Como de ser una chica común pase a tener una vida secreta ¡Mi doble vida!

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Me llamo Sonia y tengo veintiocho años, mi estatura es de un metro y setenta y dos centímetros y peso cincuenta y dos kg, mi pelo es de color castaño y me dejo una melena que llega hasta los hombros, aunque a veces me lo recojo en una coleta o me hago un par de trenzas.

Siempre he sido una buena estudiante tanto en primaria como en el bachillerato saque unas notas excelentes, mi selectividad también fue brillante por lo que pude estudiar la carrera que siempre desee, Ciencias Físicas.

En cuanto a mis aficiones tengo dos: La fotografía y el sexo.

Hace cuatro años cuando finalice mis estudios mis padres me regalaron una Canon 70D, desde entonces es raro el fin de semana que no la utilizo, me gusta la fotografía de paisaje y de naturaleza.

En cuanto al sexo, hasta los dieciséis años mis experiencias no pasaron de dejarme meter mano por mis compañeros de instituto, de mi primo y de algún que otro desconocido y en justa reciprocidad yo también tocaba sus penes y sus huevos, nunca tuve un novio serio siempre me gustó más la variedad. A los dieciséis perdí mi virginidad y entonces descubrí el sexo con mayúsculas, meterse mano era divertido, pero follar lo era mucho más, era rara la semana que no lo hacia una o dos veces, siempre había algún compañero dispuesto y en vacaciones estaba mi primo y algún amigo suyo.

Con diecisiete años, cumplo los años en diciembre, me fui a Madrid a realizar mis estudios universitarios.

Compartí piso con otras dos compañeras universitarias. Ana, al igual que yo, cursaba su primer año en la universidad, era tímida, trabajadora, medía como un metro sesenta y estaba un poco rellenita, Isabel por el contrario era su segundo año, pero estaba repitiendo primero, era una pelirroja impresionante con unos pechos que ya me gustaría tenerlos a mí, más o menos de mi estatura y al igual que yo muy delgada. Desde el principio me llamo la atención que manejaba bastante dinero, la ropa que tenía era cara, y desde luego no se quedaba un fin de semana sin salir y siempre volvía presumiendo de lo que había follado, yo salía con mis compis de universidad y la verdad es que tampoco me podía quejar de lo que follaba.

A la pobre Ana la escandalizábamos un poco, más de una vez nos dijo que éramos unas guarras, quizás fuese que en el fondo deseaba ser como nosotras.

A la vuelta de las vacaciones de Navidad una tarde estaba charlando con Isabel y la comente:

– Vaya nivel de vida que levas, tus padres tienen que estar forrados.

– No te creas, supongo que más o menos como los tuyos.

– No digas eso, con el dinero que me mandan a mí no podría comprarme esa ropa ni loca.

– Con lo que me mandan a mí tampoco me la podría comprar, pero yo tengo mis propios ingresos.

– No entiendo, ¿qué quieres decir?

– Mira te lo cuento antes que te enteres por otro sitio. Los fines de semana voy a hoteles a consolar a maridos que no se sienten felices en su matrimonio, y te aseguró que eso se paga muy bien.

– Pero eso es prostitución

– Si Sonia, yo que cobro soy prostituta pero seguro que más de uno de los que se acuesta contigo cuando habla con sus amigos de ti te llama puta, que según el diccionario son sinónimos y según yo la única diferencia es que yo cobro y tu no.

Yo sabía que en el fondo Isabel tenía razón, un chico que folla con muchas es un macho, pero una chica que folla con muchos es una puta.

– Tienes razón Isabel, pero una cosa es que me llamen puta por acostarme con un tío y otra que me lo llamen por cobrar por hacerlo.

– Pues deberías espabilar y hacer como yo, las universitarias estamos muy solicitadas.

– Yo no puedo hacer eso, me moriría de vergüenza si un conocido se enterase.

– Pues a mí es algo que no me preocupa.

Se levantó cogió su ordenador lo encendió y me dijo:

– Mira esta es la página en la que me anuncio.

La página que me mostro tenía un título principal que decía “ESCORTS DE LUJO EN MADRID” y debajo un subtítulo con la leyenda “Guía de las mejores putas de lujo” y a continuación fotos de chicas, la mayoría en lencería aunque había alguna vestida, en las que ponía su nombre y el precio por hora, me sorprendieron los precios ya que entre las diferentes chicas había bastante variación, variaban entre ciento veinte euros la hora y los cuatrocientos, si se cliqueaba en las fotos aparecía más información como datos físicos, idiomas, servicios tarifas y en algunas aparecía su profesión y unas cuantas fotos más a mayor tamaño. Algunas tenían la cara desenfocada, otras únicamente los ojos y algunas aparecían con la cara perfectamente reconocible.

