Me follo a la compañera de piso de mi novia

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Estaba nervioso y no sabia porque. Mi novia acababa de marcharse al trabajo y me quedaba solo en el piso. Aun no había hecho nada malo. Lo estaba pensando pero no me había decidido. No había nadie en el piso y podía pasar a cualquier habitación.

Mi novia, Ana, vivía con otra compañera de piso, Rebeca. Yo quería a mi novia, estaba enamorado de ella, incluso habíamos hablado alguna vez de la posibilidad de irnos a vivir juntos pero, hacia un tiempo, que cada vez que estaba cerca de Rebeca me ponía nervioso. No sabia bien como hablarle, como mirarla, me costaba no mirarle a los pechos cada vez que me dirigía la palabra. Y ¡Dios! Que bien olía. Usaba un perfume de naranja con un suave toque de canela que me excitaba un montón.

Yo quería a mi novia, pero la deseaba a ella. Cada vez que se traía a algún tío a casa y se lo tiraba me costaba tanto reprimirme. Me la imagina desnuda, montada sobre el jiipollas de turno, destrozándole la polla y restregándole sus pechos por la cara. Tenia que encerrarme en la habitación de mi chica y empezaba a masturbarme. La pared de su habitación daba con la nuestra. El sonido de sus gemidos tan solo quedaba eclipsado parcialmente por los gritos que daba el que se la follaba durante la cogida. Yo tenia que correrme en silencio como cuando tenia 15 años y me encerraba en mi habitación a masturbarme mientras mis padres veían la tele.

El tiempo seguía pasando y me decidí a arriesgarme antes de que viniera Rebeca. Llame a su habitación para asegurarme de que no estaba. Solo me respondió el silencio. Estaba solo, podía pasar. Abrí la puerta con mucho sigilo. Tenia una habitación muy coqueta. Una cama grande, muy grande, con varios almohadones desparramados por ella. Al lado tenia un espejo de cuerpo, a modo de vestidor y, al lado, una aparador con varios cajones. Tan solo tuve que abrir el primero y ¡premio!, allí se encontraba mi pequeño tesoro. Ante mis ojos aparecieron infinidad de bragas y tangas de lencería. Las había de todos los colores, formas y…, olores. Coji una, era negra y transparente. Se me vino a la mente la imagen de rebeca dentro de ella, a cuatro patas, con el culo ( con ese culo que seguramente era una piedra) en pompa encima de su cama invitándome a que me la cogiera. No pude reprimirme. Mi polla que ya hacia rato la tenia dura, cobro vida propia y pidió restregarse por esas bragas. Coji las bragas de Rebeca y envolviendomelas como un rollito de primavera sobre mi polla dura empece a machacarmela.

Allí estaba yo en su habitación, con sus bragas en mi mano, pensado en ella, masturbándome por ella y con el deseo de correrme dentro de sus bragas, por que ella no estaba. Quería correrme allí y chillar de gusto. Quería restregarme mi leche por aquellas bragas, por su lencería., por su cama, etc…Necesitaba explotar pero no iba a ser de inmediato. Cuando mis huevos empezaron a encogerse un fuerte ruido hizo que la erección se me bajara de golpe. La puerta del piso se había abierto.

Me puse blanco. No sabia como reaccionar. Si era mi novia me iba a matar por estar allí y si era Rebeca también, o peor, me podía denuncia o contárselo a mi novia. Me metí en el armario, como en las películas y me puse a mirar por la cerradura. No se me ocurrió nada mejor ni peor.

La puerta se abrió y entro Rebeca, dio a la luz de la habitación y ! sopresa! El espejo del armario se volvió traslucido, podía verla. El corazón me palpitaba a cien por hora, creo que me costaba hasta respirar. Me había petrificado como una estauta !dios que cagada!

Pero no paso nada. Ella y su acompañante no reaccionaron, no dijeron nada. Deducí entonces ( el armario era de esos antiguos con el espejo tipo puerta en el medio) que ese espejo tenía truco. Yo los podía ver pero ellos a mi no. Me pareció muy extraño pero dí un tímido suspiro de alivio.

Pero como dije, no venia sola, la acompañaba Carlos, el casero del piso, un tipo mayor de unos 50 años, algo calvo y barrigón. Este se sentó en la cama y se quito los zapatos comentando…

– Ya estamos aquí otra vez chiquita como cada primero de mes.

– Tendrás queja de inquilina que te paga siempre religiosamente a primeros.

– Ya Rebeca, pero 300 euros por una paja, se me sigue antojado caro. Con ese dinero me puedo follar cuando quiera a la puta que me de la gana¿no te parece?

– El trato era este Carlos. Yo te la chupo y tu no me cobras mi parte de alquiler. Es lo que hay y punto.

Rebeca se quito la camisa y la falda y quedo casi desnuda enfrente de Carlos, solo llevaba unas diminutas bragas y unos inmensos pechos al aire. Yo, aunque cagado de miedo, empece a notar como mi polla empezaba a ponerse otra vez dura, muy dura y tuve que empezar otra vez a tocarme.

