Mi vecino es muy odioso, no me lo quería cruzar nunca en el elevador, hasta que un día lo vi con unas enormes botas vaqueras y eso me volvió loca

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Un largo día de trabajo , y encontrarse con el vecino del quinto, pesado y amanerado como él solo ; qué poco le gustaba coincidir con él en el ascensor, pero a ver, no le quedaba más remedio que compartirlo , y ya era tarde para inventarse una excusa ; estaba hablando con el portero , detrás de su mostrador…igual con un poco de suerte se entretenía con él y la dejaba tranquila.

El ascensor llegó, y ella le miró ; por un instante , él salió de detrás del mostrador , y se dirigió hacia donde ella sostenía la puerta, y entonces , como escuchando sus ruegos, el portero le volvió a llamar.

– Venga , venga, que tengo que enseñarle una cosa…

– Ah , vale….muchas gracias …- le dijo, sonriendo, a ella, mientras volvía a meterse tras la oscura madera.

Ella se metió , estupefacta, en la cabina …como era posible que ese hombre se atreviera a vestir de aquella manera tan ridícula ; lo había visto con unos pantalones muy apretados, beige oscuro , y unas botas de caña alta, negras ( por cierto, bastante sucias ) ; igual era pocero o se dedicaba al campo y la ganadería, la verdad es que no lo sabía con certeza, ya que le habían parecido unas katiuskas , pero no estaba segura.

Se acordó, al llegar arriba, que no había ido a comprar el pan , y volvió a bajar ; al ir llegando al bajo, le llegó el soniquete de la conversación entre el portero y el vecino…pero cómo podía tirarse tanto tiempo hablando , qué cansino era .

Allí estaba, efectivamente, gesticulando con vehemencia ; se fijó esta vez , aunque con disimulo, en su atuendo , ya que estaba por fuera del mostrador : efectivamente eran unas botas de cuero negro, enormes, y bastante necesitadas de una buena limpieza ; los pantalones, tras embutir las piernas, se introducían en ellas, dejando un poco de hueco, como si le estuviesen un poco grandes ; y la prenda parecía una segunda piel, de lo ajustado que lo llevaba , dejando apreciar la contundencia de sus genitales, que protuían entre los muslos de forma escandalosa y que la hizo sentir vergüenza ajena ; como además estaba apoyado de lado, doblando y estirando las piernas de forma alterna, aquello parecía moverse como si tuviese vida propia bajo aquella tela color café con leche.

Y qué gordo estaba …por encima del cinturón ( que casaba perfectamente , por el estado del cuero, con aquellas botazas ) , la barriga se mostraba , sin pudor , bajo la camiseta azul oscuro que terminaba de rematar aquel ridículo conjunto.

¿ Pero dónde iba este hombre por ahí vestido de aquella manera? SI debía tener más de 50 años …

– Hasta luego, adiós…- dijeron casi al unísono los dos conferenciantes, entusiasmados en su animada charla.

Salió a la calle, saludando casi sin mirar , y fue a la panadería.

Había bastante gente , ya que a aquella hora coincidían todos a por el pan ; regresó un rato después , y no pudo reprimir un pequeño gemido de lamentación al ver que allí seguían charla que te charla , y conforme se acercaba , allí seguía de pie aquel vejestorio, viéndolo de espaldas, comprobando que , lastimosamente , el culo, acorde a su envergadura y obesidad, quedaba casi dibujado de forma patética, especialmente en el instante en que cruzó una pierna sobre la otra, rozándose ambas botas , otorgando a sus glúteos un leve movimiento que la hizo estremecer.

– Buenas , jejeje- dijo aquel engendro, al verla – aquí sigo todavía, es que Antonio no deja a uno irse…

– Ya veo, ya – dijo ella, mirándole con desaprobación hacia su barriga.

– Bueno, pues ya me voy ….no voy a desaprovechar subir esta vez con la vecina, Antonio- se despidió el mozo , poniéndole a ella los pelos de punta.

Ya no tenia remedio, pues ya le había dado al botón y el ascensor estaba llegando ; se le ocurrió ir a abrir el buzón ; aunque veía perfectamente que no había correo, le pareció una excusa excelente.

Escrutó el buzón como si fuera una cueva prehistórica, metiendo la mano hasta el fondo como si no estuviese segura de su contenido ; se volvió , ya que los buzones se encontraban justo enfrente del elevador, para descubrir, sorprendida y asqueada , que su gentil vecino sostenía la puerta del ascensor con aquella odiosa sonrisa.