Isabel fue deslizando la página hasta que apareció su foto, me sorprendió ya que su cara aparecía perfectamente visible sin ningún tipo de desenfoque, su tarifa eran doscientos euros la hora, en el resto de las opciones ponía “consultar”, su profesión estudiante universitaria, sólo ofrecía servicio en hoteles.

– Se te reconoce perfectamente.

– Si, muchas prefieren que no se las reconozca, pero yo pienso que el cliente prefiere vernos la cara incluidos los ojos y no llevarse sorpresas y como a mí me tiene sin cuidado que sepan lo que soy lo prefiero así.

– Con la tarifa no aclaras mucho.

– Bueno todas ponemos prácticamente en todos los apartados “consultar”, a mi como sólo trabajo los fines de semana no me interesan los clientes de una hora. A lo largo de toda la semana siempre llama alguno que quiere toda la noche, cena, baile y cama. Yo en estos casos no ando mirando el reloj, me da lo mismo que sean ocho horas que doce, les cobro mil quinientos euros que está muy bien, en otros trabajos no ganas eso ni trabajando todo el mes y yo lo gano en una noche.

– Ahora entiendo tu nivel de vida, pero tus clientes son gente con mucha pasta.

– Bueno hay mucha gente que tiene mucha pasta y que no le importa gastárselo en chicas como nosotras, esto no es hacer la esquina ni trabajar en un puticlub. ¿No te animas?

– No.

– Tú te lo pierdes.

Fueron pasando los días y las semanas e Isabel seguía con su trabajo, noviazgos de una noche bien remunerados como ella los llamaba y yo con mis ligues.

Al cabo de mes o mes y medio aprovechando que los padres de un compañero de clase se marchaban el fin de semana, este me invitó a que lo pasara en su casa de la sierra.

Llegamos a su casa el viernes a la tarde, lo primero que hicimos fue ponernos en pelotas y darnos un baño en la piscina, empezamos con caricias y finalmente hicimos el amor dentro del agua, realmente fue una sensación muy placentera.

Cuando salimos de la piscina me cogió por la melena y me hizo arrodillarme ante el mientras me decía:

– Abre la boca quiero follártela.

Su miembro andaría por los veinte centímetros me lo metió hasta la garganta, hasta el punto de que me dieron arcadas, estuve a punto de vomitar en varias ocasiones en esos momentos la sacaba un poco y me la volvía a meter, finalmente se corrió mientras me decía:

– Trágatelo todo.

No dude en cumplir su deseo, la verdad era que no era la primera corrida que me tragaba y si bien con las primeras que tragué sentí un poco de repugnancia, hacía ya unos meses que disfrutaba de ellas.

A continuación nos sentamos en el porche en dos tumbonas y mi anfitrión trajo un par de bocadillos de Jamón junto a unas cervezas, tras dar cuentas de ellas volvimos a meternos mano, y él lo hizo en el sentido estricto de la palabra, empezó metiendo primero dos dedos en mi coño, después tres, finalmente los cinco y poco a poco hasta que logró introducir la mano completa, yo gritaba de placer, no sé cuánto tiempo la tuvo dentro de mi finalmente me la sacó y metió lis dedos en mi boca para que degustara mis fluidos.

Me cogió en brazos y me llevó a su cuarto tendiéndome sobre la cama y me estuvo follando hasta que agotados quedamos profundamente dormidos.

Al día siguiente nos despertamos tarde, tomamos un café con leche y unas tostadas como desayuno, mientras desayunábamos me preguntó:

– ¿Te has enterado del escándalo?

– ¿Qué escandalo?

– Que uno de la clase de Isabel, con la que compartes piso, navegando por páginas de contacto se ha encontrado con fotos de Isabel, resulta que trabaja de prostituta en una página de contactos.

Yo me hice la sorprendida.

– Seguro que es mentira.

– Espera un momento y mira.

Encendió su ordenador y me mostro una página, la misma que me había enseñado Isabel, y cuando encontró su foto me dijo:

– Aquí la tienes además a cara descubierta ofreciendo sus servicios.

– Es una sorpresa no sabía nada.

A continuación, recogimos las cosas y nos dirigimos al coche de mi amigo para emprender el camino de regreso.

En el camino recibió una llamada de otro compañero, por lo que puso el manos libres y contestó:

– Hola, dime.

– Te llamaba para felicitarte, me he enterado de que te has llevado a la puta de la Sonia a la casita que tenéis en la sierra, supongo que te la habrás follado bien follada.

– No digas bobadas, Sonia es una chica estupenda,

– Ja, ja en otras ocasiones no has dicho eso, antes de ayer mismo cuando hablamos del tema de Isabel tú eras de los que decía que a Isabel la llamábamos puta porque cobraba pero que otras como Sonia eran igual de putas, aunque no cobrasen, que a Sonia se la ha tirado media facultad.

