Sólo accedí a darle mi WhatsApp a él, era el único que me había calentado. Pero cuando conecté la cámara me di cuenta de que no estaba solo y eso me excito aún mas
Era de los pocos a los que en el chat había accedido a darle mi WhatsApp, realmente me había calentado y al conectar la cámara y darme cuenta que no estaba sólo mayor fue mi excitación, y mayor aún al saber que eran hermanos, ese día además de acabar para ellos acordamos juntarnos para hacer realidad todo aquello que habíamos fantaseado. Los días que siguieron apenas podía trabajar, mi WhatsApp no dejaba de vibrar -Eres bien sucia putita-, –Me hice una buena paja viendo ese culazo que tienes. Te lo follaría y te lo comería todo-, cada uno hacía que mi conchita vibrara al unísono con mi teléfono, estaba en una permanente y constante humedad, traduciendo en imágenes, donde yo era la protagonista todas aquellas palabras, que en último término solo hablaban de fornicarme de las maneras más bajas y que por lo mismo, para mi resultaban maravillosamente excitantes, -Te daríamos entre todos hasta hacerte sangrar el culo-, -Ayer estuve follando y pensaba en ti. En la abogada ninfómana que eres. Me pones muy caliente, te vamos a reventar la raja-, -Puta asquerosa te vamos a meter el pico hasta la garganta y te tragaras toda la leche, y te mearemos dentro-, nunca había deseado tanto la llegada del día viernes, en mi mente y mi cuerpo sólo vivía el deseo que rompieran todos mis agujeros, que me tomasen ni siquiera para su satisfacción sino sólo para su diversión, que me regalasen, que me llenasen de semen y me hicieran sentir como una perra, una puta, una basura que nació para ser culeada y violada por cualquiera, como una zorra inmunda, que de tanto usarme me dejasen tirada en cualquier lugar totalmente destrozada de placer.
Mientras caminaba por aquellas calles polvorientas subiendo un cerro donde los autos no pueden subir y la movilización colectiva no entra, no podía dejar de pensar en los riesgos que corría, estaba en el campamento más grande de Viña del Mar, llevada de la mano por un mocoso de no más de quince años, las casas si podían llamarse así no eran más que construcciones de material ligero y un nauseabundo olor manifestaba la acumulación de basura y la falta de alcantarillado de la población, mis jeans se encontraban adornados por el barro, pero tampoco podía olvidar las palabras de aquel desconocido que me habían convencido de juntarnos, su casa, igual a todas, no era sino una pieza, Alexis, el jovencito que me había traído me presento a Yónatan y Yerson, cayendo en ese momento en cuenta que él era uno de los tres hermanos, un escalofrío se apoderó de mi espalda, si bien había estado con un menor no era algo que hiciese con frecuencia y este aparentaba aún menos de la edad que decía tener dada su delgadez.