– Ay , disculpe, yo… – comenzó a balbucear ella, poniéndose colorada a su pesar….igual se había pasado de lista y estaba quedando como una estúpida.

– Nada, nada, faltaría más….no tengo ninguna prisa, señorita- e hizo un gesto con su mano , cediéndole el paso caballerosamente.

– Gra…gracias…- llegó a contestar, bastante nerviosa entre la vergüenza que estaba sintiendo y el rechazo que le provocaba la presencia de aquel hombre.

La puerta ya iba a cerrarse cuando llegó, en el último momento, otro vecino , al que reconoció enseguida : era el dueño de la asesoría del entresuelo…menudo flojo, coger el ascensor sólo para un piso …así estaba de relleno, el muy cabronazo.

– Vaya , lo he pillado por poco…buenas tardes.

– Mejor buenos días, que muchos no hemos comido todavía …- contestó el embotado , haciéndose el gracioso, mirándola buscando complicidad.

Ella no tuvo que esforzarse mucho para ni siquiera mirarle; de reojo vio que , un poco desconcertado ,buscó la respuesta del asesor, que no tardó mucho en llegar.

– Jajaja…ni yo tampoco, aunque no me vendría mal hacer un poco de dieta – dijo , frotándose la hermosa barriga, que podía hacer competencia con la del compañero de cabina.

– Ni a mi tampoco – dijo el odiado vecino, dándose un par de palmadas en su tripa, que retembló ante la maniobra, volviendo a mirarla.

Ella no pudo evitar mirar a esa zona , advirtiendo, con sorpresa , como en el leve movimiento , la camiseta se había salido de debajo del pantalón, cubriendo el cinturón , dándole un plus añadido de descuido y suciedad que aumentaba aquella sensación de rechazo que le provocaba la presencia de semejante ejemplar ; además, el bulto que protuía entre sus piernas acompañó a la tripa en su pequeño terremoto; y advirtió, en una fracción de segundo en que miró a los ojos de su dueño, que éste la había pillado en la dirección de su mirada; se sintió turbada, y terriblemente avergonzada.

De modo que , intentando disimular que efectivamente había mirado a su barriga, sonrió , muy a su pesar , y consiguió articular , casi tartamudeando:

– Es verdad, hay que cuidarse un poco…

Ella rápidamente se arrepintió de su decisión , ya que pudo advertir que el aborrecible vecino que, hasta ahora se había sentido rechazado , se sintió eufórico al ver que ella finalmente se dignaba en prestarle atención , y sonrió ampliamente, mirándola de arriba abajo y atreviéndose a decir :

– Se nota que usted se cuida, vecina…no como otros…- y le dio un codazo al asesor, que comenzó a reírse a la vez que él.

– Qué cosas tienes, Tomás …jejeje…

Ella se sentía presa de unas emociones que no recordaba haber sentido antes, y es que el rechazo se estaba mezclando con cierta sensación de cosquilla que comenzaba en su entrepierna , y que había comenzado justo al ver el leve retemblor que había observado en los genitales de su vecino y ahora compañero de cabina .

Y además, el maldito ascensor no arrancaba. Ella, impaciente y roja como un tomate , pulsó de nuevo el botón.

– Vaya , vaya …- dijo el vecino vestido de jinete ( por cierto, no recordaba a qué se dedicaba ) – anda , Manolo, que al habernos subido dos gordos con esta señorita, vamos a estropear el ascensor.

– Anda, Tomás , no seas exagerado…ves, ya tira…

Y es que en ese momento, el ascensor arrancó, lentamente, para terminar poniéndose en marcha y llegar al entresuelo, donde el tal Manolo se bajó .

– Anda, Tomás, que ya os habéis quitado casi 100 kilos de peso ..

– Uy , uy …- dijo el interpelado, moviendo la mano – si yo ahora peso algo más que eso ..

Y de nuevo la miró , sonriendo, buscando otra vez que le acompañase en su chiste.

Ella intentó sonreír, plenamente asqueada al saber el peso de aquel mastuerzo , y algo asustada al quedarse sola con él tras abandonar el ascensor el asesor , de modo que la mueca que hizo resultó bastante extraña.

Casi estuvo tentada de salir , arguyendo algún olvido o incluso alguna consulta con aquel profesional, pero le pareció ridículo y fuera de lugar, y recordó que bastante se había lucido ya con los buzones .

