Mi primera experiencia sexual con un negro con una verga enorme

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Quiero contaros mi primera experiencia con un negro. Siempre he sentido curiosidad por saber como sería el sexo con un chico de color, pero nunca habia tenido la oportunidad de experimentarlo, hasta que conocí a Moussa.

Él trabaja en la cafetería donde desayuno cada mañana antes de entrar al trabajo. Un chico guapo, muy simpático, super atento siempre conmigo… no voy a negar que más de una vez él habia sido mi fantasia mientras me tocaba.

Poco a poco ya teníamos algo de confianza, muchos meses viéndonos en la cafetería, pero nunca habíamos coincidido fuera de ella. Una mañana estaba contando que había tenido un problema con su documentación en España, y yo, que soy secretaria en un despacho de abogados, me ofrecí a hablar con mi jefe y que le ayudase. Quedamos para vernos por la tarde cuando yo saliera del curro y así poder contarme los detalles para poder hablarle del caso a mi jefe (otro día os contaré como me lo follo a él) .

Estuvimos en un bar cerca del trabajo, tomamos unas cervezas y hablamos de lo que le estaba pasando. Miré el reloj y se había hecho tarde, todavía tenía casi media hora andando hasta llegar a mi piso. La verdad es que no quería irme, pero ya estaba todo hablado y parecía que él no captaba mis señales. Señales que le lancé durante un buen rato para que se diera cuenta de que estaría encantada de follármelo.

Pagué la cuenta a regañadientes y se ofreció a acompañarme a casa. Acepté encantada pq asi tendría oportunidad de seguir zorreando con él. Por el camino hablamos de todo un poco y me dijo que nunca habia estado con una chica española, yo le dije que yo tampoco con alguien de color.

Cuando llegamos al portal, yo notaba que no quería despedirse. Tenia que lanzarme y dar el primer paso. Me despedí de él y en vez de darle dos besos, le di un pico. Aquello le hizo despertar y me agarró de la cintura y empezó a comerme la boca. El efecto fue inmediato, con solo notar su lengua en mi boca, mi coño empezó a mojarse. Le metí en el ascensor y el camino al cuarto piso lo hicimos sin separar nuestras bocas.

Abrí la puerta del piso, tiré el bolso al suelo y empecé a desabrocharme la camisa. Él me miraba con los ojos muy abiertos mientras yo me quitaba el sujetador. Liberé mis tetas y como si fueran un imán, puso sus manos en ellas y se agachó para chuparlas. Mamó de mis pezones y se pusieron duros, los mordía, los pellizcaba…

Mi coño estaba caliente, me notaba a mil, muy perra, con ganas de polla, de unos buenos azotes, de un buen pollazo negro.

Bajó la cremallera de mi falda y se arrodilló delante de mi para bajarla. Le di la mano y lo llevé hasta mi dormitorio. Alli estaba yo en bragas y él aún vestido, eso tenía que remediarlo. Le quité la camiseta y mordí su pecho y abdomen. Bajé su pantalón y pude ver lo que se notaba como una gran polla. Esta vez creo que era yo la de la cara de sorpresa, me cogió de la mano y la puso sobre su polla. Se notaba grande, gorda, dura. La masejeé un poco y bajé su ropa interior. Era la polla más grande que había visto nunca, que maravilla, se me hacia la boca agua. Siempre me han gustado las pollas gordas, pero esta era una delicia.Le pajeé un poco y le tumbé en la cama, quería chupársela ya. La agarré entre mis manos y me la metí en la boca, pasé mi lengua por la punta de su polla para mojarla y empecé a mamar. Su polla me llenaba la boca, la saliba caía por los lados, pero cuanto más chupaba, más perra me ponía. Chuparle la polla era como adictivo, mamaba y mamaba mientras tocaba tambien sus huevos y aquel pollón estaba duro como una piedra. Mi coño pedía a gritos un poco de atención y Moussa pareció adivinarlo.

