No pude evitarlo, me buscaba mucho y andaba necesitando un poco de placer. Me di cuenta de que fue lo mejor de mi vida tener sexo con el hijo de mi amiga

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Bueno muchas gracias a todos por sus buenos comentarios, como siempre he estado intentando responder cada uno de sus correos y comentarios. Pido disculpas por no haber podido subir relatos más de seguido.

Cómo ya se enteraron, el relato de hoy no tiene como protagonista a mí sobrino Santiago, sí no a otra persona. Después de la celebración con mi sobrino por su graduación, tuvimos dos semanas normales teniendo poco sexo, solo lo hicimos como un par de veces, todo esto debido a que mi marido estaba en casa, por mi trabajo, o por qué mi sobrino había comenzado a trabajar. El par de veces fueron en moteles, donde nos escapamos por una o dos horas.

Para marzo de este año, mi sobrino comenzó a trabajar, a ejercer su carrera. Él ya me había dicho que tenía que salir de la ciudad por aproximadamente un mes y medio, que por cuestiones de capacitación para la empresa en la que trabajaría. Se trasladó a una ciudad, que queda a aproximadamente 4 horas en carro de la donde vivo. Allí se quedaría donde una amiga en común de mi hermana y mía, en fin. Antes de irse, por los últimos días de febrero (recuerdo muy bien fue el 25 de febrero, él se había graduado el 10 de febrero) tuvimos la última escapada a un motel, esa mañana del 25 nos escapamos 2 horas más o menos. Donde me dijo que regresaría para abril, para un par de días antes de mi cumpleaños. Quedé muy triste, me haría falta tener sexo con él, pero siempre mi sobrino me repetía, que tuviera sexo con más hombres, que yo debía disfrutar.

Para ese tiempo, me refugié mucho en una amiga llamada Adriana, vivía a aproximadamente 3 cuadras del conjunto donde vivo, desde antes hablamos muy de seguido, visitaba su casa ocasionalmente, pero ella jamás se ha entrado de mi relación con mi sobrino. Ella vende productos de catálogo, es casada, tienes dos hijos. Un chico de 13 años Diego y Sebastián un chico de 19 años en ese momento, poco los veía por la casa, se la pasaban estudiando, y cuando los veía eran muy cordiales conmigo.

Desde que se fue mi sobrino, el sábado en la tarde, fui todos los días después de mi trabajo a la casa de mi amiga, hablamos, salíamos a comprar algo, tomar, etc. La vi como buen refugio. No llevaba una semana yendo a la casa de mi amiga, cuando un día por la noche recibí un mensaje por WhatsApp de un número desconocido, vi la foto de perfil y era Sebastián el hijo de mi amiga.

S – Hola.

T – Hola, ¿Quién eres?

S – Disculpa este número, me apareció acá en mi celular, quería saber si te conocía.

T – No, no conozco este número. (Lo tomaba como una conversación normal)

S – Ok disculpa, ¿Puedo saber tu nombre?

T – Teresa y el tuyo…

S – Sebastián xxx

T – Ah ya, creo saber quién eres.

S – ¿Ah sí?

T – ¿Tú mamá no es Adriana?

S – Sí ella se llama así.

T – Yo soy una amiga de tu mamá, ¿Porque tienes mi número?

S – Disculpa, mi mamá tuvo mi celular y fijo dejo tu número acá.

T – Ah ok, no te preocupes.

Así empezamos a hablar, le respondía, pero no muy de seguido, cada 20 minutos o más. El me preguntaba cosas normales, nuestra edad, donde trabajo, si tenía hijos, yo igual le preguntaba. Así hablamos por unos 3 días, hasta que un día por la noche, las cosas se empezaron a calentar, el morbo me gano, aumentado por una falta de sexo. Sebastián, un chico de 19 años, mide aproximadamente 1.80, cuerpo atlético, pelo castaño claro, y se nota muy bien

T – ¿Sebas tu porque me hablaste?

S – Ya te dije, encontré tu número acá en mi celular.

T – No te creo, quién sabe dónde sacarías mi celular.

S – En serio.

T – Cuéntame, no me pondré brava.

S – Bueno, tuve un día el celular de mi mamá y busqué tu número.

T – ¿Y para que me querías hablar?

S – La verdad me pareces bonita, así no seas nada mío. Sería bueno hablar contigo.

T – Jajaja vea pues… Igual sabes que soy casada.

S – Sí lo sé, solo hablar y ser amigos.

T – ¿Y desde cuándo te parezco bonita?

S – Diría yo que unos 3 o 4 años, tienes un cuerpo genial.

T – Gracias. ¿Y porque no me hablas cuando estoy en tu casa?

S – Me da pena, mi mamá estando ahí, además tienes cara de mala gente. Pero veo que eres otra cosa.