En fin , sólo quedaban 4 pisos hasta el suyo…y 3 hasta el del pesado ( en todos los sentidos ) , vecino , que vivía debajo de ella, no sabia exactamente en qué letra …se dio cuenta de lo poco que sabía de sus vecinos.

Algo tuvo que traslucir en su cara, porque aquel hombre la miró un poco extrañado y se dedicó a hojear la correspondencia que traía en las manos.

Por un momento, relajó su pierna derecha y se puso la mano sobre la cintura , provocando un movimiento en aquella zona de su anatomía que aquel maldito pantalón destacaba tanto, que pareció que todo el espacio del ascensor se reducía a contener aquella monstruosidad , que por cierto pedia a gritos un lavado.

Así que muy a su pesar, se quedó completamente hipnotizada ante aquella visión , que le provocaba una mezcla de rechazo y atracción , y que estaba haciendo que sus bragas se empapasen , de forma completamente incontrolada.

Ella estaba aterrorizada ante la mas mínima posibilidad de que su vecino se apercibiera de su estado, pero comprobó, aliviada, que éste seguía leyendo sus cartas, incluso había abierto una de ellas y la leía con el ceño fruncido ; se puso entonces de perfil , ya que el ascensor estaba pronto a llegar a su destino, y era el movimiento reflejo de irse aproximando y encarando a la puerta del elevador…incluso dando el primer paso para salir.Aquello dotó a aquel conjunto de un movimiento bajo la tela café con leche que la dejó anonadada con aquella sensación de atracción y rechazo que estaba experimentando…

Ella estaba extasiada ante aquella sucesión de posturas, de cómo aquellos malditos pantalones se pegaban como una segunda piel y albergaban aquellos muslos.

Y , asustándola , el ascensor llegó a su destino.

– Hasta luego , vecina…ha resistido el peso del Manolo y el mío..- dijo, mientras le sonreía , poniéndose de espaldas para salir.

Esta vez , la sonrisa le salió espontanea, mientras esperaba a que dejase de mirarle para poder ver su reverso sin disimulo.

– Hasta otro día, vecino..y cuídese ese cuerpo…

– No tenga duda de que lo haré …- y de nuevo le dedicó otra sonrisa, que la llenó de incertidumbre, ya que justo en ese momento, se volvió completamente de espaldas, y la contundencia de la anatomía de su vecino inundó su retina.

La camiseta se había deslizado tapando parcialmente aquel enorme culo, que parecía estar en perfecta proporción con la anchísima espalda y aquellos muslos…las botas , vistas desde esta posición , se manifestaban efectivamente más anchas , y se vislumbraban los gemelos, acordes al resto de su envergadura: este hombre era un magnifico ejemplar de macho , y no le extrañaba que llegase a pesar mas de 100 kgr.

Ella se sentía por un lado aliviada por quedarse sola y no seguir expuesta a aquella ola de sensaciones que la estaban haciendo sentir incómoda , y por otro desconsolada por perder de vista aquel hombre que la estaba extasiando de aquella manera tan inesperada, cuando la suerte pareció ponerse de su lado .

Y es que el vecino , enganchándose la punta de su bota izquierda en el escalón que se había formado entre el ascensor y el suelo del rellano, tropezó, levantando de forma refleja su pierna derecha: en uan fracción de segundo ella pudo ver aquella bota elevarse y brillar cerca de ella, acompañaba de aquel muslo ,para a continuación dar un sonor taconazo; todo ello pareció funcionar al principio, pero al instante siguiente, intentando mantener el equilibrio , cayó hacia delante .

No se cayó completamente, al lograr apoyar las manos en el suelo del rellano, pero le ofreció a su inesperada admiradora una panorámica de sus glúteos envueltos en aquella tela color café con leche que la dejó sin respiración ….nunca pensó que el ver a un hombre de 50 años con el culo en pompa, iba a parecerle una imagen hermosa, pero así fue como lo sintió, especialmente a nivel de su coño, que parecía pedirle a gritos que se frotase contra aquel pedazo de carne embotado que tenía delante.

Y como si hiciese caso a aquella pulsión, avanzó hacia la puerta, dispuesta a tocar aquella maravilla de la naturaleza que tenia delante .

– Ay , vecino,cuidado , que se hace daño…-le preguntó , para disimular, a la vez que posaba sus manos en aquellas enormes posaderas.

