Vi a Silvia irse con Andrés para tener una noche de sexo con la ropa que ella había usado en nuestra noche de boda. No sé por qué, pero eso me calentó mucho

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Jueves 21 de diciembre 2017.                                                                                                                        El convivio en la oficina estaba por concluir, yo había bebido unas copas, las suficientes para sentirme mareado al no estar acostumbrado a beber licor; tomé mi arcón navideño y me despedí de los compañeros.

Silvia estaba en la ventana de la sala, me miro llegar y de inmediato se apresuro a abrirme la puerta, pague el taxi y yo entre a la casa, deje el arcón sobre la mesa y me deje caer pesadamente en el sillón, Silvia se dio cuenta de mi estado y sin dudarlo se dirigió a la recamara.

–          ¡Enseguida regreso!  Y me dijo… “Tengo algo muy importante que decirte”

__ ¿Podría ser mañana?  ¡La verdad… estoy muerto de cansancio!

–          No… ¡por favor… solo dame unos minutos!

La mire entrar a la recamara y cerrar la puerta, sentí los ojos pesados y sin más… me quede dormido, no sé cuánto tiempo paso, pero repentinamente sentí la presencia de Silvia, abrí los ojos y ahí estaba, la sorpresa me hizo despabilarme la miré con gran asombro.

Llevaba puesta una blusa negra, sin sostén ni pantaletas, pero lo más sorprendente fue ver que se había depilado el chocho. Se acomodo sentada en el piso y bajo la mirada, sus palabras empezaron a salir de su garganta, con ese tono tímido y pudoroso, pero al mismo tiempo suplicante.

–          ¿Mañana trabajarás?

__No. Ya salimos de vacaciones, regresamos a la oficina la primera semana de Enero. Así… que esta noche dormiré y mañana me levantaré hasta que me haya hartado de la cama.

–          ¡Esta mañana me llamó Andrés!  Me pregunto si puedo verlo mañana, le dije… que no sabía cuando regresabas de viaje, quede en darle una respuesta esta noche.

__Pues tendrá que ser otro día Silvia, agradezco que te hayas puesto bonita y sexy, pero de verdad… muero de cansancio.

–          ¡Si… te entiendo!  Iré a la cama, pero antes… quiero decirte algo que me pregunto, aun no sé porque lo hizo, pero esta mañana me pregunto si yo… conservaba la lencería que use la noche de nuestra boda.

Hasta ese momento sus palabras llamaron mi atención, me senté y la mire interrogante.

__ ¿Qué le respondiste?

–          Le dije que sí, que aún la conservo.

__ ¿Y es verdad?  ¿Aún la conservas?

–          Si… está en la caja con el vestido de novia.

__ ¿Por qué te lo habrá preguntado?

–          No lo sé… solo me dijo que esta noche me diría el motivo de su pregunta, pero ahora mismo apagare el teléfono para que no entre su llamada.

La curiosidad me invadió y antes de que Silvia regresara a la recamara la detuve.

__ ¡Espera Silvia!  No lo apagues… deja que llame, quiero saber que desea con tu lencería.  ¡Anda siéntate aquí a mi lado!

Silvia se acomodó a mi lado, cruzo sus piernas y yo… no podía dejar de ver su chocho depilado, su cabello aun estaba húmedo, su cuerpo olía a jabón.

__ ¿Por qué depilaste tu chocho?

–          ¡El me lo pidió!

Estaba a punto de reprenderla por haberle obedecido, cuando su teléfono timbro, de inmediato me olvide de todo y la apresuré a responder.

–          ¡Hola!

La voz de Andrés se escucho con claridad por la alta voz.

___ ¡Hola linda!  ¿Ya tienes noticias de cuando regresa tu esposo a casa?

Silvia volteo a verme y me apresure a indicarle que el domingo por la tarde, vísperas de la navidad.