Bebimos, ellos fumaban marihuana y la cumbia villera sonaba lo suficientemente fuerte como para escucharse en toda la cuadra, me pidieron que bailara, y pese que sólo estaba con unos jeans y una polera lo hice, moviendo mi cuerpo y especialmente mi culito de forma que todos pudiesen apreciarlo, me acercaba a ellos y refregaba mi culo en sus vergas o acercaba mis pechos a sus caras, me acerque a quien suponía había sido mi interlocutor y le pedí que hiciese todo lo que había dicho, me apoyé en una mesa de vidrio, mirándolo hacia atrás sin dejar de mover mi culo, lo vi levantarse y cerré mis ojos, el primer golpe del cinturón en mi culo me hizo alzarlo poniéndome de puntillas a la vez que un pequeño grito de dolor salía de mi garganta, al tercero ya llevé la mano a mi culo, sobándolo mientras el silencio se hacía en lugar, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, mis piernas se doblaron y mi culito se movía a uno y otro lado aguantando el castigo, -sigo maraca culia- preguntó, mi respuesta fue levantarme desabrochando mis pantalones y bajándolos junto con mis calzones a media pierna, uno de ellos me tomo llevándome más cerca del grupo, apoyé mis manos en mis rodillas dejando mi culito en posición de recibir aquellos golpes, mi concha estaba totalmente mojada, un correazo seguido de otro casi al mismo instante me hizo gritar, eran Alexis y Yerson se alternaban azotando mi culo, uno a cada lado de mi cuerpo, -más duro- fue todo lo que alcance a decir ahogada de dolor y casi cayendo, doce, trece, catorce, quince, -por puta- les dije, mientras las lágrimas rodaban por mi cara, dieciséis, diecisiete, -si, por zorra-, el culo me ardía, sentía su calor, pero quería que me siguiesen azotando, dieciocho, diecinueve, y no pudiendo aguantar el dolor caí al suelo, revolcándome y sobando mi trasero, no alcancé a disminuir el dolor, me tomaron de los brazos y las piernas dejándome de guata en el suelo –treinta, perra conchatumadre, treinta- dijo el Yonatan tomando mi pelo y elevando mi cabeza,-sí, más, más, fuerte, pégame por zorra-, veinte, veintiuno, los correazos caían en mi culo uno tras otro, pese a encontrarme aprisionada el dolor me hacía moverme de lado a lado, mi llanto era perceptible, pero mi voz lastimera se imponía –más, más-, hasta que entre el llanto y el placer grite mi primer orgasmo, produciendo una pequeña laguna en el piso. Me quedé un momento tirada, expuesta, sintiendo la cerveza fría bañarme el trasero en un acto piadoso de no sé quién de los que estaba.
Me levanté con todos a mí alrededor, terminé de sacarme los jeans, la polera, quedándome en ropa interior y tacos, el calzón, colales, metido entre mis nalgas se dejaba sentir producto de mi afiebrado culo, me arrodille apoyando mi culo en mis piernas, inconscientemente protegiéndolo y viendo todas aquellas vergas rodeándome, una tras otra las tocaba y las llevaba a mi boca tratando de darles placer a todos, pero estas mamadas cortas sólo lograban excitarlos más, Alexia clavó su daga de carne hasta mi garganta tomando mi nuca y obligándome a chupar su verga sin descanso mientras los otros se entretenían con mis tetas manoseándolas como pudiesen, apretándolas y estrujándolas, otras manos ya estaban en mi piernas explorando mi conchita a la fuerza, tratando de abrirlas hasta que deje de resistirme y pude sentir la lengua del Yerson que estremecía mi clítoris, chupe al ritmo de mi excitación, solté las vergas de mis manos y las llevé a la cabeza de Yerson intentando levantar mi concha y pegar su cara a la misma, mientras las vergas se intercambiaban en mi boca, el mocoso acabó en ella y tragué ese néctar masculino entre gemidos y ruegos para que no parasen, mi respiración se agitó, apreté mis piernas a su cabeza para dejarme llevar por un nuevo orgasmo, mientras Yonatan eyaculaba abundantemente en mi boca, depositando una cantidad de semen que no pude retener y resbalo por mis comisuras hasta depositarse en el helado suelo producto de los espasmos de mi espalda que me hacía oscilar adelante y atrás.