Y entonces, el precario equilibrio que mantenía aquel hombretón , a punto ya de levantarse , se deshizo , y la caricia que ella esperaba darle se convirtió en un empujón , que aunque leve, sirvió para descompensar aquellos más de 100 kgr de nuevo hacia delante , y esta vez el corpachón tocó el suelo.

– Jooooder…..- fue lo único que pudo decir el maltrecho vecino , que en última instancia logró evitar terminar con los morros por el suelo.

– Ay, ay, vecino, disculpe, yo sólo quería ayudar …- dijo ella,compungida, avergonzada y excitada a la vez- ¿ está usted bien?

– Vale,vale, muchas gracias , vecina…maldito escalón y maldita alfombra…ya le diré al portero que estas alfombras sólo traen problemas…- y se volvió a mirarla, agradecido.

Se habia quedado boca abajo, con las piernas abiertas , ofreciendo una magnifica vista de sus botazas, sus piernas, su culazo, su espalda y aquella cabeza casi calva, que ahora la estaba volviendo loca de deseo..

A juzgar por sus comentarios, parecía pues no ser consciente de que ella le hubiese tocado el culo…culo que ahora le estaba ofreciendo en diversas panorámicas que la estaba dejando sin aliento, ya que se estaba colocando boca arriba y el juego de tela, protuberancias y cuero era pura diversión y excitación.

– Sí, estoy bien, sólo un poco avergonzado …

Y se volvió, poniéndose boca arriba, para solaz de ella, que al contemplarlo allí, tirado en el suelo, abierto de piernas y vestido de aquella manera, creyó volverse loca de gusto.

– Avergonzado, ¿ porqué? – preguntó ella, colorada como un tomate.

– Pues por ser tan torpe y darle a usted este espectáculo …- dijo él, que también debía sentirse ridículo y estaba también comenzando a ruborizarse.

Desde luego, pensó ella, el espectáculo estaba asegurado …y era pura delicia ; se sentía envalentonada por la situación y no quería que aquello terminase.

Y , advirtiendo que el paquete de aquel madurote se le ofrecía a la vista mejor que nunca en aquella postura, pero dándole vergüenza que su admiración fuese muy evidente, de nuevo el ingenio acudió en su ayuda, y , saliendo del ascensor, se dispuso a levantar al coloso caído por los hombros.

– Pero, pero…¿ qué hace? ¿ dónde va? – llegó a decir aquel manipulado y adorado vecino.

– Pues intentar levantarlo,ande, cállese…

Pero la que se quedó sin palabas fue ella, al ver desde aquella privilegiada posición, la forma de los genitales de su desconocido compañero de ascensor.

Obviamente no podía posar la mano sobre aquella protuberancia, aunque eso era lo que le pedía su mano a gritos, toda vez que además su vecino se desasía, gentil pero tenazmente , de su ayuda .

– Gracias, gracias, vecina, pero puedo levantarme solo perfectamente…muchas gracias- y se puso de lado, mostrando aquella deliciosa barriga que hacia poco aborrecía .

Y apoyó las botazas entre el suelo y la gruesa alfombra que tanto juego le estaba dando a su vecina.

Y se comenzó a incorporar , dejando esta vez ver sin disimulo su barriga, cosa que ahora a ella le agradaba en modo sumo …cómo podía cambiar tanto alguien de opinión, se dijo …

– Ay, ay, por Dios- dijo ella, admirando todo aquel conjunto- espere que le ayudo a recoger las cartas.

Y se agachó a por la correspondencia, que había quedado esparcida por todo el rellano y parte del ascensor ; la maniobra de nuevo hizo perder el equilibrio al vapuleado objeto de sus atenciones, y trastabilló, para lograr apoyarse en la pared y evitar una nueva caída; eso si, la postura que adoptó la hizo a ella revolucionarse hasta el punto de tener que reprimir un gemido : había estado a punto de alcanzar un orgasmo.Se sentía muy extraña….

Y su ahora querido vecino, ya incorporado, se encaminó hacia su casa , dejándola en aquel estado al cual él era completamente ajeno.

– Buenas tardes…perdón, buenos días , vecina, que veo que tiene el pan para comer..

NOTA : si alguien desea este relato en plan » fotonovela » ( ya que el sistema de Todorelatos no admite añadir imágenes ) , me puede enviar un correo y se lo enviaré gustosamente.Espero les guste !!!!

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