– No digas bobadas, Ya hablaremos en otro momento, adiós.

– ¡Qué pasa tío! ¿La putita está cerca y tienes miedo de que nos oiga?

Mi compañero colgó sin contestar.

– Te aseguro que lo que dice este imbécil no es cierto.

– Sois todos unos cabrones estoy segura de que si lo es.

No intercambiamos más palabras hasta llegar delante de mi apartamento. Abrió el maletero y me dio mi maleta, en ese momento no pude aguantar la tentación le eche mano a sus huevos y apreté con todas mis fuerzas, se inclinó hacia adelante me cogió por la muñeca para retirar mi mano de sus doloridas bolas.

– ¡Serás zorra!

– Ya ves a las zorras como yo nos gusta tocar los huevos de los cabrones como tú.

Y me metí en mi portal y una vez dentro me quedé mirando a ver lo que hacía, se metió encorvado en su coche agarrándose sus huevos, y tardó un rato en poner su coche en marcha y largarse.

Cuando subí al piso, Ana se había marchado ya e Isabel acababa de levantarse.

– ¿Qué tal en la sierra con Antonio?

– Hasta la hora del regreso muy bien, por cierto, me ha dicho que saben lo tuyo.

– Si ya lo sé, era lógico que sucediese, pero ¿Qué te ha pasado con Antonio?

– Nada que tenías razón que él y otros cuantos piensan que soy una puta.

– Ja, ja bienvenida al club, ¿y qué, piensas seguir trabajando gratis?

– Evidentemente para mí no es un trabajo si me acuesto con tíos es para divertirme lo mismo que ellos.

– En eso estoy de acuerdo contigo y ahí esta lo bueno cobrar por hacer lo que nos gusta. Si te animas mañana mismo vamos a visitar a un fotógrafo amigo mío a que te haga unas fotos, ligerita de ropa, con una lencería bonita y luego vamos a ver a mi jefe.

– Lo he estado pensando mientras venia en el coche y estoy dispuesta a ello ya que me consideran una puta, al menos conseguir un beneficio.

En ocasiones había tenido fantasías con ejercer la prostitución, pero siempre me había asustado el qué dirán, pero creo que Isabel tenía razón.

Teníamos clase únicamente por la mañana por lo que empleamos la tarde del lunes en ir de compras. Isabel me asesoró con el tipo de lencería que debía comprar.

A las seis y media acudimos a la cita que teníamos con su amigo el fotógrafo, me sacó fotos vestida, en ropa interior, en topless y finalmente me propuso sacarme otras completamente desnuda en la que no ocultase nada, incluso alguna de frente y completamente abierta de piernas, yo mostré mi extrañeza y así lo manifesté.

– Pero en ninguna de las fotos de la web se ven ese tipo de fotos.

– Ya lo sé, pero eso no quiere decir que en la agencia no las tengan, hay clientes que se pasan por la propia agencia y quieren ver más de las chicas.

– Yo también me hice ese tipo de fotos – Confirmó Isabel.

No protesté más y posé para dichas fotos y cuando terminó el fotógrafo nos dijo:

– Bueno tengo que cambiarlas el fondo y ver si hay que hacer correcciones de iluminación o exposición, se las mandaré a Isabel mañana por la mañana a su correo y si hay alguna pega ya me lo diréis.

– Oye no quiero que se me reconozca.

– Je, je no eres tan atrevida como Isabel, no te preocupes hare dos versiones una con la zona de los ojos desenfocada u otra con todo el rostro desenfocado.

– Yo prefiero con todo el rostro.

– Eso lo decides tú yo le mando las dos versiones a Isabel.

– De acuerdo.

Al día siguiente llegué a nuestro piso a las tres de la tarde, ya me estaba esperando Isabel con las fotos, estaban tanto las que se me veía el rostro completo y las que tenían algún tipo de desenfoque, en mi opinión las que tenían desenfocada únicamente de la zona de los ojos si las veía alguien que me conociese seguramente me reconocería, prefería sin lugar a duda las que tenían desenfocado todo el rostro. Me llamó la atención que de las fotos en las que aparecía desnuda no existían las versiones desenfocadas pregunté a Isabel el motivo, su respuesta fue:

– Con todas las fotos se hace un book de cada una de nosotras que se enseñan a los clientes que van directamente a la agencia, las desenfocadas son para internet que las puede ver cualquiera.

A continuación, Isabel habló por teléfono con su jefe y quedó que le mandaba las fotos por correo y que nos veríamos con él a las seis de la tarde en la agencia.

Después de comer me duche me peine y antes de elegir la ropa que debía llevar le pregunte a Isabel:

– ¿Qué me recomiendas que me ponga?