Sentada en un viejo sofá, intentaba recuperarme del cansancio producido por el placer, la cerveza pasaba de mano en mano mientras Alexis, el más jovencito no dejaba de acariciar mis tetas, sacando a tirones mi sostén para liberarlas y engullir una de ellas como un bebe hambriento, para hacer ver que aún quería más deslice mis calzones por mis piernas quedando desnuda, solo con mis tacos, de piernas abiertas ofreciendo mi concha a cualquiera de ellos, Yerson se aferraba a mi otra teta mientras yo ahogada de placer acariciaba sus cabezas pidiendo que me siguieran usando, rogando más pico en una perorata que sólo los excitaba más, alguien me tomó de los tobillos alzó mis piernas y de un solo golpe me enterró su verga hasta hacer doler mi útero, me hace gritar de placer, penetrándome duramente, sin piedad, toda la fuerza de sus caderas golpea mi pelvis, me perfora una y otra vez mientras no puedo evitar gemir de gusto, el sonido del sofá y los huevos de mi violador chocando en mi cuerpo es el sonido que inunda el remedo de casa, me duelen mis tetas que son estrujadas, apretadas y chupadas por los dos que no parecen saciarse con ellas, sus manos en mis tobillos empujan mis piernas, abiertas al máximo, contra mis hombros mientras no deja de bombearme, obligándome a alzar mi culo abierto y palpitante, adivino sus intenciones, les ruego entre gemidos y mientras forcejeo que se detengan, me levanto totalmente desnuda para darme cuenta que alguien se ha sumado al grupo, un amigo, me dirijí a la mesa para beber una cerveza de un solo trago, veo sus vergas erectas esperándome, y sólo deseo tenerlas todas en mi cuerpo llenándome, me acerco nuevamente al sofá y al pasar le dijo al desconocido –tu por mi culo- senté a Yonatan en el sofá tomé su miembro con mi mano acercándolo a la entrada de mi conchita y dejando todo el peso de mi cuerpo de un solo golpe clavo su verga arrancándome un gemido ahogado, ronco, gutural, que es la exclamación misma del placer que siento, contengo al desconocido pajeando su pene con una de mis manos, rozándolo en mis nalgas, a fin de aminorar sus ansias de penetrarme el culito, mientras mi boca abierta es ocupada para el placer de Yerson y Alexis, me muevo de manera frenética mis caderas restriegan su cuerpo con toda su verga adentro, mientras chupo y chupo las otras vergas con mi cabeza aprisionada entre sus manos, dejando que violen mi boca, acerco la verga a mi ano, sólo deseo sentirla, suavemente atraviesa mi recto, lucho por poder respirar ante el placer que me produce el verlos y sentirlos luchando por mi cuerpo, por sacar de él todo el placer que desean, el desconocido saca su miembro en su totalidad para volver a meterlo en toda su extensión, -duro- le ruego, -soy tu puta, reviéntame el culo- y lo siento afirmado de mis caderas bombeándome fuerte, haciéndome doler la cola, penetrándome con rabia mientras entre todos me insultan llamándome de la peor manera, siento esas vergas sin coordinación alguna entrar y salir de mi concha y mi cola, juntándose en mi interior, aplastando mi garganta, siento que me están partiendo y sólo pido que me hagan sangrar el culo, que me dejen hinchada la concha, voy a acabar, siento estremecerse mi útero y aprieto mi culo, trato de contener mi orgasmo, quiero sentirlos acabar, le pido a Alexis que se de vuelta, parado en el sofá, abro sus nalgas y beso y lamo su culo introduciendo mi lengua en su ano, lo oigo pasar de la sorpresa al placer, mientras de reojo veo al Yerson escupir su semen en mi mejilla, el placer de las estocadas en mi culo se pueden sentir en la verga del Yonatan clavada en mi concha, Alexis se voltea y también escupe su semen en mi cara, se van por cervezas mientras mi cuerpo sigue siendo apretujado entre esas dos vergas, les pido que acaben en mi cara, me bombean sin piedad, de golpe el desconocido se sale de mi cuerpo, y acercándose llena mi cara y mi pelo de leche, reuniéndose con los otros, Yonatan me da vuelta me abre las piernas, afirmado y aplastando mis tetas me clava su miembro velozmente, con violencia y de golpe la saca para regar mis pechos y mi cara, dejándome tirada, usada, descanso un momento y me levanto, sonriente, feliz, y me acerco a ellos que beben, me ofrecen un paño para limpiar mi cara pero lo rechazo quiero estar así llena de semen, como una callejera, que me vean como una verdadera puta.