Se puso entre mis piernas y tengo que decir que ha sido la mejor comida de coño que me han hecho en toda mi vida. Abrió mis piernas y empezó a tocarme los muslos, tiró de mi para que mi coño quedase aún más expuesto y de esa manera quedé con las piernas muy abiertas delante de su cara.

Empezó a lamer despacio, pasando su lengua de abajo a arriba de mi coño, varias pasadas con la lengua muy despacio hicieron que gimiera muy fuerte. Me abrió el coño con una mano y empezó a chupar, a succionar y entonces metió un dedo, sin aviso, hasta el fondo, varias veces dentro y fuera y empezó a moverlo dentro de mi coño. Volvió a comerme el coño con el dedo dentro y mi clítoris se encontró con su lengua. Me comía el coño y me follaba con el dedo y cuando metió el segundo dedo no pude aguantar más y me corrí mientras él mamaba de mi coño como intentando beberse mi corrida. Subió hacia mi sin sacar sus dedos de mi coño y empezó a comerme la boca, sabia a mi, a mi corrida y aquello me puso más caliente aún. Se acercó a mi oido mientras seguía haciéndome el dedo y me dijo; – No sabía que fueras tan zorra.

– A partir de hoy tu zorra, le dije yo. Le acerqué un condón de la mesita y se lo puso como pudo.

Se tumbó y yo me puse encima de él, abrí mi coño con la mano para que entrara bien, aquella polla gorda me llenaba poco a poco.

Cuando me la metí entera me puse recta y empecé a cabalgar, me lo follaba con ritmo, moviendo bien mi culo, notando como poco a poco mis caderas iban más rápido.No paraba de gemir y sabía que si no paraba mi coño estallaría de nuevo.

Cogí sus manos y las puse sobre mis tetas, pellizcaba mis pezones mientras yo seguía follándomelo fuerte. Tiraba de ellos y sentí esa mezcla de dolor y placer que tanto me gusta. No pude aguantar más y mientras él agarraba fuerte mis tetas me corrí.

Me eché sobre su pecho, pero duró poco. Al instante me puso a cuatro patas. Se puso detrás de mi, abrió mis piernas y empezó a rozar su polla con mi coño desde atrás.La metía despacio, poco a poco, otra vez notaba mi coño lleno de su polla rica.

Cuando la tuvo dentro entera, se quedó quieto y me dio un azote, gemí, me volvió a azotar más fuerte, volví a gemir y noté como me agarraba del pelo y tiraba de mi cabeza hacia atrás.

-Voy a follarte duro puta, me dijo.

Empezó a moverse fuerte, esa polla me taladraba el coño. La metía duro una y otra vez, me azotaba el culo, tiraba de mi pelo y yo gemía como una verdadera guarra. Me encanta que me peguen mientras me follan y él lo estaba haciendo de maravilla. Cada vez azotes más fuertes, me notaba el culo ardiendo, el coño chorreando gracias a la follada que me estaba metiendo y cuando estaba a punto de volver a correrme paró, me puso boca arriba y abrió mis piernas. Volvío a meterméla y puso su mano en mi garganta. Me follaba con un ritmo frenético y apretaba mi cuello, yo gemía con la boca abierta intentando respirar y empezó a escupir dentro de mi boca, esa saliba caliente llegaba directamente a mi garganta y cada vez que la echaba en mi boca mi coño palpitaba.

El ritmo subía y él gemía y abría mucho los ojos como intentando asimilar lo que estaba pasando. Me follaba fuerte y yo sabía que él estaba a punto de correrse. Le dije que parase, quería esa corrida en mi boca, necesitaba ese sabor a leche que tanto me pone. Se quitó el condón y agarró mi cabeza, la metió en mi boca y empezó a follármela, no tardó mucho en correrse sin sacarla. Me ahogaba con esa gran polla y toda la corrida en mi boca, intentaba tragar como podía. La sacó y yo me esmeré en dejársela bien limpia, lamí toda su punta, saboreé bien lo que quedaba en mi boca, me encanta el sabor a polla.

Tengo que decir que me dejó destrozada, estaba muy cansada, con el coño dolorido pero esta sólo ha sido la primera de muchas con él.

Si queréis, os volveré a contar más…

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