Mi sobrino siempre se masturba con mi bra, esta vez lo perdió y le hice el favor de masturbarlo con mis nalgas hasta sentir toda su lechita

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Los días siguientes fueron extraños. Se dio entre mi sobrino y yo una silenciosa distancia. El sus cosas y yo a las mías.

 

Si bien me seguía observando ocasionalmente cando no estaba mi marido y yo facilitaba su observación, nada me había mencionado de Miguel ni del bra.

 

El viernes llego de la escuela, me saludo como siempre y no aguante más “óyeme, porque has estado tan serio y alejado estos?” pregunte en mi papel de tía regañona.

 

Me miro y un instante de silencio lleno la sala “Se me perdió su bra”. No podía creer lo que me decía. No había forma de que se le perdiera si lo había metido en su mochila, entre sus libros y sus cosas.

 

“No te creo” le dije, “es imposible que te pase algo así si lo tenías guardado en la mochila” agregue.

 

“No lo sé tía, llegue a la casa y lo busque pero no encontré nada, no sé si se me tiro cuando acomode todo el día que vino Miguel o si se me quedo en la casa cuando saque las cosas para acomodar”

 

“Pues búscalo y espero que lo encuentres” dije dándome la vuelta y dirigiéndome al patio.

 

Mi esposo llego y la comida fue demasiado seria, se sentía un ambiente pesado. Me preocupaba que mi bra anduviera quien sabe dónde y sobre todo que apareciera en casa de mi sobrino y que a este le preguntaran sobre ello y terminara diciendo lo que había y hacía con mi consentimiento.

 

Terminamos de comer y mi esposo intentando hacer algo de sobremesa me pregunto sobre Miguel, si había hablado ya con él y le comente que había quedado de venir al día siguiente, es decir el sábado a las 8 para ver lo que tenía que ver. “viene él y creo su papa” comente.

 

Levante la loza y mi sobrino me ayudo como siempre. Termine de lavarla y entre al cuarto encontrándome ahí a mi esposo, quien con una seña me dijo que cerrara la puerta.

 

“Pasa algo, has estado muy seria con Mario en estos días, hizo algo que te molestara?” me pregunto.

 

“No, todo bien, además que puede hacer o decir, es un chico muy serio, llega y ayuda y hace sus cosas” le respondí

 

“Bueno ya sabes, está en la edad de la punzada y considerando que tu estas muy rica, pues uno nunca sabe, si te miro de alguna forma así y te incomodo o no se”

 

Hasta parecía que sabía algo. Hombre al fin, me estaba diciendo que su sobrino era un caliente que si veía a una mujer la sabroseaba sin problema alguno. No sé por qué pero algo me llevo a decir “Tu hiciste eso con alguna de tus tías?” pregunte “No yo no, pero si alguno de mis primos” respondió “Pero ya pues”. Comentamos otras cosas y llegado el momento se despidió y salió, algo le comento a Mario mi sobrino y se fue.

 

Salí de la habitación y me acerque a Mario

 

“Mario me preocupa lo del bra, de verdad. Búscalo por favor” Le dije

 

“Si tía, lo voy a buscar bien” dijo. Me senté a su lado “Que te dijo tu tío?” pregunte. “Nada, que si estaba enojado o molesto, pero le dije que no, que tenía mucha tarea nada más y exámenes” respondió.

 

“Solo eso?” pregunte “Bueno, también me dijo que no fuera tan serio que para que usted no pensara otra cosa y al último que no le anduviera viendo las nalgas” Eso ultimo me hizo reír, y ocasiono que él también se riera.

 

“Bien que las has visto verdad?” le dije

Movio la cabeza asintiendo y mirándome con una sonrisa morbosa

“y esa sonrisa que?” pregunte

“Nada, solo que sus chichis si ya las conozco bien, pero sus nalgas no” el comentario me dejo un momento sin habla, pero a la vez me calentó.

 

Tenía razón después de todo, había tocado, chupado y se había masturbado en mis senos, pero solo eso.