– Bueno Carlos, te la chupo o no, ¿que quieres?

Carlos asintió con la cabeza. Ella se dio la vuelta para coger algo. Yo seguía tocándome. Fue entonces cuando ocurrió algo impactante. Carlos se levanto como una exhalación y agarrando por detrás a Rebeca la lanzo sobre la cama. Se lanzo de nuevo sobre ella, como un animal en celo poseído por sus instintos mas bajos. Ella se resistía, se retorcía, ese no era el trato.

El le pego dos ostias y se callo. Le metió una de sus bragas en la boca para que no chillara. Le ato las manos y se las colgó al cabecero. La había inmovilizado en unos segundos. Allí la tenia retenida para el y yo no había hecho nada, al revés, me había excitado aun más. Me seguía masturbando.

Una vez inmovilizada Carlos se levanto y se empezó a quitar toda la ropa hasta quedarse totalmente desudo.

– No te creas que me agrada hacer esto así zorra- empezó a decir- . Me hubiera gustado hacerlo de otro modo pero ya estoy harto de que me torees. Esta tarde te voy a coger por todos tus agujeros, te guste o no. Trescientos euros por una paja al mes es una puta mierda.

Tras decirle esto volvió a la cama y se abalanzo sobre ella. Volcó su cabeza sobre sus pechos y con sus manos empezó a quitarles las bragas. Rebeca se resistía, intentaba cerrar las piernas pero era inútil. Se las arranco y por fin consiguió abrirselas. Podía oír sus angustiosos gritos a través de las bragas que tenia tapándole la boca. Eso me excitaba aun mas, pero aun no me quería correr.

De pronto vi como ella paro un segundo su lucha y a continuación su tronco se elevo. Las lagrimas brotaban de sus ojos mientras un “mmmmggggggg” agónico salia de su garganta.

– No te preocupes zorra, ahora que esta dentro va ser todo mas sencillo. Que gusto dios, que gusto.

Carlos empezó a moverse y a culear cada vez mas rápido, mientras que su barriga golpeaba sobre el vientre de Rebeca.

– Mueve puta, muévete, dame placer como tu sabes. Que gusto da follarte a pelo zorra, eso sí que bien vale los 300 euros que me debes.

Las piernas de Rebeca estaban sin fuerza alguna. Ya se había abandonado a su suerte. Aquella mole de casero se la estaba follando, la estaba violando, sin ella saber que yo estaba allí, pajeandome, excitado por la situación.

Carlos saco su polla y rápidamente la acerco a su boca, quitandole las bragas de sus dientes se la metió hasta el fondo y le dijo:

– Chupa puta, chupa…..

Se ve que accedió a su petición por que al poco se empezó a oír arcadas y demás sonidos .

– Traga, traga, agggggggggggggggggggggggg

Carlos se había corrido. No había sido el único. Mi polla también había eyaculado sobre las bragas que cogí. Me había estado muy rico, no tanto como al casero, pero algo era algo.

Pero aunque parecía que todo había acabado, aun quedaba mas. El casero la cogió. La desato de la cama y la volvió a atar con una cuerda mas larga en las agarraderas del armario donde yo estaba. El se sentó en el borde la cama y de espaldas se la volvió a acercar a su polla. La tenia muy cerca. A menos de medio metro. Podía ver sus pechos duros aun y la leche todavía caliente manchando su boca. Ya no lloraba. Tampoco tenia la boca tapada. Colaboraba con el. Acerco su polla a la entrada de su culo con sus propias manos.

Al notar la presión de su capullo sobre la entrada de su orto Carlos la cogió de la cadera y empezó a apretar despacito. La cara de Rebeca empezó a descomponerse mientras que de nuevo de sus ojos empezaban a brotar lagrimas. Pero no se resistía. Estaba sintiendo placer y dolor . Poco a poco fue bajando su culo hasta los huevos de Carlos. Una vez abajo el empezó a dar círculos con sus caderas para acoplarse del todo. Al poco ella misma se levanto un poco y apoyando las manos sobre el espejo empezó a cabalgarle la polla con su culo mi entras miraba al espejo y veía como sus tetas botaban.

El especta culo había mejorado para mí, mi asiento ahora era mas preferente.

– Que cabrón, te gusta como me follo tu polla con mi culo, eh, a que si,

– Claro zorrita muévete, muévete, sacame la leche otra vez

– Soy tu zorra, tu zorra favorita, dame polla hijo puta

– Vamos puta, mas rápido, vegngaggg, venga

– Si godo cabrón, ya noto como se endure otra vez, vamos, vamoss

– Si, me corro, me corro, en tu culo putaggggggggggggggggg

El cuerpo de Rebeca se había caído hacia atrás mientras Carlos se corría en su culo. Los dos estaban tendidos en la cama. Yo me había vuelto a correr, sin tocarme. Solo tenia una idea clara después de todo. Yo también me iba a correr dentro de ese coño y ese culo. Tenía que ser miá como fuera.

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