Dos primas se dan su primer beso, lo que hizo que su animal sexual se despertara y follaran como si fueran dos profesionales
Corría el año 1970. Era un día soleado del mes de agosto. Gloria, 20 años, morena 1.68 de estatura, flaca, de ojos castaños y larga melena negra, llegó al río de su aldea con una bañera en la cabeza y una tabla en la mano. Lavando en el río estaba su prima Carmen 21 años, pelirroja, de ojos azules y con todo bien puesto. Al rato le decía Carmen:
-Me voy a servir a la ciudad. Estoy harta de cavar en las huertas. De lavar en el río. ¡Estoy harta de ser la esclava de mis padres!
-Yo estoy bien aquí. Tengo de todo.
-No tienes de nada, por tener no tienes ni novio., ni te lo dejan tener.
-Soy muy joven.
-¡Tienes 20 años! ¿Te besó algun mozo?
-No.
-No sabes ni lo que es un beso. ¡Qué triste!
-¿A ti cuántos mozos te besaron?
No le quiso responder a la pregunta. Era obvio que tampoco ella fuera besada
-Dicen que los señoritos son todos muy guapos.
-¿Como el Fermín?
-Más guapos. Y a los señoritos no les gustan las ovejas como al tarado ese.
-Esos no se fijarían en nosotras.
-Con las ropas que llevamos, no, pero con vestidos y zapatos nuevos, sí.
Gloria llevaba puesto un vestido de flores que le daba por debajo de las rodillas y que ya fuera de su madre. No se sabía si las flores fueran rojas, naranjas o rosas. Calzaba unas sandalias. Carmen llevaba un vestido que también le daba por debajo de las rodillas. No se sabía si fuera negro, o si siempre fuera gris. Calzaba zapatillas.
-¿Y ya tienes casa para servir?
-Sí, me la buscó la Paca y hay otra para quien la quiera. Se ganan 100 pesetas al mes.
-¡Tanto!
-Si. ¿Te vienes? Yo me escapo de casa esta noche. Serían doce horas andando.
-Me voy. ¿A qué hora y dónde nos encontramos?
A las doce de la noche, a la salida de la aldea, en el cruce de caminos.
En un cruce de caminos a las doce de la noche apareció Carmen con un hatillo en la mano y Gloria con lo puesto.
-¿Dispuesta a comer el mundo, Gloria?
-Con un señorito me conformo.
Las dos aventureras emprendieron su camino…
A las seis y media de la mañana, clareando el día, se tomaron un descanso. Se sentaron debajo de un roble. (alejado del camino) Carmen abrió el hatillo, sacó pan y queso y lo repartió con Gloria. Comiendo, le dijo Carmen a Gloria.
-¿A que sabrá un beso en la boca?
Gloria se quedó mirando a su prima a los labios. Tragó saliva, y le dijó:
-¿Nos lo damos?
-Aquí nadie nos va a ver.
Las estaba viendo el diablo, y otra vez dejó de matar moscas con el rabo para meterse entre las dos primas. Gloria y Carmen posaron el pan y el queso sobre la hierba y después se besaron.
-No sé a que me supo, Carmen.
Les había gustado.
-¿Otro?
-Otro.
Miren si se metió el diablo en medio, que estaba mojando Gloria los labios con la lengua cuando se la cogió Carmen con los labios. Y las primas, que nada sabían de besos con lengua, siguieron tocando lengua con lengua y chupandósela una a la otra. Al acabar aquel largo beso, le dijo Gloria a Carmen:
-Tengo la rosita mojadita, mojadita, mojadita.
-La mía me está dejando las bragas para escurrir. ¿Quieres ver como estoy?
-Mejor no. Acabarás por pedirme que te haga lo que dicen las malas lenguas que le hace la Jacinta a la Amalia.
-Si me lo hicieras te lo haría yo a ti también.
-¿¡Pero tú sabes lo que dicen las malas lenguas que le hace la Jacinta a la Amalia?
– Sí. ¿Y sabes qué?
-¿Qué?
-Que yo creo que la Amalia le hace lo mismo a la Jacinta?
-¿Qué se sentirá?
-En tus manos está saberlo.
-Se volvieron a besar. Gloria le abrió a Carmen la cremallera de atrás del vestido. Se lo bajó hasta la cintura. Le quitó el sujetador.
-Tienes unas margaritas muy bonitas.
Le acarició las margaritas, las olió y jugó con ellas. Bajó una mano y la metió dentro de las bragas.
-¡Está tan regada como la mía!
Gloria le metió un dedo dentro. Se besaron. Carmen, le dijo a Gloria
-Me está gustando tanto que creo que soy tortillera.
-Yo no soy tortillera y me encanta estar contigo. No creo que seas de esas.
Un poco más tarde Carmen ya se deshacía en gemidos.
-Méteme dos dedos, prima.
Metiéndole dos dedos, le dijo:
-¿Ves? No eres tortillera. Ahora mismo te gustaría que fuera hombre para meterte otra cosa.
-¡Oooooh! ¡¡ Méteme tres!!
Le metió tres dedos… La masturbo… y…
-¡¡Me voy, Gloria, me voy!!
Carmen tuvo un delicioso orgasmo. Entre dulces gemidos se derritió en la mano de su prima… Al acabar, la beso, y le dijo-
-¡Prepárate que vas a arder!
-Ya estoy ardiendo.
Gloria se echó sobre la hierba buscando su premio. Su prima fue al grano. Le levantó el vestido, le quitó las bragas, metió la cabeza entre sus piernas, y le hizo con la lengua lo que decían las malas lenguas que le hacía la Jacinta a la Amalia. Besar, lamer y acariciar los labios de la cuca y lamer con su lengua el botón de los suspiros… hasta que Gloría le dijo:
-¡¡No pares, no pares, sigue, sigue, sigue, siiii!! ¡¡¡Yaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!
Gloria, estremeciéndose, le dio de beber a su prima de su fuente de agua freca.
Se agradecen los comentarios buenos y malos.