Desnuda, conversando de todo y de nada me siento completa, las manos recorren mi cuerpo sin detenerse en eufemismos sociales, estoy ahí para ser acariciada, besada, fornicada por cualquiera de ellos, si quieren usar cualquiera de mis agujeros pueden hacerlo, es mi libertad la que ejerzo convirtiéndome en objeto de placer, no los conozco, no buscamos una relación ni estabilidad, simplemente buscamos darnos placer, la ebriedad nos inunda, el sudor de mi cuerpo es todo lo que me cubre, la noche avanza me alejo liberándome de aquellas manos y pongo música, bailo sola y bailo con ellos montada en una silla es un pequeño show de equilibrio y exhibición.
Yerson me toma de un brazo me obliga a bajar y me arroja a los brazos de uno que recién ha llegado, le bailo acercando mi culo a su verga, sus manos recorren mi entrepierna y mis tetas ante los gritos entre festivos y de ánimo de los demás que siguen bebiendo, siento su miembro crecer bajo su pantalón, abro el cierre y lo masturbo, inclino mi cuerpo quedando en ángulo recto, ofreciéndome, saco su verga y la acomodo a la entrada de mí ya dañado culo, sus manos recorren mi espalda, casi sin tocarme, erizándome, bajaban y subían por mi piel, recorriendo los lados de mis pechos recorren el interior de mis muslos, hasta llegar a mi conchita donde se humedecen para ir a lubricar el canal de mis nalgas y la entrada de mi recto, diciéndome en silencio lo que me esperaba, rozaba su cuerpo contra el mío sin penetrarme, su voz retumbaba en mis oídos mientras su cuerpo amenazaba con aplastarme siguiéndome, -te voy a partir la raja-, me agacho flectando mis piernas simulando que quiero huir pero, sus manos en mis caderas anuncian lo evidente, la cabeza de su verga se apoyó en mi ano, abrió mis nalgas y comenzó a hundirse en mi culo, sentía como se abría mi esfínter atrapando su glande, y permitiendo la penetración sin pausa, mis quejidos eran de dolor y placer, comenzó a moverse rápidamente haciéndome gemir, mantenía mi cuerpo pegado al suyo, tiraba mi pelo haciéndome doblar mi columna, y dejando caer toda la fuerza de sus caderas en cada embestida haciéndome saltar, mi excitación era creciente, escuchaba mi voz salir de mi boca rogándole que siguiera taladrando mis intestinos, imaginaba mi cara de dolor y placer escuchaba a lo demás animándole a no dejar de masacrar a la puta, los veía masturbarse mientras me penetraban el culo como pedían con insistencia, mi respiración se aceleraba casi al ritmo de la suya, rogué que no perdiesen la leche que me diesen, sus movimientos me estaban llevando inevitablemente al placer máximo, sus palabras me enardecían aún más, sentía su verga casi perforando mi estómago, levantaba y empujaba hacia atrás mi cola buscando aún una penetración más profunda, sus estocadas me llevaban de nuevo al sofá, rodeada de todos, las eyaculaciones cayeron en mi cara y espalda, sus manos azotaron mi culo insultándome, su furia se expresó en un rugido, el calor en mi recto y su leche llenándome, mordiendo mis labios llegué a mi pequeña muerte, soportando en parte su peso a mis espaldas y sintiendo su verga dormir en mi culo hasta que se separó y pude sentir mi culo escurrir semen. Se acercó al Yerson y le pasó dinero, me habían vendido como una ramera, me acerque y bese a ambos a uno por comprarme y a Yerson por darme el lugar en el que me sentía plena y realizada, vendida o regalada.
Desperté horas después cubierta con una chaqueta, mi pelo alborotado, mis labios hinchados, mi cuerpo adolorido, mi culo aun con las huellas de su castigo, me encuentro satisfecha, me veo a mi misma convertida en toda una puta, la noche me hace bien, definitivamente he nacido para ser culeada, mi plenitud emocional solo la encuentro cuando me toman como lo que soy, un cuerpo para dar placer, no me duché, tomé un café y salimos de la casa abrazados con Yonatan, quien aún en el camino jugaba y nalgueaba mi culo, besándome de vez en cuando, tomé mi auto del estacionamiento y lo dejé en el centro de viña, me preguntó si volveríamos a vernos, puede ser le dije, sólo si me vendes.