Sus manos estaban temblorosas mientras hablaba, su rostro enrojeció y por instinto abrió sus piernas, no pude resistirme a tocar su chocho depilado, fue delicioso sentir la suavidad de su piel, lentamente introduje uno de mis dedos y comprobé que estaba excitada, su chocho… estaba muy lubricado.

–          ¡Sí, mi esposo regresa el domingo por la tarde!

___Excelente noticia, entonces podemos vernos mañana. ¿Quieres?

Nuevamente me miro interrogante y yo… moví mi cabeza afirmativamente.

–          Si.  ¡Mañana podremos vernos!  ¿A la misma hora de siempre?

___Si.  Pero antes pon atención. ¿Recuerdas lo que te pregunte esta mañana?

–          Si.

___ ¡Quiero que te pongas la lencería de tu boda!  Y… ese vestido que una ocasión llevaste, uno de color rojo con botones al frente.  ¿Podrías hacerlo?

Me apresure a mover mi cabeza y ella comprendió.

–          Si. Así iré vestida para ti.

___Excelente. ¡Por ultimo!  Quiero que estés preparada para un fin de semana muy especial, he alquilado una cabaña y pasaremos ahí deliciosos momentos, como si fuera nuestra luna de miel, beberemos y bailaremos, así… que esta vez, quiero que estés conmigo hasta el domingo por la mañana.  ¿Aceptas?

No me pareció correcto lo que Andrés deseaba, así que moví la cabeza negativamente.

–          ¡Solo podría esta noche, el día de mañana!  Tengo que hacer algunas cosas… ¡lo siento mucho de verdad!

Me dio coraje escuchar la voz forma insolente de Andrés al responderle.

___No te preocupes, será en otra ocasión chao.

De forma grosera le corto la llamada, Silvia volteo a verme sorprendida y con rostro de preocupación.

__No podemos darle todas la libertades que pide, quiere que te pongas la lencería que solo yo he mirado, y no conforme… quiere que estés todo el fin de semana a su lado. Definitivamente no lo harás.

Silvia se quedo inmóvil, recostó su cabeza en mi pierna y sin mirarme dijo lo siguiente.

–          ¡Tienes razón!  Creo… que será mejor no volver a verlo.

Me quede mudo por su determinación, reflexione y termine cediendo, después de todo… solo sería un fin de semana y regresaría con tiempo para los preparativos navideños.

__Bueno. A todo esto… ¿tú quieres hacerlo?  ¿Te gustaría pasar el fin de semana con él?

Levanto la mirada y no hubo necesidad de que hablara, estaba a punto de llorar, su barbilla temblaba y se veía triste; sentí pena y remedie de inmediato la situación.

__ ¡No quiero verte así!  Después de todo… solo será un fin de semana, yo estaré aquí en casa, veamos si es capaz de darte placer los dos días que quiere tenerte a su lado. ¡Anda… llámalo y dile que lo veras!

De inmediato volvió a alegrarse, tomo el teléfono y marco el número.

–          ¡Soy yo nuevamente!  Ya lo pensé y si… puedo pasar contigo el fin de semana.

___Muy bien Silvia, verás que no te arrepentirás, voy a darte una deliciosa sorpresa, pues entonces nos vemos mañana al medio día chao.

–          ¡Gracias por permitirme verlo!  Yo… si deseaba verlo y pasar el fin de semana a su lado, estoy inquieta por saber que sorpresa me dará, pero aunque no me dé nada; deseo sentir sus manos recorriendo mi cuerpo desnudo, sentir su boca en mi chochito, y también… quiero regresar a casa con su semen en mi chocho para que tú lo veas.

__ ¡Bueno Silvia!  Voy a descansar un poco, mañana nos esperan muchas sorpresas, bueno… más bien a ti, yo… tendré que esperar a que regreses y me cuentes.

Por la mañana Silvia ya se estaba bañando cuando yo desperté, mire en la cama la lencería que había usado en nuestra noche de bodas, de hecho… ya no la recordaba, la vi salir del baño, estaba desnuda solo cubierta con la toalla, yo fui a bañarme mientras ella se preparaba.

