitan?

P –Que seas un buen cuñado y me des una rica cogida.

Eduardo me agarró las nalgas y comenzó a besarme, metía su lengua en mi boca, César veía sin parpadear como su hermano me tocaba.

E –Sabía que eras una puta, desde que llegaste me gusto tu culo.

P –Pues es todo tuyo, tu cornudo cuida que nadie venga cierra la puerta si alguien viene nos avisas.

Tome de la mano a Eduardo y lo lleve al cuarto de servicio.

E –Mis primos y yo estábamos platicando de este enorme culo que tienes.

P –¿Esta rico mi culo, se les antoja?

E –Sí a todos.

P –Que bueno porque como ya te diste cuenta me encanta la verga y este es un culo tragón.

Me agache le baje el pantalón, saque su verga, mediría unos 17 centimetros algo normal, se la empecé a mamar. Rápidamente se le paro. Mi lengua la recorría toda, el gemía. Yo le chupaba con muchas ganas, me sentía muy bien en esta situación mamando la verga de mi cuñado mientras mi novio cuidaba que no venga nadie.

Su verga latia dentro de mi boca, el me tomaba de la cabeza, me hacía tragármela toda, yo comenzaba a ahogarme.

Me soltó, me hizo pararme, me bajo el pantalón, vio mi tanga.

E –Que rica tanga traes putita, date la vuelta.

Me di la vuelta.

P –Si te gusta mi tanga te la regalo para que te acuerdes de tu cuñadita.

Me quite las botas, el pantalón y la tanga esta última se la entregué, el la olio, la puso en la cama, se agacho y comenzó a chuparme la concha, su lengua dibujaba mis labios vaginales, después trato de meter su lengua en mi coño, lo que pudo meter de su lengua lo comenzó a mover, lo que me produjo una sensación deliciosa.

P –Sí chúpame toda, vamos cuñado soy tu puta, chúpame la concha.

El seguía moviendo su lengua, el placer era mucho, y fue mejor cuando su lengua de dedico a chupar mi clítoris, rápidamente llegué al orgasmo.

P –Así así, me vengo, comete mis jugos.

Llene su boca con mi venida, me dio la vuelta y ahora su lengua chupaba mis nalgas, después se dedico a tratar de meterme la lengua por el ano. Yo me abría las nalgas, quería ayudarlo para que su lengua llegara lo más adentro posible, yo gemía muy fuerte.

Él se sentó en la cama, me jaló hacía el, tomo su verga bien parada y la apunto hacía arriba, yo me puse encima de él con las piernas bien abiertas, apunte mi vagina a su verga, y fui bajando poco a poco, cuando sentí la punta gemí muy fuerte, esta se abrió paso en mi concha. Yo sentía como cada centímetro entraba, como me abría, mientras todo esto pasaba Eduardo y yo nos veíamos a los ojos era una situación muy morbosa. Termine de metérmela toda y quede completamente sentada sobre Eduardo.

Fui yo la que empezó a moverse, lentamente baje y subí, seguíamos viéndonos a los ojos. Comencé a moverme más rápido deje de verlo, me apoye en sus piernas y comencé a brincar, yo veía hacia el techo, me estaba dando mucho placer su hermosa verga. Mi vagina estaba muy mojada, las sensaciones eran maravillosas, sentía su líquido presiminal saliendo de su pene y quedándose en mi vagina.

P –Que vergota Eduardo, me estás dando una vergota cuñado.

E –Sí puta, que buena estás, que rico coges.

Yo seguí brincando, no aguante más y me vine de nuevo, mis jugos resbalaban por su verga y salían de mi vágina. Sentí como si me faltara el aire, mi cuerpo se contraía. El disfrutaba de verme venir.

E –Ya no tenemos mucho tiempo, hay que regresar a la fiesta, pero antes me quiero venir en tu culo.

P –Sí cuñado dame verga por el culo, lléname de tu carne caliente, pero antes déjame hablarle al cornudo, quiero que vea como un macho de verdad me parte el culo.

Le llame a César, él fue, me puse en cuatro, viéndolo con mi cara de puta le dije.

P –Mira César como le parte el culo a la puta de tu novia.

C –Sí mi amor.

E –Hermanito te felicito, que buena novia te conseguiste mira nada más ese culo, te la voy a dejar bien cogidita.

P –Metemela ya.

Eduardo se escupio en la mano, se embarró los dedos, primero me metió un dedo, después dos, llegó hasta tres, mi culo ya estaba listo para aguantar esa verga. Él la tomó con su mano, yo en cuatro lo esperaba, el puso la punta de su pito en mi ano empujo hacía adelante, yo empujé hacía atrás, entró toda.

P –Aaaahhhh que verga más grande, dame duro.

E –Que puta más rica eres.

Él me tomo de la cintura, me dababa unos empujones muy fuertes. Yo me movía de atrás hacía adelante, sentía como mi ano se abría y se cerraba. César no perdía detalle de como Eduardo me cogía delicioso.

P –Siento como tu gran verga se abre paso para llenarme el culo.

E –Que rico aprietas puta.

P –César escuchas que a tu hermano le gusta como aprieto, soy una buena puta.

E –Eres la mejor, verdad César.

C –Sí la mejor puta.

P –Gracias amores.

Él gimió más fuerte, su verga empezó a palpitar, sentí como se hinchaba cada vez más, esto a su vez abria más mi ano, su pene dejo salir todo el semen que me inundó el ano, ese líquido estaba muy caliente. El salió de mí. Se vistió, tomo mi tanga y nos dijo que nos vería abajo.

Yo me quede acostada en la cama, estaba de lado, sentí como empezó a salir la leche de mi hoyo. César me dio un poco de papel de baño para limpiarme, me limpie lo más que pude, me puse el pantalón, las botas y salí con César del cuarto del servicio. En el patio de lavado sentí que mis piernas temblaban, no me podían sostener. César me detuvo, le dije que me dejara recuperarme. Estuvimos ahí unos 10 minutos en lo que recobré la fuerza.

Regresamos a la fiesta, todos estaban bailando, yo estuve como 20 minutos más, después César me llevo a mi casa a descansar.

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