Mi cliente con una erección violenta y completamente sudado
MI CLIENTE
No había visto a mi padre por lo menos unos cuatro años, desde cuando tenía 18 y me encontró dándole una mamada al vecino, primero le rompió la cara y luego me dijo que no debía pisar nunca más su casa, ahí vivíamos con su segunda esposa y su hijo pequeño. Ella era una buena persona que me trataba con cariño y yo la quería mucho igual que a mi hermanito, incluso rogó para que no me dejara ir cuando salí por la puerta con mis cosas, pero él grito que un chupa vergas no podía ser hijo suyo, eso parecía ser demasiado para un militar y simplemente cerró la puerta mientras me iba sin mirar atrás y la escuchaba llorar.
Siempre fui un chico simpático y amable así que no me fue mal, conseguí que el papá de un amigo del colegio me diera trabajo por unos meses y vivía en un cuarto mientras me iba acomodando a mi nueva vida. Sentía mucho resentimiento con mi padre porque me castigaba por ser como era y decidí que nunca más quería verlo y que no haría nada por acercarme. Al mismo tiempo que me daba cuenta que me ponía cada vez más atractivo y que el sexo, que era algo que no solo me gustaba sino para lo que también era muy bueno, podía servirme más que para pasarlo bien. Muchos hombres no tenían reparos en darme dinero por hacer algo que me gustaba demasiado, el sexo era mi motor de vida y pronto no tenía casi ninguna noche libre y mi agenda estaba repleta de citas con tipos casados, solteros, viudos, jóvenes o maduros que encontraban en mí un cómplice para sus fantasías. Me volví un puto muy cotizado pues soy un pasivo muy complaciente, un excelente culeador de verga larga y un mejor chupa pinga sin temor de probar cosas nuevas en el sexo. Por eso en mi cuenta bancaría no faltaba el dinero e incluso me pude mudar a un sitio mejor y entrar a la universidad.
Así estaba luego de tres años y me enteré que Esther, la mujer de mi papá, lo dejó y se fue a otro país con su hijo, a él le dieron de baja en el ejército debido a que acostumbraba a beber mucho y ella no aguanto su incapacidad para superar esa crisis así que se quedó solo. En realidad, antes de irse ella me llamó a despedirse y me dijo que él me extrañaba pero que era un necio, que el alcohol lo había transformado en un tipo insoportable que solo se la pasaba renegando de la vida y yo no quería eso cerca. Luego de irme de casa hice una nueva familia con mis amigos y amigas de la universidad y algunos de los hombres con los que tenía sexo, todos sabían qué hacía y nadie me juzgaba. Por eso me di cuenta de que yo no extrañaba a mi viejo, pero algunas veces me llamaban por teléfono y sabía que era él, nunca decía nada y yo me hacía el loco porque no quería romper mi promesa de no acercarme.
Un día, hace como 6 meses, había terminado una sesión de intensa penetración con un abogado casado de unos 50 años, que venía regularmente a verme para ser sometido analmente, cuando mi siguiente cita tocó directamente al timbre del departamento sin llamar al intercomunicador, no me dio tiempo de bañarme o de despejar el lugar y cuando abrí la puerta llevaba solo calzoncillos y vi con mucha sorpresa que el hombre que tocaba era mi padre…
. Hola hijo!
– Que haces aquí?… Vete!!
Le dije entre sorprendido y molesto…
. Solo quiero verte y disculparme… No me importa lo que eres ni lo que haces.
– No sé… Yo no quiero nada!
. Déjame entrar por favor… Fui un tonto. No debí hacer lo que te hice!
– No, no… Qué quieres?… No puedes entrar… Estoy esperando al alguien.
. Lo sé… soy la persona que esperas.
Me decía mientras recordaba que hice esta cita por medio de un chat y maldecía no haber pedido más fotos.
– Si, pero ya no tengo ganas de nada, es mejor que te vayas!
. Vamos por favor solo quiero hablar… Sé que me porte muy mal!
– Bueno ya no importa, no creo que eso importe más.
. No por favor no me digas eso… De verdad lo siento!
– Lo dices solo porque has bebido… Vete… No quiero hablar!
. Por favor hijo, solo un momento… Necesito compañía y si no quieres no hablemos pero déjame entrar… Por favor!
– Ok pero si entras tendrás que hacerlo como cualquiera que viene aquí y te quitaras la ropa…
Le dije pensando que se desanimaría.
. Queeé?… Pe, pe, pero… Yo… Por favor!
– Bueno te estoy diciendo que debes hacer para entrar… Lo tomas o…
. Está bien, está bien…
Repitió mientras entraba quedándose parado junto al sofá y yo recogía del suelo pedazos de papel higiénico y un par de condones que había usado con mi visitante anterior. Mientras el seguía parado mirándome.
– Y entonces?
. Qué… Ahora?
– Si claro!