Al salir, de inmediato me excite al verla con esa lencería, las medias blancas de seda, adornadas con unas hermosas ligas de encajes blancos en sus muslos, el sostén de media copa, las pantaletas blancas de satén, el liguero blanco adornado con un coqueto moñito rosa, por último se puso el vestido rojo que Andrés le sugirió llevar.

Es un vestido rojo, ligeramente largo, con un amplio escote al frente, el cierre lo lleva en la espalda, se veía hermosa, se puso sus zapatillas negras, pero yo me apresure a sugerirle.

__ ¡Sería mejor que llevaras tus zapatillas blancas de la boda!  Supongo que él quiere verte caminado por esa cabaña solo con tu lencería puesta, entonces… sería correcto que llevaras el juego completo.

En silencio, Silvia volvió a sacar la caja donde guardaba su vestido de novia y tomó sus zapatillas, se las puso y por supuesto que se veía mucho mejor, las zapatillas solo las uso ese día de la boda, blancas, con un tacón alto de aguja de cristal, adornadas con unos bordados no podía dejar de llevarlos si deseaba impactar a su amante.

Recogió su cabello y pinto sus uñas con barniz blanco, tal como aquella noche, la hora se aproximaba, salimos de la casa y abordamos un taxi, le pedí al chofer nos dejara una calle antes, deseaba mirarla caminar un poco por las calles, recrear mis ojos con su hermoso cuerpo.

En ese momento solo yo sabía lo que llevaba debajo del vestido, sabía lo hermosa que se veía con esa lencería de nuestra boda. Trate de adivinar cuál era esa sorpresa de Andrés, sin embargo… estaba demasiado lejos de saber que ese fin de semana… Silvia pasaría los días más morbosos y placenteros de su vida

–           ¿Nos veremos en el hotel?

__No… esta vez me quedare en la casa, ahí estaré esperándote. Solo llámame cuando estés cerca para vernos en algún lugar cercano. Hasta aquí te acompaño, voy a pasarme del otro lado de la acera, ¡por favor!   Diviértete y disfruta este encuentro.

Me dio un beso y se alejo lentamente, su caminar era elegante, con la mirada levantada, sus nalgas se movían de forma acompasada, sus pequeñas tetas se erguían desafiantes, a pesar de lo conservador de su vestido, no podía negarse que Silvia se veía muy sexy y llamaba la atención.

Apenas logre entrar al atrio de catedral, cuando vi el auto alejarse, me perdí el momento cuando subió, rápidamente se alejaron, di la vuelta y regrese a casa, en completo silencio, al llegar, sentí ese gran vacío de la soledad; me deje caer en el sofá y encendí el televisor.

El día pasó lentamente, ya obscurecía cuando fui a bañarme, regrese a la recamara y tome una de las tangas que había usado para ver a Andrés, las puse frente de mi y las observe imaginando lo que estarían haciendo en ese momento.

No me sentí satisfecho, salí de la cama y fui en busca de mi cámara, la conecte al televisor y volví a acostarme, estaba desnudo, le di play y de inmediato aparecieron las escenas que le había tomado a Silvia la otra noche en el hotel, esa noche cuando su estado de embriaguez le impidió darse cuenta que la grababa.

Se veía claramente su chocho mojado, sus vellos embadurnados por el semen de Andrés, sacie mi vista con las imágenes hasta que me sentí satisfecho, no pude evitar masturbarme, el cansancio me venció y me quede dormido.

El sábado por la mañana salí de casa, camine por las calles del centro, ya regrese entrada la noche, no lograba dejar de pensar en Silvia, fueron dos noches eternas, sentí enloquecer al estar solo en casa. Nuevamente me quede dormido, tenía que descansar, Silvia llegaría por la mañana y tenía que estar preparado para recibirla. Pero no sucedió así, eran las 3 de la mañana cuando mi teléfono celular timbro, rápidamente respondí al ver que era ella.