T – Y tu mamá me dice que eres muy serio, pero por lo que veo es otra cosa.

S – Tú sabes las mamás siempre exageran de los hijos.

Después de un par de minutos, las cosas fueron subiendo más de nivel. Era mi intención saber hasta dónde llegaría este chico.

T – ¿Y qué es lo que más te gusta de mí?

S – Pues… diría yo que tus pechos, cuando vienes en blusas escotadas y te veo me pones a 100.

T – Que bueno.

S – ¿Y tú cómo estás ahora, sola? ¿En pijama?

T – Estoy con mi marido, aunque él está ya dormido, yo estoy en la sala en pijama.

S – Dime cómo es.

T – Sí me mandas una foto tuya, te la describo.

S – Mira. (Me llega una imagen suya, en el baño de su casa, solo en bóxeres. Se notaba un abdomen algo mercado, buenos brazos y una verga buena).

T – Yo tengo una pijama roja, la blusa es ombliguera de tiras. Un short corto y un hilo blanco.

S – Guau te debes ver deliciosa.

Terminamos la conversación de esa noche, yo me acosté a dormir y la verdad me dije que sería bueno estar con este chico, disfrutarlo y quitar un poco la falta que me hacía mi sobrino. En los siguientes días, hablamos de sus novias, sí yo había sido infiel, le dije que solo una vez que, con un chico de 23 años, pero hacía muchos años atrás, ya me enviaba fotos desnudo, yo le describía mi ropa, le contaba situaciones de cómo lo cogería. Y el que me haría, me contaba cuando se masturbaba pensando en mí, al mismo tiempo iba a su casa, aunque ya no tan seguido, aunque poco lo veía, seguía mi relación con su mamá de igual manera. Con mi sobrino hablaba por celular casi todos los días, pero no le conté de esta situación.

Un día, recuerdo un sábado fui a su casa a eso de las 5 de la tarde, mi amiga no me había respondido el celular en todo el día, pensé que había pasado algo. Tenía un jean apretado, tacones negros altos, una blusa roja algo escotada, brasier rojo y un hilo rojo. Llegué a su casa, toque y él me abrió.

S – Hola Tere.

T – Hola Sebas.

S – ¿Cómo estás? Sigue.

T – Muy bien (Le respondo mientras entro a la casa de él).

S – Que bueno.

T – Vine buscando a tu mamá, no me responde el celular y pensé que le había pasado algo.

S – No Tere, ella salió de la ciudad con mi papá y mi hermano, y se le quedó el celular. (Vamos a la sala y nos sentamos).

T – Ah bueno, pensé que había pasado algo.

S – No para nada.

T – Bueno, creo que estabas durmiendo.

S – No, estaba viendo TV y quería compañía para esta soledad. (Tenía una camisa arremangada, un jean y medias).

T – Jajaja

S – ¿Y no me regalas un beso?

T – Jajaja no, me voy. Tú mamá puede llegar y nos puede ver acá.

S – No la llamaré para que veas que llega tarde.

Saco su celular del bolsillo, llamó a su mamá. Piso en altavoz su teléfono y yo escuchaba toda la conversación, efectivamente mi amiga regresaría tipo 10 de la noche, él le había dicho que yo la había buscado, le respondió mi amiga que mañana me llamaría y colgó la llamada.

S – Viste, no hay de qué preocuparse. Estoy sólo, además no te gustaría ver en persona esto. (Me decía mientras tocaba su verga)

T – Sería bueno…

Él se sentó al lado mío en el sofá grande de su casa, tomó mi pelo y me planto un beso. Yo lo dejé y le seguí su beso. Tomo mi mano y la puso sobre su verga mientras nos besamos. Empezó a subir mi blusa, yo lo deje, la verdad tenía ganas de tener sexo y que mejor que con este chico, el único inconveniente era su familia y estaba eliminado. Se quito su camiseta, sus medias, su jean y quedo solo en bóxeres frente a mí, yo quite mis tacones, baje la cremallera de mi pantalón y me subí encima de él, mirándolo de frente. Me movía y sentía su verga ya muy parada en mi trasero, el busco la parte de atrás de mi espalda y desabrocho mi brasier, yo lo deje caer.

S – Que ricas tetas tienes Tere, me cumples un sueño.

T – Pero de serio no tienes nada Sebas.

S – Mi mamá no me conoce muy bien lo sabes (Sabía que iba a ser su tercera mujer, y que quería hacerlo con una madura).

T – Ven vamos arriba.

Lo tome de las manos, subimos las escaleras, yo delante de él, tocaba mucho mi trasero y me dijo que fuéramos mejor al estudio. Estaba super excitada, era la primera vez que era infiel con otra persona que no fuera mi sobrino, el morbo era mucho, le llevo casi 30 años a este chico, sentía mi vagina ya muy mojada, entramos al estudio y me dijo:

S – Siempre he soñado acá contigo.