– Algo sexy, una mini mejor que pantalones, tacones, medias con liguero, un conjunto de ropa interior bonito, te vas a tener que desnudar delante de él, hazlo en plan sexy y una vez que estés desnuda seguramente te toqueteara los pechos, el culo y el coño, tu déjale hacer.

– Follaremos.

– Casi seguro que no, se conformará con meterte mano.

Elegí la ropa que llevaría para entrevistarme con el que sería mi jefe. Unos zapatos negros con un tacón de ocho centímetros, medias negras, liguero negro y un conjunto blanco de braguita y sujetador, una minifalda de cuero negra completamente lisa salvo dos cremalleras oblicuas en los laterales de la parte delantera que simulaban dos bolsillos y con una cremallera oculta en la parte trasera, Una blusa amplia de gasa que permitía ver mi sujetador y para finalizar una cazadora de cuero verde botella corta, prácticamente una torera, que en las mangas en vez de botones tenía una cremallera y dos bolsillos laterales.

Llegamos con cinco minutos de adelanto, la recepcionista nos pasó a una sala de espera en la que estuvimos esperando un cuarto de hora al cabo del cual apareció de nuevo y nos pasó a un despacho en el que se encontraba Pedro, el dueño de la agencia. La primera en hablar fue Isabel:

– Buenas tardes Pedro, te presento a Sonia la compañera de la que te hablé.

– Un placer Sonia, encantado de que hayas elegido mi agencia.

– Encantada, bueno eso se lo debes a Isabel que es la que me ha convencido.

– Si Isabel es una de mis mejores chicas, pero si no te importa Isabel sal fuera que tengo que hablar con Sonia.

– De acuerdo espero fuera

A continuación, Pedro me pidió mi DNI, lo examinó me miró y me dijo:

– Dieciocho añitos recién cumplidos, quien los tuviera

Escaneo mi documento en una impresora dotada con escáner que tenía conectada a un ordenador que había sobre su escritorio y a continuación me lo devolvió.

– Mi secretaria que es la chica que os ha recibido, te hará un contrato para mañana, evidentemente en el contrato no aparecerá que eres prostituta, pondremos que eres azafata.

– Muy bien

Dije intentando aparentar tranquilidad que en realidad no tenía, era la primera vez que alguien me llamaba prostituta y además lo había hecho con toda la naturalidad del mundo.

– Isabel me ha dicho que las tarifas serán igual a las suyas esto es, doscientos euros la hora y mil quinientos la noche completa, cuando se presenten otras situaciones lo negociaremos con el cliente. Yo me quedaré con el veinte por ciento de estas cantidades, pero supongo que esto ya te lo habrá comentado Isabel y estarás de acuerdo.

– Si estoy de acuerdo.

– Muy bien, ¿tomas la píldora?

– Si

– Muy bien mejor, lo normal es que uséis preservativos, pero estos se pueden romper o por otra parte siempre hay clientes que prefieren hacerlo a pelo y os suelen ofrecer alguna propina para que aceptéis, en ese tema decidís vosotras, sois las que corréis el riesgo y yo no cobró ninguna comisión sobre esas propinas, pero ten en cuenta que tendrás que pasar una revisión medica cada quince días y en el momento que quedes embarazada o tengas alguna enfermedad de transmisión sexual quedará roto el contrato que te une a nosotros. ¿Alguna duda?

– No ninguna.

– Muy bien, ahora quiero ver al natural ese cuerpo que he visto en las fotos, desnúdate.

Me fui quitando lo más despacio que pude la ropa, en primer lugar la blusa, a continuación la falda, el sujetador y las braguitas hasta quedar completamente desnuda ante él, tras observarme unos instantes me dijo que me girase. Así lo hice dándole la espalda, note que se acercaba por detrás, cubrió mis pechos con sus dos manos y me dijo mientras me los masajeaba:

– No has pensado en operártelos.

– No los prefiero así naturales.

– Bueno es cuestión de gustos, un poco más grandes tendrían más éxito, pero hay a quien le gustan los pechos pequeños.

Fue bajando una de sus manos a través de mi vientre hasta llegar a mi sexo y me lo empezó a acariciar y a introducirme sus dedos.

– Veo que te mojas con facilidad, eso es bueno, así los clientes no tendrán la sensación de que finges con ellos. Te puedes vestir, espero que a partir del viernes seas una de nuestras mejores putas.

Me vestí y salí de su despacho a reunirme con Isabel, y esta en cuanto me vio me pregunto:

– ¿Qué tal?

– Muy bien, si todo va bien el viernes tendré mi primera experiencia como prostituta.

De momento, queridos lectores, hasta aquí llega mi historia, me gustaría conocer vuestras opiniones y sugerencias un beso.

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