__ ¡Hola Silvia!  ¿Estás bien?

Su voz era entrecortada, apenas logre entenderle.

–          Si… estoy aquí en el centro, acaba de dejarme Andrés.  ¿Puedes venir por mí?  ¡Por favor!

Me apresure a vestirme y salí rápidamente para abordar un taxi, me sentía confundido, era muy temprano, yo pensaba que la regresaría a casa por la mañana. Me sentí nervioso pensando si algo malo había sucedido, baje del taxi media calle antes, la vi de pie, recargada en una esquina, no había duda, había bebido de más.

Apresure el paso y la tome del brazo, ella se apoyo en mi y nos alejamos ante la mirada morbosa de los despachadores de la farmacia donde me había esperado. Caminamos un poco y detuve un taxi, le pedí callar y esperar estar en casa para que me dijera lo que había pasado.

Al llegar a casa, encendí la luz y la ayude a sentarse en el sofá.

__ ¿Estás bien?  ¿Sucedió algo malo?

–          No… no pasó nada malo, todo fue delicioso, jamás olvidare lo que me ha sucedido. Andrés tenía que salir muy temprano, por eso me trajo ahora, ¿quieres que te cuente?

__Sí, claro que lo deseo.

Silvia se levanto con un poco de dificultad se despojo del vestido. No llevaba las pantaletas, no llevaba el liguero, tampoco llevaba su sostén, únicamente tenía puestas las medias blancas de seda y las ligas en sus muslos.

Olía a cigarro, a semen, su chocho estaba mojado, el semen seguía saliendo de su chochito.

__ ¿Quieres dormir y contarme mañana?

–          No.  ¡Prefiero hacerlo ahora!  Solo… déjame ir al baño por favor.

Camino con dificultad al baño, al verla solo con las medias y sus zapatillas me excito demasiado, rápidamente busque la cámara y la coloque para grabar todo lo que estaba por contarme.

La cámara ya estaba grabando cuando regreso del baño, volvió a sentarse en el sofá, pero me sorprendió con lo que hizo, subió sus pies apoyándolos en el asiento del sofá, de tal modo que su chochito quedo completamente expuesto, cerró sus ojos y comenzó a hablar.

Yo estaba a escasos centímetros suyos, atento a cada detalle de lo que estaba por decirme.

–          El viernes cuando llegue, ya estaba esperándome, subí al auto y de inmediato nos marchamos, fuimos directo a un bar donde bebimos varias copas, tiempo en el que fue diciéndome lo que tenía en mente.

Yo ya me sentía mareada así, que todo cuanto me decía me parecía un sueño; pero esa noche comprendí que todo era real.   Me pregunto si llevaba la lencería.

___ ¿Traes la lencería de tu boda?

–          Si.

___ ¡Supongo que esas hermosas zapatillas también son las de tu boda!

–          Si.

La pregunta que me hizo, fue perturbadora, no sabía que responderle.

___ ¿Alguna vez te has imaginado cogiendo con más de un hombre?

–   No. ¿Por qué me lo preguntas?

___Solo respóndeme.

–    No.

___ ¿Te gustaría hacerlo?  ¿Te dejarías coger por dos hombres al mismo tiempo?

Me quede en silencio, quizá él pensó que me había molestado y dejo de decirme esas cosas, fui al baño y a mi regreso bailamos un par de melodías, ya me sentía cansada así que le pedí nos marcháramos, habíamos pasado todo el día en ese bar y de verdad estaba cansada.

Eran las 6 de la tarde cuando abandonamos el lugar. No volvió a tocar el tema, incluso… yo estaba eufórica, me sentía feliz cuando me dijo que ya estábamos por llegar a la cabaña que había rentado.

Me quede dormida, cuando desperté… estábamos entrando a un lugar donde un hombre abrió una reja metálica, pasamos por varias cabañas y nos detuvimos casi al final, el lugar estaba obscuro, Andrés me ayudo a bajar pues yo no podía hacerlo sola.