Se puso rojo mientras lo veía desabotonar su camisa, se movía de forma torpe y bajó la cabeza para no ver cuando lo rodeaba mientras cuando se quitaba los pantalones…
– Te faltan las medias y el calzoncillo…
Le dije mientras le ponía mi mano en el hombro parado a sus espaldas
. Qué también?
– …
. Ok. Ok..
Se quedó parado como un chiquillo, quiso taparse con las manos y luego las dejó caer la lado pero mirando hacia un costado como buscando algo para no verme a los ojos. Papá es un tipo esbelto y alto, lleva siempre el cabello recortado y tiene un cuerpo fuerte y velludo pero me sorprendió ver que tenía el pecho afeitado y que el vello estaba volviendo a crecer, nunca lo había visto así y aunque mi intención al pedirle que se desnude era la de intimidarlo para que se vaya, no pude dejar de admirarlo y me pareció perfecto, tiene unas bolas enormes y una verga sin circuncidar, larga y gruesa, se notaba que había tomado varios tragos y pensé que por eso había aceptado mis condiciones para entrar.
Me di cuenta que si era bien parecido y tenía buen cuerpo lo había heredado de él y mirándolo así me excité de una manera increíble por lo que para ese instante los interiores que llevaba no podían contener mi enorme erección y él miraba muy sorprendido cuando me los quité y deje a su vista mi miembro duro, que apuntaba hacia arriba tieso como una columna.
– Siéntate!
. Para qué?
– Solo siéntate! Has venido y sabes qué es lo que hago no?
. Si pero, pe…
Lo hice callar poniendo un dedo en sus labios y me arrodille muy cerca entre sus piernas.
. De verdad no sé, no deberíamos… Noo…Uhmmmfffffffff!!
Gimió cuando tome las bolas y su verga con mi mano, halándolas despacio…
. Por favor de verdad Nooo… Ahhhhh…Awaaawww!!
– Hace cuanto que no tienes sexo?
. No sé… No sé de verdad!.. Por favor para! Hijooo qué haceeesss?…. Ahhhhh!
Gritó mientras su cuerpo se arqueaba debajo de mí porque que había tomado una de sus tetillas con mis labios mientras seguía trabajando con las manos, tuvo una erección violenta y estaba todo rojo y sudado. Mi viejo estaba perplejo por estar siendo asediado sexualmente por su propio hijo y seguía protestando hasta que se puso de pie de improviso, fue su último intento para no ceder ante la excitación y estaba decidido a irse…
– Si te vas ahora no me veras nunca más…
. No me castigues así por favor… No podemos hacer esto.
– Claro que si… Recuerda que un chupa vergas no puede ser tu hijo, así que esto es algo que podemos hacer juntos.
Le dije acercándome y tomándolo de la nuca para llevarlo otra vez al sofá. Yo mismo me sentía extremadamente excitado y solo seguí con lo que hago tan bien, lo toqué de tal forma que ya casi no reclamo más e hizo todo lo que yo quería, levanté sus piernas abriéndolas y acerqué mi cara a su agujero para olerlo y luego acariciar morbosamente su borde con la lengua.
. Ohhhh… OHHHHH… AHHHH… QUE HACEEEEES!!?
. NO TOQUES AHÍ… NOOO!
. NOOOOHHH… Ohh… Ohhhhhh… OHHHHHHHHHHH!!
Repetía mientras levantaba los pies aún más, el hombre estaba tan caliente que su miembro enorme se puso tieso y morado, temblaba, se sacudía, gemía.
. Ohhh… Awwww!!… Para hijo por favor… Por favor!
pude sentir con claridad como todo su cuerpo se preparaba para eyacular y solo tuve que poner mi dedo en el momento justo y este entró hasta el fondo de su recto al mismo tiempo que su verga descargaba varios chorros de lechada que saltaron hasta su cara a pesar de que él, estaba ajustándose la verga con las dos manos para evitar la venida.
. Ohhh… Ohhhhhh… OHHHHH!
Grito mientras se retorcía por el orgasmo y mi dedo se movía presionando su próstata. Mi viejo estaba muy sorprendido y me miraba atónito mientras tomaba su glande con mi boca y me dedicaba a lamer la leche de su pecho, intento quitar la cabeza para que no lo bese, pero lo tome firme y le metí la lengua profundamente para hacerlo probar su semen.
Luego de eso quedó sentado en el sofá, se notaba que no sabía que hacer o decir y se volvió a parar para buscar sus cosas…
– Que haces?
.Creo que debo irme… No sé no he debi…
– Nada de eso señor usted se queda, aún no he terminado!
. No pero pe… Yo… yo… Hijo… yo…
No lo dejé decir más y lo tome por detrás, se quejó y se resistió un poco pero no dejaba de temblar con mis caricias, le ajuste ambas tetillas con los dedos mientras lo empujaba al baño con mi verga hincando su culo, el pobre hombre se dio cuenta de que lo quería penetrar y se puso rojo, sudando por cada uno de los poros de su cuerpo.