T – ¿Y qué sueñas?

S – Que me la chupas acá donde estudio, que me vengo y que luego vamos a mi cama a hacerlo.

T – Que rico hacerte eso realidad.

Me tomo por mis caderas y me pego a una pared, chupaba mis tetas casi con desesperación, las tocaba fuerte, yo solo lo dejaba y lo tomaba por su cuello, empezó a bajar mi pantalón y metía mi mano por mi entrepierna. “Estas muy mojada” me decía, bajo completamente mi pantalón y me siguió masturbando mientras me besaba, ya no aguantaba más, lo lleve hacia la silla del escritorio, lo senté, le baje sus bóxeres, e inmediatamente le empecé a lamer su verga. Diría yo de unos 16 cm, totalmente depilado y si algo gruesa. Prendió su portátil, que estaba encima de su escritorio, puso música, diría yo que romántica. Yo seguía chupando, me encantaba, hacía mucho no chupaba una verga. Mi vagina y mi hilo estaban ya muy mojados.

S – Te gusta un pene de un joven… Que rico chupas Tere… Eres una madura genial… Qué manera de mamar, eres una experta… mírate esas tetas y ese culo…

Tomaba mi pelo, mientras seguía chupando. Al rato, le eché mucha saliva y lo empecé a pasar por mis tetas, mientras descansaba un poco de mi boca, le daba pequeñas lamidas y los volvía a meter mis tetas. A los minutos, sentí su gemido, lleno de su semen mis tetas y abdomen, le salían buenos chorros.

S – Que delicia Tere, mejor de lo que imaginaba.

T – Tienes una verga genial.

S – Vamos.

Me paro, me llevo al baño, tomo una toalla húmeda, me limpio mis pechos, mi abdomen y limpio su verga. Luego me llevo a su cuarto, me tiro a su cama, tome dos almohadas, me acomode y abrí mis piernas para él.

S – Yo quiero oler, probarte allá bajo.

T – Genial Sebas, vente para acá.

Se puso a un lado mío, me beso fuertemente, yo le seguí su beso. Después beso mi cuello, lamio mis pezones, y bajo hasta m vagina, al principio olía por encima de mi hilo, después lamio, lo corrió y me masturbaba con dos dedos suyos, tocaba mi clítoris y me hacía gemir en su habitación.

T – Ya no aguanto, quiero tu verga. Métemela.

Se levanto, busco en un cajón un condón, dejé que se lo pusiera, en mi mente pensé que era mejor por seguridad. Volvió al frente mío, levanto mis piernas, me quito mi hilo, volví a abrir mis piernas para él.

T – Te regalo ese hilo, déjalo de recuerdo.

S – Que delicia, ahora prepárate, no sabes cuánto he querido metértelo.

T – Dale, la quiero ya.

Puso su verga en la entrada de mi vagina y la deslizo, empezó a meterla y sacarla a un ritmo medio, me cogía mis pechos y seguía un mete y saca más rápido, ya gemía de placer, me movía y quería más de su verga, tomaba su espalda y sentía su sudor bajar.

T – Ven Sebas, déjame cabalgarte.

Se tiro a un lado mío acostado boca arriba, abrió sus piernas y se tocaba. Inmediatamente me subí encima de e, tomé su verga, la metí en mi vagina y empecé a cabalgar encima de él, los sonidos de su cuerpo, contra mi trasero, eran cada vez más fuertes, sentía venirme, pero aguantaba. En un momento, a los minutos no aguante más y me vine en pequeños chorros encima de él, gemía de placer y ponía cara de excitación. Me tomo de mi trasero y seguía moviéndose, a los minutos, saco su pene de mí, me puso a un lado de su cama, se quitó el condón y empezó a masturbarse, me tiro todo su semen en mis piernas, vagina y abdomen, mientras yo descansaba después de su cabalgada. Inmediatamente se hizo al lado mío.

S – Que delicia Tere. Me cumpliste un sueño.

T – Que bueno Sebas, tú también me hiciste venir genial.

Descansamos un poco, fui al baño me sequé muy bien su semen. El hizo lo mismo, ambos buscamos la ropa de los dos, por toda la casa. Me puse mi ropa, sin mi hilo obviamente, nos besamos fuertemente, me despedí de él, quedamos en hablarnos, pero no tan seguido, dije que mi esposo de pronto sospecharía. Sali de su casa contenta, para mi casa a bañarme y cambiarme de ropa.

Pronto subiré más relatos con mi sobrino, espero estar al pendiente de todos sus correos y comentarios.

¡Muchas gracias por su tiempo para leerme!

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