Apenas entramos a la cabaña, sentí necesidad de ir al baño, cuando regrese… me quede sorprendida al ver a un par de hombres de mediana edad. Ellos estaban sentados en la sala con Andrés.

Me aproxime tímidamente, me presento con ellos y yo… correspondí con un saludo de mano, en ese momento no sabía lo que sucedía, no recordaba los comentarios de Andrés en el bar.

Uno de los hombres me dio una copa, yo la tome y me senté al lado de Andrés, bebí mi copa mientras ellos hablaban de cosas que no entendía. En algún momento uno de los hombres camino hasta un mueble, donde encendió un aparato de música.

La melodía se escucho en la cabaña, fue Andrés quien me tomo de la mano y me llevo al centro de la cabaña, bailamos y por un momento olvide la presencia de los hombres, pues sin darme cuenta… bese apasionadamente a Andrés.

La melodía termino y fuimos de regreso a la sala, cuando inicio una segunda melodía, uno de los hombres me tomo de la mano y me hizo ponerme de pie, mire afligida a Andrés, pero el… solo sonrió como dando la autorización para que bailara con su amigo.

__ Silvia se quedo cayada un momento, se levanto y camino en silencio al baño, yo ya estaba muy excitado por lo que me estaba contando, rápidamente fui por la cámara y la puse a mi lado, tenía que grabar de más cerca el cuerpo de mi linda esposa. Quien regreso y volvió a acomodarse en la misma posición de antes.

–  Yo… sentí vergüenza de bailar con ese desconocido, pero… quizá el vino que había bebido me hizo ser participativa, todo estaba bien, pero cuando toco el turno del otro hombre… las cosas cambiaron.

–  Él… rodeo mi cintura y me atrajo hacia su pecho, trate de zafarme, pero no lo logre. Sus manos bajaron descaradamente y me agarro de las nalgas, apretándome con fuerza. Afortunadamente la melodía termino y regrese al lado de Andrés.

Ya no quise beber ni una copa más. El turno de Andrés para bailar llegó, ahora fue él quien me agarro de mis nalgas, no me moleste, pues siempre lo hace cuando estamos en el motel, volví a olvidar la presencia de esos hombres, pero minutos después uno de ellos volvió a llevarme al centro de la habitación.

Fue el turno del más atrevido, sentí morir de vergüenza cuando su mano bajaba lentamente el cierre de mi vestido, lo mire con coraje y trate de evitar que siguiera.

–          ¡Por favor!  No lo hagas, mi esposo está en la sala.

Yo había tomado el papel verdadero de la esposa de Andrés, pues él me había hecho creer que ese día era como nuestra luna de miel, y así lo sentía de verdad, pero mis suplicas no dieron resultado, el cierre de mi vestido termino abierto de par en par.

Fuimos de regreso a la sala, le suplique a Andrés que todo terminara, pero contrario a lo que esperaba, me abrazo y ahí mismo me hizo bailar, a escasos centímetros de los hombres, sus manos bajaron lentamente el vestido hasta que lo aparto de mi cuerpo, al mismo tiempo que decía cosas morbosas.

___ Siempre he pensado que las esposas deben disfrutar a plenitud su sexualidad, no es posible que sean solo de un hombre, por eso… he decidió compartirte con mis amigos. Relájate y disfruta de este regalo de bodas que te prepare.

Uno de los hombres ya había levantado mi vestido arrojándolo al sillón, Andrés se aparto de mi lado cediéndole su lugar al más tímido de ellos. Sus manos acariciaban con suavidad mi espalda, yo… solo permanecí en silencio, sin decir una sola palabra.

Cuando volvió a tocar turno al otro hombre, ya no pude resistirme, las copas, el estar semidesnuda ante ellos, las palabras de Andrés. Todo se conjugo para hacerme caer en un estado máximo de excitación, el  hombre soltó el broche del sostén y me despojo de él, lo arrojo lejos de mi alcance, antes que la melodía terminara… tomo los costados de mis pantaletas y se arrodillo para despojarme de ellas.