. Que vas a hacer?… No por favor!… Noooufhhhffff!!
Dijo mientras mi dedo con vaselina entraba otra vez abriendo su ano, no quería hacérselo fácil lubricándolo con gel y la consistencia grasosa me pareció lo mejor para culeármelo lento y profundo, se sometió y se quedó en pose pero tuve que tantear largo rato con mi verga para poder clavarlo, se resistió lo más que pudo cerrando el esfínter pero finalmente mi glande se abrió paso y mi verga entro hasta el fondo de sus entrañas, arrancándole un sonoro gemido de dolor pero también de placer, experto en esos trotes me afané en que la desfloración se alargase lo más posible, logré que se vuelva a empalmar y me lo tiré parado, obligándolo, masturbándolo y acariciándolo todo el tiempo.
. No puedeee ser… No puede ser… No…
– Que rico culo tienes viejo y tu verga es increíble!
. Ahhhh…. OHHHH… AAAAAAHHHHHHHHHHH!!
Estuvimos así un buen rato, pero tuve que meterle cuatro dedos de mi mano izquierda por la boca para detener sus reclamos cuando le decía al oído que lo iba a llenar con mi semen, que era la primera vez en años que no me ponía condón o que su rico y redondeado culo era mío. El viejo se resistió lo más que pudo, pero al final no le quedó otra que obedecer.
Por mi trabajo puedo pasarme varias horas teniendo sexo y puedo controlar muy bien mis eyaculaciones, pero esta situación me tenía sobre excitado, el culo del viejo se resistía tenazmente a ser estirado y sentía una fuerte presión sobre mi verga.
– No me digas que esto no te gusta viejito…
. Nooo… Ahhhh… Ahhhhhh!
– Dime que te gusta!!
. Nooo… OHHHHH… Ahhhhhhwww!!
– Dime que quieres mi leche… Pidemelaaaa!!
. Dámela… Dámela!!
– Te voy a preñar… Te voy a preñarrrr…. Ahhhhhhhhhh!!!
Le dije antes de llenarle el recto con mi lefa. Él quedó al palo, pero luego de eso solo nos bañamos y nos fuimos a la cama, estuvimos ahí desnudos sin hablar, estaba tendido boca abajo con una de las piernas flexionadas y se quedó dormido mientras le acariciaba las nalgas, la espalda y el cabello. Su verga estaba doblada hacia atrás y podía verla brincar a ratos. Fui a un closet donde está guardada toda mi colección de dildos y me tomé un rato para escoger uno adecuado. Volví a donde mi viejo, lubricando con un ass plug de tamaño pequeño y le clave el juguete sin darle tiempo de reaccionar, levanto la cabeza para intentar descifrar lo que pasaba y aproveche para voltearlo y mamarle la verga un rato mientras él solo atinaba a gemir mientras se tapaba la cara con ambas manos. Estuve trabajando en su aparato por un rato y cuando sentí que estaba bien duro me senté encima y me clavé su herramienta húmeda.
Mi papá todavía no procesaba todo esto y si bien era notorio que lo estaba disfrutando también me podía dar cuenta de que el pobre hombre no terminaba de cuestionarse la idea de tener sexo con su propio hijo.
El juguete que tenía clavado en el ano estaba cumpliendo su función a la perfección y yo empecé a subir y bajar, cabalgándolo y haciendo que pierda el control, se retorcía debajo de mí, gritaba, gemía y resoplaba. Mi ano era experto en eso y lo monté tratando de darle el mayor placer posible hasta hacerlo estallar. El viejo se corrió entre violentos estertores mientras le ajustaba ambas tetillas con los dedos. Los dos estábamos empapados de sudor y yo me quedé ahí un buen rato acariciándolo y besándolo. Después lo abracé contra mi pecho y nos quedamos dormidos hasta la mañana.
Volvimos al baño y recién ahí liberé su ano, lo afeité y lo bañé con mucho cuidado. Lo sequé bien y lo vestí con mucho cariño. Le invité un café y lo boté de mi casa con una palmada en el culo, diciéndole que ya sabía dónde y cómo encontrarme.
Desde entonces saca cita conmigo por lo menos una vez por semana. No conversamos mucho, pero si tenemos bastante sexo, se sorprende siempre de las cosas nuevas que lo hago probar. Prefiere que sea su top y a mí me encanta estirarle el ano, penetrándolo con fuerza hasta hacerlo venir, aunque a veces me vuelvo a sentar sobre sobre su miembro. Ha aprendido a chupar pinga como un experto y le encanta que lo prepare, lamiéndole el culo y dándole unas buenas nalgadas. Es mi cliente más fiel y a veces, solo a veces, lo dejo quedarse a dormir conmigo para compartir también un poco de cariño y para conversar un rato como padre e hijo.
ADOLFH.