 

Me levante, me saque la blusa y desabotone el jean. Me quede en ropa interior. Me di la vuelta quedando de espaldas a él y me dirigí al sofá, camine despacio y sexy, moviendo el trasero y dejando que mis nalgas se sacudieran un poco, por fortuna mis pantis tipo bikini hicieron lo suyo y se recorrieron un poco metiéndose entre ellas, llegue al sofá y me subí en el clavando las rodillas y separando las piernas, me sujete un poco del respaldo del sofá y levante mi trasero, quedando casi en posición de perrito, voltee hacia Mario. Se estaba sobando la verga mientras me miraba

 

“Tu tío te dijo que no vieras las nalgas” mencione

“Aha” externo el

“Pero no te dijo que no las agarraras” note como su respiración se acentuó “sácatela” dije

 

Se levantó y se bajó los pantalones y la ropa interior, subió su camisa haciéndola bola, su verga estaba dura, se la agarro con la mano izquierda pero al revés, jalándola haciendo que se viera más grande. Moví mis nalgas hacia los lados, provocándolo

 

“Ven, anda” dije. Mire de nuevo hacia atrás y note que se acercaba rápido y se colocaba detrás de mí, su mano izquierda seguía sobándole la verga y su mano derecha se posó en mi nalga, la sobo despacio sintiendo el contorno de mis pantis.

 

“Están duritas” dijo

Yo me sentía caliente y húmeda, “Te gustan” le dije yo apretándolas un poco

“si tía” se soltó la verga porque ahora sentía sus dos manos en cada nalga, apretándolas, sentí que puso su verga dura entre ellas “esta calientito” dijo, yo sentía mi vagina mojada y caliente, su verga se sentía dura entre mis nalgas.

 

“Bájame los calzones” le dije, sentí como los agarro con sus manos “despacio” le dije.

 

Sus manos despacio tomaron mis pantis, sentí como su verga se quitaba de entre mis nalgas, pero rozaba mi muslo izquierdo dejando en el una suave caricia húmeda, se colocó por debajo, entre mis piernas, sentí su dureza en mis labios vaginales que palpitaban y me quedaba más mojada “tía” volvió a decir, mis nalgas iban quedando expuestas, de repente se quitó de entre mis piernas y bajo mis calzones, quedando atrapados entre mis muslos debido a mis piernas abiertas “la tiene bien bonita tía, esta brillosita” dijo refiriéndose a mi vagina que ya destilaba mis jugos.

 

Cerré mis piernas y bajo totalmente mis pantis, una vez afuera abrí de nuevo mis piernas, “Ponlo entre mis nalgas” dije “Se la meto?” respondió “No, solo ponla entre mis nalgas” se colocó bien y sentí de nuevo lo duro y caliente de su verga entre mis nalgas, rozaba mi ano su tronco, empecé a moverme despacio, sintiendo como su verga rozaba entre mis nalgas y como sus manos sobaban mi trasero, lo apretaban cerrándolo logrando que apretara su verga con mis nalgas.

 

“Ya casi” dijo el

“Échamelos, lléname las nalgas de leche” le respondí acelerando mi movimiento, mi mano fue hacia mi clítoris y me empecé a tocar un poco acelerando el ritmo.

 

Si dijo algo no escuche, solo sentí que su leche caliente caía en la parte baja de mi espalda y como su verga se deslizaba mejor entre mis nalgas, sentía entre ellas lo húmedo y caliente de sus mecos. Metí dos dedos en mi vagina y los moví adentro.

 

Empecé a sentir su flacidez y saque mis dedos tapando con mi mano mi vagina, él se separó y yo me incorpore. Sentí mis nalgas resbalar entre sí por la cantidad de leche que me había echado Mario. Solte mi vagina, Mi mano izquierda fue hacia mis nalgas, sentí su viscosidad.

 

Su verga aún tenía en la punta una gota de leche y con mi otra mano la tome llevando su gota a mi boca.

 

“Me gusta” le dije. Sonrió.

 

Recogí mis pantis “Voy a darme un baño” se quedó ahí sentando viendo mis nalgas mientras iba a mi habitación.

 

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