El encargado de despojarme del portaligas, fue Andrés, solo… me quede así, como estoy ahora, solo con las medias, las ligas y… mis zapatillas. Seguí bailando con los tres, no me negué a beber otra copa, en ese momento la necesitaba de verdad.

Pasaba de la media noche cuando Andrés y el otro chico se desnudaron, Andrés me puso de pie frente al chico tímido y dijo.

___ ¡Anda linda!  Mama su verga.

Solo me agache un poco y aproxime mi boca abierta, su verga lleno mi boca, era una verga de regular tamaño; mientras tenia la boca ocupada… ¡dios… no sé si seguir contándote!  ¡Me da vergüenza!

__ Silvia se quedo cayada y yo un tanto molesto, la reprendí.

__ ¡Sigue contándome! Si no lo haces… no volverás a verlo.

–          Andrés separo mis piernas y se sentó en el piso… aaaaaaaaaaa  él se acomodo entre mis piernas y… comenzó a mamar mi chochito, perdí la cordura, sentir su lengua en mi chocho, y la verga del chico en mi boca… fue… delicioso, alcance una tremenda calentura jamás sentida.

Ya mis piernas temblaban por la excitación. En ese momento se escucho la voz del otro hombre.

—-  ¡Es mi turno… quiero sentir mi verga en su boca!

El chico le cedió su lugar, la verga del otro era un poco más larga y más gorda, sentí que me ahogaba, pero logre meterla toda en mi garganta. Solo Andrés seguía en el mismo lugar, succionando mi botoncito, haciéndome temblar de placer.

Por fin ambos se apartaron y yo me incorpore, mis piernas amenazaban con hacerme caer, Andrés me ayudo a caminar y sin darme tiempo, me tomo por la cintura y me subió a la mesa, me recostó dejando mi cabeza colgando, ahí… fueron turnándose para que mamara sus vergas.

Yo lo estaba disfrutando mucho, jamás había soñado siquiera con hacer algo semejante, mucho menos en mi noche de bodas. Me dejaron unos minutos tranquila, mientras ellos volvían a beber copas, me quede ahí sobre la mesa, solo subí mi cabeza y me contraje quedando en posición fetal.

Estaba quedándome dormida, por momentos imaginaba que solo era un sueño producto del licor ingerido, pero no era así, los tres volvieron a mi lado. El más joven me tomo en sus brazos y me llevo cargando a la cama. Me recostó y esperamos la llegada de los otros dos.

–          ¡Por favor!  ¡Quiero orinar!  Déjame ir al baño, enseguida termino de contarte todo.

Silvia se levanto y volvió a ir al baño, yo no perdí tiempo y me desnude, ya me dolía la verga por la erección alcanzada, todo cuanto me había dicho era demasiado para mí.

Cuando regreso le dije que mamara mi verga un poco antes de continuar con los detalles. Se arrodillo y abrió su boca para recibir mi pequeña verga, la chupo con suavidad, lo disfrute varios minutos, cuando estaba por eyacular la aparte y le pedí continuar con los detalles.

__ Espera Silvia. Voy a sentarme y tú te sentaras en mis piernas dándome la espalda. Así está bien… ¡ahora sigue contándome todo!  Sus piernas estaban al lado de las mías, con mi mano acaricie su chocho mojado, poniendo mayor énfasis en su clítoris, la sentí temblar mientras seguía contándome todo.

–          Cuando estaban los tres a mi lado, uno de ellos se acostó y me hizo sentarme en su boca.  Mis gemidos salieron de inmediato al sentir su lengua pasar rápidamente por mi chocho, podía ver su verga erecta, sentí deseos de mamarla, pero no podía moverme, me tenía tomada de la cintura, de tal modo que mi chocho estuviera a su entera disposición.

