Una pareja fue a la discoteca para bailar un rato, todo se descontrola cuando la putita se deja seducir por los hombres que estaban ahí
Una pareja van a la discoteca y mientras ella baila Reggaeton él mira como intentan seducirla
Hola amigos, quiero contaros mi primera y última experiencia con las infidelidades. Lo que voy a contarles sucedió hace una semana y aún no lo he digerir-lo del todo; tal vez por esto, lo comparto con todos vosotros.
Susana y yo, somos una pareja de Barcelona y nos gusta salir por la noche. Tenemos 43 y 45 años respectivamente, y nuestros hijos ya son suficientemente mayores como para que los podamos dejar solos en casa.
Todo empezó hace tres meses cuando cuando en una sala de baile, mi mujer se quedó bailando sola, y un chico intentó acercarse para bailar con ella. Al verlo, me acerqué para interrumpir aquel acercamiento pero no pude evitar sentir un flash de exitación. Así que las siguientes salidas tendí a acercarme un poco de Susana esperando a que alguien volviera a acercarse. Y así sucedió, a los pocos minutos un chico se acercó a ella y empezó a bailar en pareja.
Susana inicialmente aceptó al chico como pareja de baile, pero cuando este empezó a alargar la mano más de la cuenta, Susana, disimuladamente se separó del chico continuando sola. Y al igual que la primera vez, sentir que intentaban seducir a mi mujer me éxito tanto que la polla se me endureció como cuando era un adolescente. Y aquella sensación me gustó.
Al regresar a casa le comenté a Susana que había vista la escena y ella, quitándole importancia argumentó que en las discotecas siempre hay lapas.
– ¿Pero te gustó cuando te puso la mano en el culo? – insisté
– Que va… era un chavalin… ni que fuera una asaltacunas ¡ – dijo riéndose.
Naturalmente, cada viernes continuamos saliendo, y yo repetí la estrategia de mantenerme a distancia y ver como los chicos la entraban uno tras otro, y ella con más o menos sutiliza, se apartaba sin darles opción a más.
– Ostras Susana, hoy como mínimo se te han acercado cuatro.
– ¿Cuatro? Como mínimo fueron cinco. Son muy pesados.
– Ostras pues al quinto no lo ví. ¿Qué hizo?
– Pues como los demás, intentar tocar cacho. Este ambiente de Regaetton es muy machista. Están todos muy salidos; creo que tendremos que cambiar de estilo. ¿Vamos a un local de Country?
– Ostras no…. Me gusta ver como te entran… y yo… les seguiría un poco mas el juego….
– ¿Cómo? ¿Quieres que baile con ellos?
– ¿Por que no?
– Venga ya… tú también eres un salido… y como continúes insistiendo serás un salido cornudo o un salido separado.
No insistí más, pero el viernes siguiente, se le acercó un chico de mediana edad, tendría unos 35 años y era alto y fuerte. Cuando lo ví se me aceleró el corazón; estaba seguro que Susana no tardaría ni un minuto en tomar distancia, pero por mi sorpresa no lo hizo.
Estuvieron bailando unos minutos, y cada vez se acercaban un poco más, hasta que sencillamente estaban inmersos en un baile muy sensual… casi sexual.
La polla se me disparó. No podía quitarles ojos… y me acerqué disimuladamente para tener una vista más clara.
No había duda, el chico metía una pierna entre las piernas de Susana y le agarraba el culo con la mano izquierda y con la derecha casi le sujetaba un pecho.
Susana tenía las mejillas rojas; seguro que notaba el paquete de aquel tio restregándose sobre su pierna, pero se dejaba hacer…. Tuve la sensación de que me busco en la barra, donde había estado hasta entonces y al no verme continuo bailando.
Estuvieron así cuatro o cinco canciones; aquel tio se había repasado todo el cuerpo de Susana, le había tocado el culo, las tetas, incluso le había tocado el coño por encima de la falda mientras le besaba el cuello.
Si no fuera porque estábamos en un local público, me habría sacado la polla allí mismo y me hubiera corrido mirando como grapeaban a Susana.
Finalmente, exaustos con el baile, se retiraron a un rincón donde había unos sofas, justo al lado de donde yo estaba.
Susana paso por delante mio, mirándome de reojo pero disimulando que me conocía. Él se sentó en el sofá, y la agarró para que Susana se sentara sobre sus piernas. Como iba con falda, se le levando hasta la ingle de modo que él podía notar su coñito caliente.
Continuaron abrazados, él la besaba en el cuello e intentó besarla en la boca, pero ella se apartó. Luego le acarició la espalda, bajó hasta el culo y, por debajo de la falda, le tocó el culo sin ninguna dificultad.
Estaba oscuro, o sea que a pesar de estar cerca, no podía ver los detalles; sus movimientos eran lentos, vaya que se estaban restregando a gusto. Por suerte, él llevaba los pantalones puestos y Susana las bragas, o sea que el contacto sólo era con las manos y los labios pero para mi polla era suficiente, estaba por reventar.
Por suerte, cinco minutos después, Susana se levantó, me hizo señas para salir y nos fuimos hacia el coche. Cuando entramos, me quité los pantalones y le pedí que me la chupara, pero Susana, me miró, agarró mi polla con su mano y me dijo:
– Tengo que explicarte una cosa.