Comencé el gimnasio para ponerme en forma después de haberme separado, jamás me imagine que quedaría seco después de tantas pajas dedicadas a los hombres del centro
El gimnasio
Tras un día intenso de clases y de estudio en casa, me disponía a ir al gimnasio nuevo al que me acababa de apuntar. Se acercaba el verano y quería ponerme en forma de nuevo, ya que desde que dejé el equipo de basquet en el que llevaba cinco años, mi cuerpo había perdido definición. Además, hacía tres meses que lo había dejado con mi novia y quería que viese lo que se perdía a través de fotos en Instagram… Y aunque la selectividad estaba a la vuelta de la esquina pensé que me vendría bien despejarme de vez en cuando.
Me cambié de ropa (siempre voy en pijama en casa) y decidí qué ponerme y qué ropa llevar. Empecé a meter las toallas, el gel y las chanclas para la ducha, así como los pantalones y camiseta de deporte y las zapatillas. Metí también unos calcetines limpios para después y unos calzoncillos bóxer calvin klein grises, que en mi opinión me quedaban bastante bien. Me puse una camiseta y unos tejanos y me fui hacia el gym.
Nada más llegar al vestuario pude ver como era hora punta, las siete de la tarde, ya que estaba todo lleno de hombres jóvenes y adultos bastante bien tonificados cambiándose o duchándose. El vestuario cuenta con una zona amplia de bancos y taquillas y otra de lavabos, espejos y duchas al lado. Me puse en un hueco que había entre un hombre de alrededor de los 30 años que se estaba secando el agua de la ducha y otro chico de unos 20 que se cambiaba para ir a hacer ejercicio. Me quité la ropa quedándome en slips grises de DIM (mi marca favorita para entrenar) y guarde las cosas en la taquilla que no necesitaba. Mientras lo hacía, me fijo que el hombre de 30 (alto, moreno y delgado pero fibrado) se pone los mismos calzoncillos slips que yo, recolocándose la polla varias veces. Los dos nos dimos cuenta y nos reímos y comentamos que eran bastante cómodos. Salí hacia la zona de máquinas.
Hice un rato de cinta y máquinas y ya estaba bastante cansado, así que decidí volver a los vestuarios a ducharme. Había sudado bastante así que enseguida me deshice de mi camiseta sudada y los pantalones. Me vi en un espejo lo sudados que estaban mis slips, cosa que me agradó, ver mi raja sudada y la zona de los huevos. En ese momento me di cuenta que al lado mío estaba Toni, un compañero de clase con el que no tenía mucha relación y que siempre había considerado hetero. Yo, como bisexual que no lo oculta pero tampoco lo va anunciando siempre, ya me había fijado en su cuerpo en las clases de gimnasia, cuando nos duchábamos juntos (qué grandes momentos y qué pollones veía). Era alto, muy definido, con brazos bien trabajados y tableta bien formada. Moreno, incluso en sus partes bajas. Un culo redondito, grande y respingón, que llamaba mucho la atención, y una polla bastante grande para estar relajada, enmarcada por unas piernas que me volvían loco.
Enseguida se dio cuenta y me saludó con un ‘hey’. Hablamos un poco sobre el gimnasio mientras el se desvestía.
- No sabía que estaba apuntado a este gimnasio Toni, creía que con el entrenamiento de fútbol ya era suficiente (él jugaba a fútbol desde hacía tiempo, en un equipo bastante conocido)
+ Que va tío, para jugar bien basta con entrenar cuatro días, pero si quiero estar bueno tengo que hacer máquinas jajajajj. Este cuerpo no se consigue sin hacer nada, dijo tocándose sus pectorales y tableta.
Aprovechó ese tocamiento y se bajó los pantalones, dejando a la vista sus calzoncillos slips calvin klein blancos. Siempre pensé que sería el típico tío hetero al que le gusta llevar bóxers, por lo que me sorprendió. Tanto yo como los otros dos hombres que habían en los bancos no pudimos apartar la vista de ese paquete y ese culo que se movían de un lado a otro. Yo me quite los calzoncillos y cogí la toalla y el gel y me fui a la ducha. Toni venía detrás de mí.
- suerte que me he depilado el culo hace poco, pensé.
Las duchas son un pasillo en medio y a los dos lados hay cabinas con puertas, y al final del todo hay tres grifos sin separación, duchas comunes vaya. Normalmente las usan los que mejor cuerpo tienen y son un poco exhibicionistas, cosa que a mi no me importa, ya que alegran la vista.
Yo me coloqué en una de las cabinas del final, dejando la puerta abierta, y Toni se fue a las comunes. Había otros tíos duchándose también en otras cabinas. Desde mi cabina se podía ver perfectamente las duchas comunes. Toni abrió el grifo y metió la cabeza y cerró los ojos, momento que aproveché para contemplar su cuerpo. Yo mientras me enjabonaba, prestando atención a mi polla, que tenia el vello recortado y los huevos depilados (así como el pirineo y el ano). Me fijé que Toni y yo la teníamos bastante parecida. Él también llevaba el pelo recortado, se notaba que se cuidaba ya que estaba totalmente depilado excepto sus axilas y su polla. Enseguida se enjabonó y se aclaró y se fue despidiéndose de mí mientras se tocaba el rabo. Sería un tocamiento subconsciente porque en clase siempre se lo esta tocando igualmente.
No me había dado cuenta que en la cabina delante mía se había puesto otro tío de unos 26 años. Moreno, con un tatuaje en el brazo, cuerpo de gimnasio pero sin estar demasiado hinchado, brazo fuertes, pectorales marcados, y una polla bastante grande, que se estaba enjabonando mirándome fijamente. No sé cuanto rato llevaría pero seguro que ha visto que se me caía la baba con mi compañero de clase. Me pareció raro, ya que pensé que sería hetero, pero parece que le gusté: se estaba empalmando. Yo le sonreí y el me correspondió. Había acertado, éste quiere una paja en las duchas.
Llevaba días sin hacerme una paja, muy raro en mi, que me suelo hacer dos al día como mínimo. Desde que lo deje con mi novia, he follado una vez con uno del grindr y otra con una tía en una discoteca. Estaba bastante caliente así que decidí hacérmela también, imitando al desconocido que tenía enfrente. Estábamos en silencio y yo me giraba para que me viera el culo. Me acariciaba el ano y me hacia la paja, ante la atónita mirada de el chico. Me dijo que me acercara, pero a mi me daba miedo. No tenia controlados los espejos del vestidor así que no sabía en que punto no se ve o sí se ve.
Se corrió él primero, dejando el suelo lleno de semen. Yo me corrí casi al instante. Nos duchamos y salimos a cambiarnos, no sin antes yo coger esa polla y palparla. Casi no me cabía en la mano de lo gorda que era.
Toni ya no estaba, y había poca gente en los bancos. Al salir, el se apresuró en salir detrás de mi y me ofreció llevarme en coche, la cual cosa rechacé ya que no quería que nadie sospechara nada. Prefería que fuera un secreto de las duchas del gimnasio y que fuera un juego entre los dos, a los ojos de todo el mundo del gimnasio pero sin que se dieran cuenta.
Al llegar a casa, suelto la mochila y me hago otra paja, pensando en Toni, en el chico de las duchas y la situación tan morbosa. Estoy deseando volver a entrenar.
Continuará