Aaaaaaaaaaaaaa  mmmmmmmmmmmmmm   aaaaaaaaaaaaaaaa  siiiiiiiii  asiiiiiiiiiiii  aaaaaaaaaaa  diossssssssssssss  me mueroooooooooo  aaaaaaaaaaaaa. No pude soportar por mucho tiempo, el orgasmo llego de repente mojando su rostro, el no se aparto y bebió mis jugos.

Nnnnnoooooooooooo  aaaaaaaaaaaaaaaa  yaaaaaaaaa  ¡por favorrrrrrrrrrrr!  Aaaaaaaaaaaa. Por fin se aparto de mi lado, caí sin fuerzas sobre la cama, pero no me dejaron recuperarme, Andrés me tomo de la mano y me hizo bajar de la cama, me hizo ponerme en cuclillas y así… aaaaaaaaaa… Me penetro poniéndose tras de mí.

Jamás me había cogido en esa posición, con cada bombeada me levantaba del piso, podía sentir su rica verga entrar y salir, las fuerzas me abandonaron y caí hacia delante, pero en ese momento el otro hombre se aproximo y me enderezo, Andrés no dejaba de cogerme, yo… estaba poseída por la lujuria.

Yyyaaaaaaaaaaaaaaa  aaaaaaaaaaaaaaa  yaaaaaaaaaaaaaaaa mis gemidos fueron cayados cuando el otro hombre me puso su verga en la boca, yo… la metí toda y la chupe, fueron momentos enloquecedores. Los dos terminaron al mismo tiempo, pensé que me ahogaría con el torrente de semen en mi boca, pero logre tragar toda su leche.

Mientras el semen de Andrés corría por mis entrañas como lava hirviendo. Ambos se apartaron dejándome recostada en el suelo, los mire servirse otra ronda de copas, me dejaron descansar unos minutos, cuando terminaron sus copas el hombre que aun no me cogía, me tomo de la mano y me llevo fuera de la cabaña.

–          Yo… solo lo seguí tomada de su mano, nos perdimos en la espesura de un pequeño bosque, fuimos hasta un lugar alejado, rodeado de árboles, ahí… me tomo de las manos y las ato a unos árboles, lo mismo hizo con mis tobillos, hacia mucho frio, pero no escucho mis suplicas de volver a la cabaña.

Se acomodo entre mis piernas y… mamo mi chocho, sin importarle que aun saliera el semen de Andrés, no dejo de chupar hasta que me arranco un orgasmo.

Aaaaaaaaaaaaaa  nnoooooooooooooo  aaaaaaaaaaaaaaaa  ya noooooooooo  aaaaaaaaaaa. Cansado de mamar mi chocho me soltó y ahora me tomo de frente a él, me penetro con cierta brusquedad, su verga entro con facilidad, mi chocho estaba muy lubricado, ya estando penetrada me tomo de las nalgas y me elevo.

Ya no sentía el frio, solo sentía placer, su verga era la más gorda, podía sentir como se dilataba mi chocho. Pese al frio… mi cuerpo estaba sudoroso, perdí las fuerzas por completo, mis gemidos seguían saliendo, pero ya sin fuerza, apenas eran audibles.

–          Aaaaaaaaa  siiiiiiiiiiiiiiii  cógeme massssssssssss  aaaaaaaaaaaa  asiiiiiiiiiiiiii  aaaaaaaaaa. Su leche llegó, salió disparada inundándome, apreté mi chocho con fuerza, tratando de exprimir todo, deseaba que me dejara llena, quería toda su leche.

Maasssssssss  dame toda tu lecheeeeeee  aaaaaaaaaaaa. La calma fue regresando poco a poco, cuando saco su verga de mi chocho, ya estaba flácida. Caminamos de regreso, tomados de la mano, sin decir una sola palabra, pensé que todo había terminado. Pero aun… faltaba lo mejor de la noche.

Al entrar Andrés me tomo de la mano y me llevo a la recamara, mientras los hombres se vestían, antes de salir se despidieron de Andrés, ahora él… estaba solo a mi lado, su verga había recobrado fuerzas, abrió mis piernas y la metió hasta el fondo.

Solo me bombeo unos cuantos minutos, volvió a sacarla y me hizo mamarla, estaba llena con la leche de mi chocho, el semen de los otros hombres, era un sabor diferente, yo… mame con placer, Andrés me agradeció mi comportamiento.

___ ¡Te has portado muy bien Silvia!  Espero estés satisfecha con la cogida que te hemos dado, me has demostrado ser una buena putita, y muy pronto volveré a darte otra sorpresa… aún más placentera.

Se aparto de mi lado y volvió a meter su verga en mi chocho, al sacarla… me dio la vuelta y me empino en la cama, separo mis piernas y se agacho para dar un escupitajo en mi ano… mis piernas temblaban ante lo que estaba por hacerme.

Sin la menor consideración puso la punta de su verga en mi ano y empujo con fuerza.

–          Nooooooooooo  noooooooooooo ¡por favorrrrrrrrrrrrr!  Nooooooooooo. Mis suplicas llegaron tarde, su verga se abrió paso, mi ano se dilato amoldándose a su verga, la tenía toda dentro, se quedo unos minutos quieto,  hasta que me sintió más relajada, deje de quejarme y me puse flojita.

Comenzó a bombear suavemente, al tiempo que me hablaba al oído.

___ Ellos querían cogerte por el ano, pero no se los permití, ese… es solo mío, ¿te gusto sentir sus vergas en tu chocho?  Sentir sus vergas en tu boca  Espero que sí. Yo… disfrute mirándote ensartada con sus vergas. Fue delicioso ver cómo te desnudamos y tú… te resistías, pero al final lo logramos, gemiste y lo gozaste.

–          Siiiiiiiiiiiiiii  si me gusto como me cogieron  aaaaaaaaaaaa  ¡gracias por esta sorpresa!  Aaaaaaaaaaa  jamás lo olvidare. Aaaaaaaaaaaaaa. Las embestidas aumentaron de ritmo y en minutos sentí su leche entrar en mi ano. Por fin caímos rendidos, nos quedamos dormidos casi enseguida.

_ ¡Por dios Silvia!  Termine muy caliente con tu historia, déjame cogerte ¡por favor!

–          Soy tuya, siempre podrás cogerme cuando quieras, pero… él me cogió antes de traerme de regreso, aun sigue saliendo su semen… ¿quieres que me bañe?

_No, yo… quiero sentir su semen en mi verga si no te importa.

Ya no pude mas, me acomode entre sus piernas y la penetre, mi pequeña verga se perdía en su chocho abierto, aun no recobraba su tamaño normal, no había duda… había recibido suficientes vergas.

Mientras terminaba de cogerla, ella aprovecho para adelantarme los futuros deseos de Andrés.

–          Andrés está dispuesto a rentar un departamento para vernos cuando él me lo pida, yo… le dije que podía hacerlo, espero no te moleste,   ¿te gusta como quedo mi chochito?

__ Si. Claro que me gusta mi amor. Que delicioso ha quedado.

Silvia se quedo dormida y yo, la tome en mis brazos para llevarla a la cama, la recosté y pensé quitarle las medias y las ligas, pero se veía tan sensual, solo le quite las zapatillas y la deje descansar, fui a la sala y mire lo que había grabado, todo… todo estaba ahí para tenerlo y mirarlo cuando se me antojara, o más bien… cada vez que ella se encuentre con Andrés.

Lunes-29 de Enero- 2018.

En este momento, justo ahora que estoy por subir este relato… Silvia está con Andrés. Ella está por regresar a casa, prometió llegar este lunes por la noche, ha pasado desde el viernes con él, aun no se que hicieron, estoy ansioso de saberlo, he mirado sus videos una y otra vez.

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